Floculación de mi esencia


Un hombre visible guarda su invisbilidad
Palmeras enanas y mustias
Colores opacos
Desiertos frondosos
Una recta con curvas
Leyes sin normas
Ruidos silenciosos
Ecos acogedores
Alienadamente cuerdo
Languidece la muerte
Beldad obnoxia
Amplexos a distancia
El peor ecléctico
Empecunemente millonario
Palabras sin letras
Matemáticas sin signos
Vida sin vida
Aire irrespirable
Advecciones de amor
Que siempre sentí, más nunca vi

Soy como una hormiguita


Gracias a las experiencias sé lo que me está pasando. Ese agujero, esa oquedad que queda después de acabar los estudios en el que te das cuenta de que en realidad no eres nada sin esos estudios. Que alcanzar la meta no es más que un paso más del camino. Podría estar eufórico, contento, feliz. Pero existe una máxima en mi vida, un continuo: cuando logro un éxito alguien me baja a las malas a la tierra. Siempre hay alguien que me hace sentir culpable, que me hace ver lo poco que soy, lo patético de mis logros. ¿Creerlo? Lo peor o mejor no es creerlo o no, lo peor es cuando la argumentación es tan fina y elaborada que no tienes más remedio que darle la razón. Es entonces cuando te das cuenta de lo absurdo que eres. Porque lo que has logrado, ¿Para qué sirve? Sirve de orgullo personal, pero no sirve para ayudar a nadie, para conseguir que puedas irte a los confines del mundo y dejar de escucharlos a todos. No sirve para reivindicar nada porque eres pobre materialmente e intelectualmente… te hacen ver lo poco que eres. Lo insignificante de tus conocimientos. Y sin mi Geografía, ¿Qué soy? Nada, sigo en el mismo inútil sitio. Sí, vale he cumplido un sueño. Un gran sueño, pero maldices, como maldigo yo a esos personajes que no te valoran nada, que no te abrazan y te “homenajean”. Te esperas eso, pero nadie le da valor alguno. Alguien me dijo y me ha repetido que no haga caso a los demás, que me ocupe de mí. Igual sí que soy alguien que escuche en demasía a los demás, sobre todo cuando esos “demás” son muy amigos o muy familia. Entonces te das cuenta de que no naces donde quieres, sino donde te toca. Te debates entonces entre tu orgullo y tu satisfacción y esa caída súbita a la realidad. No te dejan soñar, no te dejan recrearte en todos tus esfuerzos y disfrutar de ese aire fresco. Alguien te cortó las alas. El problema no es tener esas alas, el problema es que esas alas en realidad eran pies, y si te quitan los pies, no puedes andar y te quedas impertérrito. Así estoy yo.

Anoche tuve un sueño. Fue un sueño inmejorable. Quizá cargado de ego, pero me encantó. Soñé que cuando llegara a acabar mi carrera, las personas más importantes de mi vida se reunían, me sorprendían y me gritaban: “Licenciado, Licenciado” y “Will, geógrafo, cojonudo, como tú, ninguno”, entre otros vítores que no alcanzo a recordar. Sé que eso nunca ocurrirá pero soñarlo fue bonito. Al menos sé que yo sí lo haré y me dará igual lo que pase mañana, no permitiré que nada ni nadie me diga: “Deja de hablarme de ti y de tus logros que yo también tengo problemas”. ¿Es que yo no merezco mi minuto de gloria? ¿Es que no merezco gritar y que con mi alegría, otros se alegren? (esa es una de mis misiones). Y sin embargo veo DE NUEVO, que mis logros son metidos en un saco sucio y banal que no vale ni medio céntimo en el mercado de los esfuerzos humanos. No me parece justo.

Estuve pensando antes en hacer un manual para hundir a alguien tras haber sacado un curso difícil y se me ocurrieron algunas cosas:
-Infravalorar tus logros
-Que la experiencia de otros la extrapolen a ti diciéndote lo inútil de tus esfuerzos.
-Decirte: Me harta escucharte hablar de lo tuyo.
-Hacerte ver lo estúpido que eres por alegrarte por ti mismo.
-Querer que veas que en realidad eres un estúpido.
-Hacerte ver que cuando pase un año, lo conseguido, nadie lo recordará y que olvidarás lo aprendido.
-No apoyarte cuando has tenido problemas y hacerte ver que los tuyos, no son “problemas”.

