A diferencia de otros momentos
esta visita está siendo tremendamente tranquila. Es casi lo mismo que en
Tenerife sólo que sin amigos. Sigo las palabras que me recomiendan que busque
el sur, no sólo no me está defraudando, sino que lo veo como algo inefable.
Hacía mucho que no pasaba horas y horas leyendo con tanta expectación. Me
acompaña Román Morales, sonando de fondo los campos de fresa y el paraíso con
gastos pagados de Luis Ramiro. La aventura emulando a Román no salió bien pero
aunque al principio fuese motivo de tristeza acabé por verle el lado positivo.
¡¡¡Lo que disfruté en aquellas mini bad lands con repoblaciones atisbando un
peligro inminente por la escorrentía sobre un mirador!!! Tanto me emocioné que
comencé a correr por el terreno más inestable y acabé con un esguince. Tampoco
olvidaré el camino por aquel páramo en el que vi una ingeniería agrícola para
evitar las escorrentías superficiales que provoca erosión del sustrato. Aluciné
con aquello y con mucho más. Hasta ahora, aunque un poco penosa la aventura,
sigo sintiéndome bien y aprendiendo de mi mismo que es lo que realmente quería.
Mañana otro día interesante y vuelta a la capital de este pequeño país.
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