Geografía-Música-Poesía-Amor


 Prometer, es empeñar el futuro,
desear, es no vivir el presente,
olvidar, es despreciar el pasado,
y vivir, es contestar lo de siempre.
Discutir, prefiero seguir cantando,
ser mejor, es intentar ser cambiado,
suicidar es no volver a arrepentirme,
elegir, es pedirme demasiado.
...Y no te pido más que
te estés a mi lado,
que me soportes loco porque tú estás loca,
y no te pido más que
me soportes callado,
que me cuesta abrir la boca.


Somos objetos perdidos puntos de encuentro para perder la razón
Somos objetos transitivos para un mismo colchón.
No hay paraísos perdidos
solo hay neuronas con el viento a favor,
somos pronombres relativos
Buscando peligrosamente ser mordidos.

si no existen nunca camas donde quepan tantas ganas como en un silencio
¿para qué queréis el miedo? si no sois más que las ansias de algún sexo
para qué queréis el cielo si la boca muda el celo de los hombres nuevos



No es por ti que haya inmigrantes ateridos.
Es porque el desorden
siempre viene conmigo.
No es por ti que tenga
una amante en cada mano.
No es por ti que el niño de papá
lo tenga todo dado.
No es por ti que me guste bañarme en cada río.
Es porque la carne purifica el olvido.
Es porque en los bares
donde vas no pasa nada.
Es porque el amor que vuelve
nunca es el que tú esperabas.
Es porque mi música
es la ausencia de tu cara.
Es porque la angustia nunca ha sido mi aliada.


Quiero y no puedo,
expresar lo que siento por tí
quiero y no puedo dejar
de vivir así.
Quiero la mitad de todo, porque la mitad de nada
no será suficiente.
Quiero que me quieras porque quererte quisiera
aunque sea impertinente.

Despertar, es un lapsus de los sueños,
y soñar, es una vida en balde,
madurar, es regresar a tu padre
y querer, como se quiere a una madre.


Y los lunares que te cuento,
son los cuentos que me invento
pero tengo el infinito y más,
en tu ser diminutivo e imperfecto.


Que tengo tanto esperma en la mirada
Que cuando lloro al viento nace un cielo


Los viejos amigos, caracolas que no vemos 
al fondo del mar
Tu helecho, mi ruido, la vida es una tarde 
con olor a sal
Los sueños perdidos, papeleras en la gran ciudad



Y me asomo a cada rato a la ventana
Esta noche que es un año en el infierno
A ver dónde resucitamos al alba
Ojalá que sea lejos de este desierto

Me entra frío en el porvenir
no tengo abrigo y cierro la ventana.



Soy todo pasión


No digas amor, no digas cabeza o razón. No digas que el sexo es imposible entre los dos porque no conoces lo malo que puedo ser. No, no soy amor o razón....

Soy pasión. Y como soy así, no me da vergüenza ni reparos en decir que te quiero, que estoy enamorado como un puto adolescente de ti. Que me duele saber que tus palabras y sentimientos son de otro. No me avergüenzo de lo que siento porque es noble. Y no sólo soy amor o razón...

...Soy sobre todo pasión. Lo soy y tú no lo sabes y ni te lo imaginas. Y no sabes todo lo que soy capaz de hacer sólo con pasión. Soy capaz de no comer sólo por respirar el aire que tú respiras mientras me acerco muy despacio hacia ti. Soy la pasión que no tiene prisa por contar milimétricamente cada poro de tu piel sin prisa. Y sólo por pasión mordería tus labios con tanta dulzura que gemirías. Y con pasión lamería cada rincón de tu cuerpo. Y con pasión no sabes que te mordería de una forma que querrías que lo repitiera toda la noche.

Y tanta pasión hay en mí que lo verías en mis ojos, en mis besos, en esta sonrisa que sólo busca tu placer y el mío. Y con tanta pasión busco tu desnudez que lo hago despacio, recreándome en tus pechos, en tu torso, en tu culo, tus piernas. Y con tantísima pasión volvería por tus pies y te besaría una y otra pierna, tus rodillas, besaría tan suave como la seda o el terciopelo tus muslos y….

Con esta pasión que no puede más, seguiría hasta arriba. Mi lengua y mis dientes darían buena cuenta de tus pechos. Sí, esta pasión mordería con una dulzura desgarradora tus pezones. Mi pasión no conoce límites y querría pellizcarte el otro pezón, sí, todo tan despacio, con tan poca prisa que querrías que llegase el momento. Me detendré en tus pechos todo lo que haga falta para escuchar tus gritos hasta que te corras, si no lo has hecho ya.