Y podría continuar a tenor de una conversación que tuve hace poco con un amigo que como decía una ex, “tiene una pedrada que pa’ que”. En esas sigo pensando en el mejor camino para quitarme de encima viejos fantasmas, borrarlos y tratar de transigir más en lo que a los demás se refiere. Sin embargo es complicado estar como estoy actualmente –vamos a llamarla, situación X-, e intentar pensar y profundizar por mi mismo. Como siempre, es complicado, he de buscar mi lugar.

No obstante sí que hay algo que tengo muy claro en estos momentos. No quiero saber nada de relaciones con mujeres. Puedo en muchos momentos emperrarme de alguien, lo he hecho, no lo voy a negar, pero eso ni es amor. Realmente mi corazón está aún exánime. No estoy preparado para nada. Como dice una canción, estoy “Cerrado por derribo”. Y comoquiera que ese sentimiento desde la cabeza que es el que marca la posibilidad o no, está totalmente displicente. Lo que busco es hablar, es conocer, es que surja algo sin que tenga que pasar nada. Si alguien me llegase a decir que le gusto o algo parecido, creo que me acojonaría tanto que me afectaría. Mi cabeza no está preparada, tiene aún demasiadas trabas, aún hay sentimientos del pasado, lazos invisibles e ideales de alguna que otra mujer difíciles de romper. Las comparaciones son odiosas y no quiero llegar al momento de comparar aunque sea sin quererlo. No sería justo para nadie y creo que, como me ha ocurrido, acabaría abatido a tiros por los balazos que mi cabeza ametralla cuando se produce un desencuentro amoroso. Vamos, que sufriría. Y no quiero sufrir de ninguna de las maneras, ni enamorarme yo –que no lo voy a estar a corto plazo- ni que nadie lo haga de mí, pues la que lo haga con toda probabilidad no conocerá esa “metralleta” que tengo por corazón y esos misiles del corazón que pueden ser tan destructivos.

Esto no significa que haya dejado de ser un romántico, no significa que mi esencia haya desaparecido. Significa que está de momento subyugada por personas que han enterrado parcialmente a esa efigie tan grande que domina todo mi ser. Un ser, por otro lado que se ha visto obligado a darse de baja en ciertos aspectos de la vida. No obstante, que nadie se lleve a engaños. Me siento orgulloso por estar donde estoy, por estar como estoy. Sabiendo que estoy en un 4, en una escala del 1 al 10, dentro de ese 2, estoy al 80% por cierto, es decir, que estoy a poco de llegar al aprobado. Cuantificar el estado de uno es ciertamente absurdo y sobre todo cartesiano, pero me sirve para conocer las facetas cualitativas que necesito. Y creo que estar así en menos de un año de los acontecimientos vividos es un rotundo éxito en lo personal. Pero me sigue dando pavor acercarme a una chica, me da miedo todo lo que tenga que ver con un acercamiento sentimental. Pero como decía otra canción, “soy como una hormiguita”, voy poniendo poco a poco granitos y…¿quién sabe?

Más, de momento las dos féminas y sus figuras que colapsaron todo lo mío el pasado año pesa muchísimo y están haciendo una sombra alargada. Tanto, que un simple contacto significa mucho, pero lo llevo mejor –depende también de las circunstancias y del día-. Al menos sus apariciones han sido llevadas con buen tino por mí, sobre todo con precaución y hermetismo o incluso cierto engaño. Porque como dice otra canción “No me fío”. En general me cuesta fiarme. Por eso una relación ahora mismo es imposible, porque no miraría el día a día, sino las proyecciones del futuro. Y eso es un craso error, pero no reconocerlo sería estúpido, y no verlo o asumirlo sería además de estúpido, de ciegos. 

