Apelo a la conciencia de todas esas personas que tiene creencias en algo más allá de lo terrenal, más allá de lo superfluo. Apelo al idealismo intrínseco y más utópico que hay en cada uno de nosotros, no sólo del estudiante, sino de todos en general. No pensaba escribir ni una sola palabra nueva en estos días, pero se me hace necesario para dar un serio golpe sobre la mesa y pedir una acción que provoque una reacción. No deseo que estas palabras sean huecas. ¡Necesito apoyo! Se está muriendo, la están matando por todos lados, le están inoculando un veneno mortal que acabará con ella en menos de un lustro. Se trata de mi ciencia, la Geografía. Están acabando con ella y con los pocos reductos que quedaban de ella. Y lo están haciendo todos desde cualquier lado.
Hubo alguien que dijo hace muy poco que se arrepentía de hacer entrado a hacer esta carrera, algo que compartió otra persona, ambos, muy apreciados por mí. Y cuando esas dos personas tan cercanas en todos los aspectos, incluso en opiniones alzan la voz para decir palabras tan funestas, es que ya queda poca vida.
La Geografía se muere. Los profesores son el cáncer que acaban con cualquier atisbo, los alumnos, peleles que fallecen de inanición por falta de ilusión. ¡No puede ser! No la matemos entre los que debemos ser el futuro de nuestra ciencia. Si esto se quiere ver como un discurso sectario, es posible, pero es necesario ver los defectos, localizarlos, y curarlos. Hay una clara falta de ilusión, hastío y hasta rabia por no poder sacar la carrera de Geografía. Ay, si Humboldt, Ratzel o Réclus levantasen la cabeza… se darían de bruces al ver semejante panorama.
La Geografía es la ciencia del paisaje por antonomasia, una ciencia que bebe de miles de fuentes para hacer la más completa. La ciencia que describe el paisaje en un espacio antropizados o natural. Debemos ser críticos constructivamente para avanzar. Podemos ser los neo geógrafos, o crear la corriente geográfica crítica. ¿Qué está fallando? ¿Por qué falla? ¿Qué soluciones podemos poner? ¡No bajemos los brazos!. Esto me recuerda demasiado a la imagen del libro “África llora” de Pérez Reverte en el que los niños iban cayendo al barro poco a poco y el primero de la fila, sin argumentos sólidos ni razonados, les alentaba. Era ilusión, sólo una esperanza nada fundada de que saldría bien, aunque supiera que tendría todas las de perder. Así me siento. Intento levantar los ánimos de los míos para que la sociedad, la globalización, el funcionariado asentado en sus cómodas poltronas en forma de profesores, maten lo poco que queda. No quiero que se muera la ilusión. No quiero dejar de escuchar ideas del género humano, de su tradición, de su actuación sobre el medio, de la misma naturaleza, de la evolución de cualquier paisaje, no quiero dejar que los que más valoro se pierdan en sus vidas porque unos cuantos estúpidos les encarcelen.
Hay que salvarle la vida a la Geografía. Podemos hacerlo, olvidemos a los profesores, olvidemos el futuro que nos espera y asumamos lo que podemos hacer por la Geografía, sin esperar que nuestro nombre pase a la posteridad, tan sólo para que esta no muera aunque académicamente hoy se le ponga el apellido de “y Ordenación del Territorio”. Ese es otro virus que la está matando. La ordenación del territorio es como enseñar en criminología a realizar el crimen perfecto sin que te pillen. Nos enseñan cómo uno mismo se corrompe con un título universitario bajo el brazo. Nos ponen ante nuestros ojos las artimañas que se utilizan para devaluar la opinión ciudadana a la mínima expresión. Es un asco, es una mierda, es putrefacto, pero LA GEOGRAFÍA ES ALGO MÁS. Sí, ¡¡Maldita sea!! Reaccionemos. Seamos revolucionarios geográficos, vayamos a las barricadas y combatamos con la palabra para construir de nuevo la ciencia que nos ha visto nacer. No seremos los elegidos, pero al menos no quedaremos callados ni impasibles ante semejante crimen. Me niego a que otra persona me vuelva a decir: “Esto es una mierda”, “acabaremos en el paro”, “me equivoqué de carrera”. Hace falta sangre, hace falta ilusión, hace falta argumentos desde la crítica. Es como si nos estuvieran matando las ilusiones a base de la inanición ideológica. Cojamos lo esencial, lo sublime y mandemos a la soberana porquería a aquellos jactanciosos que se creen grandes catedráticos por ellos mismos. Seamos irreverentes, seamos actuales, seamos los que fuimos hace dos años y no la mates.
Porque matas a la geografía cuando dices que te arrepientes. La matas cuando te dejas sorber el coco por esos malditos personajes sacados de la era de la los dinosaurios. Matas a la ciencia cuando bajas los brazos y no participas. Matas a la Geografía cuando obvias lo que te ha dado. La matas cuando no luchas. La matas cuando miras a otro lado mientras fenece. Levántate y lucha para escribir, para hablar, para crear cosas nuevas alejadas de las bellas palabras. Haz la geografía a tu manera y no la mates, no dejes que esos seres absurdos la maten. Lucha por un objetivo propio, utilizar la geografía para tus fines personales siempre y cuando sean bondadosos, pero no digas con vergüenza que estudias Geografía. ¿Qué suspendes? Levanta la cabeza porque has hecho todo lo que has podido. ¿Qué no te vas a licenciar nunca? No hace falta para ser geógrafo de corazón, hay periodistas sin título, puede haber geógrafos sin serlos, geógrafos de corazón. Esto no puede acabar así. La Geografía no puede morir en Bolonia. Nunca un topónimo geográfico le hizo tanto daño a la ciencia que lo estudia.
Grito por esta ciencia compleja pero maravillosa si se sabe ver bien. ¡No la matemos! Hoy le queda un año menos de vida gracias a todos esos seres que se dan por vencidos, los que han aceptado no luchar contra el sistema académico que han dejado a nuestra ciencia como la última de todas. Mientras me queden fuerzas, mientras pueda seguir luchando, aunque me caiga, no dejaré de sembrar valores a favor de la Geografía sin dar la espalda a la crítica más dura para escapar de este crimen.
La geografía es vida, es música, es cultura, es amor, es revolución, es paisajes, nubes, historia, es crítica mordaz, es cooperación, solidaridad, es filosofía, es matemáticas, es biología, es geología, es urbanismo… La Geografía es todo lo que nadie ve o conoce. Le están poniendo el epitafio con las palabras más cultas y pedantes del mundo, pero no se engañen, ES UN CRIMEN. Es una matanza lo que están haciendo. Y yo quiero romper todas las lanzas del mundo a favor de mi ciencia.
Seré, casi con toda seguridad, “El último geógrafo”, el último licenciado (si llego a graduarme algún día), pero no me cabe duda de que seré el último. Soy el geógrafo total, soy Geografía, amo esta ciencia con todas mis fuerzas y por eso lucharé mientras pueda por ser geógrafo y vivir con la cabeza alta y la crítica a aquellos que sin hacer nada, la han dejado morir con un crimen tan vil y asqueroso, que me da rabia (esos profesores, alumnos y hasta políticos que lo han permitido). No dejen que se muera. Por favor, ella nunca lo haría.
Son palabras vehementes, desde el paroxismo más extremos. Quiero gritar, llorar y emocionarme sin pensar que morirá, que ya no queda rastro de ilusión. Por favor, ayúdenla. Una canción que me da fuerzas para alentarme en estos tiempos de grave crisis. La Geografía nos puede ayudar a ser mejores personas. No la mates, vuela alto y con la cabeza bien alta.
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