Verano IV


Hay quienes dicen que sería imposible que lograra estar en este lugar un año o un invierno. No lo sé, pero me gustan los retos. A veces le doy la razón, otras creo que sería perfecto llegar al nivel de relajamiento tal que mi mente por fin se fundiera con las luces, con los árboles, que se abrazara a lo más intrínseco de esta tierra milenaria. En este lugar soy más palaciego que nunca, más, a veces ser silvestre es positivo, de ahí que los contrastes sean menores porque actuar se puede llevar a cabo gracias al tiempo que te dan para cambiarte de vestido.

En este lugar estoy semi aislado. Me queda mucho aún por hacer, por estar y no por vivir, sino por comprender el cómo, el por qué y el para qué de mi mismo. Aquí casi todos tienen su misión hecha o la están haciendo y el que no está desolado por las lacras propias de las grandes urbes. Yo sin embargo quiero lograr sacar provecho de todo lo que los demás no logran. Quiero lograr cerrar los ojos y como he logrado por primera vez en mucho tiempo, hacer la nada, el blanco. Recordar e hilvanar recuerdos con proyectos de futuro imposibles como si estuviera esbozando una vida imposible pero que se pudiera. 

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