El FMI reta a Españistán y ésta recurre al gen vasco


Hacía mucho, pero que mucho tiempo que no hacía lo que voy a hacer pero cuando uno está inspirado, ¿Por qué no? Voy a echar un vistazo muy somero (por ser el primero en mucho tiempo) a los medios y las noticias más destacadas… por ejemplo de hoy. ¿Y por qué hoy? Porque la primera noticia con la que han actualizado todos los periódicos digitales hace un rato es digna y merecedora de este post. Ahora mismo en El Mundo, El País y demás diarios generalistas patrios acaban de abrir en portada con esta noticia:

“El FMI pide a España emprender una reforma 'valiente' del mercado laboral”

Me puse a pensar en todas las manifestaciones del último mes. En la crisis que azota este país y las zonas periféricas. Me puse a pensar rápidamente en el sistema socio-económico imperante. En los gobernantes. En la dirección política de la UE. Y al final acabé cayendo en algo absurdo pero muy cierto. Los países de la Alianza Occidental creen que los países del Eje del Mal son Corea del Norte, Irán, Cuba, etc…. Pero qué va. Nada más lejos. En realidad los dirigentes del Fondo Monetario Internacional deben ser algo así como los altos cargos del Eje del Mal en el mundo paralelo en el que vive la gente cuerda, ¿no? Me los estoy imaginando:

FMI: -Arsa quiyo, Españistán, ¿a que no hay huevos de hacer una reforma del mercado laboral más profunda.

ESPAÑA: ¿Qué no? Te vas a cagar. Y no sólo eso, va a ser tan profunda que hasta Izquierda Unida lo va a petar en las elecciones de 2012

FMI: Los tienes cuadrados.

ESPAÑA: ¿Qué te crees, si hay que perder, por lo menos que sea por algo justificado

En fin, que al final no depende tanto de los gobiernos sino del FMI y demás organizaciones mundiales que controlan el mercado y, por ende, el sistema capitalista. En vez de ir a protestar a los Parlamentos deberían hacer el peregrinaje que hicieron los judíos, emularlos e ir hasta la sede el FMI en masa para hacer allí las acampadas de los indignados. Claro, luego pasa lo que pasa. Pagan los indirectos –que también tienen culpa- y el FMI pasa de puntillas en plan: “pío, pío que yo no he sido”. Serán cínicos….

¿Y esto en qué precipita? En carteles tan crueles pero reales como éste:


(“No vas a tener una casa en la puta vida”)

Pero la siguiente noticia no es menos cínica. Nada menos que Mr. Been Botín, al cual le han descubierto una evasión fiscal de unos 2.000 millones de euros en una cuenta suiza. Ya se sabe, quien tiene “poco” siempre quiere más. Pero la avaricia de este ¿señor? No tiene límites.

La Audiencia Nacional investigará a la familia Botín por fraude fiscal y falsedad documental”

Podríamos hablar de “presunto” culpable. En cualquier caso, estando como está el panorama no puedo por más que imaginarme a este señor en su poltrona queriendo acumular más su colchón de dinero. A él y su familia. ¿Indignado? La palabra se queda corta. Si repartiera su riqueza sólo entre los pobres que están en los centros para comer porque no tienen ni un duro, éstos podrían llegar a intentar paliar su situación. Pero hasta ahora no se ha inventado nada contra el reparto equitativo de la riqueza.

Y por último esta noticia:

“El Parlament y la Generalitat llevarán ante la Justicia a quienes bloquearon la Cámara catalana”


Viendo el despliegue de medios y gastos (que llegaron en helicópteros y escoltados) me parece cínico. Sobre todo porque aún no se han identificado a ciencia cierta los agresores, teniendo en cuenta que esa mañana entre los indignados había una docena de Mossos D’Escuadra infiltrados entre ellos y que fueron los propios indignados quienes los localizaron y señalaron. Al final el cinismo del gobierno catalán consiguió lo que quería con los infiltrados: generar una violencia ficticia que no pertenece a este movimiento para hacer daño y tener una excusa para atacarles legalmente. Esto, obvio, es una visión subjetiva mía. Es lo que pienso sabiendo sobre todo la total y absoluta parcialidad de los medios en general y que las fuentes que consulto para contrastar están lejos de ser la de los propios medios.

