Me ha pasado tantas veces que por
ocurrir a menudo no deja de ser frustrante. Veo a una mujer que me llama la
atención. Proyecto mis aspiraciones en ella. La convierto en una falsa musa. La
llevo a mis sueños de alcoba, en mi concubina. Descubro algo sobre ella y ya
adquiero algo de ella, siendo yo tan voluble como falto de personalidad. A
finales de la pasada la volví a ver. Tan dura, con una personalidad
desbordante. Y yo, como esa clase de hombres cobardes, la miré y me volví sin
saber qué hacer ni qué decir. Ojala pudiera superar esta maldita timidez que
me acompaña durante tanto y tanto tiempo. Sé que nunca le hablaré, que nunca
pasará nada, pero encima ‘amigo armonicista’ la conoce y no me ayuda, y yo
tampoco sé pedirle ayuda. Maldita timidez. Yo te maldigo mil veces. Causa de
mil frustraciones sociales. A la mierda todo. Esta noche estoy muy enfadado
conmigo.
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