Mil canciones imposibles: LODVG - Jueves

Tapa: Millones y millones de ellas
Etapa: Tantas que pasan a cámara lenta en un instante intangible
Estrato… De balada pop
Vas a una velocidad moderada por una carretera de segunda. Estás perdido en ninguna parte. Sabes el país, sabes incluso en que zona climática estás, pero no sabes nada más. Aguaceros internos que empapan el habitáculo donde suena esa melodía. Es líquido elemento artificial, no cae del cielo, cae cuan fuente inagotable de las cuencas visuales que todo lo captan desde un prisma único, irrepetible. Suena la canción entre una recta interminable y la única curva que atisbo a ver en kilómetros a la redonda. Esa curva provoca que los sentidos se paralicen, es lenta y rápida, larga y corta. En esa curva cruzo todas las estaciones, es imposible no hacerlo, desde allí ves todo a cámara super lenta. Es imposible no sentir la parsimonia de un mundo que en un espacio temporal ínfimo como es aquel que cuentas con un carpo y metacarpo, en uno de esos inventados por el azar, por uno de esos eruditos hombres que con los siglos ni tan siquiera fue recordado. Igual que nadie recuerda si el que conduce tu auto está vivo o muerto, si esta melodía es un réquiem o un himno a la mejor de las vivencias. Jalonan cientos y cientos de diminutos micro o nano instantes en los que logras captar hasta la más mínima gama de color. Tu mundo es sólo agua, precipitación de líquido elemento que no puede evitar manar por doquier fruto de una descomposición en el vehículo a motor que empuja tu vida hasta el lugar donde has de llegar. Hoy estás en una recta vacía, sin vegetación, sin nada, sólo crece esta canción en un basto terreno. Al final, de una manera estúpida, y sin sentido, crees que vas a llegar, más, no es posible.

Con mucho orgullo

Estoy con la cabeza muy alta, desbordante de orgullo
Y esta canción, me la dedico a mi mismo. Porque pareció que Manolo España –vocalista de La Guardia- estuvo acuñando parte de mi vida en una canción:
El amor de una mujer nunca lo podré entender. Ando perdido, ya lo sé… Aunque sueño con arder en el fuego de tu piel, no he recogido lo que sembré…Y he aprendido a sonreír, en este juego hay que seguir en silencio…Nunca me dejé caer en la trampa del placer, ni vi tu nombre en el papel. Mientras escucho esta canción seguro que hay una razón para esperar al sol… seguro que hay una razón para tener valor”

Yo no sé nada

Yo no he de saber nada realmente de la vida. Algo se me debe escapar ciertamente. No lo sé. Este escrito después de mucho tiempo lo escribo con desidia. Sin ganas realmente de poco o de nada.

Estoy en shock. Sin reacción. Quizá yo no sirva para estas cosas del amor. Quizá a mí algunas cosas se me den realmente mal. No lo sé.

Sé que pese a todo lo malo, me siento afortunado, porque entre tanta pérdida, vislumbro un camino difuminado, no sé aún qué tipo de camino es, pero gracias a ese camino, a ese sendero, no me siento tan perdido como podría estarlo. Gracias camino. Tú sabes quién eres, quién soy, cómo me refiero.

A estas alturas no me quiero creer nada, porque quiero disfrutar poco a poco, para que la desgracia se vaya también muy lentamente. Con la mirada perdida, así estoy, como si no creyera nada de lo bueno o malo que me ha pasado. Sin saber exactamente si he sido un tonto bonachón, o si he hecho mal, bien o qué. No lo sé.

Les deseo toda la suerte del mundo a las nuevas parejas. A quienes se aman. En serio, me alegro en la medida en la que ellos sean felices porque así ha de ser. ¿Y yo? Siempre he estado más solo que en compañía. Nada ha cambiado, mi camino está predestinado –aunque deteste esa mierda de camino, prefiero el que hable párrafos más arriba-.

Yo estaré bien. Siempre hay un camino que recorrer. Siempre hay un punto y ese está lejano. Quizá en Finlandia, puede que en Barcelona, tal vez en Ulán Bator o Katmandú, lo que está claro es que mi futuro desde hoy mismo está lejos de Tenerife. Lo sé.

Yo, no sé nada de la vida. Nada del amor, ni del futuro, ni de las decisiones tomadas. Sé quién es feliz y yo… a partir de hoy buscaré mi destino. Mi padre lo hizo entonces, y le salió bien. Ya va siendo hora de que yo también lo busque.

Mientras, soñaré con noches de alcoba. Dibujaré nuevos retos sentimentales, a sabiendas de que pese a mi fe ciega, de mi esperanza estúpida, tal vez nunca se cumplan, pero dibujarlos será algo que me guardaré para disfrutar y compartir sólo con quien sepa realmente que está dispuesto a sentirlos y realizarlos no un instante efímero, sino infinitamente. Soñaré con imposibles como Hemingway, como Bukowsky, como el Zaratrusta de Nietsche. Seguiré soñando porque eso es lo que he hecho toda la vida.

Y como nadie se conoce mejor que yo, me tengo muy bien estudiado y en los exámenes recientemente finalizados, ya me han dado las notas, aquí las dejo:

 

Muy deficiente                                   en estabilidad

Insuficiente                                        en sentimientos

Suspendido                                         en amor

Suficiente                                           en desencuentros

Notable                                               en errores

Sobresaliente                                      en susceptibilidad

Matrícula de honor                              en olvido

Mi Alisio

Me he enroscado en una actitud, en una serie de situaciones negativas de las que no logro salir y me he sentado a escribir para ver si, pensando un poco, puedo salir de este estúpido atolladero. Reducir algo a una cuestión, es simplificarlo todo demasiado. Es como perpetuarse en un determinismo geográfico sin ver que existen otras corrientes capaces de mejorar lo que ya Plinio El Viejo se atrevió a inventar.

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Reducir pues, todo al amor, es simplificar mucho las cosas. Es más bien una cuestión de perfección. Aún trato de conocerme en situaciones desfavorables novedosas como las que estoy viviendo estos meses. Que nada está saliendo como preveía y esperaba… eso no se me escapa ni a mí, ni a nadie que esté cerca de mí. Que estoy teniendo una santa y bendita paciencia, eso ya, no lo saben demasiadas personas. Otrora hubiera cogido y abandonado todo, hubiera dejado de creer y me hubiera lanzado a mis más bajos instintos, esos en los que la razón no existe y sólo te da por hacer lo que está al margen de lo estrictamente coherente. Pierdes hasta el sentido común y, como no podía ser de otra manera, recuperas esa mirada llena de esa palabra que no deseo ni escribir.

