Ecuadores inalcanzables



(Por si acaso no se escucha, y en texto bajito):
Dentro de muchas de mis virtudes, una de las mejores es que puedo ver a cámara lenta todo lo que sucede en mi vida y en la vida de otras personas. Lo que para muchos es un momento fugaz, mis ojos son capaces de verlo a cámara super lenta y analizar sobre todo los cambios. P eso ahora mismo soy capaz de ver los cambios que se han producido en mi vida y los que se proyectan. Ahora mismo estoy en un extraño paralelo. No es el Ecuador de nada pero sí parte por la mitad mucha tierra.

Ese paralelo limita lo posible de lo imposible, lo inalcanzable de lo que no podrás nunca ver. Separa el norte real del sur imaginario. Separa el amor del desamor. Sí porque hace dos meses no había día o noche que no estuvieras tú ahí, ya fuera despertándome o despidiéndote por las noches. Daba igual todo, siempre había tiempo porque…por había algo que nos unía.

Es una historia en la que el amor apareció, en las que las palabras dibujaron todo lo bello que dos personas puedan imaginar. En ese proceso pasaron muchas cosas, hubo “sexo” que me volvió loco por ti sabiéndote multiorgásmica. Hubo tiempo para muchas cosas, para mariposa que luego se volvieron crisálidas. Hubo tiempo para representarte cartográficamente en mi pincel. Hubo tiempo para cambios de opinión, decisiones, tiempo de despedidas mías y tuyas, tiempo de “será mejor que no hablemos” a la demostración de fidelidad y amor para estar en todos los momentos. Hubo tiempo para risas y para soñar. Hubo tiempo para que apareciera otro que lo cambiara todo.

Y cambió todo. En un momento él estaba en tu cama y yo en el Hospital. Tú pasaste una crisis familiar y yo de salud. Él entonces se erigió en el cuerpo presente y mi representación se matizó, se omitió.

Esta historia se escribe de mil maneras. La mejor forma de explicarla es que yo me enamoré de tus múltiples personas, de tu cuerpo, de tu consciente y subconsciente. Me enamoré de tus sonrisas y de tus lágrimas, de tu mal humor y tu desdén.

Ahora estás a mil kilómetros de distancia porque la vida gira en tu vida de una forma vertiginosa. Tu tiempo de trabajo ocupa toda tu vida, aunque siempre tengas tiempo hoy, por sentimientos amorosos, yo no soy tu prioridad, ni tu primera imagen romántica. Lo es el otro y yo he quedado en el limbo. Y te echo de menos desde el momento en que tu corazón definitivamente le pertenece al otro, desde que ya no hay buenas noches, ni canciones, ni palabras cariñosas, ni “así no, que me enamoro”.

Vivo en el “pasado” pero ¿es pasado dos meses? Si lo es, ¿Dos años es toda una vida? Para mí dos meses han sido muchas vidas vividas, muchas circunstancias pasadas contigo y sin ti y aún así he llegado a enfadarme terriblemente pero el amor que siento lo ha podido todo y he sentido aún más que te deseo y que deseo follarte cada noche.

Paralelos que limitan las cosas de la vida. Esta semana/s, podrían ser las del fin del final de mi andadura o podrían ser comienzo de una etapa que, objetivamente deseo y que es la que el destino me tiene preparada.

Porque si no estás preparado para ver el cuadro entero de tu vida, si no eres capaz de ver en qué momento de la vida estás y ser paciente, no juegues esta partida, porque no la soportarás. Puedes perder, pero sólo si estás dispuesto a encuadrar el cuadro y construir los paralelos. En algún momento llegarás al Ecuador y ese hará que cambies el Hemisferio soñado por el Hemisferio conseguido, aquel en el que todo se hace realidad. 

Hace dos meses eras tierra firme que pisar y que descubrir. Poco a poco te fuiste elevando hasta ser una línea imaginaria que todo el mundo sabe que existe pero que nadie puede tocar porque sólo puedes trazar en una foto o un papel. Y ni siquiera te paras cinco minutos a pensar en este cuadro, en lo que te echo de menos y en lo poco que necesito para ser feliz porque me echo de menos contigo…porque sin ti ya me sé. 

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