Después de esto ¿alguien duda de que estamos más cerca del Tercer Mundo? Porque yo lo estoy sintiendo en mis carnes. Hasta aquí el primer análisis de medios tras más de un año. 

Círculo de los ojos cerrados


Salí de esa cueva que yo llamaba casa. Giré a mi izquierda y comencé a caminar bajo el incesante sol irradiaba más energía que nunca. No recordaba casi cuándo fue la última vez que sentí tanto calor. En menos de cien metros ya estaba sudando. Subo una cuesta. Las cornisas de las casas hacen que haga una agradable sombra. Casi dormido aún, cierro los ojos y me pongo a pensar en esa noche. Ralentizo mi ritmo, contemporizando, gustándome en cada paso. La cadencia de mi caminar marca el mismo ritmo que la escena que viví. Aún me parece mentira. Hacía tanto, pero tanto tiempo que no miraba a alguien a los ojos de esa manera que parecía que estuviese rodeado de una dicha inabarcable. Qué noche más maravillosa. Ella me hablaba y yo escrutaba sus labios, su sonrisa, sus gestos, la mirada. Me convertí en inerte, sólo quería ver cada detalle, escuchar cada palabra sin pensar en nada más.

Paraba unos segundos. Entonces yo bajaba la cabeza. Al subirla como quien sube una dura montaña quería escalar hasta sus labios para sellarlos con los míos. Pero volvía a hablar. Ella no quería que fuera ese el momento. Yo era incapaz de resistirme al hechizo de sus palabras. Ella era inmune a la mirada más intensa que era capaz de emitir. Una roca sonriente, atractiva. Despertaba en mí una masculinidad de que hacía mucho tiempo que una mujer no era capaz de incitar.

Asentía con mi sonrisa más pícara, más, me sentía absolutamente incapaz de sellar ese momento con un beso. Puede que no me ganase su favor. Puede que estuviera de más. Lo más seguro es que me rechazara y decidiese cortar. Pero quería poder intentarlo, pero las garras de los fantasmas de las navidades pasadas me acorralaban. Me sentía engullido por el fracaso y me arrugaba. La impotencia era harta.

Mientras la llevaba a su casa disfrutaba con su melodiosa voz y no paraba de hacerle preguntas para que en la vuelta a casa sonara su dulce voz en mis oídos, imaginando que ella imaginaba que me susurraba cosas al oído. Me imaginaba al llegar a casa, en unos minutos abrazado al cojín que ella minutos antes abrazaba. Pensaba en lo que sucedería más tarde. Que me pasaría toda la noche pensando en su voz diciéndome cosas en voz baja. Juntos, muy juntos. Acurrucados. Dejándonos escapar algunos besos. Parando el tiempo y, poco a poco, que la danza del sueño nos llevara al más alto templo.

Cuando abrí los ojos estaba encharcado en sudor. Ella no estaba. No sabía siquiera si había estado. Los caprichos de mi memoria se preguntaban si eso había ocurrido. ¿Estaba ella ayer en mi sofá? ¿Habíamos hecho el amor? ¿Realmente estuvimos toda la tarde en la playa? Me puse en cuclillas. Miré al suelo mientras el azote del dios solar mataba cada centímetro de frescor en mi enfermiza mente.

Me asfixio. Me mareo. Caigo al suelo. Cierro los ojos y siento sólo una gran quemazón en todo mi cuerpo. Mi mundo converge en varias direcciones. ¿A dónde voy? Pierdo totalmente la conciencia.

-Jean. ¡¡¡Jean!!!
-Que – respondo con un hálito de voz totalmente exánime-.

Siento una caricia en la faz. Una mano mece mi cara. Unos labios me besan. Despierto y…

Salgo de esa cueva que yo llamo casa rumbo a cumplir la rutina del día a día

365 días


Hoy hace exactamente un año que cerré este blog al público.

