¿Nos quejamos de vicio? – 1ª Parte

Llevado o empujado por unas clases bastantes agresivas sobre la problemática canaria pero sobre todo de la tinerfeña, me he dedicado a enumerar lo más sucintamente posible los problemas que percibo en la isla que mejor conozco. Cuando alguien de fuera me ha preguntado por Canarias les digo que no es lo que parece. Hay que conocer bien todo para decir que en efecto, estamos en una situación delicada. Esto supongo que será algo más bien cuestión de opiniones, de visiones de las cosas. Pero creo que he permanecido demasiado callado en estos asuntos y que atreverse a escribir de ellos es un primer paso para establecer alguna clase de solución o incluso para abrir ojos, o al menos comenzar un debate civilizado. Empezaré sólo por algunos, y conforme pasen las semanas o meses, iré poniendo todos los que he sacado, puesto que si los pusiera todos, no habría tanto espacio:

image Muchas luces. No, no es un halago a alguien con mucha cabeza. En Canarias en general existe la llamada contaminación lumínica. La Palma ha conseguido a medias paliar este problema, pero la antítesis de esto es Tenerife. Luces por todos lados, algo que provoca que aunque subas al Teide no logres ver una bóveda celeste limpia y clara para ver las estrellas. No es posible porque el empecinamiento por poner luces hasta en la autopista causa risa. Nadie se percata de ello porque ya es uso y costumbre, pero al salir a otros lugares descubres grandes zonas oscuras porque no tiene sentido poner luz allí donde no hay nadie viviendo, o en las mismas autopistas, lugares de paso. Este problema se traduce en luces, luces y más luces para todo: Carnavales, Navidad, fiestas varias y una iluminación excesiva… a todas luces.

Problemas energéticos. De lo anterior, es sencillo deducir que existe un grave problema energético traducido en este último año con los apagones generalizados en toda la isla. Evidentemente es un problema encadenado de muchos factores diferentes. Pero si se controla y se empieza por abarcar lo pequeño, sería un paso importante. Hay quien dice que quitar las luces de la autopista, o disminuir el número de luces públicas es sólo un porcentaje irrisorio, pero es un paso hacia una intención del cambio. Es educar en la cultura del cuidado a nosotros mismos y no hacer alardes energéticos… Apaguemos luces y aparatos que no utilicemos y entre todos el ahorro será más llevadero.

Playas sucias. Hace unos meses la Playa de las Teresitas de Santa Cruz fue cerrada por la contaminación del agua. Otras sureñas se han convertido en foco de residuos, basureros improvisados, pero no es difícil ir a una playa y encontrar suciedad y escasa higiene. Curioso que un lugar que vende sol y playa no cuide los espacios dedicados a ello. Y casos habrán muchos, yo sólo he puesto dos.

No se respetan los edificios históricos. Otra componente del olvido ya tristemente tradicional ha sido la falta declick to zoom respeto a la historia. En las ciudades donde hay o ha habido restos de edificios históricos estos están amenazados siempre por la sombra del derribo. Sólo la declaración como BIC (Bien de Interés Cultural) les puede salvar, pero desgraciadamente se ha tenido que fenecer muchas veces antes de llegar a ese punto. Pero no sólo ocurre en las ciudades, sino a todos los niveles. Hace décadas en Las Cañadas se tiraron abajo un buen montón de casas de pastores de hace décadas e, incluso, del siglo XIX, por una falsa percepción de que el respeto a la naturaleza ha de estar reñida y peleada con el respeto al pasado histórico, que es tan respetable como la misma naturaleza, pues es testigo de los aciertos y errores que se cometieron. Curiosa manera de poner en práctica un moderno Determinismo geográfico a la inversa, y además bastante paradójico. Qué curioso, ¿verdad?

Ciudades sucias. Caminar por Santa Cruz o La Laguna es un ejercicio de escrupulosidad. Las calles están sucias siempre, las aceras llenas de chicles, excrementos de animales, o están rotas. En La Laguna se carece de un número suficiente de papeleras, y la limpieza es deficiente. En Madrid hay barrios o calles muy sucias, vale, pero es que caminar por Santa Cruz o La Laguna es abocarse a la suciedad eterna. Da vergüenza ver cómo están esas calles. Vergüenza y mucho asco.

In civismo generalizado. Ese estereotipo creado de la simpatía de los canarios es algo que se vende en todos lados. ¿Quién no ha visto un documental de la hospitalidad de tal lugar? Sólo en grandes ciudades mundiales esto es roto por cuestiones lógicas. Lo cierto es que no es así, no somos mejores que nadie en ese aspecto, y lo que sí brilla con luz propia es el nulo civismo a la hora de cuidar no sólo el medio, sino a nosotros mismos. De todo lo anterior es fácil deducirlo. Ojo, generalizar no es bueno nunca, y hay que mirar todos los matices, pero cuando en una playa se ha instalado un basurero improvisado, si no se es consciente de los problemas en las ciudades, si no se hacen sacrificios pequeños para un bien mayor, significa que somos una sociedad individualizada y muy inconsciente (entre los que me incluyo, claro).

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