NO, esta pasión no se sacia de una vez. Porque me quedaría acariciarte la espalda, con mi dedo índice primero dibujando al azar la belleza de tus palabras. Esta pasión que volvería a morder, a besar, a lamer cada milímetro de tu espalda mientras acaricio con mis manos tus pechos. Y mi pasión no desea parar hasta volver a escuchar que me digas “quiero más”.

Mi pasión llega a tus caderas, y tu cintura. Te las acaricio, y una nalgada suave interrumpe el proceso. ¿Has sido mala? Si me dices que sí vuelvo a pegarte con suavidad. Me apiado de ti y beso tu culo mientras lo acaricio y lo pellizco con esta pasión tan mía que sé que te gusta.

Mi pasión conoce todos tus puntos débiles y uno de ellos es el cuello. Mi pasión lo acaricia primero. Aparta tu pelo a un lado para besarlo con esta suavidad de la que tú sabes que soy capaz. Te beso hasta el lóbulo de esa parte de tu cuerpo que bien puede oír la cadencia de mi respiración jadeante sabiéndote mía.

Mi pasión no se puede controlar con tan poco, pero anhela sentir que tus ojos llaman los míos. Esto no es hacerte el amor, esta pasión mía quiere penetrarte de formas y modos nada convencionales. No en la cama, ni en posición horizontal, quiere follarte de formas sucias haciéndome con tu cuerpo palmo a palmo, haciendo que tú seas mía y que además me pides, me suplicas que no pare de morderte, de follarte contra la pared. Y esta pasión que no se para con una vez, lo seguirá intentando hasta que uno de los dos quede inconsciente.

Es esta pasión la que me perturba y la que se perturba viendo tu cuerpo, cada parte que me has mostrado y la que desea callar tu boca para comerla entera, la que desea detener tus pasos para que tus piernas sean el juguete de mi boca, junto con tu coño que ambos sabemos que lo que desea.

Qué le vamos a hacer si es una pasión insaciable. Qué podemos hacer si no desea sino repetir una y otra, y otra vez contigo. Que tu cuerpo y el mío sean dos viles juguetes de hacer el mal,  de hacer el amor, o mejor, de follar, cosa que sabemos hacer bien.  




Dime por favor donde no estás 
en qué lugar puedo no ser tu ausencia 

Dime por favor en que vacío, 
no está tu sombra llenando los centros

  

Dime por favor por qué camino, 
podré yo caminar, sin ser tu huella

Dime por favor cuál es la noche, 
que no tiene el color de tu mirada

   

 Dime por favor donde hay un mar, 
que no susurre a mis oídos tus palabras

Dime por favor en qué rincón, 
nadie podrá ver mi tristeza

   

Dime por favor cuál es la noche, 
en que vendrás, para velar tu sueño; 
que no puedo vivir, porque te extraño; 
y que no puedo morir, porque te quiero

Musicalmente e-vidente


Paseo "por el boulevard de los sueños rotos" y  “sigo pensando que no tengo remedio sin ti” y te deseo con pasión y "quiero que me beses". Haciendo retrospectiva y mirando más allá siento que en mis decisiones siempre "me quedo contigo". No sé, veo imposible ya tenerte y no sé ya cómo decir y encender un corazón habiendo "soñado en otra vida, en otro mundo pero a tu lado". “Ciego, me siento ciego” y aún "espero tener la oportunidad para poder demostrar que sólo yo te entiendo". Tal y como yo lo siento “el amor es para siempre". Sin embargo, no hago más que preguntarme pertinazmente si “tengo que decir palabras”, si “tengo que decir la verdad”, si “tengo que gritarlo”, si "tengo que rezar” o cómo “probarte lo bien que estaríamos juntos”. Ayer estuve hablando de ti a unos niños que me preguntaron por eso del amor. Luego me llamaste y en un momento vi que me observaban y decían “se iluminan sus ojos cuando escucha su voz” y “se pone nervioso cuando habla de amor”.

