Hay veces que me cuesta creer lo que está sucediendo. Eso me
ha pasado hoy. Estaba con amigo ‘armonicista’, amigo ‘el del pelo más
espectacular y hermoso que jamás y nunca he visto en persona’, amiga ‘bella’ y
algunos invitados más. De fondo un hilo musical maravilloso, excelso.
Sobrecogido, ante un día de agasajos, bromas y cientos y cientos de palabras
que no cayeron en saco roto, pensé que era un sueño estar rodeado de esas
personas y, además de todo, sentir incluso que podría ser apreciado por ellos
aunque fuera mínimamente. Esta noche me va a costar dormir porque no sólo lo
que ha sucedido estos últimos días, lo sucedido ayer en teatro, lo sucedido hoy
y lo que ojala ocurra lo que resta de semana hace que sienta, por momentos, que
despegue del suelo y vuele. Esta noche no me lo podía creer, hubiese dado parte
de mi vida porque aquel momento se parase el tiempo y continuase teniendo
conversaciones totales, bromas, miradas cómplices. Hay días que querría que no
acabasen nunca, nunca jamás. El tiempo debería detenerse, volver a sentirse uno
un poco pueril. Y dentro de unas horas, quizá, si el destino se porta bien…veremos,
seamos prudentes. Lo que realmente quiero es sentirme apreciado, querido,
valorado sentimental e intelectualmente. Está siendo un final de año precioso. Ojala
nada suceda que lo pueda estropear. Llevo desde el viernes viviendo un sueño
desde que cogí fueras de flaqueza, desde que amigo ‘teach’ me sacó de casa para
luego aparecer en el pueblo de mi amigo ‘el sabio’, luego las clases de teatro
que fueron algo espectacular, inefable…obviamente, sin palabras.
Y no es que esté haciendo de esto una burbuja. No. Es que
vivo con pasión los buenos momentos, porque espero coger fuerzas y energías
para cuando las cosas salgan mal, poder equilibrar la balanza y no caer en
demasía. Lo que más me gusta de mi mismo es la forma de vivir lo bueno, con
pasión, con una alegría a veces desbordante que provoca que los que me vean
piensen que tengo mucha menos edad de la que realmente tengo porque no temo al
que dirán. Hay veces en la que ser yo es una suerte. Hay veces que todos los
avatares, todo lo vivido, merece la pena por días como el del sábado, como el
de ayer, como el de hoy.
Hoy, de una forma en la que no sabría explicar con palabras,
he tocado a las puertas del cielo… ayyyy, si contase exactamente cada pequeño
detalle, si tuviera tiempo para explicar los cómo, los cuándo, los por qué…
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