Desde ahora y hasta finales de Agosto Ficciones Vitales se adentrará en las realidades de mi vida que son: vacaciones lejos de las tecnologías. Lejos de Internet, así que hasta dentro de un un mes.

Agur.

Un nuevo puerto


Sólo fue un sueño pero él sabía que detrás había mucho más. Para un ser tan volátil como él tener una visión semejante significaba mucho. Y más teniendo en cuenta las circunstancias “complejas”. Una situación compleja que no era tal, pero él, que era aún bisoño actor en ciertas lides, lo veía como una regurgitación vacuna. Sus vivencias no habían sido más singulares que la de cualquier otra persona de la calle. Era uno más, pero no así sus ideas, su forma de ver el mundo, sus ideologías. Ahí es donde él era especial.

Tras su última ruptura se prometió que jamás volvería a enamorarse de otro hombre. Había jugado sexualmente con él. Se quedó metido en un bucle de negatividad tal, que enfermó sentimental y físicamente. Por eso, cuando vio en aquel jovial hombre algo anexo, algo que sentía como una imbricación de ambos le entró miedo. Lo catalogó como “imposible”. Él era una hormiguita y el esplendor del jovial chico que había conocido era una muralla que le proporcionaba sombra. Un parapeto que necesitaba, más, el no rehuía de aquella especie de báculo sentimental que provocaba que fuera en ese terreno como un barco en la peor de las tempestades, a merced de los fenómenos atmosféricos, no tenía control sobre su embarcación. Para él, tener alguien a quien amar era como atracar en buen puerto hasta demostrarse, llegado al caso, que el puerto estaba en una villa hostil como le sucedió otrora. Era un reo del amor, pero aún más esclavo de su última experiencia que le había traumatizado tanto, que sentía miedo de adentrarse mar adentro. Andaba anclado en una cala pequeña en calma, no había puerto, no podía pisar tierra firme. Pero al llegar ese muro "gigante", quiso atravesar la tormenta que le sobrevenía para llegar hasta aquel atractivo puerto. Pero no estaba para riesgos, así que tomó el camino más largo, el de los cobardes para acercarse hasta él. Logró navegar en cabotaje hasta las cercanías de los dominios de aquel vivaz hombre.

Un día, utilizando como la experiencia le había enseñado, malas artes, logró conocerlo. Utilizó subterfugios reprobables en cualquier otra situación, más, el lo justificó por aquello del dolor que le habían provocado. Se decía, como una canción del cantautor Luis Ramiro “Me merezco un amor sin estrenar…caminar sonriendo entre la gente, basta de llorar y arreglar cuentas pendientes”. Él seguía lejos, muy lejos, a años luz de conquistar su amor. No tenía armas con las cuáles poder atracar en su puerto. Ése hombre vivaz era un sol, mientras él era un pequeño satélite que orbitaba sin rumbo fijo. Hasta donde supe, sólo fue algo platónico debido a la gran cobardía que se apoderó de él. Un día me contó aquel sueño. Soñó que estaban los dos en una misma mesa –cosa que no se había producido porque no habían adquirido tanta confianza-. Estaban con más personas pero me contó que había sentido en aquel sueño que sus miedos habían muerto. Él se acercó, lo recostó en aquel especie de sofá de aquel bar. Le besó en la espalda y le dio un abrazo. Él sabía que ese “gigante” era un ser cariñoso que esos actos eran normales, pero él vivió aquel sueño entre la realidad y la ficción. Me dijo que cuando se levantó aquel día se sintió enamorado perdidamente de él. Me contó que aquella mañana no sabía bien si estaba viviendo en la realidad o en la ficción.

Más, el sueño súbito acabó de forma intempestiva. Me lo comentó a modo de anécdota, pero infiero, dado lo sucedido con nuestra amistad posteriormente, que aquel sueño se hizo realidad hasta el último e insignificante detalle. Me contó que lo más raro del sueño es que dentro del mismo había tenido un sueño inserto en una pesadilla. Estaba en un coche con un hombre fallecido, tenía que atravesar con su automóvil un incendio. El hombre fallecido despertó de repente, y acto seguido él se quedaba dormido, inerte. Despertó aquella mañana como una hoja en blanco. Fue como quien se tira al mar, bucea lo más posible hasta el fondo y luego se deja llevar hasta llegar a la superficie. Lo más inexplicable de todo fue el sonido que dijo haber escuchado. Ese sonido de cuando no escuchas nada porque estás sumergido en el mar, hasta que poco a poco llegas a la superficie, abres los ojos y escuchas…. La beldad de una mañana en la que has tenido el sueño que has deseado tener desde que conociste al que creías, otra vez, que iba a ser el amor de tu vida. Y la hoja en blanco comenzaba de nuevo a reescribirse. 