"Y ahora tendré que inventarme otro camino (...)
un cuerpo (el tuyo) que es mi espejo, mi canción definitiva
el otro tripulante de este vuelo eterno
un cuerpo que es mi cable hacia el punto de partida
el barrio donde vivo, mi ángel, mi paracaídas"

Yo…no te voy a confesar lo que es obvio, la ternura y la locura que me provocas al escucharte, al leerte, al imaginarte, al sentirte. Y no quiero llorar escribiendo esto y sabiendo que mis sueños contigo nunca se harán realidad. Te confieso que “esta semana pensé en secuestrarte en mi casa, luego miraba tus fotos al irme a dormir”. No sabes cómo deseo, como anhelo cada día estar en ti porque “quiero saber cómo eres, saber qué te pasa y por fin que me conozcas y que te enamores de mí” porque tú ya ignoras que aún, después de este tiempo, “todas las noches me acuesto y te busco en mi cama y tú nunca estás”, esa es la tristeza además de saberte enamorada de otro.

Aparece otra mujer, me halaga, me regala los oídos. Quiero enamorarme del amor pero no puedo porque “sólo pienso en ti lleno de ilusión”. Y basta que vea otras mujeres y no logro entender el “porque te amo tanto aún que me imagino que ella eres tú”. Y así sigo, intentando pasar sin tus palabras de amor, ‘viendo’ como te enamoras cada vez más y le esperas mientras yo espero el milagro imposible que no depende de mí. 

Estúpido y obcecado pero con los ojos abiertos

Huir



Es poder o querer huir o no
Me siento en este banco.
Pienso y veo cada detalle.
Pongo caos en mi orden
¿Vida A, o vida B?
Bellas pecas y apetecible pintalabios
La compañía está sobrevalorada
Y ella me guiña el ojo, sonríe y me saluda
Es la benignidad de los hospitales
Veo faldas de colores y enfermeras de blanco
...Y el cielo nublaico. ...Y manos de colores pegadas a la pared

Huir o quedarme conmigo.
Es bonito sentirse a uno mismo
Dulce, bella y genial melancolía y resignación
con aroma a buenos recuerdos y buen agüero
Son buenos tiempos
Empeñándome en ver los detalles

¿Huir o coger un avión con destino a ti?
No lo sé. Habrá que observar
Bueno será tumbarse al sol
O no pensar
Huir de mí o volver a ti....
Y seguir enamorándome




Ecuadores inalcanzables



(Por si acaso no se escucha, y en texto bajito):
Dentro de muchas de mis virtudes, una de las mejores es que puedo ver a cámara lenta todo lo que sucede en mi vida y en la vida de otras personas. Lo que para muchos es un momento fugaz, mis ojos son capaces de verlo a cámara super lenta y analizar sobre todo los cambios. P eso ahora mismo soy capaz de ver los cambios que se han producido en mi vida y los que se proyectan. Ahora mismo estoy en un extraño paralelo. No es el Ecuador de nada pero sí parte por la mitad mucha tierra.

Ese paralelo limita lo posible de lo imposible, lo inalcanzable de lo que no podrás nunca ver. Separa el norte real del sur imaginario. Separa el amor del desamor. Sí porque hace dos meses no había día o noche que no estuvieras tú ahí, ya fuera despertándome o despidiéndote por las noches. Daba igual todo, siempre había tiempo porque…por había algo que nos unía.

Es una historia en la que el amor apareció, en las que las palabras dibujaron todo lo bello que dos personas puedan imaginar. En ese proceso pasaron muchas cosas, hubo “sexo” que me volvió loco por ti sabiéndote multiorgásmica. Hubo tiempo para muchas cosas, para mariposa que luego se volvieron crisálidas. Hubo tiempo para representarte cartográficamente en mi pincel. Hubo tiempo para cambios de opinión, decisiones, tiempo de despedidas mías y tuyas, tiempo de “será mejor que no hablemos” a la demostración de fidelidad y amor para estar en todos los momentos. Hubo tiempo para risas y para soñar. Hubo tiempo para que apareciera otro que lo cambiara todo.

Y cambió todo. En un momento él estaba en tu cama y yo en el Hospital. Tú pasaste una crisis familiar y yo de salud. Él entonces se erigió en el cuerpo presente y mi representación se matizó, se omitió.

Esta historia se escribe de mil maneras. La mejor forma de explicarla es que yo me enamoré de tus múltiples personas, de tu cuerpo, de tu consciente y subconsciente. Me enamoré de tus sonrisas y de tus lágrimas, de tu mal humor y tu desdén.

Ahora estás a mil kilómetros de distancia porque la vida gira en tu vida de una forma vertiginosa. Tu tiempo de trabajo ocupa toda tu vida, aunque siempre tengas tiempo hoy, por sentimientos amorosos, yo no soy tu prioridad, ni tu primera imagen romántica. Lo es el otro y yo he quedado en el limbo. Y te echo de menos desde el momento en que tu corazón definitivamente le pertenece al otro, desde que ya no hay buenas noches, ni canciones, ni palabras cariñosas, ni “así no, que me enamoro”.