Sólo las palabras que llevas escuchando toda la vida en forma melodiosa pueden hacer que recuperes algo de confianza. Empero, ya no tienes 18 años. Ya no puedes optar por coger los bártulos, abandonarlo todo y decir: Adiós, muy buenas tardes. Se supone que de la experiencia aprendes algo, aprendes a no cometer los mismos errores. A no regalar tu amor, a no regalar tu compañía sino a quien tú elijas. Aprendes a intentar aceptar que no todo va a salir bien. Y esto es clave en estos momentos. Cuando las cosas no salen a la perfección, como a mi me gusta y como yo me exijo, es como si perdiera cierta motivación. Craso error, por otra parte. Deficiente nota para ese estilo de llevar las cosas. Al resto del mundo no le exijo tanto, ni la mitad, de hecho, pero yo… yo sí me exijo muchísimo. El máximo. Y en casi todos los aspectos.

Esto mismo lo hablaba esta semana con una amiga que no daba crédito a las incoherencias que le decía. Y es que yo vivo casi de forma sempiterna bajo el yugo de una Alta Presión Dinámica (símil meteorológico), de esa que rara vez se va. Pero no es un sistema de presiones como el de Azores o como el de Hawaii. No, no, el mío bien podría ser ese sistema de Altas Presiones de Siberia, en aquel vasto continente. Sus vientos de componente Noreste modifican el clima de todo el continente y aúna todo bajo su seno. Pues algo así sucede en mi vida. La alta presión que yo mismo me exijo, domina todo el sistema de vida. No es bueno, claro está, o no al menos no debería serlo. Muchas veces se dice que ese es el paso al éxito pero… ¿Y qué es el éxito?

 

Este año he echado mucho de menos a varias personas –quien me conoce sabe quienes han sido-. No sólo a quien ya no está, sino a quien estando, no está, o a quien queriendo que esté, no quiere estar por alguna razón. Esto quizá no tenga relación con lo que me precede pero siguiendo con los símiles climáticos, es como los “tipos de tiempo” que existen en mi vida (como en casi todas). Ese tipo de tiempo del ciclónico del norte que hace que todo esté frío, que nieve, que sea todo de un color blanco invernal. O quizá, ese tiempo anticiclónico propio de la baja térmica sahariana que provoca un cambio en todo lo que le rodea. Ese viento Tropical continental, al llegar las diferentes estaciones de la vida lo transforma. Al Este, en Egipto se le llama Khamsin, en la región murciana se le llama Lebeche, en Canarias Tiempo sur (pese a venir del Este). Este viento Tropical continental fruto de esa baja presión sahariana, al llegar a según qué aspectos pueden provocar diferentes circunstancias.

 

Como la climatología, la vida es complicada, así que arrastrando este símil, voy a tratar de explicar un poco por encima lo que Simpleza2ocurre. Imaginemos que todo yo soy esa baja térmica sahariana, sería como una idiosincrasia propia y personal. Ese viento que se genera en ese inmenso manantial y que modifica el clima de tantos y tantos países o regiones (esos países y regiones serían todas las personas que conozco). Pues bien, al ponerse en marcha y producirse el giro ciclónico ese viento cambia sus condiciones según hasta dónde llegue. Esos destinos serían como las diferentes circunstancias de la vida (estudios, amor, familia, amigos, etc…) Y claro, no es lo mismo el Siroco, que el Lebeche, que el Harmatán. Todos ellos provocan un tipo de tiempo y todos los tipos de tiempo, un clima, es decir, en lenguaje antrópico, una vida –esto, sin embargo, es muchíiiiisimo más complicado, yo, como Libertad, la amiga de Mafalda, lo he simplificado-. Pues a eso me refiero, que me preocupa todo, no una única cosa, porque es mi clima, mi vida, lo que lo conforma como tal. Los factores que lo determinan serían, en este caso, la personalidad de las personas que conozco, y los elementos (lluvia, temperatura, niebla y demás), sería la experiencia que poseo con esas personas y lo que provoca tras ponerlo en la balanza (alegría, tristeza, sonrisas, lágrimas).

Y como el estudio del mismo clima, ninguna vida es sencilla de explicar, ni tan siquiera con símiles. Tienes etapas donde el tiempo es benigno, pero esa bondad a veces no puede ser mucha, no hay el mismo estío en Gijón, que en La Habana (Cuba) o Bergen (Noruega), así que es necesario el equilibrio. Y tanto lo mismo ocurre con los inviernos, puestos a elegir, un invierno normalito, de un clima oceánico bretón, propio de la cordillera cantábrica y no uno excesivamente frío como el de Verjoiansk (Noreste de Rusia) o irreverentemente cálido como el de Accra (Ghana-África). Y eso es difícil encontrarlo en las vidas, aunque aquí no creo que esté descubriendo la fórmula de la Coca-cola.

 

Yo siempre digo que podría ser peor. Podría ser una vida catastrófica y donde fuera imposible vivir cada año, como Cherrapunji (La India), donde cada día durante el verano puede caer de forma torrencial más de 150 mm de lluvia, en lo que es una catástrofe total. Pero es que todos los condicionantes están en su contra para que sea un lugar devastado por los elementos climáticos. Vendría a ser, como no, la vida de los millones de personas del Tercer Mundo o allí donde existen conflictos bélicos. Soy, pues, afortunado de estar donde estoy, pero eso no me tranquiliza. El éxito de mi vida no radica en el conformismo intelectual y sentimental, sino en la ambición en esos planos, obviando y dejando a un segundo plano los otros.

 

Palabras, palabras y más palabras. Siempre palabras. Pero hechos más bien escasos. He aprendido a vivir con los fracasos sentimentales. He aprendido a vivir aceptando mis inseguridades y siendo feliz con ello. He aprendido a disfrutar los buenos momentos. Pero sigo sin saber cómo afrontar el fracaso académico, el fracaso vital que supone que un esfuerzo no tenga su recompensa. Sigo sin aprender la imprescindible lección de cuando los planes no salen como uno planifica. ¿Y entonces qué?

 

Pero… siempre hay algo bueno. ¿Te acuerdas? Siempre hay algo constante que aplaca todo lo malo que podría implicar vivir donde se vive. Algo así como el fantástico img8541500Alisio, el viento más constante de todo el mundo, siempre sopla y provoca frescor y…¿Sabes de donde procede? Pues de las Altas presiones. Es decir, a pesar de que yo presione con fuerza mi vida, existe un Alisio que hace que todo sea mejor. Y ese Alisio nace de allí, del mismo mar. Yo tengo un Alisio. Ese Alisio está allá, al norte, muy al norte. En un lugar donde ni tan siquiera se habla castellano. Y ese Alisio del que hablo, no hace mucho, se metió hasta donde nunca imaginé. Madrid fue entonces el lugar más fresco y maravilloso del mundo. Se metió por cada recoveco que nunca hubiera imaginado. Más… el Alisio, constante como es, no siempre afecta a los mismos sitios, depende de dónde encuentre esa Alta Presión, y normalmente en invierno, en Canarias, no aparece. En ese invierno precisamente, el de mi última vida, mi Alisio se fue y me dejó a expensas del resto de tipos de tiempo. Aparecieron entonces, otros vientos racheados, que hicieron que el clima pareciera que iba a cambiar radicalmente. Pero había un problema: no era mi Alisio.