Yerto


Nunca pensé que lo haría. Es cierto, no miento. Cuando era pequeño, adolescente, cuando era un joven adulto me decía que yo no valía para esas cosas. Sólo el pensarlo me daba repugnancia. Más, existe algo interior en todo ser humano, algo que nos hace desconocedores de toda norma, regla o principio establecido que nos hayan inculcado.

Ahora en frío lo pienso y hasta me puedo llegar a reír de lo absurdo que soy yo en particular y el hombre en general. Creemos que nos conocemos hasta que nos ponen entre la espada y la pared. ¿Cuántas veces habremos dicho eso de “me volví loco”? Pero en realidad nadie enloquece realmente hasta que el dolor llega a un punto que va más allá de tus entrañas, te subyuga el cerebro, te nubla la vista, la capacidad de tener el sentido común y sólo ves sangre y dolor físico. Es en ese momento cuando estás mentalmente enajenado, cuando no existe un ápice de cordura. A ese punto llegué yo.

¿Arrepentido? Creo que no, o si acaso esa palabra es extraña. No existe un sentido que se pueda adherir a esta sensación porque es algo tildado, adjetivado y creo que hay nociones de nosotros mismos que son absolutamente inexplicables con una palabra pese a que la ciencia, los literatos, los realistas, los buenos o los cartesianos quieran ponerle.

Si todo tiene un principio el mío sería: nací, crecí y en esto me convertí. Nada especial, todo mundano, común y corriente salvo un detalle: el conocimiento de mi mismo. Y en ti, ves a los demás, ves las diferencias y estableces entonces en qué has fallado para hallarte aquí. Tal vez por haber cometido y sentido tantas veces esta cosa me encuentre en esta libertad tan rea de mi realidad.

Fui incidioso, manipulé a varias personas. El camino no era recto, sabía que en algún momento todo se torcería pero no sabía cuándo ni de qué manera. Aquella tarde de verano en que ella me dijo aquellas duras palabras al sorprenderla in fraganti en su engaño hacia lo que había sido toda mi existencia vital lo concatenó todo. Más, no la culpo. En muchas ocasiones había pecado de haber sido un mastuerzo que no hacía más que provocarle infelicidad. Le mentí. Esa es la primera verdad de toda. Pero ella también lo hizo, lo confesó. No la valoré como merecía, pero ella jugó conmigo. Sentía amor, algo lujurioso, paroxial, llevado a la deidad. Sí, en mi caso el amor no caduca, muta y se reconvierte en cosas en las que aún me encuentro averiguando que son. Tengo toda una vida por delante, vida perpetua en esta libertad.

Cuando pierdes el sentido como decía al principio, nada tiene sentido y todo cobra un cariz inane…obvio por otra parte. El día siguiente de saber los hechos tanto de su palabra como a simple vista el mundo se tornó en un ambiente lóbrego y funesto. La caída de las ánimas al Hades fue como una advección sorpresiva. La había amenazado en el pasado, pero nunca le puse una mano encima, ni tan siquiera sabría que algún día pudiera ser capaz de hacerlo… pero lo hice.

Cuando rompió su promesa vehemente de amor, cuando sufrí su vil engaño todo el egotismo oculto se apoderó de mí. Esperé toda la noche, velando mi venganza ante su impasibilidad, la frialdad de unas ingratas, despiadadas, simples y vacuas “disculpas”. No me servían. Esa palabra no tenía sentido. Salí de aquella casa, como dije antes, sumido en un mundo entre tinieblas. ¿Cuánto tiempo pasó? No lo sé. Era de día y volví a casa. Ella estaba como siempre que llega el verano, completamente desnuda, andando por casa sin hacer demasiado. Ella me vio y me sonrió con compasión.