Vivo en el “pasado” pero ¿es pasado dos meses? Si lo es, ¿Dos años es toda una vida? Para mí dos meses han sido muchas vidas vividas, muchas circunstancias pasadas contigo y sin ti y aún así he llegado a enfadarme terriblemente pero el amor que siento lo ha podido todo y he sentido aún más que te deseo y que deseo follarte cada noche.

Paralelos que limitan las cosas de la vida. Esta semana/s, podrían ser las del fin del final de mi andadura o podrían ser comienzo de una etapa que, objetivamente deseo y que es la que el destino me tiene preparada.

Porque si no estás preparado para ver el cuadro entero de tu vida, si no eres capaz de ver en qué momento de la vida estás y ser paciente, no juegues esta partida, porque no la soportarás. Puedes perder, pero sólo si estás dispuesto a encuadrar el cuadro y construir los paralelos. En algún momento llegarás al Ecuador y ese hará que cambies el Hemisferio soñado por el Hemisferio conseguido, aquel en el que todo se hace realidad. 

Hace dos meses eras tierra firme que pisar y que descubrir. Poco a poco te fuiste elevando hasta ser una línea imaginaria que todo el mundo sabe que existe pero que nadie puede tocar porque sólo puedes trazar en una foto o un papel. Y ni siquiera te paras cinco minutos a pensar en este cuadro, en lo que te echo de menos y en lo poco que necesito para ser feliz porque me echo de menos contigo…porque sin ti ya me sé. 

La muerte (ahora él está en ti)

A la memoria de un ser humano que nunca conoceré pero que hace dos meses provocó que parte de mi vida cambiara (D.E.P.)
Dedicado en especial a esa mujer que hoy sufre por él. Tu sufrimiento, hoy también es el mío.
Quien dijo que “La muerte es parte de la vida”, acertaba. Creo que no somos adultos o maduros emocionalmente hasta que no sufrimos y padecemos de verdad el fallecimiento de alguien que queremos. Ese momento nunca se olvida pero, ¿Qué se siente? Depende de cada persona, cada uno de nosotros tiene una forma de sentir y de sobrellevarlo y también depende de si el fallecimiento ha sido inesperado  o si es fruto de una enfermedad y has tenido tiempo de “asimilar” (si es que se puede, que yo creo que no), dicha pérdida. Ya os digo yo a través de mi experiencia que lo peor del mundo es perder a uno de tus dos o tres seres más queridos y además de forma súbita y repentina, sin previo aviso. Pero, ¿por qué? ¿Qué diferencia hay? Porque sí, hay diferencias. La primera, como dije, está en cada uno. Cada persona es diferente y su dolor no es igual, ni parecido, ni se lleva de la misma manera por más que aquí intente dar explicaciones, cuando perdemos a un ser querido, no hay palabras que valgan.