 

Con ese Alisio, toda la presión de mi vida, incluso los fracasos académicos que se podrían llegar a avistar, eran minimizados. Existía pues, el mejor clima que nunca jamás había visto. No era de este mundo. Ese Alisio no era de este mundo… Porque me quiso como nunca jamás lo ha hecho nadie. El amor más perfecto de todos. Estos días en Canarias ha habido tiempo sur, ese Tropical continental, ese que deja altas temperaturas y Adhis (como lo llaman en Irán), dust (como lo llaman en China), calima y polvo en suspensión (como lo llamamos aquí) o como suena más poético: Advección de aire sahariano. Sin embargo, desde ayer el Alisio volvió. Es habitual en verano, es cuando más sopla porque hay una mayor diferencia barométrica entre el las altas presiones de azores y la baja térmica sahariana. Ayer… Sentí ese frescor de nuevo… pero aunque científicamente sabía que eran los vientos Alisios, sabía de igual manera que ese no era el viento que respiré hasta no hace mucho. Ese no era mi Alisio. Ese no eras tú.

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El sonido de las palabras

 

Amor ya veremos

 

Donde y cuando

Si es que… son como niños

Aunque desde hace un par de semanas quise comenzar algo así como un curso muy particular de “ética periodística”, esto por momentos va degenerando y ya ha llegado un punto de distorsión total de la realidad. Las ideas tienen que evolucionar, no estancarse y esas cosas tan bonitas que se suelen decir en estos casos. Para los chascarridos y sarcasmos varios ya está El Jueves, y a veces también el canal de Intereconomía, pero claro, no es suficiente. Un gran profesor me dijo esta semana que tal y como está el mundo, los geógrafos deberíamos de ser ahora los reyes del imperio y del mundo mundial, que nos tendríamos que lanzar a la conquista del Universo y otras galaxias más lejanas. Bueno, el caso es que analizando algunas cosas ocurridas esta semana, no puedo más que pensar que el mundo en verdad está tocando fondo y que mi sobrino de casi cuatro años tiene mucha más cordura, sentido común y capacidad de razonamiento que las altas esferas políticas. Si es que… míralos, mírales, si es que son peores que un adolescente ultra-mega-super ‘hormonado’. Algo así ha pasado esta semana, o más bien, mi interpretación personal, o cómo lo he visto desde mi perspectiva:

 

ONU: A veeeer, ¿qué ha pasado ahora?

Presidente de Israel: Oye, que nos han atacao – SEÑALANDO A UN BARCO EN AGUAS INTERNACIONALES

Turquía: Oye, eso es mentira, mentira de la gorda. -Desde la lejanía por miedo a represalias-

Presidente de Israel: Te juro por Snoopi que esos nos atacaron y nos amenazaron, sino, no hubiera hecho nada.

Turquía: Di tú que eso es mentira cochina. –Vuelve a gritar desde la lejanía y escondiéndose para que Israel no le de capones-.

ONU: Israel, ¿Tienes pruebas?

Presidente de Israel: Pues sí.

ONU: Enséñamelas, por favor.

Presidente de Israel: Mira. Míralas. (Enseña juguetes y cosas sin un valor real salvo alguna navaja y machete-esto es real-) Las canicas en particular, las cargan el diablo.

ONU: Israel. No sé cómo decirlo… la verdad. Pero es que así yo no te puedo defender, ¿eh? Yo pa mí que los mataste que te dio la gana.

Turquía: Dí que sí, que nosotros sólo teníamos unas pocas hachas y algunos cuchillos. –Vuelve a gritar y a ocultarse-

ONU: Turquía, tú mejor con la boca calladita, ¿eh?

Presidente de Israel: ¿Entonces?

ONU: Lo siento, con estas pruebas, imposible. Voy a ver qué puedo hacer. Marearé un poco la perdiz y dejaré que pase el tiempo con eso de las investigaciones y tal, pero te va caer un puro….

Presidente de Israel: Bota, bota en tu culo explota. Ellos fueron los culpables diga lo que diga la máquina de la verdad.

ONU: Hombre, no, Israel, así no ¿eh? Que la comunidad internacional se pone de uñas.

Presidente de Israel: ¿El mundo? Todo el sistema solar está en contra nuestra. La culpa es vuestra, que sois unos infieles y unos antisemitas.

ONU: ¡¡¿A que te abro una investigación de cojones?!!

Presidente de Israel: ¡¡¡Y una mierda para ti!!!, ¡¡No hay huevos!! soy un estado soberano y lo que digo yo lo respeta hasta Dios.

Turquía: Tsss, menuda panda de tarados. Yo me voy a denunciarlos a otro lado.

ONU: Y tú, condenarás el ataque, digo yo, ¿no?

EEUU (que pasaba por ahí): Pues en realidad, verás. Sí, bueno, no, en realidad, tal vez. Creo que… Lo que diga la rubia (Qué grandes recuerdos de El Informal). En realidad…     

Irak y Corea son los jefes del eje del mal, Irak y Corea son los jefes del eje del mal,                 Irak y Corea son los jefes del eje del mal, Irak y Corea son los jefes del eje del mal,                Irak y Corea son los jefes del eje del mal, Irak y Corea son los jefes del eje del mal,                Irak y Corea son los jefes del eje del mal, Irak y Corea son los jefes del eje del mal,                Irak y Corea son los jefes del eje del mal, Irak y Corea son los jefes del eje del mal….               

 

Mi sobrino de casi 4 años: Tío, ¿qué está pasando en el mundo?

Yo: Lo mismo de siempre, hijo mío, lo mismo de siempre…

Mi sobrino de casi 4 años: ¿?¿? ¡!

 

Y UN POQUITO MÁS CERCA DE AQUÍ (en Alemania):

Respetable alemán de a pie: Oh, Estamos en guerra. Tropas fuera. Fuera ocupación.

Presidente de Alemania: ¿Guerra? ¿Ocupación? Nada de eso, estamos en Afghanistán de forma altruista, en misión humanitaria que lo llaman.

Periodista: Entonces, ¿Qué? Vamos a estar allí mucho tiempo por lo que veo, ¿no?

Presidente de Alemania: Ya te digo, con los intereses económicos y con la crisis que hay, tenemos que proteger nuestros intereses comerciales como sea. Te digo que no saldremos de esa mierda de país en años.

Die Linke (Oposición de izquierdas alemana): Sinvergüenzas.

Presidente de Alemania: Creo que… dimito.

