Definirla a ella es realmente un ejercicio de futilidad,
pero lo intento. Sonriente, corriente pero diferente. Soñadora. Una de las
pocas personas que aún cree en el amor romántico y no se queda esperando en su
púlpito, sino que sale a buscarlo. Ella está en el limbo. El chico del que está
enamorada la tiene en vilo. Un chico, por otra parte, que le ha proporcionado
el cumplimiento de varios de sus sueños. Más, él ha pedido tiempo, no lo tiene
claro pero, ¿qué hay que aclarar? Ella es, os lo aseguro, todo lo que un hombre
podría querer en una mujer: cariñosa, pasional, todo corazón, con carácter,
etc, etc. Sin embargo el la está haciendo esperar y yo sé cómo acabará esto:
ella se irá y el volverá meses después arrepentido porque no supo valorar lo
que tenía en frente… y no es justo.
Historia 2
Él hizo todo lo que tenía que hacer y lo hizo bien. Se
declaró, vale, como un niño de quince años, pero se declaró. Pero ella lo
mantuvo en el limbo. A esperar toca. Ella no lo tenía claro. Pero él no se cansó.
No era tanto como amor, pero sabía que le gustaba como se sentía a su lado,
como zozobraba con su voz, con su mirada. Pero ella no lo valoraba
sentimentalmente. No hacía que se sintiera especial. Pese a que él insistía en
que: “para cualquier puedes ser cualquiera, pero para mí eres especial”, ella
seguía sin definirse. Él se desencantó un poco cuando ella le confesó que había
estado hasta las cuatro de la madrugada “sólo” con un amigo. Vale, totalmente lícito,
pero, ¿por qué ella no responde a las prerrogativas que él le ofrece? Diré lo
que pasará: él se cansará, no insistirá más y ella lo verá como: "todos los hombres son iguales".
No, lo que pasa es que el amor es simple, pero ella lo complica.
Historia 3
Sería como un fantasma en la gran ciudad. Un ánima en
persona. La ambigüedad o el eclecticismo en algunos aspectos. Ella tenía un
particular tira y afloja con él. Quedaban para ver una obra de teatro y ella no
aparecía. Ella le invitaba al cine pero luego no le decía ni la película ni la hora que iban a ver. Él tenía prisa porque tenía cosas que hacer y de repente aparecía. Le
hizo un regalo que bien valdría una declaración de amor. Pero era tan indecisa,
era tan extraño todo, que era como un limbo, todo por encima del bien, del mal,
de todo lo sustancial. Él estaba perdido, tenía miedo porque no sabía lo que
sentía. Ella tampoco lo sabía. En ese mundo de indecisión, de ambigüedades,
ella buscaba algo en él, sin saber bien cómo ni por qué. Mientras, él la miraba
a veces como la potencial mujer de su vida mientras otras veces la veía como
una mujer especial que nunca sabría como volar hasta su corazón. Falta de
valentía, las palabras no saltaron el precipicio del miedo.¿Sabéis que pasó? Que toda la vida se arrepintieron y aún hoy se preguntan: ¿Qué hubiera pasado si...?
Historia 4
Era la mujer más bella que jamás y nunca había visto sobre
la faz de la tierra. Tenía un sentido y una sensibilidad especial. Un interior
inefable. Sin embargo ella no era mujer de un solo hombre. Ella pertenecía al
mundo, al universo. Por eso cuando él la vio por primera vez supo que ni en otra
vida podría pasar nada sentimentalmente hablando. Durante muchos meses él la
buscó y la encontró. Incluso parecía que el universo implosionaría, provocando
un big-bang que los uniese. Sin embargo aquella cita bajo el auspicio de todos
los países que conforman La
Tierra arrojó un resultado inesperado: no había
sentimientos. Y eso le alegró a él. No sufriría por un amor imposible de una
mujer imposible, sólo reservada para deidades de belleza sin parangón. En este
caso, no hubo la espera de un limbo. Simplemente los sentimientos no se
encontraron en ebullición. ¿Qué pasó? Que pudo controlar sus sentimientos. Había llegado a la madurez sentimental. Por fin una mujer bella no era sinónimo de amor romántico.
Historia 5
En su cabeza sólo había una meta: pasar por el altar con
aquella mujer. Estuvo cuatro larguísimos, eternos años. No había otra mujer que
no fuera ella. Primero lo llevó en secreto, luego, como no, se le notó y ella
lo supo. Más, nunca, nunca jamás quiso darle ni la más mínima posibilidad. Y
ello pese a que él había perdido la dignidad y la vergüenza por demostrarle que
él era el “macho alfa” de la manada. Pero no hubo caso. Ella no sólo lo rechazó,
puso a todos sus vecinos en contra, actuó de forma cobarde, se aprovechó de sus
encantos para seducirlo con el fin de obtener réditos materiales. Cuando
descubrió su entramado el dolor sangrante salió a espuertas. Tardó en
olvidarla, pero siempre, siempre, siempre, tuvo encallado en su corazón aquella
mujer a la que podría haber dado los mejores sentimientos del mundo. Supongo
que estas cosas pasan más a menudo de lo que pienso...
Después de esta tarde, he recuperado para la causa una canción que significó mucho hace ya más de una década. Una canción que me ha dado vidilla, que me ha hecho recobrar nuevos bríos. Toca mentalización y seguridad en uno mismo. La suerte está echada para el decisivo examen del día 25 de abril.
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