Cuando alguien os anuncia que alguien a quien amas va a morir en un tiempo “X” el sentimiento es espantoso. La impotencia te invade. Sientes rabia, miedo, incomprensión y sobre todo cuesta asimilar que a quien ves vivo ahora, no lo vas a tener dentro de muy poco. Si la persona que tiene la enfermedad puede hacer una vida más o menos normal esto es lo mejor, ya que de esa manera puedes despedirte, demostrarle todo lo bueno de ti y tener buenos recuerdos junto a él. Lo peor es, sin duda, si se va tras una enfermedad en la que ha estado sufriendo. Esto es horroroso. Ver como alguien que amas se va de tu lado y encima sufriendo es peor incluso que si te clavaran una daga y una aguja ardiendo en un testículo y te lo atravesaran de un lado a otro sin piedad (yo esto lo digo habiéndolo sufrido). No hay manera ni forma de describir esto. Yo creo que depende mucho de tu rol en la familia, puedes hundirte o no. No quiero generalizar porque es un asunto realmente complejo y de difícil explicación. Yo lo que creo es que cuando alguien se está yendo con sufrimiento debes de ser fuerte para transmitirle energía mientras esté consciente. Aún con todo, en esa maldita enfermedad debes mantenerte fuerte aunque en verdad no lo estés. Ver morir cada día a alguien os aseguro que es una de las peores  experiencias vitales. Cada día es un sufrimiento y no hay ningún consuelo salvo el de ver que sigue vivo y que o no sufre o el sufrimiento es menor pero ni aún así. Conservas un hálito de fe tan débil como el hilo que lo mantiene con vida. Cada día es un tormento porque debes asumir la pérdida…y su estado no ayuda a hacerte a la idea y esa persona se apaga poco a poco como una vela, como un cigarrillo, como un fuego, y con él, también te vas tú. Cuando fallece lloras y es entonces cuando se apodera de ti la mayor de las incomprensiones. Nada, absolutamente nada ayuda a sentirte mejor. No puedes hacerte a la idea aunque hayas tenido tiempo…pero creedme cuando os digo que habéis tenido mucho tiempo y que dentro de lo horrible que es la muerte, habéis tenido “suerte” (parece canalla e infame esta palabra en este texto pero lo digo con conocimiento de causa) porque habéis estado junto a esa persona hasta el final y habéis podido despediros y tener tiempo que es de lo que se trata…
Porque cuando no tienes tiempo de despedirte, ni de hacerte a la idea, ni de  verlo siquiera porque se va de repente, sin avisar, esto es lo más doloroso del mundo. Dios, el destino o lo que sea en que creáis se lleva a quien quieres de una vez y sin aviso. Llegar un día a tu casa, recibir la noticia de que una de las personas más importantes de tu vida ha fallecido es, con mucho, la peor experiencia que puede tocarte en la vida. Aún hoy día habiendo sufrido perdidas de ambas maneras os digo que esta última es cruel. Entras en shock. No reacciones durante un tiempo que puede variar entre unas  pocas horas, días o incluso meses. Negamos. No habrá un momento en tu vida en que repitas más veces seguidas “No”, porque es así, no puede ser. Racionalmente es imposible de asimilar en frío. Porque después de saber los por qué y culpar a quien sea por habérselo llevado te toca hacerte a la idea de que cada día ya no lo verás, que no te has despedido ni dicho todo lo que querías porque nunca imaginaste que fallecería. Es antinatural. Las personas jóvenes o que tienen mucha vida dentro de si deberían tener prohibido que les pasara nada malo como el sufrimiento o la muerte. Esto es lo que pensamos vehemente, sin capacidad para pensar. El mundo ya no gira igual, los colores se apagan. Quieres bajarte de la vida y del mundo y volver hacia atrás, cuando vivir junto a él/ella era más sencillo porque esa persona estaba ahí a diario. Hay quien, en el fulgor del hecho que supone no volver a sentir vivo a tu ser querido se vuelve loco literalmente. El trastorno post-fallecimiento puede llevar a querer acabar con tu propia vida e incluso llevarte por delante a quienes intenten impedírtelo porque la incomprensión se apodera de esa persona y quiere acabar con todo porque ya nada tiene sentido. Y en cierta forma así es… lo he vivido. Porque el amor verdadero duele hasta convertirse en algo irracional y te lleva a decir y hacer cosas que de común no harías ni pensarías. ¿Y cómo no excusarlo? ¿Acaso hay algo peor que perder a una de las personas de tu vida? Es espantoso. La vida en ese momento es el peor de los avernos.

Porque la muerte es como arrancar del suelo un gran árbol que deja como huellas un gigantesco surco que no puede ser llenado fácilmente. Lo arrancas y todas sus raíces son las venas de tu cuerpo, la sangre que no mana pero te desangra la vida. Sientes que es imposible imaginar la vida sin esa persona. Y en efecto, nada que puedas llegar a imaginar antes se asemejará siquiera a la realidad de vivir sin quien quieres. Nada será como antes. La vida tal y como la conocías se acabó. Con él, una parte de ti se ha ido, una parte importante. Es, sin duda, lo peor de la vida, la cara más espantosa del amor. Y no, ninguna palabra que escriba o diga será de consuelo, ni suavizará la caída a la realidad tras perder un trozo de tu vida.