Periódicos alemanes: El presi dimite, pero Lena gana Eurovisión y sale un video suyo en pelotas –para rebajar los ánimos soliviantados-.

 

Mi sobrino de casi 4 años: Tío, ¿qué está pasando en Alemania?

Yo: Lo mismo de siempre, hijo mío, lo mismo de siempre…

Mi sobrino de casi 4 años: ¿?¿? ¡!

Esto me suena

En la tranquilidad de la noche, y con cierto insomnio, sabes que sabes cosas que se te habían olvidado. ¡Qué cabeza la mía! –piensas para tí-. Que las mejores luces aparecen cuando oscurece. Ya lo decía una comentarista hace poco –Ana- y le doy toda la razón porque es lo que es, muchas veces la noche ayuda a ver las cosas como se han de ver…a oscuras. Porque a ciegas se ve mejor que con los ojos abiertos. Y bueno, hablemos de música y las cositas que tienen detrás…

 

Bajo el intenso calor se me ocurrieron varias historias que no he podido plasmar en un papel, y de fondo, comenzó a sonar esta canción del último disco de estos artistas. No pude escribirlas, pero en cambio, comencé a vivirlas mientras conducía. Comencé a soñar sin darme cuenta de que no estaba allí, sino aquí. Qué fácil es ponerse a imaginar cosas…

 

 

No hace mucho dediqué esta canción. Hoy la rescato porque en verdad, y hasta el día de hoy, es mi canción de 2010, sin lugar a dudas. Descubrir este grupo y esta canción ha sido grande. Estoy seguro de que algún día pueda verlos en directos, ¿Quizá este verano en Madrid? Adoro esta canción, estoy absolutamente enamorado de la melodía, de cómo tocan la guitarra, de los gestos, de los cambios de tono, de su letra, de lo que me inspira, de lo que me recuerda (muchas cosas y alguna que otra persona). Esta canción es… es que es mucho para mí.

Hace unos días en un blog escuche canciones que me elevaron la lívido de mi alma musical. Fue tal la emoción que me arrojé y por primera vez me atreví a comentar –sí, a veces soy tímido-. Esa osadía insólita hizo que ganara una comentarista de lujo. Muy poco después pensé en esta canción y me recordó a ese blog –Ana, te nombro ya por duplicado-. Y me trae algún que otro recuerdillo que está bien, pero sobre todo hace sacar mi lado más... (a buen entendedor…)

Bueno, va, que estamos de repeticiones, pero es que también sonó en el coche y al llegar  al pueblo de El Sauzal, sentí algo así como un empujón de esos rebeldes en los que te dan ganas de coger tu moto (que no tengo), el casco (que tampoco tengo), la chupa de cuero (que sí tengo) con los vaqueros ajustados (que también poseo) –50% del pack- y volar por cualquier carretera que se pierda en el horizonte y pasar totalmente de reglas, de normas, de lo que la sociedad cree que es correcto. Parando, eso sí, cada un par de cientos de kilómetros para escribir todo lo que ha dibujado mi cabeza. En definitiva, ayudó a que el rebelde sin causa que habita en mí, volviera a recobrar esa mirada jactanciosa, que a casi nadie gusta, pero que a mí, me motiva.

 

Estrellas fugaces

Extracto de algo que escribí hace algunas semanas a alguien a quien puedo decir abiertamente y sin empaques, te quiero.

“…Vivo en una adolescencia eterna, entre la inmadurez, el egoísmo y la verdad falsa que mejor me calce. Con ello, conquistas y amores que son como estrellas fugaces, brillantes al principio, con un recorrido espectacular, pero al final difuminadas y desaparecidas en el camino. Escribo historias de las estrellas con las que bien podría formar todo un universo de luces, bonito, incluso tal vez logre llenar mi bagaje sentimental con un buen curriculum. Más, todo eso, al final, cuando no tenga realidad que echarme a la cara, dejarán claro que sus huellas habrán sido tan exiguas como las dejadas en una playa durante la bajamar. Esas huellas desaparecen y sólo te acuerdas del momento en el que escribiste algo en esa arena mientras esbozabas el dibujo fugaz de lo que bien podría haber sido un planeta, y no fue sino otra ilusión más”.

 

Y por último, hoy os regalo más sonrisas. No mías, sino de los que me han hecho sonreír alguna vez estos últimos tiempos. Os deseo buena noche, o buen día, o en general, que sean buenas las próximas horas.

Regalo sonrisas 1

Multi post: Falsas rebeldías, locuras frustradas, pasiones sin sentido y canciones imposibles

¿Soy una i minúscula sin punto?

¿O una I mayúscula?

Da igual, sé que por lo menos Arjona pensó en mí

 

Vales

<SAMSUNG DIGITAL CAMERA> Tu presencia no pasa desapercibida si alguien logra ver el brillo de tu esencia, pero, ¿Y quién eres? Nadie se da cuenta de lo que eres en verdad, de quién eres en realidad. Nadie sabe de tus lágrimas, nadie sabe de tus alegrías, nadie sabe de ti si desapareces, si estás en un lugar muy, muy lejano. Y allí, en el último lugar del mundo, sólo vales tú. Tú te quieres, tú te admiras, tú crees que deberías ser querido por las personas que te rodean de cerca o de lejos. Pero nadie te hace valer. Sólo tú, a fin de cuentas sabes lo que sufres, sabes lo que sientes. Sólo tú vales, porque a fin de cuentas, eso es lo que acabas haciendo, encubriéndote para no regalar tu verdadera esencia en vano, sino para que alguien la valore en su máxima expresión. Y aún así, cuando lo haces, descubres casi sin querer, que tus quehaceres no han acabado sino siendo un “quebradero de cabeza”. Tú vales, tú destacas porque tú quieres que así sea. No porque el resto del mundo lo haga en realidad y de verdad.

 Buenas noticias

Vete al carajo. A veces y sólo a veces no me apetece ser nada racional. No me da la gana. Quiero patalear. Quiero tener otra vez 6 años. Quiero ser sólo pasión. Este post está hecho de pura pasión, sin sentido, sin pensar en nada. Quizá nada tiene valor. Hoy no deseo más que el blanco propio de la nada acompañada del silencio. Puro, pulcro. Hoy la Bolsa cerró con la mayor contradicción de todas. Tú a la baja, yo con un superávit mayor en el antagonismo más grande que jamás podrás imaginar. Punto y final.