-Sabías que esto estaba acabado. Siento que te enteraras así –me dijo en tono de conmiseración-.

Vino hacia mí y me abrazó. Su cuerpo, como siempre desbordaba calor hasta que se oyó aquel ruido que nunca imaginé que se produciría. Cayó inerte al suelo. No la miré. Salí como había entrado, en estado robótico y sin saber exactamente qué o por qué había pasado aquello. Ahora sé que enloquecí. Más, se lo merecía. Rompió nuestro pacto sagrado, rompió lo más grande que tenía en mi vida y después de su engaño, después de aquella ruptura, sabía que no habría vida.

Pasaron un par de días. Yo estaba en mi antigua casa de soltero. Esperaba que de un momento a otro todo sucediera con rapidez. Entre tinieblas y en una espesa habitación que rezumaba calor, las gotas de sudar se mezclaban con los tragos del ron seco que veía tan lentamente que tuvo tiempo de coger personalidad propia.

Ni tan siquiera me sobresalté cuando llamaron amablemente a mi puerta. Y tampoco recuerdo demasiado después de que el hombre que había sido mi báculo durante más de 30 años apuñalara con saña tres veces mi pecho. Caí al suelo y no recuerdo nada hasta varios días después en el hospital.

¿Qué hay después de todo eso? Nada. La vida no es nada. Ahora escribo y no temo a nada. Nadie lloró por mí al estar aquí, más hay una cosa que sí lamento como es el no entender cómo es posible la ambivalencia de sentimientos de tristeza, tranquilidad y drama que siente mi cuerpo, la cordura y la enajenación sentimental. Esta zozobra, esta beligerancia interna que hace que cada día me despierte con los brazos atados y vea todas las paredes de color blanco. Esa es mi situación hasta cuando me muera con el punto y final de las últimas palabras que he podido escribir cuando he cometido el último delito de mi vida: robar un lápiz y un papel. Para plasmar estos insanos pensamientos en unos garabatos que no expresarán perdón ni condolencias, sino que sentenciarán mi conclusión. Haré exactamente lo mismo que hice en aquella mañana calurosa de agosto cuando sentí por última vez el cuerpo desnudo que durante más de quince años me amó. Después del amor, de la locura, de asesinar con alevosía varias vidas, ya no queda nada. Nadie me llorará como nadie me defendió cuando me trajeron a este frondoso valle blanco. Así que con estas palabras abstrusas e inconclusas acabo. En mí, el amor nunca muere. Por eso estoy tranquilo. Adiós.

Vicio de libros


Pues estoy de enhorabuena. Por muchas circunstancias pero esta vez quiero poner de relieve algo de lo que no suelo hablar: libros. Este post es porque hoy he recibido mi nueva adquisición. Es el décimo libro que compro este año. Actualmente me estoy leyendo tres y ahora comenzaré con este cuarto libro. Según el estado de ánimo y el tiempo del que disponga leo uno u otro. Pero lo que voy a hacer es una recopilación de los diez libros más uno que me regaló un profesor y que también quiero leer. Muchos de ellos los tengo gracias a la carrera de Geografía que han propiciado que me atraiga, otros son clásicos y otros simplemente son por “probar” o por capricho, pero comenzaré sin un orden definido:

1.- Walden, la vida en los bosques – Henry David Thoreau. Este libro fue una recomendación de un chico que a principios de año. Habla de la naturaleza, la vida en la misma sin lujos y con un pensamiento simple pero complejo. Es una delicia. Ha sido un amor, de hecho lo leo de a poco porque me da pena acabarlo. Subrayo sus ideas y las cosas que me llegan, que son muchísimas cosas. Cada vez que Thoreau describe un pensamiento me siento absolutamente identificado y te impulsa a querer emular su experiencia. Es uno de los que me estoy leyendo en estos momentos, lo cojo cuando estoy espiritualmente tranquilo y tengo uno de esos días místicos. Nunca se desfasa así que da igual dónde lo cojas porque el hilo no se rompe jamás.

