¿Qué más puedo hacer o sentir?


Y no me despego del ordenador. Y antes de poder enchufarlo no me despegaba de la libreta y el bolígrafo porque no he hecho otra cosa que escribir páginas y páginas. Y cuando ya te has extirpado la “enfermedad” del amor vuelvo a reencontrarme a mi mismo pensando. Pensando que todo es demasiado complicado para mí. Que esos niños me han ganado para toda la vida pero necesito tener una vida para que ellos la puedan tener a su vez. Si fuera egoísta me quedaría allí pero no para ayudarlos, sino para estar a su lado y hacerles compañía, pero necesito algo más. Necesito contribuir a que sus vidas tengan aún más sentido. Y la mía carece de todo sentido porque después de muchos meses me he descubierto más que viejo, ancestral de principios. En eso de estar solo, que ya no quiero estarlo, que no lo necesito que me retuerzo como un árbol mal crecido. Resulta que al final del libro, al final del cuento, existe una puerta blanca o negra, que consiste en estar en compañía o no estar, pero no de cualquier forma. Es así, el lugar adonde he venido a “morir” me está dando una vida dolorosa y silenciosa porque no duele porque no se ve, no te das cuenta de que el amor a raudales, la dedicación absoluta te hace amar de formas incomprendidas por mí. Y a resultas de estas entiendes que estar solo es como estar preso en una cárcel. Qué raro es el mundo cuando una niña de 8 años le pide a su padre que te lleve a su lejana y pobre aldea, la misma niña que se pone a llorar y triste cuando te vas, la misma niña que si te vas, no vuelves a ver jamás a pesar de que la ames y ella te quiera como si fueras un amigo o un segundo padre. Estar aquí es tener constantemente el corazón roto, es poder vivir con ello, pero al separarte de allí y contemplar el panorama sientes que el mundo es más pequeño de lo que imaginas y que no te sobra el dinero y que te faltan sobre todo oportunidades para conseguirlo y comienzas a plantearte si no será mejor poner punto y final a todo y ejecutar el último plan de tu vida. O quizás sea mejor seguir luchando ‘idealísticamente’ por esos niños, con la esperanza, seguramente vacua, de que algún día obtengas como recompensa algo que no sea soledad y recuerdos. Quién sabe, quizás después de todo no haya cambiado tanto… ¿o sí? Esta verdad se está convirtiendo en demoníacamente cándida y acecha de nuevo los pilares de los principios más básicos que tengo por vida. Todo se tambalea y no hallo respuestas, explicaciones y lo que es peor, tampoco oídos que vean qué necesito. Tampoco sé pedir esa ayuda, esa compañía. Este momento bipolar me lo disculpáis, después más de 2 meses trabajando (disfrutando) más de 12 horas al día cada día, es normal que cuando te des cuenta, no tengas red y comiences a caer hasta el fondo, en un bucle de amor que va pasando etapas y fases. Pero ese camino es lóbrego y demasiado misterioso y no sabes si quieres seguir descubriéndolo por miedo al adiós, porque habrá un adiós y no estoy preparado para decir adiós a 200 niños. Estoy más preparado para ser muerto por un tiroteo en alguna frontera, o quizás de un ataque de una serpiente, pero no para decir adiós y cambiar una vida inimaginablemente llena de amor y cariño. Ahora debo buscar una cuerda o una red para poder sostener la caída en el averno del amor inolvidable que ya se está produciendo. Y es ‘avernoso’ porque en un mundo justo, a esos niños no les faltaría nada y tendría una vida “normal” (con muchos matices) y tendrían más de una oportunidad de la vida y no sólo dos opciones. Y siempre, siempre, pero siempre te acabas haciendo la maldita misma pregunta: ¿Por qué no hice algo más por ellos?



)

1 comentario:

  1. He llegado aquí porque tu blog está entre mis seguidos porque creo recordar que un día cruzamos un par de comentarios por la blogosfera. Y me ha encantado leer esto... así, sin saber mucho más. Guatemala y un montón de niños que te están cambiando la vida (aunque no sé ni de cuándo es este post) ... debe ser una experiencia alucinante. Yo he dado clases particulares a niños y sólo con ese pequeñísimo contacto ya me parece que son impresionantes, se puede vivir tanto y aprender tanto de alguien tan pequeño... son lo más auténtico que hay, lo más de verdad. No te conozco, pero me alegro de haber leído esto, da gusto ver que hay gente que disfruta tanto con esto y que lo expresa así :)
    saludos :)

    ResponderEliminar