Tapa: Dura, yo ni tan siquiera la llegué a ver.
Etapa: Cuando comienzas a contarlo descubres que no tienes tantos dedos
Estrato… De merengue
Cuando aún era algo menos que un Principito, o tal vez algo más crecidito, sonó esta canción en las tardes del último del calendario más corto, ese que se cuenta aún con las manos. Me adueñé de esta canción en los momentos de más penurias. La canción suena a Evia y sobre todo a momentos en los que la unidad familiar contaba cada vez con menos arraigo. Era un todo en donde ya la convencionalidad valía más bien poco. Supongo que en lenguaje que se entienda esta canción fomentó los primeros momentos de despecho primero, de soledad después y por último de rebeldía para salir de ese prisma blanco y vertical que rodeaba un mundo que no hacía más que encarcelar el paroxismo de mis sentimientos. Claro, y al final tuvieron que salir por la puerta.
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