Un encuentro reincidente


Son historias que suceden. Cuando pasan los años aprendes a darle la mínima importancia, tal vez por haberlas contado tantas veces, quizá porque ya hasta pierden fuerza con los años. No lo sé. Lo curioso de esta historia es que es la reina de las casualidades. Si hubiera un ejemplo de los caprichos del destino, ese ejemplo sería la chica A. Cuando la conocí era bastante joven, hace ya casi diez años, que parece ya un mundo. Era invierno, hacía frío y de repente apareció ella en aquella calle. Unas miradas de soslayo, unos pasos juntos y al cabo de un rato ella se dirigió a mí. Es curioso, siempre ha sido ella la que ha venido a mí. Sin embargo cuando la he requerido, nunca ha estado. Nos conocimos, fue casi un flechazo. Ella dijo todo lo que tenía que decir para encenderme. Pronto, muy pronto se puso los pantalones que dominaba mi vida y en unos meses ya hablamos de matrimonio. Hipnotizado por sus palabras, por sus hechos, por toda ella, me dejé llevar. Podría contar miles y miles de detalles pero no servirían de nada. No entiendo aún como me me perdí de esa forma. No la conocía, eso fue lo que pasó. El caso es que en muy poco tiempo ya estábamos hablando de hijos, de boda, de irnos a vivir juntos… Lo de la boda fue muy en serio. Llegué a mentalizarme de que ella sería la definitiva. Estaba muy ilusionado. No lo ví venir. Estaba totalmente planificado, el día, la hora, los invitados…todo. Y un día, sin más, desapareció. Literalmente se fue. Abandonó la ciudad sin darme absolutamente ninguna explicación, sumiéndome, de paso, en la más absoluta de las depresiones.

Un año más tarde me escribió una carta explicándome el por qué. No la entendí, tampoco la perdoné. Pasaron al menos dos años hasta que volvió a escribirme. Entonces comenzamos una especie de amistad irreal. Yo lo que quería era retomar lo que habíamos dejado… y ella también. Sin embargo volvió a desaparecer de mi vida. Desde aquel momento nuestros contactos han sido muy contados. Ella siempre ha sido la que ha venido a mí, y desde la última vez, yo siempre he sido el que la ha esquivado. Esta misma semana, después de mucho tiempo ha vuelto a aparecer en persona. Desde hacía casi diez años no la veía. Tiene novio. Su vida es feliz y dichosa, sin embargo me pregunto por qué no me dejará en paz. Saber de ella duele porque me recuerda a todas sus mentiras, a todo el daño que me hizo. Sus falsedades que yo no merecí.

Hace años que no cuento esta historia, y desde luego que mucho más que no la cuento con todo lujo de detalle. Fue tan ultrajante, se llevó tanto de mí, que olvidarla ha sido de uno de los ejercicios más complicados que ha tenido que hacer mi corazón. Aún con todo, en el fondo, como con las dos o tres mujeres de las que realmente me he enamorado en la vida, si algún día me dijera de volver, no lo dudaría porque… porque así es el amor verdadero: ciego e infinito. 


2 comentarios:

  1. Te dejo una marca muy profunda... creo que ahora te entiendo un poco mas, irse así, cortar con todo... yo no lo hubiera perdonado nunca.

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  2. Ana. Siempre le guardaré rencor, y en este reencuentro me he portado de forma muy distante. Lo peor de todo, aparte de lo sucedido es que actúa como si no hubiera pasado nada, de una manera totalmente inconsciente. Para mí es egoísta, pero yo no puedo estar dando clases a todo el mundo. Intento que los demás sepan como actuar. No soy de afear conductas y menos tras los años, luchar batallas o guerras perdidas.

    Cris. Pasó hace muchos años, como le decía a un amigo esta semana, eran otros tiempos, yo más lleno de ilusión, con más vigor para asuntos del amor, mucho más 'sorprendible' en diferentes asuntos. Hoy día te aseguro que cualquier mujer lo tendría casi imposible para llevarme por ese camino. A las duras se aprende. No voy ahora mismo pensando en nada en concreto, estoy expentante por timidez, miedo, desconfianza y malas experiencias. La verdad es que he pasado mucho en temas de amor, demasiado para mi gusto. Una amiga me dice que he sido demasiado valiente y que por eso he sufrido tanto, simplemente creo que la cobardía es un muro infranqueable para el amor -del tipo que sea-, así que cuando he visto "pista libre", he sido valiente. Ahora ya la cosa ha cambiado mucho. Todo ha cambiado. Lo único que hay en mí es bagaje...entre otras muchas cosas. Sea como fuere, los fantasmas del pasado que duelen deberían pisar con pies de plomo...aunque es complicado. ¡Caramba, y tanto! Creo que eso es lo más complicado del amor, cuando se hace un daño de este tipo.

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