 

Montañas de fuego

<SAMSUNG DIGITAL CAMERA> Las entrañas arden, la cabeza fría como una piedra. O al menos eso quieres hacer ver. Al final vas acabar como sabes que ibas a detestar. Y en ocasiones, o a menudo, según se precie, vas a acabar con un entorno, un paisaje lleno de lava donde tú admiras y prosigues tu camino entre las llamas del infierno en donde todo acaba sumido. Por más que quieras sobrevivir a base de sueños. La única posibilidad que tienes es reinventarte, resucitarte cuan ave fénix. Con la cabeza fría, casi como una piedra que parece incapaz de razonar. Pero en el fondo tu alma, tu corazón, sigue siendo como las montañas de fuego, que arden por dentro, pero cada vez en un mayor silencio, en un grito que ya nadie atisba ni a percibir. Y así se consume la vida de los días, como un volcán que nunca sabes cuándo va a teñir las montañas de tu alma del fuego, calor y llamas del mismísimo averno. ¿Cuántas veces más tendré que reinventarme?

 

Felipe, disfrazándose de mí

Debilidades-fortalezas

El pasado viajó en una estrella fugaz hasta el futuro y volvió a repetir exactamente lo mismo que me confesó años atrás

 

Inteligencia borrosa

<SAMSUNG DIGITAL CAMERA>  Sabes mucho de nada y todo en realidad es vacuidad, ¿Con sentido? ¿Es algo pesimista? ¿Tal vez espantoso? ¿No lo quieres saber? ¿Quieres saber cuál es la verdad que subyace en lo absoluto de nuestra inteligencia menos avanzada? Pues nunca olvides sentir que todo está borroso. Porque algunas veces el vacío es el mayor signo de inteligencia y de totalidad que nadie nunca jamás pueda llegar a entender. Entiende que los esfuerzos son rarezas intrínsecas. Uno necesita fundirse en un algo imposible de definir. La inteligencia no existe. La objetividad, la normalidad, la cultura, todo son inventos del ser humano. Yo ya lo sé. Y sé también quién lo sabe. No soy el único. Dediquémonos a desperdiciar absurdos conflictos por creer que estamos en posesión del mayor poder de todos. En realidad, mientras más inteligente somos, todo se hace cada vez más ininteligibles.

 

Quino mandó a Mafalda a preguntarme lo que nadie había acertado a hacer.

Arbol y psicoanalista

 

Siempre, siempre, los desencuentros que nunca cesan. Tú con él, yo sin ella, aquel con la otra. Todos con todos y yo… Llegué tarde cuando repartieron la suerte. Siempre preferiré estar en compañía de la soledad, que con una mala compañía. Obvio, ¿no?

 

Silueta

SMDC0163.JPG                   El perímetro dicta mucho con pocos rasgos. ¿Crees que me conoces? ¿Crees que todo lo sabes? ¿Crees que me puedes herir? ¿Crees que lo de fuera lo es todo? Pues quizá. O tal vez sí, o tal vez no. La silueta es el alma. No enseño nada, sólo una cosa más. Todo se reduce a poner rostros. Caras sin sentido. Actos soslayados por algunas excusas de lo más cartesianas. Uno no es más que una advección de células procedentes de ninguna parte. Si crees que esto es falso, pregúntale a la nada, o al todo, las deidades del mundo del equilibrio. No son frases exangües caídas de un ánimo azorado. No. Dime, ¿Tú sabes quién eres? Primero averigua cuáles son tus rasgos definitorios, los de dentro, adórnate si quieres, pero al cabo del día, tu alma acaba desnuda y rebelándote sotto vocce, que en realidad, sólo eres una silueta más, con el sentido que los demás te quieran dar. Date tú mismo el valor y convertirás tu silueta en la mayor beldad de todas.

 

Una verdad:

Hoy me acuerdo de mis adorables 18 años, de las eternas noches de hospital de septiembre de 2008, del verano de Madrid en  2009 y de tantas otras cosas imposibles de explicar en pocas palabras…

 

MIL CANCIONES IMPOSIBLES: FITO Y FITIPALDIS – HUESOS DE LOS BESOS

Tapa: Totalmente transparente, llana y sin empaques

Etapa: Buscando un tren que me lleve al reino deseado

Estrato… De rock

Es la instigadora de todo, de todo este nuevo planeta, de este nuevo recorrido. Es la protagonista de todo lo que subyace o no en estas palabras. Es lo simple y lo complejo, es el amor en general, la vida en particular. Da igual si se pincha una, o las cuatro ruedas del coche si llego hasta la galaxia más lejana. Da igual porque heme aquí, versando cosas que tal vez sólo ocurrieron en mi imaginación. Esta canción es resumen e historia de todo y nada, o de una nada que fue todo, de uno o mil planetas, de una ley de vida, de la mía, en un constante trasiego. No había tenido sentido alguno, o más bien testimonial hasta los hechos en los que mi coche fue destrozado. Tanto la carrocería como el interior, hasta las ruedas me las desvalijaron. Todo ello mientras pensaba que estaba llegando a mi destino último para convertirme en Rey después de una etapa de mendigo. Fui criado en pos de un reino, me dieron mi propio principado y me forjé siendo un príncipe que se fue diluyendo en función de los viajes por diversos planetas, desiertos de éstos últimos, o pérdidas en mitad de la vía láctea. El Universo es enorme, incontable por su vacío, pero también por lo que acoge. Así un poco, más o menos, es esta canción para mí, unos huesos en los que se ha convertido un corazón de Rey que ya no sabe si está en esta, o en aquella galaxia, si está aquí escribiendo esto, o tal vez esté en un país muy, muy lejano –que sería probable con el avance de la tecnología-. Esta canción es todo lo que quedó, la que acompañó mil historias en una sola y que pretendo contar con todos los detalles posibles sin que se note, desnudando mis palabras y disfrazándolas, al mismo tiempo a mi manera. Con lo que me quedo al final, es con la música y su significado, da igual si es literal o figurado. Sencillamente es lo que es. Ahora miro las estrellas sin más esperando pasar un tren ficticio que no debiera pasar, pues en mitad de la nada del Universo no veo raíles por los que puedan pasar. Me tocará entonces caminar, vagar en busca de un medio de transporte –si aún existe alguno-, para llegar a mi reinado.

 

 

PD1: Bego, te quiero muchísimo, amiga mía. Dani, te echo de menos. Carlos, gracias por existir en mi vida.

PD2: Gracias a mis dos modelos en “Inteligencia borrosa”: Carlos e Israel.

PD3: Aunque sé que nadie me entenderá del todo, quiero dar las más sinceras GRACIAS, los agradecimientos  más grandes a todos aquellos que se han hecho sentir en mi blog estos últimos días con sus comentarios, por darle vida con sus palabras, por visitarme y decirme cosas que en verdad, no creo merecer. La lista sería amplia –aunque no son muchos en número- y los agradecimientos, al fin y al cabo, serían los mismos. GRACIAS.

Justo en esta esquina

De entre tantas esquinas, hoy he tenido que venir a parar precisamente a esta, la del “no lo veo nada claro”. Y encima, esta maldita canción que no se me va de la cabeza desde el fin de semana pasado.

Pues sí, hoy tengo el día moñas, ñoño, tonto, sentimental… esos días en los que necesitas todo, menos sentirte solo. Y al final, por orgullo y dignidad dices aquello de: No, si estoy muy bien. Lo que ocurre es que como es imposible tener lo que quieres, te resignas, te aguantas, te jodes y punto.

Añoranza en la lluvia invernal – 1ª Parte

es-colorear-dibujos-imagenes-foto-nube-de-lluvia-p11401  Al final, siempre acabo con una ligera sonrisa melancólica cuando veo llover de nuevo cada invierno. A pesar de que todo acabó, la lluvia, el invierno me recuerda a la mejor relación que jamás he tenido y jamás tendré nunca con una mujer. Es curioso, porque no logro recordar a casi ninguna mujer que ha pasado por mi vida. Han sido tantas en esas noches locas de alcohol y frenesí. Han sido tantos vacuos te quieros, y no lograría ponerle el rostro a ninguna. Sólo hubo una mujer que logró llevarme al éxtasis, a la locura. Al fin y al cabo, la locura está expuesta en nuestros primeros años de juventud, cuando salimos de la adolescencia y nos embarcamos en las filas de aquella nave llamada vehemencia.

 

Tenía vientres años y el señor invierno, como ya era costumbre, estaba perezoso para comenzar a hacer su trabajo, así que las lluvias no llegaron hasta finales de febrero. Yo estaba jugueteando con mis impulsos que tenían un idilio con la soledad. A finales del invierno yo era como la Canarina canariensis, que está en flor, reluciente y bella precisamente en esos últimos meses fríos. Es como si esa época quisiera llevarle la contraria a los que hibernan por que hace más frío de lo habitual. Pues así siempre fui yo. Y estaba feliz, como siempre por sentirme feliz.

 

Febrero fue siempre de largo mi mes favorito. Lo era porque todo lo que sucedía era diferente, como diferente era en el ejército de los meses. Cuan soldado patoso, febrero era el excéntrico, el que marcaba la diferencia por aquello de ser bisiesto. Y que caray, le tenía cariño porque sugestión o realidad, lo cierto es que lo que se ponía al horno durante ese mes salía apetecible y rico, rico.

 

Por aquellas fechas recibí una muy buena noticia. Tenía que ver con asuntos económicos porque estaba sin un duro en el bolsillo y ellluvia1 (1) hecho de poder tener algo más de calderilla, me emocionó entonces. Ahora, ¿qué noticia fue? No lo recuerdo, porque todo quedó sepultado y eclipsado por lo que sucedió ese día en el que a media tarde comenzó a caer una tormenta como pocos recuerdan. La intensidad fue bestial. Era como si el Dios del cielo estuviera tirando una botella de agua y ésta cayera tal cual sobre nosotros. Me cogió en plena calle escuchando ‘She’s a woman’ de Beatles, bailando bajo la lluvia como en la película. Estaba realmente feliz porque sentía que se abrían puertas. De repente me sobrevino la locura propia de aquel entonces. Me puse a dar vueltas sobre mi mismo con los brazos intentando agarrar la botella que tiraban desde la estratosfera. En eso cerré los ojos para sentir cada gota de agua en mi cara y en cada parte de mi cuerpo que ya estaba calado hasta el último centímetro. No me percaté de que en última instancia había invadido la calle.

 

Entonces escuché un chirrido de ruedas frenando y sentí un fuerte golpe en las piernas que me tumbó al suelo. El agua me sepultaba hasta la mitad de mi cuerpo que yacía en la calle con los brazos abiertos mientras continuaba riendo. No podía abrir los ojos ni parar de reír. Escuché a alguien que me gritaba al lado:

 

-La concha tu madre, ¿Qué pasa con vos? ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

 

No podía parar de reír y no podía ni levantarme ni abrir los ojos. De repente todo se nubló más y más y sentí como el agua me arrastraba. Mi cuerpo se fundía con el líquido elemento. De repente mi cuerpo pasó por una aspiradora, se hizo el silencio. Dejé de sentir la lluvia, la música, el agua. Sentía el cuerpo entumecido y un dolor indescriptible en las piernas.

 

-Despierta. Despierta reloco. Despierta...

 

Fue abriendo los ojos poco a poco. Veía todo borroso y los volví a cerrar. Pero como siempre fui muy curioso, mis ojos siguieron obedeciendo las órdenes que le daba mi impulso y poco a poco fui viendo lo que me rodeada. Tenía un collarín que me impedía girar la cabeza, pero apenas miré a mi izquierda vi los ojos más azules inmensos y bellos que jamás había visto.

 

-Ché, ¿Qué pasa con vos? Te emocionaste con el agua, ¿No? Menudo susto me has hecho pasar.

-¿Quién eres tú? –dije con un finísimo e imperceptible hilo de voz-

-¿Yo? La mujer encantadora a la que no vas a demandar porque te has enamorado de mis ojos que te ordenan que te portes bien con Daria.

-¿Daria?

-Sí, yo, encantada.

 

Tan resuelta era aquella mujer que su vendaval de energía revolucionó lluvia1 aquellos segundos como el tiempo perenne que se escapaba y no, en su mágica presencia. Ella no dejaba de hablar. No había quien la callara. Me sentí abrumado con su disposición. No sé si en aquel primer momento pensó que de veras la iba a denunciar por haberme atropellado. No era mi intención. Si acaso pensé en denunciarla ante San Pedro por haberme matado con la mirada más intensa que ningún cielo habrían visto jamás. No sé de dónde apareció esa mujer tan loca. Era uruguaya, de Montevideo, y tenía todo el orden de las cosas muy bien desordenado, lo cual no era de extrañar viendo sus atuendos. Era lo que uno entendía por bohemia, hippie, o anti sistema… (Continuará)

Sonrisas I y “Carta Libre”

En un martes tan lunes me apetece regalar todas mis sonrisas:

Regalo sonrisas 2

Esta ‘Carta Libre’ va para aquel personaje de cuento de hadas que un día que no existió me despertó y me dijo que ya había llegado al principio del deseo

Carta libre

Hay momentos en la vida en los que…

Hasta el día de hoy no creo que haya comenzado ningún texto de la manera en la que lo voy a comenzar. Es algo así como de película, y por eso me gusta.

“Hay momentos en la vida en los que…” Cometes errores menores y otros graves. Algunas veces, incluso, los repites a sabiendas porque… así de BAmalo, malote eres (Que no, que no soy tan chico bueno…). Dices cosas llevado por las veces que has imaginado tener una conversación con otra persona. Y de repente, para dejar de ser hipócrita con tu conciencia lo sueltas. Pero al cabo de unas pocas horas, alguien te convence de lo errado que estás. Pero esa conversación tiene más fondo realmente. Hay conversaciones en la vida en las que logras vislumbrar luces que pensaste que no existían. Hace poco, muy poco, tuve una charla esclarecedora de algunos asuntos personales. Esa charla a horas intempestivas me hizo abrir la persiana de la transigencia emocional.

