La posibilidad de cumplir lo imposible


No es fácil expresarse de manera objetiva en muchos casos. Al intentar elegir el tema de este post lo he pensado mucho. Es lo que tiene la inspiración, que puedes escribir de cualquier cosa y estar haciéndolo durante veinticuatro horas. Comienzo:

Quiero hablar de imposibles. Yo soy un hombre bajito. Exactamente no lo sé, pero soy bajito. Siempre lo he sido y desde hace muchos años ya no tengo complejo. Sí es cierto que la gran mayoría tienen un problema con ello, no han sido pocas las veces que al intentar hacerme un cumplido me han dicho aquello de “si no fueras bajito…” Y yo he dicho: “No es un problema mío, es tuyo, mi estatura no me hace peor que, eres tú la que lo está convirtiendo como algo malo…”. Mafalda o que para ser más exactos su amiga, mi adorada   Libertad decía algo así como que “Los bajitos no tenemos por qué andar aguantándole a los demás su complejo de altura”. Y como digo, mi estatura física puede que sea baja, pero la estatura de mi corazón y de mi alma es grande, y es eso lo que yo creo que es importante. Aún con todo, quiera que no, mido a las personas por lo que me puedan aportar, por lo que me puedan dar –no materialmente, claro está-.

Si una persona es culta, tiene intereses o aunque no sean afines a los míos, pero me atrae, creo que eso me conquista. Claro, luego hay otras cosas (porque puede ser una erudita y ser bastante idiota, cosa que, por otro lado, no sería extraño visto lo que he visto). Y no me considero especialmente inteligente ni nada de eso, soy un chico normal, pero lo que “mido” en una persona son sus inquietudes, sobre todo las intelectuales. Eso me encanta. Pero reitero, si no hay una conexión entre ambos más allá, no es más que una virtud como quien tiene unos ojos azules y una bonita cara, si después de eso, no hay algo más, se queda tan solo en eso. Me siento pequeñito cuando conozco o estoy conociendo a alguien que…alguien que continuamente me sorprende con sus cosas: que si escribe, que si tiene un gran gusto musical, que si es culta e inteligente, que si tiene sueños, que si es independiente, que si sabe de Geografía, que si tiene las ideas claras… Ves todo lo bueno y...en fin, los años también acaban por hacerte ver los fallos, pero los minimizas por vaya-usted-a-saber-qué-razón (Copyright del formato: Raquel Busca su sitio).

Y obviamente, en el punto en el que hablo no hay nada, no existe nada. Quizás una relación de palabras y pocos hechos, lo suficiente para enaltecer algo que no tenías. Y es entonces cuando te sientes pequeño. La ves como un imposible. Piensas “Es demasiada mujer para un solo hombre” o más bien como un hombre como yo. Es…es como un cirro-estrato, las nubes más altas. Con cristales de hielo finos que parecen que se van a romper en cualquier momento. Con su presencia cubriría todo el cielo, o para ser más exactos, todo mi cielo. Y piensas que una mujer nunca acabaría por fijarse en ti o verte de la misma manera. Pero en vez de desolarte, eres feliz en la experiencia de conocerla, observándola, escrutándola, hablando con ella y a veces flirteando un poco. Es como un “pacto de mínimos” que haces contigo mismo para no acabar mal. Es como una competición, un partido de algo en el que tú te manifiestas inferior aunque siendo objetivo, no tendrías por qué sentirse así. 


Puede que sea Demasiada Mujer, pero yo no soy menos hombre

En tu cabeza sueñas y te imaginas el preciso momento en el que los planetas se alineen y ella te diga: tú…tú también me gustas. En ese momento probablemente tu estómago se venga abajo y la ambivalencia del miedo y la valentía se conviertan en un ser que ande por ti e incluso se desdoble. Te sentirás poderoso y débil, sentirás…muchas cosas que estoy seguro que todos habrán sentido. Pero tu sentido común sigue mirando hacia arriba y viendo esos cirros-estratos que hacen tu mundo dulce como una nube de algodón. No es mi intención mentir y malo sería que aquí lo hiciera, así que la verdad es que el hecho de que sienta algo igual que yo es tan lejano como…como ese trabajo de geógrafo que anhelo, como ese doctorado, incluso como la vuelta al mundo a pie o en automóvil que siempre me ronda por la cabeza, como aquel paisaje de las montañas Tian Shan, como volver a viajar a África o el cielo caído en Cherrapunji. Y creo que es mejor sentir esto así de imposible. Creo que es bueno porque, al menos en mi caso, saberme seguro de una posible victoria me hace más débil, más vulnerable.

Prefiero pensar que ella está en una torre que no alcanzaré porque…porque el día que sepa que ella está en el mismo camino que yo, que los sentimientos son similares, quien sabe qué pasará... Por lo demás, mientras estás en esa nube tratas, al menos en mi caso, de no encapricharte, de tener los pies en el suelo, de ver la realidad más posible, ponerle pegas, ser exigente y hasta verle defectos que no le ves porque sabes perfectamente que, cuando llega alguien así, puede que Cupido (ese traidor macabro) volverá a tener una de esas conversaciones incompatibles contigo. Con todo estos océanos de sensaciones, la mejor de todas, sin duda alguna, es la tranquilidad de que sabes cómo ser feliz con tan sólo una palabra, o una melodía. 

Sea como sea, me estoy dejando llevar, algo que hacía tiempo que no hacía, al menos no lo hacía tan continuado. Me he lanzado a hacer cosas y continúa esta revolución de marzo. Soy hombre y niño a partes iguales, soy más sereno pero igual de vehemente. Sé lo que puedo llegar a hacer por amor y sé lo que he hecho. Aunque alguno se apure y diga que son “exageraciones” o bravuconadas. Son esos tiras y afloja de mi cabeza y mi corazón. Son estas realidades que en verdad tienen mucho de ficción o de ilusión por intentar que dos Indias clonadas sean descubiertas al mismo tiempo y en el mismo lugar por sendos clones de Cristóbal Colón, uno tú y el otro yo. 


Me puso esta canción y me desarmó por completo 


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