Más, cuando logras hollar algún día después de cierto tiempo una sonrisa, y logras sentir un poco de paz y perdonas a la vida por arrebatarte lo más querido, toca meditar y pensar en sacar algo de esa pérdida…Esto nos puede llevar años y no es sencillo hacerlo, pero es necesario para sobrevivir a esa pérdida y no acabar con nosotros mismos. En mi particular, la pérdida de esa persona me ha hecho excusar una afirmación que pocos entienden pero que yo sí y que además justifico racional y vehemente. Cuando llegas a querer a alguien de verdad hasta lo más hondo de tu ser, hasta más allá de tu propia salud mental, nunca jamás la vas a olvidar. Me refiero a cualquier tipo de amor, el familiar, el fraternal, el de pareja. Cuando yo amo, es así, sin distinción aunque haya diferencias (y muchas, claro). Pero amar de verdad supone sufrir, llorar, supone perdonar y siempre recordar todo lo bueno para tener siempre a esa persona dentro de ti y que te llene y complete en tu experiencia vital. En el caso del fallecimiento de ese familiar cercano (un padre,  una madre o un hermano), hay una cosa que también aprendí con respecto a otras personas y sus diferentes formas de llevar el dolor o la pérdida y es que aunque pasen años o décadas en mi vida, jamás la olvidaré. Ver su foto o imaginártelo vivo te remueve todo y sientes el mismo amor o incluso más amor que cuando estaba vivo. Cuando pierdes, aprendes a amar mejor. Esa ha sido mi lección en vida de la muerte. He aprendido a ser capaz de amar lo que no ves, lo que no está de cuerpo presente. Aprendes a amar desde el recuerdo hasta el presente, sólo recordando todo lo bueno que te ha hecho sentir. Eso es lo que la muerte me ha dejado en vida…y algo más, claro está.

Llora, patalea, piensa, grita, quédate en shock, huye, busca estar sólo, o un abrazo, haz lo que sea porque no volverá, ya no lo verás cada día ni hablarás con él, ya no olerás su aroma, ya no sentirás su amor. Todo tu dolor está justificado. Pero aunque el mundo parezca un infierno injusto y salvaje, levántate…Si quieres, no me hagas caso, no lo hagas por estas palabras ni por mí. Levántate por él ser que amas y se ha ido, que te quiso y quiso lo mejor para ti. Su fuerza ahora está en ti. Lucha por tu vida porque a partir de ahora en ti hay dos personas que debes cuidar, la tuya propia y la suya que desde el momento en que se fue, te buscó para estar contigo, proteger tu alma, cuidar de ti. Él está dentro de ti, créeme, es cierto. Y no son palabras bonitas, hechas o escritas adrede. Esto es cierto como la energía en la que creo y que desprende mi cuerpo. Créeme, hoy, en ti, desde que se fue, habita él en ti. Sólo espera a que llegue. Nunca lo olvides y nunca lo dejes de querer.

Cuando alguien sufre esta pérdida creo que lo peor que uno puede hacer es dejarlo a solas con su dolor. A no ser que lo pida expresamente o que necesite estar a solas, es ahora cuando debes demostrar que estás. Estar en las buenas no tiene mérito, estar en las malas es de buenas personas, estar en todas es querer de verdad.

Y todo esto lo digo desde la experiencia propia. Porque tras un tiempo llegarás a poder saltar, reír, ser la persona más feliz del mundo (solo o en compañía) pero con todo ello, para mí al menos, cada semana siempre es 4 de marzo de 1994, la fecha en que cambió mi vida para siempre porque con esa persona, se fue una parte importante de mí.

PD: La muerte me ha enseñado muchas cosas pero eso…es otra historia.

Con todo el amor del mundo, tuyo siempre
Fran

Igual que Penélope

En la mitología griega había un personaje llamado Penélope. Según su leyenda y si no recuerdo mal, su esposo, Ulises, partió hacia la guerra troyana y ella se quedó esperándolo durante muchos años más que fielmente. Tuvo muchos pretendientes a los cuales había prometido elegir entre uno para aquel que lograra tejer una mortaja, sin embargo, para no tener que elegir, por las noches, mientras sus pretendientes dormían, deshacía lo que habían hecho para no tener que decidir y seguir esperando a Ulises.
 
Yo me veo ahora mismo como Penélope. Al decir verdad en esta historia hay dos Penélopes pero hay una que más que probablemente llegue al final de su espera con un final feliz, mientras que otra Penélope no tendrá buen final y se quedará esperando hasta que...hasta vete tú a saber. 
 