 

“Hay momentos en la vida en los que…” conversas y las horas bien parecen unos pocos segundos, en los que yuxtapones toda la vida al simple hecho de soñar. Y el destino se vuelve a disfrazar de palabras. En ese camino llegas a una esquina. La doblas y descubres una avenida que allá donde alcanzas a ver no tiene fin. Igual es una calle pequeña, pero deseas caminar esa Gran Vía. Esa calle está decorada con palabras llanas, cuerpos agudos y via2sentimientos esdrújulos colgando por las ventanas. La vía de la que hablo puede que tenga una idiosincrasia instada en un mundo que se asemeja a aquel desde donde el pre príncipe de la historia que anda por ahí guardada, vive hasta hoy esperando a que yo le busque el final feliz. Quizá se está en el mismo Sistema Solar, puede que solo los separe un simple mar. O quizá sólo es una visión más. ¿Quién lo sabe? De momento sólo aspiras a poder tener fuerzas para caminar. Te amarras bien los zapatos, te colocas bien el sombrero, pones la música adecuada, y comienzas a escrutar cada detalle de esa avenida para ver su carácter y su singularidad. Al mismo tiempo te preparas para que el suministro de luz no se corte en el momento más inoportuno.

 

alfi “Hay momentos en la vida en los que…” Llegas a tenerlo todo claro. Pides perdón por el daño. “Lo siento, de verdad”. Estás tan seguro de tu triunfo al hacerse la luz, que despilfarras la dignidad que ya no te hace falta. Quieres volver a comenzar a quitarte de encima los alfileres que sujetaban tu vestido sucio y oscuro. Entonces las conversaciones cobran sentido, importancia y dices: “Ya era hora de que este viaje tuviera más relevancia”. El tiempo, entonces sí, comienza a jugar como tu mejor amigo. Él te guiña el ojo. Tú le sonríes… ya se sabe, esas cosas que pasan.

 

Yo sé que esto no lo ha de entender nadie. A mí me da igual, soy feliz porque he entendido muchas cosas durante la semana pasada. Y aunque el camino que aún no veo, me lleve a algún sitio, y al final de éste me vuelva a teñir de perdedor, hoy, más que nunca, sé que no hay mayor vencedor que aquel que disfraza sus mal llamados fracasos, en lecciones didácticas para aprender a quererse a si mismo para amar a tu semejante de igual manera. ¡¡Qué bonito sería si lograra mantenerlo más de dos semanas seguidas!! Pero bueno, demos pasos hacia al frente. Regalemos esfuerzos llenos, olvidemos lágrimas lixiviadas, convirtamos lo descriptible en inefable. Guardemos las palabras que sobran y sólo sintamos que lo que hacemos está bien.

 

Caeremos. Probablemente la estadística vital te diga que este momento, igual es como otros, que no pasará nada. Pero lo interesante es qué ocurrirá al final de todo, que te haga sentir que de nuevo has vivido y las personas han sentido cada una de mis palabras aunque en verdad nadie sepa de lo que estoy hablando. Pero todos reiremos porque desprendes seguridad y felicidad en que todo, de algún modo, de alguna forma, saldrá muy bien. Y entonces, dejaré de ser un reo de la nada, y la libertad de la alegría será el culmen de esa Matrícula de Honor que persigo.

 

PD: La canción porque me lo pide el orgullo, que viene de taparse los oídos.

Ya no soy noruego

Ya no soy de Noruega. Estoy hablando de música y de algunos post que escribí hace tiempo en mi anterior blog. Recordaré algo. El año pasado escribí del llamado “Caso noruego”. En aquel escrito, recordaba dos canciones que se convirtieron en bandas sonoras personales, la de María Haukaas Storeng con “Hold on Be Strong”, una canción que no ganó el festival de Eurovisión por poco y luego hablé del justo vencedor del año pasado en ese certamen, el simpatiquísimo Alexander Ryback con su “Fairytale”, ese cuento de hadas que conquistó a casi todos a base de ‘violinazos’. Ambas canciones la verdad es que me enamoraron, y particularmente el porte de María Haukaas Storeng, hizo que verla fuera durante algún tiempo, mi pasatiempo favorito. La letra de su canción, además, me animó muchísimo, era como una consejera sentimental que cantó algo necesario. Luego, no hace mucho realmente, creo que ya en este blog, hablé de Moldavia en el post “Qué sabes de… Moldavia”. Pues no ha participado mucho en Eurovisión, y sus resultados han sido malos, pero en esa entrada, al final, rescaté al grupo Zdob zi Zdub, que participó en el año 2005 con una canción que, por lo menos a mí, me gustó mucho por cuestiones subjetivas, “Buna Dimineata”. Posteriormente, allá por el año 2008 se hicieron un poquitito más famosos dentro de la ex república socialista soviética con el disco Agroromántica. El año pasado participó por Moldavia Nelly Ciobanu con “Hora din Moldova”, una canción que mezclaba estilos del folk tradicional moldavo con música pop que también me gustó mucho, la verdad sea dicha.

 

Muy bien, pues recordado esto, tengo que decir que ayer, en Eurovisión ambos países me decepcionaron, y que realmente el nivel de ayer de todos los países en general me dejó con ganas… o con pocas de volver a verlo. Me decepcionó muchísimo. La ganadora habrá roto algún cristal con su espantoso tono de voz. En otros años Eurovisión me gustó por las rarezas que se veían (rarezas, no frikadas). Lo cierto es que no presto mucha atención, sólo a las canciones que me gustan realmente, no las que “no suenan mal” sino las que me enamoran. Y para ser del todo franco, este festival ha sido mi vivero para las categorías más complejas del inefable ‘Concurso musical’ que mis amigos y yo celebramos, por ejemplo, hace ya casi un año. Recuerdo que el año pasado llevé al concurso la canción “Todas as ruas de amor” del grupo Flor-de-lis de Portugal (no le dieron ni la hora, la puntuación fue bajísima), y que me pareció increíblemente mágica, y también llevé a Nelly Ciobanu con “Hora din Moldova”

Y bueno, en definitiva, lo de ayer no fue digno del ganador del año pasado. Alexander Ryback creo que hizo algo único el año pasado con su canción, con su actuación y con su sonrisa carismática. Ahora veo el video del año pasado y me trae gratísimos recuerdos y me vuelvo a enamorar de su letra, de su intención de todo lo que había detrás y de la energía que este adorable noruego transmitió sobre el escenario. Me pasaría horas viéndole tocar el violín. Años antes, una semi balada de María Haukaas, no ganó, pero dejó el listón alto. En el día de hoy quiero recordar, sobre todo, a estos dos noruegos a los que guardo un grato recuerdo. Rastreando cosas por Internet, encontré en un programa noruego a Ryback tocando un fragmento de I’m yours de Jason Mraz también a base de ‘violinazos’. Sin embargo, luego escuché el disco que sacó al mercado tras vencer, y fue muy decepcionante, no utilizaba la fusión extraordinaria que le había dado en Farytale al resto del disco. Por ser compositor, imaginé que haría más mezclas. Una lástima. Es cierto eso de que hay artistas de una sola canción, y ese es el caso de Ryback o de María Haukaas, y otros muchos más.

