El amor


El amor. Ese tema tan recurrente en este blog. Ese tema en el que soy tan incomprendido por el común de los mortales. He conocido realmente a pocos hombres que tengan la misma mentalidad que yo, pero los hay. Yo cuando me enamoro es con todas las consecuencias Cuando me enamoro, a diferencia de mis veinte años, lo hago de todas las maneras posibles. No es algo virtual o platónico. No, me enamoro de las caricias, del romanticismo, del sexo y probablemente sea esto último la mayor diferencia con respecto a mis veinte años. Lo he hecho sin amor y la verdad, las experiencias han sido nefastas. Creo que una parte de mi corazón reside en mi miembro masculino. De ahí que mi amor, además de racional y vehemente, sea muy sexual. Sólo quiero hacerlo con una mujer y eso me basta y me sobra. Sin embargo, esto se produce muy a cuentagotas. Lo normal en mi vida son dos cosas que se vienen repitiendo cíclicamente como el ciclo del agua. La una, yo me enamoro, la otra persona no, y el desencuentro es de órdago. Yo intento todo para que la puerta se abra pero después de un tiempo que ya os digo que no es corto, me voy desencantando y buscando en otras mujeres cosas vacías que hacen que al final se genere la frustración, el desengaño y diga aquello de: “yo, misógino, detesto a las mujeres”. Pero que va, las mujeres me gustan demasiado. ¿Quién no se habrá enamorado fugazmente de una sonrisa, de un gesto de una mujer en el metro o en el autobús? Esos amores fugaces sin base ni sentido. 

La segunda opción ya me ha pasado menos, pero ha sucedido. Yo me enamoro, ella también, pero uno de los dos, en un momento dado, deja de sentir y/o se arrepiente. Este caso es si cabe más paradigmático. Se ha dado poco pero es si acaso igual de frustrante porque no sabes en qué momento el amor se va. Porque yo no creo que un sentimiento se vaya de la noche a la mañana. Aunque no son cosas similares, sí que son cosas extrapolables. En mi biblia, El arte de amar, se habla del amor a muchas personas (madres, hijos, parejas, deidades, naturaleza…) Es un libro que siempre recomendaría porque es de psicología emocional pero al mismo tiempo de autoayuda. Yo creo que, al igual que el amor a un hermano a alguien de tu familia que tú quieras, no desaparece, el amor a alguien especial (ojo, no a cualquiera, a alguien que te cale mucho) no se va de la noche a la mañana. Porque ocurre que se produce un trasvase de información, de sentimientos y, por qué no decirlo, de fluidos, que hacen que esa persona sea única. AL menos ese es mi caso. Lo das todo, así de simple. Yo no voy contando a todo el mundo mis más oscuros secretos. Normalmente mis mejores amigos han sido mis parejas porque lo he compartido todo. Por eso, una vez que la pareja se rompe, sientes que algo se va, que algo que has dado se pierde y que ya no lo recuperas. Amas a esa persona por ser quien es, pero además porque ella te ha dado algo de si misma y tú le has dado algo de ti que sabes, al menos en mi caso, que no le darás a cualquiera. Y es algo complicado porque en mi caso cada vez me cuesta más confiar por haber perdido tanto. Por eso, cuando un amor se va, en parte se va algo de nosotros. Algo se hace más rocoso, más duro. Y no, no puedo olvidar a las mujeres a las que les di algo de mí, y en mi habita algo que ellas me dieron y me enriquecieron,. Ocurre que a la inversa no sucede y es entonces cuando el amor se convierte en injusto porque ves que tiene una sola vía. Que para la mayoría o para todos, cuando algo se acaba, se acaba, que la capacidad de querer o amar es tan limitado como las horas de sol al cabo de un día. Y yo no creo eso. Yo creo que el amor puede perdurar como la vida de una estrella y que puede irse lejos, muy lejos, desaparecer incluso, morir, pero si el amor es verdadero, nunca se irá. Y recuerdo ahora una escena del Indomable Will Hunting en la que Robbin William recordaba a su esposa fallecida. Él, psicólogo, le contaba a Will los pecadillos o defectos que tenía su esposa y se reía y sonreía con felicidad porque eran esos defectos los que más echaba de menos. Imagínate, querer a alguien más por sus defectos que por sus virtudes. ¿Acaso eso no es verdadero amor? Es sencillo ver y admirar lo bueno, pero lo realmente complicado es admirar y querer vivir con esas cosas que nadie estaría dispuesto a soportar....yo sí estaría dispuesto porque mi corazón es grande. En esa película Robbin William era un hombre feliz. Le preguntaban “¿No has pensado en volver a casarte?” y el respondía “Yo ya tuve una mujer”. Es una forma de cerrarse pero creo que también es una forma muy poco actual de guardar respecto a quien te dio tanto. Porque cuando alguien se va, no puede haber sustituto,. ¿O acaso si se muere tu abuelo, tu madre o tu hermana tratas de buscar a otro abuelo, a otra madre o a otra hermana? 

La respuesta es sencilla, pero para el común de la sociedad el amor es demasiado de usar y tirar. Algo que va y viene como una ráfaga de viento. Y peor, si se va, se piensan que hay que llorar y lamentarse, y todo eso cuando creo que lo suyo es estar satisfecho porque has conocido a una persona que era TÚ persona y que eso es algo que pocos logran. Es motivo de felicidad, no de luto o pesar. Aquí hay una falsa percepción de pérdida. Yo estoy feliz porque he podido amar y me he sentido amado. Si ya nadie me ama o no puedo amar más, me sentiré bien por haber conseguido eso. Igual aparece alguien más que me da una nueva oportunidad para amar y que me ame. Entonces sentiré que no hay hombre más afortunado en el universo por haber tenido una nueva oportunidad. Y si no existe esa oportunidad, recordaré cada gesto, cada palabra, cada pequeño detalle que he hecho y han hecho por mí y, cuando abuelete, iré contando cómo una vez viví unos amores tan pasionales como preciosos y dentro de esta soledad mía, algunos pensarán: has tenido suerte. Aunque en el fondo persiga que esos amores no duren unos meses, sino tantos años como para que estas historias no tenga un final tan sencillo o tan rápido, pero el corazón va estando cada vez más minado y más desconfiado. No cualquiera vale. Para mí no. Podría continuar y seguir pero ¿serviría de algo? Sé que nadie me comprende y sé que han tratado de convencerme de lo contrario. Yo, después de haber perdido lo mejor de mi en brazos de mujeres maravillosas, sé que estaré solo porque no sé si tengo algo mejor que ofrecer y es mi forma de ver las cosas. Nadie va a sustituirlas y a crear un espacio donde realmente hay vacío. Y es así como se escribe la historia de un idealista del amor que cree que amor, sólo hay uno, y que lo demás, son sólo momentos. 

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