Lo que sucede es que hay un hombre al que podría describir juzgando de muchas maneras y no lo voy a hacer. Sin embargo, él sin hacer nada, sin decir apenas, hoy día se lleva sus "te echo de menos", sus suspiros, sus pensamientos más "cálidos" en las noches, se lleva lo que no hace mucho me llevaba yo. Sí, porque yo estoy ahí sin tener por qué estar pero estoy porque quiero. Yo hago y digo muchas cosas. Yo me enamoro de mismo al ver y pensar en todo lo que hago para ser consecuente con mis sentimientos. Pero nada vale. Ya puedo mover el eje rotacional de La Tierra que ella lo minimiza, lo obvia y lo pasa a un saco roto lleno de silencios. Es simple, ella está "locamente enamorada" del otro, no de mí. Y yo, obtuso donde los haya, no hago más que esperar como Penélope para intentar tocar la tecla de ese piano que haga que despierte de ese hechizo en el que él la tiene con su mera presencia o voz. Como dije no voy a decir nada de él...pero ya os digo que en los últimos tres meses no ha hecho más que yo, no se ha ganado su amor más que yo. Pero no se trata de medir (¿o sí?)
 
El caso es que en esta historia yo siento que tengo y debo actuar con todo el corazón porque así lo siento. Lo que tengo claro es que he perdonado, me he dado otra nueva oportunidad para enamorarme de alguien que me enamoró desde que la conocí. Y hoy la quiero incluso más que el primer día. Tiene un montón de defectos, es una mujer en ocasiones difícil de llevar y entender, a veces me saca de quicio y es eso lo que más interés me hace tener. Es ese espíritu vehemente de 'macho alfa' que hace querer controlar lo que no debe o puede pero es algo muy básico. Y no digo que pretenda controlarla (que se me entienda bien por favor), lo que digo es que sus defectos me encantan y quiero quererla a partir de ahí porque sé que cuando veo, intuyo o pienso en sus cosas buenas, creo que podría morir de amor o derretido de ternura...o pasión imaginando que la hago el amor dos o tres veces cada día.
 
Me vuelve loco. Pero es una locura muy cuerda. Intento respetarla (y creo que lo hago), intento ceñirme a acuerdos tácitos que me ha dado la experiencia para no sobrepasar límite que ella no querría que yo cruzara. Se trata de conocer a la persona que tengo delante. Se trata de conocerla para saber de qué manera puedo quererla. Quizás no debiera hacer nada por ella y quererla desde el desdén o la displicencia pero díganme una cosa, ¿cómo puedes decir palabras y demostrarlas con hechos para hacerla ver que tú no la vas a dejar sola o te vas a alejar como han hecho otros y que además con ello vas a ser consecuente con tus sentimientos y pensamientos? Si sabes que esa es una de las prioridades para avanzar en un camino que no existe, si sabes que esa es una de las maneras para llegar a ella, para que se sienta querida de una forma amorosa y no fraterna, no vas a actuar con pasotismo (hay diferencia entre ser pasota y ser 'independiente').

Y Dios sabe las ganas que tengo de "rajar" del otro hombre, pero soy un caballero. Yo sólo sé que cuando este verano ellos dos se junten y comiencen una relación o tengan relaciones o pase algo (que pasará) yo sentiré dos cosas. Por una parte, la alegría y tranquilidad por ella porque será feliz y estará con quien quiere, y yo, que la quiero bien, sólo deseo su felicidad y que esté con quien quiere. Empero yo estaré a punto de fenecer de la desesperación porque no está conmigo y porque todas las palabras y todas las caricias se las llevará alguien que....alguien que no soy yo y que no se lo ha merecido ni ganado a mi juicio. Pero ella no siente nada por mí, así de simple y así lo tendré que acatar con el tiempo.
 
Y siempre he querido que me cuente y me hable de él porque como le he dicho "puedo medir cuan real es lo que siento" y porque "no quiero vivir en una falsa fantasía". Aunque duele, lo aguantaré. Pero en perspectiva, ¿quién sabe? quizás él se raje, él no haga lo que debe hacer y entonces yo aproveche ese momento para estar y que se encienda de nuevo la luz. Mi corazón dice que no, mi cabeza dice que sí...¿o era al revés? No lo sé. Sé que debo esperar, que tengo que mantenerme firme, que quiero conocerla a fondo. Que quiero demostrarla que adonde voy yo, ella va conmigo en mi corazón, que la quiero en libertad y libre, pero que quiero ser su báculo, quiero ser su amante fiel como Penélope, quiero que sienta y vea que yo no soy como todos los demás, que no está aquí de paso y que su amor se diluirá con el tiempo, quiero ser uno más de los que logre sacarle una sonrisa, el que la haga soñar con cosas bellas, el que la desengañe y la haga creer en el amor, el que le diga: "No me sueltes, que yo no lo haré". Yo quiero estar en sus malos momentos, mientras llora, mientras ríe, mientras está de mal humor...quiero entenderla y conocerla sin prisas pero quiero disfrutar de eso mientras nos besamos.
 