Hoy abro totalmente de nuevo al público de nuevo este blog. Muchos pensaron que había desaparecido. No, simplemente me tomé un descanso necesario. Descanso del alma, del corazón. Un impasse al que no le puse tiempo. Coincidencia ha sido que ahora mismo haya despertado algo en mí. ¿El qué? Lo contaré:

Desde hace aproximadamente un mes he tenido sueños rocambolescos. Muchos preciosos, otros auténticas pesadillas. Al despertarme sentía la necesidad de contarlos a modo de historia tergiversada, a modo de escrito. Tenía la necesidad de darles una salida aunque fuera pura litúrgica. Entonces pensé. Quería dejar ese ser delicuescente para retomarme a mi mismo con estos cambios. Con toda seguridad no tan “animado” ni con tanta imaginación, pero sí con la misma intención. Escribir casi sin quererlo, de forma innata. Es una forma de revivir, por así decirlo. Y decirlo así es real. Porque si no escribo no vivo, ergo, he estado un año muerto en vida, siendo exagerado.

Podría extenderme… Hace un año se sucedieron muchos acontecimientos seguidos. Todos esos acontecimientos no fueron flor de un día sino de una precipitación, de una ligera llovizna que acabó en un torrente pesado que me ocultó bajo el lodo. Me convertí en un reo de las veleidades de otras personas, sin capacidad para casi nada. Sólo ha habido algo que me ha mantenido con algo de vida: La Geografía.

Pero ojo, que a lo largo de este difícil año en que las Ficciones de una vida como la mía ha sido abstruso. Hasta en tres ocasiones he estado a punto de abandonar el camino y recorrer voluntariamente la senda del derrotado más absoluto. ¿Qué pasó para que no cayera del todo? No lo escribí, pues no lo sé. Supongo que era parte de ese moribundo, meditabundo. Supongo que me aferraba a una “¿vida?” como albo obnoxio. Sí, sé que no es la mejor manera, pero es algo inherente en mí. En esos momentos mi vida era totalmente inane. Bueno, algo de vacua sigue siendo, para qué negarlo. Más, el peso que sobrellevaba era mucho mi ciencia no me daba las respuestas ni las satisfacciones que yo esperaba. Pero seguí lacerando la puerta del ave fénix para intentar remontar el vuelo y salir de la olla.

No puedo decir abiertamente que haya salido de la olla… ¿O si? Ahora mismo sólo puedo repetir lo que no he parado de decir desde hace casi una semana: siento calma, tranquilidad pero sobre todo mucha, muchísima gratitud hacia las personas que han puesto aunque fuera un granito de arena. Ese grano significó un mundo, la creación de una pequeña galaxia. Ya fuera con unas letras, una canción, con un apoyo, con un empujón en muchos casos.

Me decía una persona la pasada semana que sentir esto era lo mismo que la felicidad. ¿Lo es? Mientras siga teniendo el “quiste” que lleva inflamado tanto tiempo aquí dentro, el concepto de felicidad fútil que le dan todos, no será el mío. Quizá sí una “felicidad” antagónica en la que el pecado y el peregrinaje sea la mejor virtud para alimentar esa llama. Pero sólo es una conjetura.

Ya la semana abrí el blog a unos cuantos. Hoy sin nada que reprocharme, con la cabeza alta lo vuelvo a abrir para todos. Sé a quiénes se los debo, y sé también quiénes se olvidaron de mí. Quienes me abandonaron a mi suerte en mitad del océano. Lo tengo muy en cuenta, por eso las palabras “perdón” o “gracias” (hacia lo pasado), hoy no tiene el menor sentido. Ya no vale lo ocurrido en ese pasado en el que lo di todo y no obtuve respuesta a mis preguntas a voz en grito, pero también silenciosas. Me abandonaron, no una, ni dos, varias personas a cual más importante. Entonces todo cambió. Y en ese proceso de cambio continúo. Ya voy aceptando, más con resignación que con alegría las cosas. En esta etapa “nihilista” Light de puntillas, sobrevivo. Y lo hago sin conmiseración. Ahora puede que sea una roca dura de roer. Puede que sea más paradójico que nunca. ¿Y cómo no serlo? Me he visto “obligado” a romper toda regla intrínseca, hasta los mismo principios que pensé que nunca haría. Y heme aquí. Vivo. No sé por qué, aunque lo intuyo, pero vivo. Quizá de una manera miserable y totalmente ineluctable, por tanto puede que pese a mi edad me vea provecto, más, son las vivencias lo que me ha hecho lo que soy. Y en este punto miro la perspectiva de que por lo menos lo he vivido. Y lo vivido no me lo quita nadie. Cuando sobrevives a crisis hondas y vuelvas arriba, logras hollar algo inefable que a buen seguro alguno, los elegidos, sabrán a qué me refiero.

