Es increíble. Ya tanto tiempo y
tan poco que parece que se ha ido enseguida. Desde que te comencé a conocer de
verdad y comenzaste a darme cosas que nadie te daba comprendí que lo complicado
y lo simple pueden ser matrimonios perfectos. Podrías ser una personita vacía.
Sé que hay cosas que no recuerdas. Cosas como que tu madre te enseñó a leer y a
escribir cuando sólo tenías cuatro años, allí, en casa, no en el colegio. Igual
recuerdas gratos momentos, porque ya hay tiempo para los malos. Yo sé que tú no
lo sabrás, pero desde que abriste los brazos y abrazaste el mundo con amplexos
infinitos e invisibles al ojo normal cuan universo, el mundo es otra cosa.
Luchas cada día de forma inherente por ser todo lo que nadie cree que serás y
sólo tú quieres ser: tu mismo. Sería sencillo decirte esas dos palabras pero
aprendiste que complicar y hacer el camino más largo no es la mejor solución
para demostrar los sentimientos. ¿Recuerdas cuando te perdiste por primera vez
en el monte? ¿O dormir en un semi-ataúd en aquel tren camino a La Coruña ? Cuando Asturias era
el único lugar del mundo que podía calmar tus penas. El mismo día que
descubriste que tu vínculo astur no era sino fruto de un sentimiento hacia una
persona. El descubrimiento de que al estar lejos sabías perfectamente a quién
recordarías. El día que supiste que eras un alma libre, que buscabas aprobación
de los demás ayudándoles para que ellos perdonasen los que muchos no hicieron
en tu dura adolescencia. Pero no vamos a hablar de malas cosas.
Has vivido no menos de cinco
vidas en una sola. Cada una con una circunstancia. Al hablar muchas veces lo
haces como si fueras octogenario, como si hubieras vivido todo. Es imposible
que lo hayas vivido todo. Cuando me contaste y pude sentir, igual que tú, la
pobreza e inocencia de los niños del Atlas. La vivencia de Marruecos. Esos
viajes intrapeninsulares a golpe de tren. Las eternas caminatas que no tenían
fin por caminos que no llegarían a ningún lugar.
Cuántas veces me habrás dicho que
la música lo era todo para ti. Que sentías lo que sentías por esa ciencia que a
punto estás de acabar. Soy la única persona que conoce todos los resquicios de
ti mismo. La única persona que puede decirte algo, con la que puedes enfadarte
pero siempre, siempre, siempre vuelves porque nos hacemos falta como la cabeza
al corazón.
El mundo no sería mundo.
Descubrir un 0,1% de él ha sido tu aportación. Lo importante es que estás ahí
que sigues pensando por ti mismo, reconociendo tus éxitos y tus fracasos.
Siendo lo más ecuánime que puedes, todo lo que te puedes permitir con tus
muchos falllos. Eres capaz de soñar cosas imposibles. Hacer el día menos
pensado la cosa más absurda. Tirar por la borda todo.
Lo pasarás mal porque eres así,
pero el día que disfrutes, con tu energía lograrás contagiar de tu bien a todos
los que te rodean porque cuando tu sol se ilumina todos captan tu calor. Sólo
necesitas que otrora aquel volcán, hoy logre mutar correctamente en ese sol que
llevas dentro y te empeñas en eclipsar.
Más, esto es sólo para decirte que
es maravilloso que puedas estar en el mundo hoy, igual que ayer, que puedas
sentir lo que sientes, que puedas seguir siendo un niño grande, o un adulto
pueril, que aún recuerdes lo que te gusta montar en los columpios, la noria o
los coches locos. Que el baile hace sacar lo mejor de ti cuando está en las
óptimas condiciones. Ese octogenario está lleno de juventud, de una ilusión
escondida. Esta semana, importante semana no será sino la demostración empírica
que tu soledad no soslaya el hecho de que para mí, el mundo es mejor porque tú
estás ahí.