Me es difícil elegir qué canción vieja quiero rescatar, son tantas… y tengo abandonada esta sección. Esta canción es un amor, es una pasada. Es originaria de “The Limelighters”. Durante mucho tiempo pensé que era de Monroe, luego pensé que era de Mary Hopkin, del año 1968. Pero la que me llegó al corazoncito fue la de Matt Monroe. Es una canción, bufff, bellísima. Es inexplicable lo que me hace sentir y es curioso, porque los momentos vividos bajo esta canción están difuminados por la distancia del tiempo y del espacio.
¿En dónde me enamoré de esta canción? ¿Dónde estaba? Puede que perdido en uno de esos veranos absolutamente locos de mi adolescencia, puede que en una de esas noches absurdas llenas de abandono. Puede incluso que me cogiera viajando en tren hacia Madrid en mis veinte años. No lo sé, es una lástima, pero eso no quita para que sea una canción entrañable, adorable, a la que no me puedo resistir, y que si alguien alguna vez me dedicase (como cualquier otra), sellaría indeleblemente su estancia en mi ya muy grande colección de canciones importantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario