Si dios fuera mujer

¿Es que no sientes lo que trato de decirte?




Vislumbro una posible y terrible PARADOJA

Estrafalariamente absurdos


Esta entrada es totalmente estrafalaria pero, ¿qué voy a hacer? Así soy yo. He tardado horas en escribir y darle contenido a este post. Aunque comenzó de una manera es posible que se parezca a una entrada de una bloggera que vi hace unos días pero juro que cualquier parecido con aquello, es pura coincidencia. Todo comenzó con la música y más en concreto con la afición mía al baile. Mientras para el resto del mundo latino el baile es algo que forma parte de su vida (de alguna manera), una de mis mayores frustraciones es precisamente el baile. Soy capaz de escalar por un pedregoso paraje para ascender una montaña que de normal nadie subiría, soy capaz de cosas pasarme tres días sin dormir ni comer haciendo geografía, soy capaz de... de muchas cosas, vaya. Sin embargo algo tan sencillo como el baile, que me encanta, que me excita, me emociona y no se me da mal –para qué negarlo-, pues algo como eso, paradójicamente me hace sentir mal. Y es que me encanta bailar pero soy demasiado, excesivamente tímido y encima con los años y los estados carenciales de una pareja sentimental, ergo, también de baile me ha hecho más exigente. Y hablemos claro, para mí, en mi mundo, tras una semana pletórica como esta, quedarme un viernes en casa bailando solo o peor, imaginando que bailo con alguien me resulta más triste que la “No relación” de Sheldon Cooper con Amy Farra Fowler. Podría estar en una verbena, en una fiesta, una noche de baile o algo así, pero estoy aquí.


Comenzó todo esto por “culpa” de una recurrente broma de mi amigo 'el del pelo más espectacular y hermoso que nunca y jamás he visto en persona' escuchando “Woman del callao” de Juan Luis Guerra. Dejé de hablar con mi amigo 'el del pelo más espectacular y hermosos que nunca y jamás he visto en persona' y luego continué buscando y escuchando las canciones que marcaron para siempre una infancia que la tengo guardada por cuestiones que no vienen al caso.Comencé a bailar entonces yo solo, como siempre, imaginando que bailo con alguien –sí, lo sé, a patético es difícil ganarme-. Esa imagen mía no la vendería ni por todo el oro del mundo. Aún con todo, debo asumir que a lo largo de toda mi vida he bailado más solo que acompañado y más en soledad que en público. Cuando tenía unos quince años aproximadamente mi primer amor físico y material era de color rojo, tenía ruedas, un manillar increíblemente moderno y con ella recorrí casi toda la isla. Yo solo. Mientras los chicos de mi edad se iniciaban en el alcohol, las relaciones y demás, yo decidía trazar una tangente y emular a Alexander Von Humboldt en sus exploraciones, aunque yo no cruzaba océanos, en aquel momento lo que yo hacía lo consideraba inverosímil. La única cosa que me hacía feliz. Y conmigo y mi bicicleta llevaba siempre un artefacto, un walkman con música. Esta canción que pongo a continuación la escuché montado sobre aquella bici. Uno de los mayores recuerdos que poseo es bajar por una carretera (tras un montón de horas de subida) en verano, recibiendo todo el Alisio en mi cuerpo, con el manillar suelto, abriendo los brazos de par en par (por aquel entonces nadie había visto a Di Caprio abriendo las manos en el Titanic gritando "Soy el rey del mundo"). Sin las manos en el manillar me ponía a ¿¿¿¿bailar??? sobre aquella bici. Fueron auténticas temeridades las que hice con aquella edad. Pero quería bailar, quería disfrutar y no podía hacerlo en casa, ni fuera de ella por mi timidez y por otras cosas que no vienen al caso. Por aquel entonces ya me había ganado una fama de excéntrico. Bien ganada estaba, dicho sea de paso. Ahora no creo que fuera capaz de hacer tal locura...



Estaba escuchando una canción que finalmente no he podido subir -después de horas intentándolo, me di por vencido-. Es una canción de cuando tenía diez años. Durante los veranos me quedaba solo con mis padres y mi hermana (mayor que yo) se iba a La Gomera. Ella era la sociable –lo sigue siendo-, la cariñosa –lo sigue siendo-, la más entrañable y carismática –lo sigue siendo-. Yo era el tímido –lo sigo siendo-, el callado –esto dudo que lo siga siendo- y el risueño –aunque los demás lo nieguen, creo que lo sigo siendo a mi manera-. Por aquellos tiempos yo no iba a los bailes, sino que me quedaba en casa de mis abuelos cuando mis padres y yo nos uníamos a mi hermana en el mes de septiembre. Más que bailar, esta canción me recuerda a un estilo de vida, a otra vida. Ufff. No puedo evitar emocionarme. La canción está a millones de millones de años luz de tener calidad, pero como le decía a alguien hace unos días, son canciones que me hacen revivir cosas. Y ufff…. Lloro porque ha pasado como un siglo. ¿Cuántas vidas habré vivido en 30 años? ¿Qué voy a decir? Que a esa edad ya sabía lo que quería, mi cabeza tradicional, convencional al máximo, sólo buscaba cariño, amor. Siempre he sido el pequeño. Y… bueno, si tuviera que decir lo que pensaba entonces y cómo he cambiado…Haciendo retrospectiva, me impresiona todos los giros y cambios que ha habido en mi vida, las veces que me he reinventado...


Luego me he puesto a buscar las fotos que he escaneado de la familia y encontré las mías. Ignoro el por qué pero de mi infancia hay muy pocas fotos en comparación con el resto de la familia. Me da pena eso. Me gustaría poder tener más fotos mías. No sé por qué no me sacaron tantas fotos como a mi hermana. Pero bueno. Es bonito verme años atrás. Reconozco a aquel niño super inocente y que sólo rompía platos -literalmente- pero que siempre fue el más inocente e ingenuo de todos. Luego ya de mayor aprendí a las bravas. La siguiente canción es de mi etapa venezolana. Independientemente de que pueda o no gustar, es, junto a muchas otras, un recuerdo constante de como fue mi primera vida en Venezuela. Recuerdo que me inculcaron aquello de tener una mujer e hijos. Crecí con esa idea. También me cocieron a fuego lento un miedo: el de quedarme solo. De hecho fue algo recurrente como amenaza. En parte, o quizá de forma completa aquello se ha cumplido, pero frente a lo pusilánime que me veía en aquel entonces, hoy me veo fuerte en esta elegida soledad. ¿Para qué estar mal acompañado pudiendo estar bien solo? 



¿Fue en una Comunión? Puede ser. ¿En qué año fue? No lo sé. Sí que sé que fue en el sur de Tenerife y estaban mis primas de La Gomera, la mayor de todas siempre fue la más cariñosa conmigo. Pues bien, acabamos aquella tarde bailando repetidamente esta canción. Recuerdo, eso sí, que fue aquella etapa, mi tercera vida de las seis o siete que ya llevo atrás. Esa tempestuosa vida de unos cuantos años tuvo sus momentos buenos, y uno de ellos fue el haber bailado con mi prima mayor, bailes aquellos hasta sudar la gota gorda y acabar con una resaca de baile preguntando al día siguiente ¿El que bailó así de esa manera fui yo? Sí, luego sentí vergüenza, siendo yo el tímido, el callado y esas cosas, que mi familia viera mi cara al día siguiente fue eso, una vergüenza, pero no me arrepiento. Casi todas las veces que he bailado en mi vida ha sido con mi familia, aunque con mucha vergüenza. Yo aprendí a bailar en Venezuela, como no. Allí era muy fácil, la verdad. El tipo de música por una parte, y tener una madre a la que le encantaba bailar porque se había criado prácticamente en las plazas de su pueblo bailando cada verano ayudó a que sus hijos fueran todos unos gran aficionados al baile. Ahora esa afición la cogido esa criaturita fantástica y maravillosa: mi sobrino, que para tener cinco años baila -y perdón por la expresión- que te cagassh (con acento macarra). Las emociones eran todo un vaivén. Ya sabía que mi futuro inmediato no estaría en Tenerife y que quería bailar y vivir experiencias fuera de esta isla. Asturias fue mi destino. Allí por fin pude bailar con alguien como siempre quise...


Hay canciones indelebles y que desgraciadamente se perdieron en el fragor de la batalla, ya que internet no las ha podido rescatar. Sin embargo sí recuerdo sus letras, al menos eso sí lo conserva internet. Todo hay que decirlo, son letras como las canciones, bastante simples. Escarbando y escarbando durante todas estas horas he logrado encontrar las versiones originales de varias de esas canciones. Al final he puesto la que podéis escuchar a continuación. Yo la escuché en las fiestas de los pueblos de la isla donde nacieron mis padres. Y como le decía a una compañera esta semana, en aquellas fiestas, cuando ya tenía unos doce años, ya me enamoraba cada noche de la belleza física de muchas chicas. Ellas bailaban con amigos, primos, y con desconocidos. Sin embargo yo era incapaz de atreverme a bailar pese a que tenía unas ganas increíbles. En mi cabeza imaginaba que la sacaba a bailar y se enamoraba de mi por como bailaba. Años más tarde esto se cumplió de forma relativa y con todos los matices del mundo. Pero no cambió la exacerbada timidez que me impedía bailar y disfrutar como yo querría. Esta canción además ha sido versionada como un millón de veces o algo así. Lo primero que se me viene a la mente son dos fiestas de La Gomera en pleno mes de agosto, una de ellas justo el día 15. Otra de las fiestas se celebraba en un pueblo de bonito nombre: Las Rosas.




Pero no todo es baile de ese estilo. Siempre soñé con noches de bailes románticos porque sí, y este cantante que pongo después de este párrafo fue uno de los culpables de mi idiosincrasia romántica. Tengo que reconocer y confesar que no hace muchos años se hizo realidad lo del baile a la luz de las velas, con canción romántica, con una chica, una noche, una locura preciosa. Hubiese deseado que se repitiera, hubiera querido que saliera genial, pero aquello fue una de las mayores y más hermosas locuras que he hecho en mi vida. Ella era mi enfermera durante un largo proceso hospitalario en el que me vi envuelto. En una noche llegó a mi habitación y...bueno, en resumidas cuentas, me besó. Fue el comienzo de un idilio en el que por primera y única vez en mi vida fui el amante, el tercero en discordia. Nos veíamos a escondidas y en una de esas la "rapté" una noche, la llevé a mi casa y preparé el ambiente con velas, copas, cena, música.... fue perfecto. Casi perfecto, como dije, yo sólo era el tercero en discordia. Con eso no hace falta decir como acabó. Lo cierto es que aquello me sacó de mis casillas por completo. Siempre me consideré un chico bastante íntegro, que lo que no quería que me hicieran, no lo hiciera yo. De hecho, hace un par de semanas estaba hablando con una amiga y le contaba que con dieciocho tiernos años, yo en Asturias con mi primera novia en serio, pensaba con firmeza que lo siguiente: "¿Yo? Virgen hasta el matrimonio". Confieso esto ahora ya que me lo tomo a broma. POR DIOSSS. Si me lo preguntan, puede que haya tenido una fase en la que me sectarizaron. Bueno, no, para ser sincero, si me criaron en un ambiente tradicionalista en el que me tapaban los ojos cuando una pareja se iban a besar en la boca, lo suyo es que creciera con esas nociones. Y no hablaré del tema sexual porque entonces esto se convertiría en un disparate, en el show del humor y de las risas provocadas por mi mismo ante lo que yo creía que era el sexo...en mi adolescencia. Cuan inocente seguía siendo en mi adolescencia. Luego me espabilaron a base de bien...


Y bueno, como se trata esto de bailes y de cositas de antes, antes me gustaba mucho este cantante y por eso lo pongo, pero sobre todo porque no baila nada mal. Ya esta canción es de mi etapa adulta. Creo que en público la he escuchado solamente una vez. Y fue bestial... De "Ricardo Martín" recuerdo sobre todo la canción "Living la vida loca". Hace años, que para mi son como siglos, tuve una de las dos etapas desenfadadas en las que no me importaba nada bailar porque perdía la timidez y me transmutaba de forma natural como el Potasio en Argón 40 (tengo que utilizar lo aprendido estos días en la carrera). Salía de noche a las terrazas de verano -que ya han pasado a mejor vida tal y como la conocimos algunos-. Aquella canción era mi canción. ¿Alguien ha visto la película Greese de John Travolta? Pues imagináos a mi mismo bailando con todas las mujeres de aquel lugar, haciéndome corrillos a mi alrededor. Juro que no estaba ni bebido, ni drogado. Sencillamente fue una etapa -transitoria, por desgracia-. La última vez que escuché a este cantante fue en una cita que tuve hace pocos años...mi cita acabó yéndose con dos tíos...sí, sí, no con uno, sino con dos. No, si yo me descojono cuando lo cuento. Y eso que bailamos mucho y bien, pero se ve que aquello no le impresionó...Ahí lo dejo, y también dejo este degenerativo post y cierro así esta semana, estrafalariamente. Espero que tarde mucho tiempo en volver a repetir un post similar a este, jajajajajaajajaja.




Eyaculaciones, altares, cartas y necedades


Un día cualquiera
Hoy podría ser 5 de diciembre, 28 de agosto o incluso 42 de marzo. No lo sé, la verdad. Probablemente recuerde más los hechos que las fechas. ¡¡Qué día el de hoy!! Es uno de esos días en los que acabas roto y agotado de la emoción, buenas sobre todo, aunque alguna mala que siempre te hace bajar al suelo pero voy por partes. Como si de una eyaculación precoz se tratara, y contra todo pronóstico, menos de 24 horas después de haber realizado el que yo denominé “el examen más importante que nunca he hecho en la carrera”, y con una zozobra infinita, supe el resultado final. No sólo lo aprobé, sino que lo hice más que bien. Creo que decir palabras está de más. Estaba henchido de felicidad. Me da igual esos que hayan rebajado mi emoción por la edad que tengo y por otras cuestiones. Me quedo con los que me han apoyado de forma incondicional, los que me mandaron mensajes, e-mails, los que me ayudaron activamente para que saliera con ese pedazo Sobresaliente, va para ellos, no tengo dudas. Para mí supone que quizá, si todo saliera bien, allá por el día 15 de junio sería licenciado.

Soy como cualquier otro
Aún hoy, aún ahora me pongo a pensar: más de tres semanas estudiando, nervioso, preguntando incesantemente, con todas las dudas del mundo, preparándome psicológicamente para el examen, luchando contra cosas que nadie sabe y que no pienso decir aquí. Aún no me lo creo. Por más que lo pienso, no me lo creo. En una breve conversación con mi “Titi” ella me ensalzaba, sin embargo yo le comentaba que no había razón para colocarme en un pedestal (como amigo “armonicista” quien insiste en que para él, soy “Dios”). Ella me respondía: “pero hombre, no te bajes tampoco tú de ese pedestal que te lo mereces y si te dicen que eres bueno en algo, no tienes por qué dudar”. Yo no es que dude, es que soy humilde, siempre lo he sido. Y seamos claros, no estoy estudiando una ingeniería, nunca ganaré un premio de esos para científicos, ni pasaré a la historia por nada. Vamos, que soy uno más. Uno más, eso sí, que se merece lo que le está pasando porque simple y llanamente es el resultado de un esfuerzo… grandísimo esfuerzo que otros lo ven como baldío, pero yo quiero creer en que valdrá la pena. No me creo lo que estoy a punto de lograr.  Es como quien lleva harapos toda su vida y un día le ponen un traje con corbata. Te sientes extraño, como si te quedara muy grande todo eso.

Foto: Durante tres semanas las paredes de mi habitación han estado FORRADAS con fórmulas matemáticas de cara al examen de ayer miércoles. 

Una canción, muchos sentimientos
Estoy embargado de emoción. Y feliz, tengo que decirlo. En dos días habré dormido a lo sumo seis horas. Anoche, sin ir más lejos, me levanté después de estar una hora dando vueltas en la cama. Abrí el ordenador y justo hacía poco tenía un mensaje de amiga ‘Caraguapa’ –probablemente la más nombrada en este y otro blog-. No voy descubrir todo lo que hablamos. Pero ella provocó que me sintiera emocionalmente intranquilo y feliz. Me mandó una canción que al principio pasó inadvertida. Su letra me dejó temblando. Pero lo que me dejó temblando fue el haber podido serle casi totalmente sincero y decirle todo lo que pensaba por malo o cruel que fuera. No sólo lo aceptó –al parecer-, sino que al final hasta logré hacerla sonreír en una noche digamos en que no estaba muy contenta. Yo me sentí tan bien, que al despedirnos lo primero que hice fue… escribirle una carta. Unas palabras que guardo a buen recaudo. No tengo la menor duda de que es lo más bonito que le escrito a alguien en mucho, mucho tiempo. Pero no se lo envié. Tampoco creo que lo vaya a hacer público. Lo que escribí lo hice con el corazón en la mano. Sé lo que sentiría si lo leyera. Sé muchas cosas porque ese escrito esconde cosas muy íntimas.

La mujer
Lo peor de este día ha sido la opacidad repetida de alguien que no quiere dejarme entrar en su vida. La respeto por ello, lo que no soporto es el mal traído juego de estar con misterios y hacerme sentir un mal invitado en su “casa”. Una vez puestas las cartas sobre la mesa, no se puede andar creando misterios donde no los hay. No me lo merezco y he tomado una determinación: aprender a las bravas. Me he prohibido bajo amenaza volver a insistir en un muro totalmente absurdo. Mi dignidad lo agradecerá, aunque mi corazón pretenda seguir solapando el dolor del pasado con otras figuras. No es justo para mí. No merezco un trato tan displicente. Y no pienso desperdiciarme en alguien que no se quiere tirar a la piscina. Soy como soy, si le gusto, bien, si duda, la cosa se acabó ya que yo he sido claro, taxativo, doy tiempo, doy espacio, pero me gusta jugar a este juego sin las cartas marcadas, con coherencia. Dicho esto, a no ser que ella de un paso decisivo, no haré nada. Cuando me necesite estaré, pero no seré yo el que insista. Y esta vez hablo totalmente en serio.


Absoluta, completa y requete enamorado de esta canción y de su letra. 'Caraguapa', nunca la olvidaré. 

¿Cómo se me conquista? Ahí van un par de pistas

Si es que no lo puedo decir de otra forma. Es algo tan sencillo... es muy, muy fácil. A mí puede parecer complicado conquistarme, pero sencillamente las palabras tiene que sortear las curvas necesarias, un camino específico, con un paisaje bucólico. A mí se me conquista de una forma muy sencilla. Ya lo dicen los Antílopez, suscribo prácticamente toda su sonata:

A mi.....
a mi que soy un individuo
a mi que voy a la deriva
a mi que soy el securitas de tu piel y tus heridas
a mi que soy un personaje
a mi que no tengo barreras
a mi que si me das cariño soy toito lo que tu quieras
a mi que ya me tienes loco sólo por ser como eres
a mi que llenas mi sangre cuando me hablás de quereres
porque tus palabritas, que a mi me pinchan como alfileres

Y a mi.....
a mi que soy el sibarita de la sombra de los ojos
y a mi... que alguna vez hice trampas pero no soy un tramposo
y a mi... no se que te voy a decir

Y a mi.....
a mi que soy una Artemisa para el corazón maltratado
a mi que soy un bugambilla cuando hablamos del pasado
no se que te voy a decir

A mi se me conquista con un tanguillo y por soleares
a mi se me conquista con un "te quiero" y con dos verdades
a mi se me conquista con unos ojos y con unos labios
diciendo niño que yo soy tuya y que tu lo sabes

Mentiras.....
Que no me digas mentiras
que llevas todo el dia mirando y ya no se que me miras
que no tengo el arte que no
que no tengo el arte que no
pero tengo letras para cantarte toita la vida

A mi se me conquista con un tanguillo y por soleares
a mi se me conquista con un "te quiero" y con dos verdades
a mi se me conquista con unos ojos y con unos labios
diciendo niño que yo soy tuyo y que tu lo sabes (bis)

Se duerme mi corazón y como un lirón
agujitas de alfileres, aceritos para tus quereres

Ay maravi, maravi, marivi, maravi...lla.

Halagos en la buchaca


Hace unas semanas la ‘chica de inglés’ me dijo literalmente: “vengo a clase sólo porque estás tú”. Después de aquello casi pasó de mí. Mi amiga más ‘Violeta’ me pidió que la acompañase a un duro trago después de haber estado un poco separados. Fue un espaldarazo a mi ego. Hoy otra amiga (la llamaré ojazos) me dijo: “nunca imaginé que te diría esto, pero te echo de menos”. Fue un shock después de una relación un poco tempestuosa. Mi amigo ‘teach’ me ha dicho que me quiere, entre otras cosas preciosas. Hoy también me dijo otra amiga a la que aún no sé qué mote ponerle….mmm, ‘la entrañable’, por ejemplo, que me echaba de menos, echaba de menos reírse conmigo y otras cosas. La verdad es que uno necesita esos refuerzos de ego. Al igual que necesita abrazos, besos, amor, cariño. Esto que puede parecer algo baladí, para mi no lo es. No estoy acostumbrado a recibir tanto halago de esa manera. De hecho tengo ganas de llorar porque eso es una de las cosas que ahora más preciso, sentirme valorado por los demás.

Será porque quedan menos de 17 horas para el primero de los tres exámenes más importantes de la carrera, pero tengo ganas de llorar. De nervios, zozobra. De muchas cosas que no caben en meras palabras. El caso es que estoy demasiado abrumado con el peso de la responsabilidad que yo mismo me he autoimpuesto.

PD: Lo que en verdad pretendía es dar las gracias -palabra demasiado corta para lo que siento de veras-, a 'la entrañable', a 'teach', 'chica de inglés', amiga 'Violeta', 'ojazos', entre otras muchas por hacerme sentir un poco relevante en sus vidas. Gracias de veras. 

[...]

Melifluos ósculos
Contumaz amor
Versos imposibles
Gritos silenciosos
Verdades mentirosas
Fea beldad
'Hastiante' acólito
Tenebrosos días
Eterno amplexo

Méceme el corazón
Con esa fogosa frialdad
De absurdos lunes



Sincerándome

He hecho todo lo que debía haber hecho. El tonteo absurdo que he llevado a cabo estos meses ha dado como resultado mi incursión en ese invento llamado whassap. ¿Quién me lo diría a mí? En fin. Las cosas que se hacen por una mujer sólo se hacen por las mujeres… y más yo, acostumbrado a hacer barbaridades por las mujeres. Si me pusiera a decir aquí todas las locuras que he hecho por lograr conquistar a una mujer, algunos alucinarían mucho, hay cosas de alto secreto que no contaría nunca públicamente en un blog, pero todas las cosas, bajo mi perspectiva han sido realmente muy bonitas y respetuosas para con la otra persona. Creo que todas las mujeres por las que he sentido cosas, aunque no me hayan correspondido, se han sentido queridas, apreciadas, se han sentido importantes en mi vida. Al menos alguna me ha dicho eso. Y desde luego que con quien he estado he logrado hacerlas sentir así, me lo han dicho ellas mismas. Eso por una parte hace que me sienta orgulloso de mi forma de querer.

Sin embargo, con este ‘tonteo’ me siento bastante tonto. No me da coba pese a que ella fue en parte la que comenzó este “partido” de tenis. Y yo hago mis buenos intentos para ser coherente, consecuente y todas esas palabras tan bonitas que nos refieren a lo fiel que somos a nosotros mismos. Acepto que ella no esté segura, acepto que yo igual estoy proyectándome en ella para salvar un poco los muebles –con todos los matices del mundo-, pero como le decía a amiga ‘Caraguapa’ el amor ha de ser sencillo. Pero nadie quiere algo sencillo. Noto que el amor da miedo. Que entregarse produce incordia. Es lo que veo. ¿Es esto amor? Yo no creo que sea amor lo que siento por esta muchacha. Dista mucho de serlo, pero me gusta y me gustaría que se atreviera a dar pasos conmigo pero… no hay manera. Estoy a punto de darme por vencido. Y cuando yo ceso en mi empeño no doy marcha atrás porque tengo orgullo y amor propio y no quiero que nada me quite lo que creo que valgo.

La verdad es que no sé por qué le mando mensajes. Me siento mal al hacerlo porque ella es totalmente indolente con lo que le digo. Cuando no lo hago y además me alejo de ella me siento más libre. Creo que la relación, sea cual sea la que tenemos, es bastante dañina para mí. Hasta el día 17 de mayo nos veremos por clases. Después lo más probable es que no nos volvamos a ver, aunque conmigo nunca se sabe. Igual le insisto de manera torpe para quedar, sintiéndome entonces como un mendigo. ¿Por qué mi corazón va por libre? Lo lógico y lo suyo es que no haga nada. Me he propuesto no mandarla ningún mensaje de motu propio a no ser que lo haga ella. Mostrarme totalmente displicente con ella y desde luego que vea que si ella no me vidilla, se lo va a perder. Hay personas a las que le resulto muy agradable como poco. Todos piensan que tenemos algo, que nos hemos besado y esas cosas, pero nada más lejos. No tenemos nada, no nos hemos besado y creo que no pasará nada. Veo más factible ser licenciado –siendo harto complejo- que acabar teniendo algo con una chica que, de entre todas las que he conocido, probablemente sea la más insustancial.

¿Qué por qué he insisto tanto? Creo que para dar pasitos para superar lo de mi última ex. Es la primera vez que hago algo productivo para superar el trauma sufrido tiempo atrás. Eso por una parte me enorgullece, pero no puedo intentar dar pasos para dar algunos hacia atrás. No compensa, la balanza no está compensada. No creo que nadie llegue a ser igual que la última mujer con la que estuve. Tampoco creo que lo supere nunca y eso que ya no tenemos ningún contacto. Da igual. Lo que me gustaría es tropezarme con alguien que me valore, que me quiera como yo la pudiera querer y que fuera todo perfectamente imperfecto.  Porque la perfección no existe, y yo amo a personas con defectos a los que amar. Es fácil halagar lo bueno, pero muy complicado apreciar todo lo malo que posee una persona. Mi mentalidad es así. Procuro ver lo bueno, a veces, alguno ya me ha dicho que exagero demasiado y que los pongo en un pedestal, los idolatro y esas cosas. Nada más lejos. Es que a quienes quiero, los quiero con defectos y todo. Sin embargo la contra no sucede tan así. Igual debería tener un poco de fe “tuerta” y pensar que lo de esta chavala saldrá bien, pero no hacerlo me puede eximir de coger más cariño del que ya tengo. Sé bien que puedo llegar a ser todo pasión que provoquen que ella se sienta muy querida. De hecho no hace falta mucho para que ella se sienta así. Digamos que no me tengo que esforzar mucho. Simplemente tengo que ser sincero.

Escuchando esta canción me imagino en mi nueva locura veraniega 2012. Esta vez el objetivo es dar el gran salto a ese añejo, vetusto y casi malogrado continente europeo. Me imagino en tren llegando a Los Alpes. Me imagino escuchando la voz de Antonio Vega mientras piso Praga con mi mochila, intentando inventar una historia similar a la de "Before de sunshine". La verdad es que es lo que más me gustaría hacer y creo que a estas alturas, cuando algo se me ha metido en la cabeza, complicado será que no lo lleve a cabo. No preciso de mucho dinero, en cualquier lugar estaré bien. Ya hace algunos años me pasé un verano durmiendo en bancos, parques y demás lugares públicos en mi periplo pseudo-absurdo por las tierras de Iberia. Incluso, si me pongo, me imagino camino a los países bálticos, haciendo el llamado "Camino de Santiago noruego". No sé lo que pasará, lo que sí sé es que quiero improvisar, quiero perderme y quiero que ese continente se me quede chiquitito. Quiero sentir que puedo estar en todos los lugares prescindiendo de lo más básico, viviendo y respirando de lo que el mundo me pueda dar, de las relaciones sociales que pueda llegar a entablar. Y... quién sabe, nunca me he cerrado puertas a quedarme en un lugar que me acoja. Ya lo hice en Asturias, lo intenté en Euskadi, en Pamplona, en Barcelona, Ceuta e incluso Marraketch. Ahora más que nunca quiero dejar en manos del destino mi futuro. Si no logro la Licenciatura, para romper con todo, si lo logro, para dar un giro. Sea como fuere, es un sueño precioso, más aún con esta canción de fondo. Y si lo hago... que lo haré, estaré haciendo, además, realidad uno de esos cuentos que inventé. ¿Acabaré perdiendo el norte en Nueva Zelanda? Sería un sueño. Mucho tendría que girar el mundo. Y eso es lo que quiero, que gire, y gire, y gire y no pare de girar...

Varias historias. Historias varias

Historia 1
Definirla a ella es realmente un ejercicio de futilidad, pero lo intento. Sonriente, corriente pero diferente. Soñadora. Una de las pocas personas que aún cree en el amor romántico y no se queda esperando en su púlpito, sino que sale a buscarlo. Ella está en el limbo. El chico del que está enamorada la tiene en vilo. Un chico, por otra parte, que le ha proporcionado el cumplimiento de varios de sus sueños. Más, él ha pedido tiempo, no lo tiene claro pero, ¿qué hay que aclarar? Ella es, os lo aseguro, todo lo que un hombre podría querer en una mujer: cariñosa, pasional, todo corazón, con carácter, etc, etc. Sin embargo el la está haciendo esperar y yo sé cómo acabará esto: ella se irá y el volverá meses después arrepentido porque no supo valorar lo que tenía en frente… y no es justo.

Historia 2
Él hizo todo lo que tenía que hacer y lo hizo bien. Se declaró, vale, como un niño de quince años, pero se declaró. Pero ella lo mantuvo en el limbo. A esperar toca. Ella no lo tenía claro. Pero él no se cansó. No era tanto como amor, pero sabía que le gustaba como se sentía a su lado, como zozobraba con su voz, con su mirada. Pero ella no lo valoraba sentimentalmente. No hacía que se sintiera especial. Pese a que él insistía en que: “para cualquier puedes ser cualquiera, pero para mí eres especial”, ella seguía sin definirse. Él se desencantó un poco cuando ella le confesó que había estado hasta las cuatro de la madrugada “sólo” con un amigo. Vale, totalmente lícito, pero, ¿por qué ella no responde a las prerrogativas que él le ofrece? Diré lo que pasará: él se cansará, no insistirá más y ella lo verá como: "todos los hombres son iguales". No, lo que pasa es que el amor es simple, pero ella lo complica.

Historia 3
Sería como un fantasma en la gran ciudad. Un ánima en persona. La ambigüedad o el eclecticismo en algunos aspectos. Ella tenía un particular tira y afloja con él. Quedaban para ver una obra de teatro y ella no aparecía. Ella le invitaba al cine pero luego no le decía ni la película ni la hora que iban a ver. Él tenía prisa porque tenía cosas que hacer y de repente aparecía. Le hizo un regalo que bien valdría una declaración de amor. Pero era tan indecisa, era tan extraño todo, que era como un limbo, todo por encima del bien, del mal, de todo lo sustancial. Él estaba perdido, tenía miedo porque no sabía lo que sentía. Ella tampoco lo sabía. En ese mundo de indecisión, de ambigüedades, ella buscaba algo en él, sin saber bien cómo ni por qué. Mientras, él la miraba a veces como la potencial mujer de su vida mientras otras veces la veía como una mujer especial que nunca sabría como volar hasta su corazón. Falta de valentía, las palabras no saltaron el precipicio del miedo.¿Sabéis que pasó? Que toda la vida se arrepintieron y aún hoy se preguntan: ¿Qué hubiera pasado si...?

Historia 4
Era la mujer más bella que jamás y nunca había visto sobre la faz de la tierra. Tenía un sentido y una sensibilidad especial. Un interior inefable. Sin embargo ella no era mujer de un solo hombre. Ella pertenecía al mundo, al universo. Por eso cuando él la vio por primera vez supo que ni en otra vida podría pasar nada sentimentalmente hablando. Durante muchos meses él la buscó y la encontró. Incluso parecía que el universo implosionaría, provocando un big-bang que los uniese. Sin embargo aquella cita bajo el auspicio de todos los países que conforman La Tierra arrojó un resultado inesperado: no había sentimientos. Y eso le alegró a él. No sufriría por un amor imposible de una mujer imposible, sólo reservada para deidades de belleza sin parangón. En este caso, no hubo la espera de un limbo. Simplemente los sentimientos no se encontraron en ebullición. ¿Qué pasó? Que pudo controlar sus sentimientos. Había llegado a la madurez sentimental. Por fin una mujer bella no era sinónimo de amor romántico. 

Historia 5
En su cabeza sólo había una meta: pasar por el altar con aquella mujer. Estuvo cuatro larguísimos, eternos años. No había otra mujer que no fuera ella. Primero lo llevó en secreto, luego, como no, se le notó y ella lo supo. Más, nunca, nunca jamás quiso darle ni la más mínima posibilidad. Y ello pese a que él había perdido la dignidad y la vergüenza por demostrarle que él era el “macho alfa” de la manada. Pero no hubo caso. Ella no sólo lo rechazó, puso a todos sus vecinos en contra, actuó de forma cobarde, se aprovechó de sus encantos para seducirlo con el fin de obtener réditos materiales. Cuando descubrió su entramado el dolor sangrante salió a espuertas. Tardó en olvidarla, pero siempre, siempre, siempre, tuvo encallado en su corazón aquella mujer a la que podría haber dado los mejores sentimientos del mundo. Supongo que estas cosas pasan más a menudo de lo que pienso...


Después de esta tarde, he recuperado para la causa una canción que significó mucho hace ya más de una década. Una canción que me ha dado vidilla, que me ha hecho recobrar nuevos bríos. Toca mentalización y seguridad en uno mismo. La suerte está echada para el decisivo examen del día 25 de abril. 



Hollándome en mi propia cima


Y entonces me hallé allí, como casi siempre, solo, pendiente de la resolución de una misticidad trivial. Vislumbré el semáforo en rojo, el cruce de varias calles y solo una con salida. La elección compleja si quiero hacerla bien.

Y entonces fue cuando volví a hollarme en mi propia cima, en ese púlpito sagrado que pocas veces veo. Me reconocí, vi las orejas del falso destino, el que me quiere engañar y engatusar y por fin lo vi todo claro. Fue durante cinco segundos, pero dejó una estela como la de un cometa lo suficientemente visible como para seguirlo con telescopio.

Y fue entonces cuando volví a cerrar los ojos, con esa carita de tonto que pocas veces he puesto en verdad y vi mi destino, mi presente tan claro como un vaso de agua. Todo era diminuto, ínfimo…fue nada. Volví a encontrarme a mi mismo, a reconocer que no me salvarán las mismas aventuras-desventuras de mis 18 años, que mi cuerpo ha mutado, que las drogas y mi contumaz actitud es el empecinamiento y obstinación de quien quiere condenarse sin juicio, juez, ni jurado. Yo no era ese. No lo soy. Por fin vi lo que quería, lo vi como hacía tiempo no lo veía. Y lloré de alegría. Sí, era un sueño creado por mi, para mí, pero hacía tanto, pero tantísimo que un sueño era tan intrínsecamente mío que no pude evitar la emoción.

Y entonces por fin, gracias a esa melodía, fue cuando vi el camino. La solución a todo.

Vaya asco de día


Un horror de día. Después del simulacro de ayer llegó el día de hoy. Centrado al máximo, desperté con las ideas claras. La jornada estudiantil surtió efecto. Me dio tanta fuerza que me vino a la cabeza ‘Simple the best’ de Tina Turner. Pero el día comenzó a torcerse. En clase volvieron a castrar mi oratoria. Cercenada una de mis principales virtudes, me afearon varia veces la conducta retrotrayéndome de nuevo a la pubertad. Es cierto, lo que más amas es lo que te hace sufrir. Me sentí de nuevo ultrajado, ajado y todas esas bonitas palabras que te describen pusilánimemente. No mejoró después. Mi gran amigo, llamémoslo “teach”, me preguntó qué tal y ya fui claro: overbooking. El punto más bajo llegó a la tarde. Mi cabeza, hastiada ya, cerrada y casi rota para el raciocinio, no soportó los desplantes sucesivos de las personas que actúan como báculo. Desafortunados detalles que me dejaron con sensaciones familiarmente frustrantes. De nuevo me volví a exponer para ser aprovechado, objeto de miradas acusadoras. De nuevo fui vendido. ¿Te sientes mal? Preguntará alguien. Pues menos. Cuando te expones sabes de estos reveses. Mientras más alto subas, más dura será la caída. He caído tanto, tengo tantas cicatrices que sabía perfectamente en qué bosque me metía. Me era familiar. Cosa de la edad, que diría alguien.

Mi cabeza está un poco “stand by”. La presión por el decisivo examen del 25 de abril me hace fuerte pero débil. Débil porque las circunstancias externas me atacan con fiereza fruto de un paseo lejos de mis habituales mañas. Y ocurre que te defraudan pero cuestiones sentimentales aparte jugártela siendo tú el rival más débil es duro. Mi cabeza dice: ahora o nunca. Pero un día seguro que escuchó el Universo: “entregaría mi Licenciatura por tener un futuro sentimental con otra mujer”. ¿Es posible que esté ocurriendo eso? Para un goloso como yo, ahora aparecen muchos dulces apetitosos. Muchos, la mayoría, meras marionetas del destino para hacer girar la ruleta. Veo lo que sucede. Tal y como dijo amigo “armonicista”: “en tu pasión por tu carrera subyace tan sólo un soslayo por el fuerte trauma sufrido por tu última experiencia amorosa”. Siendo esto cierto habría engañado a todos, a mi mismo, me habría creído mi propia mentira necesariamente para resistir. Ese escudo está ahí. Si a ello se le añade el éxito académico actuante como opio, la respuesta, aunque me lo niegue cien veces es que sí, daría mi venerada e idolatrada carrera por un triunfo del corazón. Y es que los asuntos del corazón han sido siempre los más importantes. Pero he creído y sigo creyendo en esta aparente dulce mentira hasta que sacuda un terremoto que provoque mi fracaso académico. Más, si ello se produjera, y además todos esos dulces fuesen falsos, no sólo habré fracasado por partida doble…estaré muy jodido. Me retrotraeré a tres años y medio atrás y este tiempo habrá sido un ejercicio de futilidad, de vacuidad. Esa es la verdad que subyace. He entregado mi vida a mi carrera porque nadie quiso sostener y compartir el peso de mi corazón.

Por todo lo anterior, expresado lo más sucintamente, ahora estoy en el limbo. Cuando dentro de mes y medio salgan todos los resultados –el sentimental saldrá mucho antes, hipotéticamente- sabré si estoy en el cielo, en el infierno, en tierra llana o todo lo contrario. Este fin de año –para mí el año acaba en julio- está siendo muy movido. Y no sé si aguantaré la presión que tanto yo, como el resto, ejercen sobre mí. Y por todo lo explicado estoy nervioso y mis ánimos son más que una montaña rusa, son vaivenes continuos, tiras y aflojas que sé cómo me dejarán. La suerte –si existiese- estaría ya echada. Esta noche estoy muy dolido tras lo sucedido con los detalles de mis báculos.

¿Volver a perder?


Cantaba Rulo y su Contrabanda que “Por verte sonreír, he vuelo yo a perder”. Imagina que te has prohibido el sol debido a lo sumamente dañino que es para ti. Incluso te ha dado cierta fotofobia. Hace años que no sales por ese gran dolor causado. Tienes las persianas cerradas a cal y canto y sólo conoces los colores de la noche. Sin embargo… un día algo cambia. Igual son las gafas de sol. Puede que las radiaciones quemen menos de lo normal. El caso es que con el tiempo te vas descuidando. De repente te encuentras en una playa a pleno día. ¡¡Horror!!

Pero esta vez es diferente. El sol no quema –aparentemente-. La luz no te provoca nada en los ojos, no hay dolor de cabeza. De esa forma es como vuelves a hacerte amigo de la luz y del día, teniendo como compañero el sol. Pero la exposición puede ser harta y al descuidarte un día acabas demasiado expuesto y al final acabas quemado. El dolor es terrible. Piensas: me he pasado. Y vuelves de nuevo a refugiarte en la noche, en tu casa.

Algo así es lo que me pasa ahora mismo. He vuelto a exponerme. Y probablemente vuelva a doler… es posible que esto se convierta ya en un cáncer pero, ¿acaso no estaríamos bien si pudiéramos arriesgar lo que sea por….Por verte sonreír? Yo creo que sí, que bien valdría… ¿O no?

Ducho en estas lides


Miedo. Mucho miedo. Demasiado. Pero me muevo bien en estos miedos. Los conozco, sé como actuar…aunque a veces zozobre. El autocontrol se nota con la edad. Estas últimas semanas las voy a echar de menos dentro de tres meses. Me estoy jugando mi presente, mi futuro, incluso el pasado está puesto en la balanza. Sí. Lo sé. Lo repito mucho. Pero… es que no va más.

Hoy además he recibido unos halagos impresionantes. Hacía muchísimo que alguien no decía las palabras justas. Palabras que miden lo justo. Ni sobran, ni faltan. Y eso… vale más que todo el dinero. Empujón para mi ego, no tengo dudas. Sin embargo, hay miedo. Sí, más… me encanta este miedo. Ojala acabe bien. De momento controlo. 

A la piscina con los huesos rotos


Ser simplista no es lo mismo que ser simplón… ¿o sí? No lo sé. Tampoco sé por qué comenzar así. Quiero decir cosas sin simplificar demasiado. Hace una semana estaba pletórico. Dos días después la balanza se declinó hacia los suburbios. El jueves bajé al habitual averno. El fin de semana me lamí las heridas. Hoy dije lo que tenía que decir y me sentó de maravilla. Mañana…será otro día. Dentro de una semana diré: “No valió la pena”. Pero el caso es que, sea como fuere, ahora estoy en un limbo. Extraño limbo. Ni en el bien, ni el mal. Ni en los vivos, ni en los muertos. Ni en los triunfos, ni en los fracasos. Es una senda extraña ésta la que se pone ante mí. Excitante, desde luego. La posibilidad de ganar o perder todo a una carta. Igual en dos meses estoy tocado, hundido y sin nada de nuevo. Puede que fracase en mi objetivo de acabar mi carrera. Puede que mis sentimientos se vayan al sumidero, que no haga el máster, ni la tesis, y tenga que volver a improvisar.

O puede que sea Licenciado y cumpla mi sueño de los quince años. Y es posible que se me abran las puertas del Máster de mis sueños. Que vea mi Tesis doctoral más cerca. Incluso, llegado al caso, hasta mi vida amorosa se reconduzca –de esto ya, tengo muchas más dudas-.

Lo que sí puedo decir es que la ansiedad, los nervios, las ganas, le han ganado totalmente la partida a mi cabeza. Soy un manojo de pasión, descabezado, ‘corazonado’ y con graves problemas de concentración. Qué difícil es mantener la calma cuando estás cumpliendo tu sueño, estás a punto de tocarlo, de palparlo. La tensión es máxima. Dormir es casi un ejercicio complejo.

Pero no nos engañemos. Hoy estoy bien porque de nuevo, después de mucho tiempo, he vuelvo a tirarme a la piscina…aún estoy cayendo, no sé si habrá o no agua. No sé si el chapuzón será o no agradable. No lo sé. Pero me imagino cayendo mientras grito sobrecogido de emoción esperando que al final de esta caída universal, casi inacabable –aunque acabará en no más de tres meses-, no sólo haya agua, sino que sea la mejor agua que nunca jamás haya sentido mi piel.

Es imposible explicar para mí el manojo de emociones que estoy sintiendo. Mis sentimientos es un bosque frondoso donde navegar, orientarse… o perderse probablemente. No sé mañana, pero hoy, dormiré de camino a esa piscina… Ya que tirarse a la piscina es de valiente. Y cuando te has convertido en un timorato porque te has roto tus huesos en otras caídas, volver a lanzarte no sólo es un ejercicio de valentía… es algo más. Son arrestos, agallas. Si pudiera desdoblarme mi otro yo le diría al otro: tío, eres la persona más valiente que he visto.

Porque hay que ser valiente para ir de frente y decir las cosas claras. Que me enorgullezco de ser como soy. Un friki de mi carrera, por la que proceso una gran devoción. Que no me voy con cualquier mujer porque yo tampoco soy cualquier hombre. Que me encanta sentir amor, y que lo sientan por mí. Que no me llena los sentimientos vacuos. Que no ser como todos los chicos que se acuestan cada semana con una mujer diferente no me hace menos que otros, me hace ser yo mismo y que como digo, me gusta ser así. No regalarme, no rebajarme en mis principios, respetando a los demás.

Esto que puede parecer extraño es un ejercicio de autoconfianza habida cuenta de los terremotos forzados por un entorno que ve en mí un gran defecto por no ser como el resto. Aspiro a seguir siendo yo mismo… pero cada día mejor. Y quien no me quiera así… ellos se lo pierden, desde luego. Veremos qué cara habrá de nuevo en unos días, en una semana…o en tres meses. Conmigo, nunca se sabe….nunca se sabe. 

No todo es posible


Al parecer estar desconectado y un poco de bajón son los ingredientes que ahora necesito para encontrar cierta inspiración. No, no es una receta. Es sólo circunstancial. Como ya he dicho las aseveraciones de un amigo sobre mis frustraciones amorosas solapadas a base de estudio han sigue dando sus pedaladas. Hace cierto tiempo que vengo pensando lo que aquí intento expresar.

He aprendido, gracias a las experiencias, que no todo es posible en el amor. Últimamente llevo tiempo viendo lo imposible que me resulta conseguir que alguien me quiera o tan sólo que se fije en mí, y también lo realmente mal que lo habré hecho para que me echen totalmente de sus vidas. Por ejemplo, mi última ex. Me ha borrado totalmente de su existencia. Bueno, al menos eso supongo. Lo que he podido comprobar es así. Igual estoy súper equivocado, pero lo que veo me hace inferir que para ella fui sólo unas letras, unas pocas palabras en una hoja perdida en todo el libro de su vida. Y veo imposible que eso cambie o que volvamos a tener algún contacto porque... bueno, por mi culpa. Me ha marcado para toda la vida y conforme pasa el tiempo aquello se va difuminando, se va convirtiendo en un recuerdo falso, alejado de lo que realmente pasó.

Lo ideal sería que ella volviera a comunicarse conmigo y que además yo estuviera receptivo de alguna manera. Que no vuelva a comportarme de forma pueril como la última vez. No sé si algún día sea capaz de ponerme en contacto con ella. Sí es cierto que algo ha cambiado en mí… aunque no sé qué. Me resulta sobre todo frustrante que después de todo, haya acabado de la manera en que lo hizo. No creo que fuera justo y desde luego que ahora mismo veo imposible… pues eso. Y me da muchísima tristeza porque ha sido, de largo, y sin ningún genero de dudas, la mujer más increíble que he conocido en toda mi vida. La sigo teniendo como ejemplo de muchas cosas y ninguna persona se le ha acercado siquiera. No lo puedo negar, aún siento demasiado por ella. Aún tengo muchas, muchísimas dudas. Aún quisiera que alguien me explicase por qué  tras darlo todo, me quedé sin absolutamente nada. Por qué además fui tan obtuso… quizá porque me enamoré, hacia el final, de una forma loca, perdida, perniciosa… peligrosamente. Me desarmó por completo. Cogió toda mi rebeldía, todos mis miedos y los hizo añicos. Logró lo que de normal nadie conseguiría: que me diese a todo. Que lo intentara absolutamente todo. Sin embargo, como digo, fue tarde. Cuando debí, no lo di, intenté ser meticuloso, controlar y al final fui mi propio enemigo. La engañé, hice mal lo único que me pidió que no hiciera.

Si pudiera, volvería atrás para no cometer ese error. Ahora, no me cabe duda, no estaría donde estoy, sino muy, muy cerca de ella. Mi vida sería mejor, no tengo dudas. Y ahora lo veo imposible. No me veo capaz. Vuelve a haber una gran barrera que hace que no pueda intentar escribirla. Ese “imposible” me frustra.

Pero hay muchos más imposibles. Tras de ella hay otras mujeres que en menor medida también son absolutos imposibles. Como todos saben, no me gusta dar nombres. Pero por ejemplo aquel “error” es otro imposible, ‘Caraguapa’ es otro imposible y un buen montón de mujeres que de alguna manera me gustan… pero es imposible por diversas cuestiones: cobardía, desencuentro, no correspondencia en los sentimientos, hijos y pareja o ambigüedades totalmente empacadas.

Igual ‘Caraguapa’ es la mujer que más se asemeja a ella. Tienen muchas cosas en común, o así me lo parece. Pero es imposible. Estos imposibles me frustran. Y al pensar en todas las chicas de las que me he enamorado y me han rechazado, o de con quienes he estado y me he comportado de forma infantil o cobarde, aumenta ese sentimiento. Un sentimiento que no se soslaya con cualquier cosa. Podría hacer de este escrito algo eterno, más, ¿serviría de algo? Yo creo que no. Me hubiese gustado que todo acabase como con mi actual ‘amiga palmera’. Después de unos tres años en los que estuve totalmente colado por ella, después de pasar mucho, muchísimo. Después de un final tremendamente traumático en el que se precipitaron demasiadas cosas, al final, hemos acabado como amigos…en la distancia, pero amigos. La sigo queriendo, pero la frustración no llega porque todo se ha ‘normalizado’ hasta el punto de poder confiar el uno en el otro y de alegrarnos mutuamente por nuestros éxitos personales.

Así me hubiera gustado con el resto. Pero no todos son como esa amiga, para empezar porque no todos tienen el mismo fondo. Realmente lo mejor de ella es el fondo que tiene, capaz de aguantar muchísimas cosas. Así debería haber acabado con casi todas. Igual con mi primera novia de verdad es lo más parecido, pero aún con todo la relación con ella ni es fluida, ni es como a mí me gustaría. Durante mucho tiempo pensé que podría volver con mi primera novia de verdad. Ahora me da sobre todo pena por no haberla sabido valorar cuando es una mujer impresionante. La admiro y siempre la admiraré. Además, cuando cuento mi historia de amor, muchos me dicen: ¿Y por qué no vuelves con tu chica de Asturias? Digo que está casado y todos se quedan con cara de: “Qué putada”. Sí, así son las cosas.

Las equivocaciones se pagan, a veces, durante toda la vida. No todo es posible. Ojala la vida nos deparase todo lo que queremos. En mi caso pienso que lo que quiero es bastante simple, una simpleza escondida en algo más complicado, pero simple al fin y al cabo. Y como le decía a mi ‘amiga de inglés’, a veces no queda más que resignarse… porque a veces no se cumplen los sueños por más que luches. En demasiadas ocasiones los demás hacen valer más tus errores que tus aciertos.

Hay tantísimas historias que no acabaron en mi vida… que no tuvieron el final adecuado. Y eso, allá abajo, en un lugar del que no sueles hablar, duele mucho. 

A partir de hoy, ser hombre, y estar 'contentito' no te hace listo, sino inteligente


Hacía mil años que no volvía por estos fueros periodísticos pero hoy, justo hoy, no lo puedo evitar.

“Un par de cervezas hacen a los hombres más olvidadizos pero más creativamente inteligentes”

Me han matado. Os lo juro. Porque últimamente las noticias están como el mismo mundo: loco. Lo primero que hice fue imaginarme a los expertos, a esos científicos locos cogiendo cervezas para los objetos estudiados. Yo me pregunté: ¿Habrá habido algún científico infiltrado? Luego, después de unos días en los que me sentía bastante ignorante primero me reconocí hombre –si, bueno, hay segundos e incluso minutos en que me puedo olvidar por aquello del libre albedrío y la inconsciencia- y entonces me dije: “Hostias, soy tío, entonces, para darle un empujón a mi inteligencia… dos cervezas”. Fue como si le dieran a Popeye un platazo de espinacas…pero no de esas de latas que él comía…no, no, unas buenas espinacas. No obstante, yo nunca he sido de seguir consejos generalistas. Reniego de ello, así que en esta ocasión seguiré siendo fiel a mi mismo y sólo tomaré cervezas los días menos pensados –lunes, miércoles o jueves-, o bien seguiré con la abstención para centrar mi atención en mi final académico.

Y ahora en serio, ¿De verdad que se gastan dinero y tiempo en descubrir esto? Juro que si no fuera 13 de abril, pensaría que es 28 de diciembre, día de los inocentes. ¡¡¡La virgen!!! Es que la noticia no tiene desperdicio. ¡¡Y la de chistes que se pueden hacer!! Yo por lo pronto para la próxima semana ya tengo preparadísimos comentarios subliminares sobre tal cuestión.


“La ciudad griega de Volos comienza la revolución y crea su propia moneda: El euro es cosa del pasado

Ole, ole y ole. Grecia fue una de las cunas de la civilización. Olvidados estaban con eso del rescate, con el despecho de haber “perdido” a la Sofía y con esa sempiterna soledad ya no de que su idioma fue un idioma muerto, sino que el resucitado tampoco lo habla ni Dios. Pobrecicos… pero oye, la idea es cojonuda. Es más, podría ser el comienzo de un gran…¿negocio? A mí, me gusta. ¿Y si todos lo hicieran? No en serio, imaginémoslo…o mejor: hagámoslo.



Un poco de sinceridad nunca viene mal

Es sencillo saber qué ocurre. Lo único es que a veces lo oculto, lo envuelvo en un halo de misterio y lo regurgito. Pero la cosa es clara y lo voy a contar.

Esta semana comencé con ganas después de unos buenos días de pateo. El primer día un intenso debate en clase que me dejó semi exhausto. Por la tarde, después de varios meses volví a hablar con una amiga. Con ella realice un ejercicio realmente complicado. Es ver un paisaje bellísimo y saber que nunca podrás pisarlo, que incluso la niebla no te lo dejará ver. Ese paisaje lo ves…¿Por qué hablo de paisaje? Estoy hablando de la belleza de mi amiga. Es enormemente guapa y atractiva… pero sólo es una amiga. No siento nada hacia ella. Pero mi testosterona no piensa, sino que ejerce su derecho a masculinidad. Y la cabeza de arriba dice: ¿Pero por qué? Lo cierto es que hice un ejercicio de intentar impresionar a una persona que no quiero, ni tengo por qué. Es lo que llamarían algunos ser un “macho alfa” aunque de normal me suela conformar con ser macho beta o un “macho” a secas. También, dicho sea de paso, aquella larguísima conversación improvisaba cortó de raíz mis intenciones de comenzar a estudiar con fuerza para el examen importantísimo del próximo día 25 de abril. Y llegué a casa exhausto.

El martes… El martes quien llegó a mí fue otra persona. En esta ocasión un amigo que hacía que no veía mucho tiempo. Tampoco pude estudiar porque intenté ayudarlo en cuestiones académicas. Luego tuve que ir a clase de inglés y… bueno, tratar con la persona que hace que esas tardes de inglés lleguen a ser insufribles y hasta me haya planteado abandonarlo. Me molestó sobre manera que me escribiera mensajes justo cuando nos íbamos a ver en unos pocos minutos. No lo hizo ni durante el fin de semana, ni el martes, ni nunca jamás. Esto me dio pie a pensar que soy “el chico de inglés”. Me sentí muy absurdo. Más si cabe cuando nos sentamos juntos y no realmente porque quiera, al final es de nuevo por quedar bien. ¿Y por qué he de quedar bien? Es absurdo. La llevé a casa porque…bueno, porque aún aspiraba a que algún brillo sujetara la nefasta primera y única cita que tuvimos y tendremos. Sin embargo me decepcionó con su conversación. Fue bana, intrascendente, vacua, sin ningún tipo de contenido por el que yo pudiera aplaudir. Todo lo que habló en la cita se diluyó por completo.

El miércoles fue, con toda seguridad, el día más agotador. Fue el día clave. En el mismo lugar se juntaron la hermosa amiga del lunes, con mi amigo del martes. Estábamos en la sala de estudio. Comencé a explicarle cuestiones académicas a la hermosa chica y al cabo de un rato llegó mi otro amigo. Fue entonces cuando dije: otra vez me quedo sin estudiar. El ambiente fue extraño. Al cabo de las horas mi amigo hizo un esbozo de psicoanálisis hacia mi pasión academicista que… lo clavó, para qué voy a mentir. La cosa es que yo lo sabía pero no quería verlo tal cual.

Ese mismo día por la noche me contradije, me contravine y le mandé un mensaje a mi cita de este año –después de ponerme digno y decir aquello de ‘No me apetece' (nota mental, dejarme de dignidades estúpidas. Si ya nos conocemos…)-. Estuvimos hablando a través de esos mensajes y al final llegamos a una conclusión –valga la redundancia-: yo no le sirvo como chico sino como amigo –oh, poderosísima casualidad- y yo estoy resignado a no encontrar a nadie que cope mi verdadera pasión soslayada en asuntos académicos. Comencé a pensar y recordé a mi última ex. Fue entonces cuando las palabras de mi amigo encontraron todo el sentido. Después de Marruecos, después de haber perdido amistades, después de haber desperdiciado toda la confianza de numerosas personas me refugié en mi carrera. Toda la rabia, el amor, la atracción, los instintos más básicos, la pasión pasó a mi carrera. Y yo sé que es la forma subliminal de esconder mis frustraciones amorosas, en particular la última. Herméticamente cerrado, cada mujer que ha pasado por mi lado ha sido un NO por sistema porque ninguna se parecía a aquella  “luz de la mañana” del pasado. Y ciertamente es así. Todo lo que ha sucedido después, que básicamente es ocultarme en mi carrera y tratar de encontrar la satisfacción personal en ello, ha sido… una excusa.

Aquello me deprimió completamente. El jueves fue espantoso. Sí, tanto que fue ayer y parece que fue hace dos semanas. Cuando salí de inglés casi lloro. No sé por qué…bueno, sí, lo sé. Seguía pensando en “mañana”… Porque decidí que intentaría, esta vez sí, poner en orden y escribir todo lo sucedido comenzando por los sms, los e-mails y todo lo que pudiera encontrar que de cuerpo a algo difuminado. Y tengo que decir que copiar los sms que ella me mandó es un ejercicio mental y sentimental tremendamente doloroso y sobre todo agotador. Tanto que ahora estoy sin fuerzas. Sin ningún tipo de fuerza ni para estudiar, ni para ensalzar mis buenas cosas.

El comentario psicoanalista de mi amigo, unido con las palabras de mi cita y el recuerdo de “mañana” me dejaron de bajón. Tanto que hoy he sentido como si fuera un zombie. No soy yo. Incluso me estoy planteando asesinar mi esfuerzo y –por decimoquinta vez…más o menos-, dejarme ir y no acabar la carrera por miedo al vacío posterior. A descubrir que después de ella –de la carrera-, no habrá nada y mi carrera, lo que amo de ella, se esfumará. Que no lograré hacerla revivir fuera de la universidad. Y lo que es peor, temo a que sin mi carrera, sin mis estudios, lo que subyacía vuelva a la superficie y ya no tenga objeto de adoración y pasión… y entonces… justo en ese momento, me encontraré vacío, desconocido, a solas conmigo mismo. Habré averiguado que lo único que he hecho, quizás, no lo sé, es haber ocultado mi cabeza bajo tierra.

Eso es, grosso modo, lo que ha hecho que de nuevo la ambivalencia sentimental sea un arte ‘diacronicista’ en el que, pese a intuir una frondosa vegetación, lo único que hay es millones y millones de una sola especie, sin nada debajo…salvo las acículas caídas y secas de una vasta vida malograda.

Casablanca (Escena I)


ILSA: Rick tengo que hablar contigo
RICK: Te he guardado una copa para que la tomes conmigo
ILSA: No Rick, esta noche no
RICK: Especialmente esta noche. ¿Por qué has tenido que venir precisamente a Casablanca?
ILSA: No habría venido de haberlo sabido. Créeme Rick no sabía que estabas aquí
RICK: Oigo tu voz y sigue igual. Aún la estoy oyendo. Richard iré contigo a donde vayas, desearía ir a cualquier lugar del mundo contigo.
ILSA: Calla Rick. No sigas, te lo ruego. Comprendo lo que debes sentir
RICK: Comprendes lo que debo sentir. ¿Cuánto duró lo nuestro cariño?
ILSA: No conté los días
RICK: Pues yo sí, uno por uno. Recuerdo muy bien el ultimo era un día de lluvia en una estación y un hombre esperaba con el rostro crispado con una ridícula expresión porque le habían arrancado las entrañas
ILSA: ¿Puedo contarte una historia?
RICK: ¿Tiene un final feliz?
ILSA: Aún no sé que final tendrá un final
RICK: Tal vez se te ocurra mientras lo vas contando
ILSA: Una vez llegó una chica de París procedente de Oslo y allí en París conoció a un hombre del que había oído hablar toda su vida, un gran hombre idealista y valiente. El le abrió un mundo de nuevos sentimientos, de bellos y altos ideales. Todo lo que era ella. Lo que sabía se lo debía a él, ella le admiraba, le reverenciaba. Sentía por él lo que suponía era amor.
RICK: Una historia preciosa, aunque conocida yo ya había conocido muchas historias en mis tiempos y hasta con música de fondo la de un piano que tocaban abajo en el salón. Conocí a un hombre siendo casi una niña. Así empezaban todas. La verdad es que ninguna historia de esas era divertida. ¿Por quién me dejaste plantado? ¿Por Laszlo o por algún otro entre medias, o acaso eres de las discretas?

Eclipse

Esta noche eclipse. Si de día hubo día, sol y calor...esta noche el ángel dará paso al demonio.
Yo...sé como hacerme muchísimo daño. Sólo basta una melodía, unas palabras de hace casi tres años... y voilá. Sangre....Lágrimas. Sensaciones a flor de piel extrema...que me quema.

Quizás... puede... y sólo puede que sea el momento de contar lo que realmente sucedió sin miedo... Todo comenzó con palabras escritas de forma invisible. Una sonrisa... y de todo aquello quedan melodías únicas e irrepetibles.

Esta noche me desangro

No me apetece


Pues más claro no lo puedo decir. Creo que la mejor frase que he sentenciado este año ha sido: “No estoy de rebajas” al referirme al esfuerzo por conocer o más bien, porque alguien me conozca. No me apetece esforzarme sino lo justo en conocer a personas. Si alguien no quiere, si alguien tiene dudas, si alguien simplemente va por otros caminos, desde luego que yo, como dice una canción “No pienso mover un dedo”. Me refiero a todos los ámbitos, pero sobre todo en el plano amoroso. Si alguien no da un paso, yo no seré el que lo de. Estoy super bien como estoy. No quiero que nadie me lastre o sentirme infravalorado por alguien. Quiero seguir sintiéndome seguro de mi persona. Quiero que cuando llegue alguien, mi esfuerzo –si así lo hiciera- sea correspondido e igual a la de otra persona. Se acabaron sms, e-mails, palabras o demás. Soy como soy y si a alguien no le gusta, le intimida, le asusta o lo que sea, seré taxativo: quien quiere lapas, que se moje el culo… que yo el mío lo tengo empapado. En demasiadas ocasiones me he mojado, he apostado fuerte por alguien –incluyo amistades- y ha fallado cosas.

No me apetece tener que insistir e insistir. Quien quiera, que luche por mí también –en cualquier aspecto- y desde luego que no se arrepentirá, conocerá cosas fantásticas –otras no tanto-, pero un ser humano sencillo que quiere las cosas simples en cuanto a las relaciones sociales.

No me apetece, la verdad, estar intentando e insistiendo en que alguien vaya al cine, al teatro, a un concierto, al parque a montar en columpios…o lo que sea. No me apetece. En este momento sé lo que quiero y sé lo que necesito. No estoy para resolver dudas de otras mujeres o seres humanos. Puedo equivocarme –lo hago en demasía- en las acciones, reacciones o palabras puntuales, pero eso no me exime de mi pensamiento de no apetecerme. He conocido a personas FANTÁSTICAS que me han dado todas las facilidades del mundo para comunicarnos de cualquier forma posible. Incluso personas que respetan las decisiones y hablan el mismo idioma que yo. Son pocas pero las que son, son y aunque algunas o muchas no están, quedan ahí como un ejemplo al que quiero parecerme y creo que lo hago bastante.

Un beso, una noche en la cama, un amor, una palabra dicha a tiempo…todo es tan sencillo como nosotros queramos que sea. No existe el idioma de los hombres o mujeres, existe el lenguaje entre seres humanos. Y ese idioma se habla poco y pocos lo entienden. Se sabe qué se necesita en un momento determinado si conoces a una persona aunque sea un poco. Sólo has de estar cerca –física o no físicamente- y sabrás perfectamente qué es lo que ocurre.

En mi caso es sencillo.
¿En amistad? Estar.
¿En familia? Apoyar.
¿En distancia? Sentirse.
¿En amor? Dar pasos.

De los demás no me apetece no estar, no apoyar, no sentir, no dar pasos si no son necesarios. La cosa es muy sencilla. Las últimas experiencias me remiten a este pensamiento. Y los kilómetros recorridos por mis hinchados pies han transmitido que ¡¡¡ NO ME APETECE!!! Traducir los juegos absurdos de quien no sabe, no entiende, o no quiere. Esas, como dice una famosa canción “Si te he visto, no me acuerdo”.

Soy complicadillo pero...¿A que esto es bien sencillo?

Una experiencia que no quiero olvidar

DSCF9287Tranquilidad. Paz. Quizá excesiva serenidad. Estas son algunas de las cosas que siento en estos momentos. Por segundo fin de semana consecutivo volví a la montaña. Volví y esta vez no me llamó ningún ser humano. Me llamó el espíritu de la naturaleza para acabar lo que no había acabado justo una semana antes. Podría haberlo dejado ahí, pero algo en mi interior, algo vehemente me lo pidió… Y así fue como logré alcanzarlo. Para millones de personas lo que hice no es nada más allá de una tontería. Estoy convencido que millones y millones de personas hubiesen hecho lo que hice este fin de semana como algo normal y sin problemas. No es mi caso. Numerosas veces he estado en el hospital desde hace varios años. En la cama de ese centro he sentido que toco fondo. Que la soledad inundaría toda mi vida. Que no volvería a sentirme vivo. Sin embargo, cosas como la que hice me hace sentir orgullo. Para mí nunca nada es sencillo. Lo más sencillo como es dar un paso es sumamente complejo.

DSCF9271 Ese fin de semana no pensé. Sólo tenía entre ceja y ceja llegar a lo más alto. Unos 2.350 metros aproximadamente. El médico me lo prohibió. La cabeza no iba más allá. Dejé de lado la medicación y sólo tenía un objetivo: llegar. Durante las primeras dos horas fue sólo volver a andar lo andado una semana antes. Sin embargo al llegar al que yo particularmente llamé “El vallito” que no es más que la base del Pico, comenzó la verdadera aventura. Las siguientes cuatro horas fueron un órdago que lancé con fuerza a ver si esta vez lograba sostenerlo. Hubo momentos en los que pensé que no llegaría, o que no debía llegar. Que el destino era que no llegara. Que el universo me estaba soplando algo. Más si cabe cuando me caí. Manaba sangre con intensidad de la palma de mi mano. Me dolía muchísimo. No fue nada excepcionalmente grave. Pero para siempre quedará esa pequeña e imperceptible cicatriz que llevaré con orgullo. Volví a caerme sin consecuencias físicas. Paraba cada diez minutos en busca de oxígeno. No pensaba en absolutamente nada. Sólo iba paso a paso. Sin prisas. Si llegaba tarde, no pasaba nada. Si tenía que no volver, no volvería. Estaba dispuesto a las últimas consecuencias con tal de llegar. Cientos de personas me pasaron por la cabeza. Quedé atrapado en el primer canal lávico de lluvia de piroclastos sálicos. Pensé que no saldría de allí si no sería rodando. Sin embargo fui por el muro de enfriamiento del gigantesco canal. Pese al sol y a que sudaba, lo cierto es que sentía frío.  Soplaba un viento muy fresco que en parte ayudaba.

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Necesitaba escalar los muros laterales de enfriamiento para no sentirme atrapado en aquellos canales lávicos. No obstante, subir hasta aquella colada pese a la liberación, era harto peligroso. Cuando llevaba más de dos horas era consciente de mi inconsciencia. ¿En quién pensé? En mi última cita y su frase célebre que desnudó todo y acabó con el misterio. Ese “soy demasiado buena”, frase que implica banalidad, superficialidad y sobre todo inconveniencia, como de hecho me di cuenta de ello. Pensé, como no, en mi última mujer. La última que estuvo en mi alcoba, la última con la que compartí cama. Pensé en que ya no sentía rencor, sino frustración por saber que nunca se solucionaría todo porque… el daño fue mayúsculo. Pensé sobre todo en la felicidad de muchos: mi hermana, mi sobrino, mi familia en general, mis amigos, conocidos…en que todos podían ser feliz sin mí. Pensé en ‘Caraguapa’, en… en demasiadas personas. Acepté de buena gana que pasara lo que pasara, yo ya había vivido. Había llorado, habría gritado, había amado y depositado mi semilla amorosa, había sentido rencor, rabia, amor, había sido acariciado, había demostrado con gestos imposibles mi amor romántico, había tenido pareja, había sido un ejemplo, había sido odiado y amado. Había sido muchas cosas y pensé que estaba tranquilo. Había logrado el objetivo, aunque fuera efímero, de ser importante para alguien. En definitiva, había vivido.

¿Mi legado? El legado soy yo. Yo mismo soy mi propio legado. Ese egoísmo tan particular de ofrecer sin darlo todo… Y además me había centrado en conseguir ser Licenciado, el último objetivo. Así seguía ascendiendo. Miraba al cielo, alrededor de mí se me mostraba un paisaje único, irrepetible, que probablemente no volvería a ver en muchísimo tiempo. En numerosas ocasiones tuve que escalar por roca viva. No había camino, era sencillamente escalada pura hasta los pinachos que florecían. El tiempo se paró. Media hora parecía un día. Una hora, toda una vida, las cuatro horas hasta el final, algo intangible.

DSCF9290 Cuando después de más de tres horas logré vislumbrar el cráter en herradura de mi objetivo, no estuve satisfecho. No me conformaba con verlo, quería llegar hasta el mismo centro, lo alto del cráter y poder sentirme Dios, pudiendo observar absolutamente todo a mi alrededor. Que por encima de mí sólo estuviera el Teide, y el Sol. Los últimos metros fueron quizás los más sufridos. No sabía si llegaría, tampoco sabía ni como llegar. Tuve que coger el flanco derecho más escorado, donde apenas un resbalón podría provocar una caída fatídica. Nadie sabía dónde estaba, no tenía comunicación. Volvía a mis orígenes, esto es: la montaña y yo. Sin más.

Pensé en las ganas que tenía de recobrar la amistad perdida de aquel chico increíble, de los mejores que he conocido. Pensé en tantas personas… que escribirlo ahora sería un ejercicio de futilidad. En mi cabeza, hueca de dolor, convertida en ánima inconsciente, sólo perseguía llegar a lo más alto y poder retozar con la roca viva. La zozobra por el final de este ciclo interminable, la posibilidad de no acabar la carrera, las posibilidades todas quedaban minimizadas por el dolor que sentía mi cuerpo, a cambio de la limpieza de un alma que necesitaba saber de nuevo qué era sufrir físicamente por cuestiones para mí nada baladíes.

Y sonó “Maggot brain” de Funkadelic. Canción de casi diez minutos de duración. Dejé la mochila aparcada. Lo que tuviera que pasar ya sólo era entre lo alto de la montaña y mis fuerzas vivas. Sin más. Un mp3 con “Maggot Brain”, la cámara, bolígrafo, papel y nada más. ¿Perder la mochila? Un mal menor. Sentí vértigo. Estuve en dos ocasiones a punto de caer por aquella caída infinita llena de piedras afiladas como cuchillos. El corazón se me aceleró. Esta vez no apareció la taquicardia. Con cada paso iba aprendiendo algo más. No sabía qué, pero era consciente de que la montaña tenía algo que me susurraba desde dentro. Que yo estaba hecho para estar allí, en ese momento, para aquello. Desde los trece años me inventé a mi mismo de esa forma. Una manera para que mis psicopatías no llegaran a provocar asesinatos de almas y cuerpos. Antropológicamente tendría su explicación. Era un ser primitivo. Sin más.

DSCF9305 Sonó unas cinco veces más “Maggot brain”. Me metí por una especie de canal minúsculo labrado sobre colada masiva que llevaba a un precipicio. Escalé por encima, y subiendo hasta el último paso, logré llegar: 2.363 metros de altitud. Cuando estuve en el mismo centro de la gruesa arista del cráter grité…grité muchísimo. Me dejé literalmente la voz allá arriba. Luego me mareé… me recosté y cerré los ojos. Minutos más tarde me puse en pie y comencé a fotografiar cada detalle que pudiera. El cansancio, la deshidratación, unido a la altura y la falta de alimentos hacían de mí un pequeño fantasma lleno de ilusión, un pelele, una marioneta a merced de la naturaleza.

Al pensar en la bajada me daba miedo. No sabría si tendría las suficientes fuerzas. Había tardado cuatro horas y trece minutos en hollar la cima. Tenía vértigo, miedo. Había pasado por demasiadas cosas durante la subida y esas mismas circunstancias debía pasarlas durante la bajada…y sin un camino claro. A lo lejos se vislumbraban nubes. Sin referencias claras del lugar donde se ubicara la base, sería relativamente sencillo perderme y no llegar hasta mi destino. Estuve cuarenta y cinco minutos arriba, en lo más alto. Quería estar más tiempo, pero comenzaba a tener más frío y la congoja me paralizaba.

Alcancé el décimo lugar más alto de esta isla. El Teide, el Pico Viejo, Montaña Blanca, Guajara, Topo de la Grieta, Pasajirón…Pico Cabras. Allá arriba todo lo que sucedía a diario aquí abajo parecía algo absurdo. Cualquier situación, por extrema que fuera era insignificante. Lo importante, lo realmente crucial era tener salud, piernas, y tener algo que te haga recordarte a ti tal como eres. Allá arriba volví a sentirme orgulloso. No había dejado de sentirme así, simplemente me había olvidado…

Como olvidé lo vivido. Olvidé las historias que hicieron de mí un hombre-niño ilusionado. El amor, la pasión, la vehemencia, el volverme loco positivamente. Hace unos días soñé que dentro de no mucho mis labios volvían a besar otros labios. Recordé a las dos mujeres con las que he estado de verdad, igual todos los desencuentros.DSCF9307 Ser como soy es complicado, todos lo critican, nadie lo entiende pero yo sé que ha merecido la pena. En lo que a las mujeres se refiere, la cabeza la mantengo alta, algo que quiero y deseo no olvidar, aunque sé que será complicado que lo mantenga presente. Los actos “heroicos” vinculados a la montaña deberían estar más presentes, pero entonces, ¿cómo valoraría lo hecho? Me va la aventura, no cualquier cosa, y si tengo que elegir, repetiría todas y cada una de las cosas hechas en ese sentido. Los asuntos familiares nunca jamás me han ido mejor que ahora. Me enorgullezco de mi hermana, de mi sobrino, puedo decir que amo a mi madre y quiero intentar que se sientan ellos también, muy orgullosos de mí. Y mi carrera… esa amante-esposa secreta. Da igual lo que pase. Me sienta como sienta, logre o no sacarlo dentro menos de dos meses…esa es otra historia. No va más. Estoy en el deber, en el derecho, estoy preparado para este momento, y si en junio logro ser licenciado sólo sé que lloraré, me emocionaré y que ese día… será igual a los grandes días de mi vida en que he sido feliz: estaré solo. No habrá un beso de amor de una mujer, no habrá una celebración multitudinaria de amigos y familia. Será un día normal al igual que para millones de personas que ese día también obtendrán un título. Pero para mí…para mí no será un día más. Será especial.

DSCF93292 Y mientras volvía, pensaba, leía el cielo, si hubo una canción que me acompañó en la bajada, en todos mis pensamientos, en todo lo bueno que tengo que decir, en la tranquilidad de todo ello, aquella sólo tenía una cosa que decirme: “Vente”.

SUBIDA – TIEMPOS

Salida en el Barranco de la Arena: 7.48

Canal de Vergara: 8.12

Comunidad Las Nieves: 8.23

Pista Forestal: 9.10

Collado-Puerto. Primera vista Pico Cabras: 9.23

--descanso de 15 minutos—

El ‘Vallito’ – Base Pico Cabras: 10.00

Cedro en el canal lávico: 12.15

Primera vista del cráter: 12.38

Llegada. Hollado Pico Cabras: 13.01.

BAJADA – TIEMPOS

Salida en Pico Cabras: 13.45

Vista última del cráter: 14.01

Cedro en el canal lávico: 14.08

--descanso para comer—

El ‘Vallito’ – Base Pico Cabras: 15.15

Collado-Puerto. Última vista Pico Cabras: 15.30

Pista forestal: 15.44

Comunidad Las Nieves: 16.30

Vergara: 16.30

Llegada a Barranco de la Arena: 16.47