Sé que probablemente dentro de unos meses estas palabras no las podré ni leer, que me sentiré un estúpido iluso. Sé que es lo que pasará y ese final feliz será ella y él, ella aceptando y perdonando cualquier "pecado" (a mi juicio) que él haya podido cometer o que esté cometiendo porque está enamorada, él sin valorar justamente a esa gran mujer a esa impresionante persona, y yo esperando en la oscuridad a que algo pase y que no me saque de su vida, aunque si tocara estar fuera de su vida lo aceptaría, estoy preparado aunque la echaría terriblemente de menos. Lo que cambiaría sería el que no podría demostrarla ni con hechos ni con palabras que lo que siento no es fruto de un día y además no podría escucharla ni saber de ella. En ese instante me tocará esperar en silencio, hablando con la mirada y suspirando todo el día como Penélope.
 
Y aunque sé lo que parece y parece que importo yo y hablo de mí, no es así. La que importa es ella, que está en un mal momento y me necesita aunque sea a cuarto y mitad y sin fuerzas y yo quiero estar aún así porque me siento orgulloso estando. Y yo desespero de impotencia porque sé que lo único que si acaso podría hacerla un poco feliz sería estar más cerca del otro, mientras mi corazón se impulsa a inventar mil formas de hacerse notar y no logra que sienta lo mismo que por él y no logra hacerla sentir bien. Entonces no puedo hacer nada para ayudarla a pasar ese mal momento. No le aporto nada que pueda hacerla volver a soñar conmigo y no con el otro. No le aporto un abrazo, una cara de tonto para hacerla sonreír, no le aporto una ilusión diminuta, no le aporto nada a través de mis hechos o palabras. No le aporto nada. Yo sólo quiero que esté bien, ser partícipe de su felicidad pero también de sus malos momentos. Quiero que esté bien, que esté sana, que no llore, que no esté sacando lo peor de ella. Pero lo que veo es que la única persona en quien piensa al menos unos minutos por las noches es en él  y yo quedo relegado a un tercer plano. Como he dicho, ahora sólo importa ella. Yo sólo puedo esperar a que quizás un día su mirada y la mía se vuelvan a cruzar mientras miramos la misma estrella y entonces...quizás entonces, esta historia pueda tener un inesperado final.

Y sí, lo puedo decir muy alto y muy claro. Ella ha sido y está siendo lo mejor que me ha pasado este año, y durante mucho tiempo. Vale la pena aunque sea escucharla llorar y consolarla. Vale la pena escucharla reír o sonreír. Vale la pena verla con sus ojeras hasta el suelo después de muchas lágrimas pero con una sonrisa. Vale la pena porque me hace feliz, me ha hecho sentirme un hombre después de muchos años. Me hace feliz de una forma extraña, pero es que si pienso en lo que ha pasado, sólo puedo ver el sentido que le ha dado a mi vida. Así que si me lo preguntan...sí, vale la pena estar como Penélope porque es obvio lo que sucede. Hay dos personas que están "locamente enamoradas", sin embargo, en algún momento quiero que esas locuras se encuentren porque ambas locuras se lo merecen.
 
 
 

Sálvame (un grito en silencio)

-Una mota de polvo cae muy lentamente. Se posa en mi mano.
-Una pared blanca se desdobla. Mi atribulada cabeza dibuja una puerta.
-Siento una punzada en la parte superior de mi mano.
-Siento que penetra en vena un líquido frío.
-No hay dolor. No existe tiempo. No hay nada. No pienso.
-Hace frío. Tiemblo. Descubro que mis ojos están abiertos.

-¿Cuánto tiempo llevo aquí?
-¿Dónde estoy?
-¿Por qué este silencio absoluto?
-¿Qué ha pasado?
-¿Por qué no puedo moverme?
-¿Quién soy?

-Sólo mis ojos pueden ver, oír, hablar, pensar...
-Dos yunkes abaten mis párpados.
-Todo está en blanco oscuro. No recuerdo nada.
-Todo yo está inane, inerte. Yazgo a merced del todo o la nada.
-Sin fuerzas, sin voluntad...pero siento paz. 
-De repente aparece en mi cabeza
    -la textura del aire
    -el sonido de una caricia
    -el dibujo de una melodía

-Quizás cuando halle el sentido del tiempo pueda saber...
-...quién soy y dónde estoy.
-Será buen momento éste para dormir...
-...y soñar con la vida. Mi vida.