Trescientos sesenta y cinco días después vuelven mis realidades y mis ficciones de vida. 

¡¡¡¡BRILAAAAAA!!!!


El cielo está despejado.
Se ve de un azul brillante como nunca.
Tan sólo ocupa el espacio las nubes.
Esas nubes que parecen jalonar toda una vida soslayando de vez en cuando el fulgor del sol, de las estrellas, de todo cuando vemos.

Cada noche tengo un sueño.
A veces es bueno.
Cuando lo es, el día es extraño.
Es como si esa realidad no me perteneciera pero la disfrutara como si fuer ala última. 
Cuando es una pesadilla, creo estar más cerca de la realidad convertida cada vez más en esos miedos que quería alejar de mí.

Hoy no sé si tras ese cielo de diferentes gamas de azules con sus nubes siempre formándose implican la luz, el brillo de esa revolución, de ese nuevo “yo” después de su marcada marcha o si es fruto de las drogas que cada día apagan y duermen ese volcán que siempre ha sido mi corazón.

¿Situación? Barco a la deriva, cada vez más perdido en mi búsqueda.
Más, esa fue la idea desde el principio: perderme en el camino del encuentro.
Quizás tal vez esté hollando el lugar que quería desde siempre.
¿Cómo saberlo? Siempre lo sabemos pasado un tiempo
¿Quién soy? No lo sé.
¿Por qué? Quizá porque como dije: así ha de ser.

Y en esas, en las que estaba de nuevo obcecado, hastiado y exánime encontré estas palabras cuya beldad hay que hacer recordar que son de Benedetti:

NO TE RINDAS
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,

Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero

Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,

Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa, ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas e intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Y una  banda sonora, necesaria por otro lado....
brilla, brilla, brilla, BRILLA, BRIIIIILLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Marcas


REINAGURO FICCIONES VITALES CON ESTE PRIMER ESCRITO Y UNA CANCIÓN.

Fue hace poco, pero en mi interior parece que fue hace siglos. Con respecto a la última vez muchas cosas cambiaron. Ella, ese Alisio que había dejado de soplar apareció cuando nunca debió, en medio del continente, alejado totalmente de su influencia. Yo era un ser xerófilo. Aprendí a vivir sin su influencia, pero no olvidé el frescor que me brindó. Nunca lo olvidaré. Procuré que la floculación fuera lo más rápida posible por mi bien. Pero fue complejo. Más, otros momentos serán buenos para hablar de esa conversación subrepticia.

Cuando aparecieron las marcas, casi al mismo tiempo en que el Alisio apareció, también apareció una chica de ayer, de hoy y siempre, ese zatico como ella misma se definió. Sabía que aparecería en la noche en la que se producirían esas marcas, esa noche omnisciente.

Los vi. Vi a los tres pero sólo hablé con uno de ellos. A los otros dos los dejé arredrados, o quizá fui yo el que se arredró.

