A veces lo parece, a veces
cuesta. La luna queda muy lejos, inalcanzable para todos. Sólo la podemos
observar. A veces se oculta y ni tan siquiera la podemos ver, pero
periódicamente está ahí y muchos, ya os digo yo que son muchos, los que
quisiera llegar hasta la luna y ver toda la inmensidad del sistema solar. Esto es
perfectamente extrapolable a la vida cotidiana. Tener un trabajo, llevar una
vida con ánimo, levantarte con ánimos, enamorarte, hacer el amor con la mujer
que deseas, ser una persona que lucha a diario…todo ello parece que es como
pedir una luna. Y yo pienso ahora mismo, en este preciso momento eso, que “yo
no te pido la luna”. ¿Cuántas veces lo hemos pensado? ¿Cuántas lunas hemos
logrado alcanzar a lo largo de nuestras vidas? Yo confieso que sí, he logrado
alcanzar muchas veces la luna. Soy un privilegiado, he logrado trabajar en algo
que me gustaba, he logrado vivir con ánimo, he logrado levantarme mordiendo a
la vida, me he enamorado locamente, he hecho el amor estando muy enamorado. Y
en su momento logré algo incluso más complicado que es valorarlo y ser
consciente de que estaba en la luna, estaba con los pies muy lejos del suelo
firme. Ahora pregunto más allá, cuando hemos estado en la luna, ¿Cuántos
llegasteis a ser consciente de ello? Ahora mismo me encuentro en un viaje,
apenas estoy en la troposfera pero no quiero volver a pisar tierra firme, pido
poder volver a llegar a la luna. Seré consciente cuando esté allí de que en
verdad estoy en la luna, pero además sé que esa luna que me espera estará todos
los sueños que anhelo, sólo he de explorarla. Hablemos claro. Yo no pido la luna,
pido lo que es justo, pido lo que vitalmente me concierne. Me lo pido a mi
mismo y por eso cada semana, cuando se acaba un domingo después de tanto
trabajo, y comienza ininterrumpidamente un lunes, otra semana, intento
mantenerme indemne e inocuo a todas las enfermedades del pesimismo, del
derrotismo. Este lunes yo quiero tener ánimos, soñar con un futuro cercano
mejor y sentirme despegando hacia esa luna que ya conozco y quiero volver…para
quedarme. Yo no pido la luna, sólo quiero parecerme, sólo parecerme al que hace
no mucho tiempo dibujé. Veremos en unos meses si en verdad pedía imposibles o
si era alcanzable.
PD: Sí, ya sé que es más una
entrada musical, pero esta canción ya la había publicado en Bastestan, y en
algún lugar tenía que ubicar una inspiración tan de súbito. Juro que me vino
esta canción cuando iba a la cocina a fregar los platos. Lo juro.
Una canción preciosa, hacía tiempo que no la escuchaba. Últimamente parece que pedimos la luna, marte, venus y júpiter, y unas cuantas estrellitas, y sólo queremos las cosas mas normales y simples del mundo, ¿por qué será tan difícil? Un abrazo grande :)
Ana: pedimos llegar tan sólo al horizonte y hasta eso parece demasiado lejano :( No es justo. A mí la gente negativa ya me echara para atrás, pero el excesivo optimismo me suena a doctrina o un chute muy grande de dopamina a niveles de drogadicción. Simplemente creo que la vida adulta es dura y está en las antípodas de los cuentos con finales felices de nuestra era infantil
Cé: Imagino que esta canción no te va nada en absoluto, pero si la luna. Por otra parte, realizo un gran esfuerzo -pero con sumo gusto- al comentarte, ya que, como me ocurre con Ana, me gusta demasiado lo que pones y si me pongo a escribir, sé que acabaría poniendo la biblia y no me gusta acaparar. Aún así, siempre que tenga ganas -y tú no me lo prohíbas- comentaré con gusto. Ah, y si haces el blog privado, me gustaría que me invitaras. No leo sino tres o cuatro blogs asiduos y uno es el tuyo. Se me haría raro dejar de leerte. Lo echaría de menos.
Una canción preciosa, hacía tiempo que no la escuchaba.
ResponderEliminarÚltimamente parece que pedimos la luna, marte, venus y júpiter, y unas cuantas estrellitas, y sólo queremos las cosas mas normales y simples del mundo, ¿por qué será tan difícil?
Un abrazo grande
:)
Ana: pedimos llegar tan sólo al horizonte y hasta eso parece demasiado lejano :( No es justo. A mí la gente negativa ya me echara para atrás, pero el excesivo optimismo me suena a doctrina o un chute muy grande de dopamina a niveles de drogadicción. Simplemente creo que la vida adulta es dura y está en las antípodas de los cuentos con finales felices de nuestra era infantil
ResponderEliminarCé: Imagino que esta canción no te va nada en absoluto, pero si la luna. Por otra parte, realizo un gran esfuerzo -pero con sumo gusto- al comentarte, ya que, como me ocurre con Ana, me gusta demasiado lo que pones y si me pongo a escribir, sé que acabaría poniendo la biblia y no me gusta acaparar. Aún así, siempre que tenga ganas -y tú no me lo prohíbas- comentaré con gusto. Ah, y si haces el blog privado, me gustaría que me invitaras. No leo sino tres o cuatro blogs asiduos y uno es el tuyo. Se me haría raro dejar de leerte. Lo echaría de menos.