Buscando el sur I


Andar alguna vez sólo por eso, sentir la temblorosa pulsación de los caminos con las respiraciones sumergidas del campo en el invierno,
Caminar sin otro rumbo que la propia vida y así como la multitud del viento trajo hojas, lianas, zarzas y enredaderas,
Así, junto a tus pasos, va creciendo la tierra.
Oh viajero, no es pena, ni silencio, ni muerte lo que viaja contigo
Sino tu mismo con tus muchas vidas…”

Pero de pronto me he encontrado frente a mi cósmica soledad de errabundo ser y no tengo  un solo argumento, un solo beso con el que defenderme. Estoy solo en mi propio planeta quijotesco, desamparado de cualquier  compañía estable, durmiendo  con mis propios fantasmas que hoy andan enloquecidos, queriendo torturarme. Me he sometido a este viaje para tejer colores e investigar la morada del cóndor y del hombre olvidado, convencido de que ésta sería la vivencia que me aclara la sustancia humana de mi paisaje interior. Pero hace semanas que he caído en barrena. Mi pirata libertario se ha desembarcado, enclaustrándose en la taberna de los vinos ácidos que tienen ese sabor de horror metafísico… ¡Mi pirata, mi pirata! Mi pirata anda no queriendo saber de mares ni de vientos: se ha tornado pueril y vencido.

Miro al fondo de este pozo propio y siento un vértigo frío circulando por las habitaciones oscuras de mi alma ¿qué coño hago caminado día tras día como un número perdido? ¿Hacia dónde conduzco mi careta existencial? Soy el lobo estepario de Herman Hesse, el enemigo de sí mismo que se mortifica el cráneo inútilmente. Deseo abandonarlo todo y volver a la cultura sedentaria de la que procedo, a los relojes maquinales, hacer lo que hacen el resto de los hombres que pagan impuestos y hacen el amor sin flor ni poesía.

Exijo una mujer que me abrace perpetuamente, exijo un padre y una madre, exijo un amigo que me acompañe la vida, una casa donde celebrar fiestas y lecturas. Exijo ser un hombre absolutamente normal que se encamine hacia la muerte con su biografía vacía, sin sueños pero sin preocupaciones. Quiero gritar y no tengo voz, quiero dejar este viaje abstracto…hasta aquí he llegado, no daré un paso más”.

“Buscando el sur”, Román Morales (pp225-226)

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