En España en general hay una tendencia estúpida a menospreciar la música de países poco conocidos o que no son super ventas. Es un poco tendente a la infravaloración de otras culturas musicales que puedan, por qué no, ganar o pelear por ganar certámenes. Se basan, como no podría ser de otra manera, en asuntos de política, sociedad o economía, pero la música, al escucharla, pierde cualquiera de esos indicadores. Y eso se obvia. Y al respecto de esto, anoche pensaba en el caso turco, un grupo de rock que participó ayer y que había ganado creo que un Gramy al mejor grupo europeo. Y yo en estas cosas soy un poco duro, pues esos premios de relumbrón no implica que sea algo fabuloso, premia la comercialidad de una canción e incluso de artistas consolidados. A mí que me digan que fulanito de tal es bueno porque ganó no sé qué gran premio que todo el mundo conoce, me dice más bien poco. Pero esto es relativo y causa de un conflicto interno, pues mis venerados Beatles ganaron muchos premios y yo los considero los mejores del mundo mundial. Bueno, paso de divagar más en domingo. Aquí dejo el último protagonista del “caso noruego”

De color verde sonrisa

Sonrisas de actor, sempiternas optimistas

 

 

Vivamos en el césped con tatuajes de viento

Arte en el IRPF

Agradezco a mis compañeros de Geografía que me enviaran esto. Al leerlo hace unos días en la Biblioteca casi me echan por las risas. Isra, ¡¡eres un crack!! Lo mejor de todo es que lo podría rellenar sin problemas. Me viene como anillo al dedo, jajajajajaja. Por favor, aunque alguno se deje los ojos, no pierdan ni un detalle porque por lo menos para mí, es destornillante. Sólo lo podían haber hecho unos artistas.

Sin título-3

Sin rencor

Aún estoy tratando de aceptar las cosas que no han sucedido en mi imaginación, pero sí en tu realidad.

Aún intento sin éxito juzgarte mal, hacer de ti mi fuente de rencor, pero sueño con tu cara y caigo al cielo.

Todavía, a estas alturas, continúo con la inferencia absurda de que te mueres por darme un beso.

En esta estratosfera sueño con las fantasías tejidas con lana fabricada de compañía.

¿Y qué eres ahora?

Recuerdo febril

Amiga invisible.

Amor ocasional.

Presencia frustrada.

Invertí amor en conquistas finalmente lixiviadas.

¿Qué soy?

Una versión en blanco y negro, rasgado, sesgado, inservible de tu falso mapa del tesoro.

Nunca sabrás que cada día me disfrazaba de felicidad por ti.

Ahora, desnudo de desdicha, cuesta construir pensando que ya no miras.

Pequeño, sí, pero demasiado intenso para un planeta tan ínfimo.

Sin resentimiento, sin cachetadas. Lo es en tu silencio, demostrado con enconados esfuerzos en el fulgor de una batalla de orgullos heridos.

Que te vaya bien.

Nos vemos en mi próxima lágrima.

Perdí el norte – 3ª Parte (y última)

…Como dije, el viaje, semana arriba, semana abajo, duró unos seis meses. Lo SMDC0009 que comenzó siendo un “a la mierda con todo”, acabó siendo un “gracias a todos”, porque como dije también, aquella aventura cambió todo mi mundo. Ya no quería volver a estar en una oficina, ni tan siquiera quería estar en Sevilla pese a que he amado muchas veces de noche al Guadalquivir. Pero el viaje se acabó y tuve que volver. Más, mi estancia allí fue efímera. Lo justo para ver el correo y avisar de que me lo recogieran a partir de entonces y me lo enviaran a mi nueva dirección. Y mi nueva dirección estaba en las antípodas de todo. Y nunca mejor dicho. Porque el mejor regalo que me hizo la vida, fue… no, no lo diré. Me siento juguetón con las palabras. Quiero que de aquí se desprenda lo que pasó a partir de entonces, que la imaginación del que lo lea, juegue una partida de póker con el destino y averigüe qué ocurrió durante aquel viaje europeo.

 

Invercargill sundial En el mes de noviembre, en pleno otoño español, partí rumbo a Nueva Zelanda. Fue una ida sin vuelta. Mi vida a partir de entonces estaba en el sur del sur. Lo más al sur posible. Mi primer destino fue Christchurch, en la isla Sur de Nueva Zelanda, pero unos años después acabé en Invercargill, una pequeña villa meridional de la isla sur. Una ciudad fantástica. Aquí he estado desde entonces. He echado raíces y ya me siento un kiwi más. No echo de menos, en absoluto, mi vida en España, ni en Sevilla, aunque haya hecho el amor cientos de veces al Guadalquivir. Hice lo que me dijo mi ser interno. No antes ni después, fue justo cuando debí hacerlo. Porque hubiese Queens Park, Invercargill - aerialbastado un día de diferencia, unas horas, o unos años, y entonces no hubiera acabado aquí. Por eso no me puedo creer la suerte que he tenido en mi vida. Ese viaje lo cambió por completo. Llevo 25 años en Invercargill, y aún me siento como aquel niño de quince años que paseaba por las calles arrabaleras de  Sevilla. Con un alma tranquila y madura, henchido de felicidad. Sereno. Excelso de experiencias maravillosas. Y tengo a quien contárselas. Toda mi familia, la que aún se reúnen cada tarde en el salón, mientras yo enciendo mi pipa, al lado de la chimenea y me acuno suavemente en mi mecedora. Aquí seguiré, y tal vez en otro momento, cuando mi cabeza se centre lo suficiente como para encontrar el norte de mis escritos, y yuxtaponerlo con el norte de mi vida, vuelva a contar algo de este insulso pasaje vital.

 

Hay quien dijo una vez, no sé quién fue, algo así como que “no hay que perder el norte”, para referirse al sentido común y esas cosas que se decían entonces. Pues bien, creo que lo mejor de la vida es perder absolutamente todo el norte, ir contra la corriente y acabar en el sur, donde nadie quiere verse, donde todos creen que no hay vida. Sin embargo, todo es falso. Que no os engañen, el norte es lo que todos sueñan, Europa, España, Estados Unidos, una vida con estereotipos, o sin ellos, pero con un hedonismo excesivo e incontrolable. Ese es el norte. Pero hacedme caso a lo aquí os digo, lo mejor de las experiencias, lo mejor de toda una vida ocurre cuando perdemos el norte.