Conviérteme en solifluxión

Una nube pasa por el cielo. Cubre el sol que tanto te quema. Crees por un instante que algo pasará que hará que tu vida no sea un sempiterno desierto. Los desiertos son así, interminables. Más, a veces hay oasis que te permiten tener una creencia irracional e infundada de que al final de ese terrible estrés hídrico, tendrás tanta agua, que lograrás sobrevivir un día más, muchos días más… miles de días más. Puedes verte rodeado sin saber cómo, por un gran bosque, frondoso, maravilloso. Poco tiempo después crees que quizá es posible que ese ínfimo paraíso se pueda convertir en todo un Elíseo.

Durante un tiempo indeterminado vives con la firme creencia de que a partir de entonces, habrás salido del Sáhara, y entrarás en el paraíso natural y no precisamente en cualquiera. Es allí donde los sueños se hacen realidad, donde la verdad en si misma es un sueño. Vives cada día metido dentro de ese fantástico sentimiento fruto del aporte hídrico del líquido elemento que tanto te hace falta. Y todo por una ‘simple’ expresión artística de lo más vana, sin más profundidad que las que quepan en un papel blanco e intangible. Anhelas vivir para siempre en ese estado catatónico. Que cielo y tierra sea un solo elemento como ocurrió desde el preciso momento en que vislumbraste lo que parecía un sencillo oasis, y al final descubriste que era el paraíso de los paraísos.

Tu estado duro, resistente, rebelde, ‘acarreoso’ deja de resistir avatares. Gracias a esa maravilla artística, te conviertes en solifluxión. Caes ladera abajo dejando tal beldad en el paisaje, que parece que nunca estarías en ese estado. Deseas ser un eterno esker, cogido del brazo de manera tan imperceptible que sólo puede ser visto desde las alturas en toda su esencia. Deseas que las protuberancias en forma de pingos se cuenten por miles como las experiencias que cielo y tierra atravesarán a lo largo de ese esker.

Un día cualquiera, sin saber por qué vuelves a caminar por el mismo desierto por el que anduviste. Con el mismo sol de fondo. Los días tórridos eternos, las noches efímeras y sin sentido. No hay arte expresivo. No hay agua. Vuelves a contemplar con gran resignación, como tus eternas horas vuelven a ser un gran Erg. Piensas si lo vivido ha sido real, o sólo fue un impulso de la naturaleza. Sólo son visiones. Ese destierro te lleva en arroyada hasta el permafrost. O quizá sea sólo el contraste imposible y loco de los riples marks con un bosque paradisíaco. Es todo utopía desde la angustia del fondo abisal hasta la última capa atmosférica. Es sólo fruto de los altibajos de la misma madre naturaleza. Ella todo lo sabe. Aún estás en donde anduviste. Más, es el cielo el que te transforma y sigue haciéndolo bajo el signo del sol de medianoche, una aurora boreal, bellezas nunca vistas. Conoces nuevos caminos para acceder a través de otras puertas, a mundos dentro de otros mundos dentro de una ciencia incalificable como es la de ese bendito cielo.

Las historias no se escriben con los elementos que vemos diariamente, sino con la materia de nuestra imaginación, la que llevamos de un lado para otro. Caminaba al son que marcaba las divagantes nubes que por momentos me mecían. Luego, en la Tercera planta de mi segunda casa ví como sobre la montaña se depositaban sombras amamantes. Éstas cubrían parcialmente la protuberancia inmensamente bella que admiro dibujando formas que sólo nuestra cabeza podría acertar a describir. Y en ese momento, justo en ese momento fue donde vi todo lo que he escrito y pensé en que yo mañana, quiero convertirme en tierra pero… Si yo soy tierra, ¿Qué será el cielo? ¿Qué la nube? ¿Qué el agua y la sombra? ¿Cuándo me volveré a convertir en solifluxión?

Esperaré grano a grano, remontando el vacío para hacer un campo de barjanas para que el arte expresado alimente un suelo yermo. Para que la magia de tu beldad infinita haga aflorar en mi el mismo color que el del mundo más perfecto que jamás acerté a reconocer. Sí, esa geografía, la que ven mis ojos, la que llevo dentro, eres tú.

1 comentario:

  1. jajaja que bueno el título, llevas con eso desde que estábamos en segundo. Perdona no haberme pasado más a menudo por acá pero como no sales en lo del escritorio te tengo olvidaito.

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