Poco después de aquella lóbrega y sobria noche recibí una misiva de la chica zatico, la chica de ayer en la que por primera vez escribía algo que no fuera una hoja en blanco. Estas fueron sus palabras:

La puerta se abrió, yo pasé enseguida. El local desnudo, al principio, se fue vistiendo de colores y de olores variopintos a medida que la muchedumbre accedía. Me encaminé a la barra, sin asientos disponibles, era uno de los pocos lugares donde reposar el cuerpo. El humo no estaba invitado, como en otros tantos sitios, pero no así el alcohol, el sudor, y la temida oscuridad. Quise mirar en varias ocasiones. Demasiada gente, imposible discernir lo conocido de lo ajeno. De hecho, al final de una canción, los aplausos arrancaron el perfume que llevaba puesto. Entendí que tu estabas ahí, pero era tal la atmósfera, que cada melodía te alejaba más de donde yo me encontraba. Así, fui asumiendo la pérdida. Al final del concierto, ya nadie amaba el local. Si antes se peleaban por entrar los primeros, ahora lo abandonaban sin más. Al salir, el hechizo caducó, a las doce, como le ocurrió a Cenicienta. Fue así como tu presencia se desvaneció en el sueño de la noche”.

Más, esta vez fue diferente y yo contesté con una letanía de palabras totalmente exhortado:

En un exiguo instante ocurrió todo, pero ese alienado momento fue paradójicamente eterno. Quise que no acabara nunca. Era un lugar lóbrego, bullicioso, pero sentía como el silencio me gritaba con sumo hastío. Su lasitud conspicua alteraba mi ser llenándolo de una espantosa entropía. La melodía acabó siendo inane hacia mí, y sólo quedó lo fútil de aquel instante en que sentí, al ver viejos fantasmas reincidiendo sobre mi ser. Demasiado abstruso. Me dije que no, que era imposible. Pero volví a incidir en ese relapso, en una ambivalencia que no supe ni sabré explicar a los protagonistas. Sentí conmiseración hacia mí por esta contumaz actitud, miserable y con el escaso valor del ego y del orgullo. Y luego llega usted y produce un paroxismo con la unidad de dos cuestiones tan extrañas como la beldad y lo mohíno. ¿Cómo lo hace? ¿Cómo hace para convertir aún el acero que ingiero cada día en dulce mantequilla. No, no ha perdido ni un ápice de sus amplexo figurados que tantas marcas dejó”.

Y ahora heme aquí, expectante, esperando. Metafóricamente impecune, quizás pecando de ser insidiosos y provecto. Pero sigo aquí, reconociendo mi inane maldad y mi mal hacer, pero excusado por el daño recibido.

MARWAN - MARCAS
He quedado aplastado por un tubo de Colgate
Ahora un vaso de Jack Daniels me alivia el desamor
Tengo el alma enganchada, en tu escote azul de Zara
Desde aquella noche eterna en la parte de atrás de un Ford Escort

Mi perdición es tu perfume de Loewe
Dos sandalias hawaianas y el sabor a Frenadol
Que ha quedado en mi boca al marcharte
Y en el Ipod de tu coche ya no suena mi canción

Marcas, marcas de tu paso por mi vida
Marcas que tras la despedida dejarán abollado el corazón
Marcas, marcas de tus uñas en mi espalda
Marcas que dejaste en la almohada con las ruedas de tu Ford Escort

Aunque ya no te lo creas bajo dos mantas de Ikea
Sonreías como un niño al abrir su Happy Meal
Conduciendo los volantes de tu falda de Versace
No pensaba que te irías con un rastas que usa Farmatint

Aún recuerdo tu sonrisa subrayada con Max Factor
Tus zapatos, tu pecho de Don Algodón
Y se aburren esperando en mi mesilla
Esas Ray Ban que dejaste y un paquete de Control

Marcas, marcas de tu paso por mi vida
Marcas que tras la despedida dejarán abollado el corazón
Marcas, marcas de tus uñas en mi espalda
Marcas que dejaste en la almohada con las ruedas de tu Ford Escort

Por si aún te quedan dudas H y M
Significa hombre muerto desde que me dijiste adiós
Y en el catálogo de Puma de este año
Dicen que de nuevo va a llevarse la desilusión

Marcas, marcas de tu paso por mi vida
Marcas que tras la despedida dejan abollado el corazón
Marcas, marcas de tus uñas en mi espalda
Marcas que dejaste en la almohada con las ruedas de tu Ford Escort