2.- El África de Thomas Sankara – Carlo Batá. Ha sido uno de los grandes descubrimientos. Este ejemplar gira en torno a la figura del Thomas Sankara, ex presidente de Burkina Faso que fue asesinado por uno de sus mejores amigos y actual presidente de este Estado africano. Pero lejos de ser una biografía de Sankara es un libro de historia, geografía, demografía, política, medio ambiente, agricultura, cultura, etc, etc, etc del “País de los hombres dignos”, o lo que es lo mismo, Burkina Faso (etimológicamente el nombre significa eso). Estoy haciendo una auténtica radiografía de este libro aparcando cada cosa por temas para poder hacer un análisis e investigación exhaustiva con otros datos de otros libros. Me lo estoy leyendo y está siendo una gozada descubrir y poder tener una idea propia a partir de lo que cuenta Carlo Batá. Me lo descubrió alguien que está siendo importante en mi quehacer de mi blog geográfico, que me ha ayudado a “conocer” el mundo real y no el que los demás quieren aparentar.

3.- Manual del torturador español – Xabier Makazaga. Otra recomendación del colega que me ha querido abrir el mundo. Este libro censurado y complicado de conseguir habla la controversia de las torturas en España, que ha sido denunciada por Amnistía Internacional por la violación de los Derechos Humanos, sin embargo el Gobierno central tira balones fuera para desacreditar y defenderse de estas acusaciones. Es un libro reivindicativo y apto para mentes abiertas, coherentes y que sepan tener el punto crítico para conocer la verdadera realidad de este Estado y para saber qué es verdad y que no lo es. Cualquier persona no estaría capacitada para leer con “cordura” y sentido común este libro. Me siento un auténtico privilegiado por estar leyéndolo. Cuando tengo el día cruzado y reivindicativo, sólo me hace falta leer cinco páginas para cargarme las pilas y ver la realidad que los medios de comunicación no te cuentan. Todo un descubrimiento…el libro, porque ya era consciente de las torturas y las denuncias por torturas en España.

4.- Grandes controversias geológicas – Anthony Hallan. Mi última y feliz adquisición. Ya había leído algo en la biblioteca y por eso decidí comprármelo. Hace unos 7 meses intenté comprarlo y en ninguna liberaría de aquí se encontraba. Lo busqué en Internet y sólo estaba en Argentina por 100$, pero hace poco insistí y tras una larga búsqueda lo encontré de segunda mano en una librería de Granada por…¡¡¡5 euros!!! Me llegó hoy y está como nuevo. Comencé a leerme el prólogo y ya estoy que se me cae la baba. Es lo que se dice un libro de “frikis”, trata sobre las primeras teorías geológicas que no estaban basadas en los dogmas religiosos, habla de las teorías de la formación de la Tierra desde finales del siglo XVIII. Es un libro “divertido” al contar las disparatadas ideas de muchos “locos” que inventaban teorías sobre la formación de la Tierra. Me examiné de una temática parecida en enero de este año de una asignatura de mi carrera, de ahí que este libro, como ya he dicho “único”, sea un privilegio tenerlo en mi estantería y ahora mismo, el cuarto libro que me estoy leyendo junto con los tres anteriores porque no quiero perderme en recordar las disparatadas teorías de los geólogos de hace 200 años. En la biblioteca sólo había un ejemplar y absolutamente nadie tenía este libro, de ahí la “suerte” de haberlo conseguido por un precio tan asequible.

5.- Cinco años de estancia en las Islas Canarias – René Vernau. Otro libro que descubrí gracias a la carrera. El año pasado un profesor nos describió algunos pasajes de este libro. Lo saqué de la biblioteca y después de leer varias anécdotas que contaba este francés durante sus peripecias por Canarias a principios del siglo XX decidí comprármelo porque creo que es básico para conocer cómo era Canarias vista desde fuera y las descripciones que hizo Verneau. Fue criticado por el trato de favor que hizo en sus descripciones hacia la provincia vecina. He leído algunos pasajes e historias como cuando llegó a Buenavista y comenzó a hablar con el alcalde de la villa que era un “analfabeto” que se jactaba de tirar lo más lejos posible sus esputos. No he comenzado oficialmente a leérmelo, pero no es por falta de ganas y es uno de los prioritarios.

6.- Los volcanes y la caldera del Parque Nacional del Teide – Vicente Araña. Aunque no me lo he leído de cabo a rabo, sí que he leído mucho sobre él. Está descatalogado y ha sido otro de esos libros que ha sido complicado de conseguir debido a que es un ejemplar único. Las descripciones que hace del PN del Teide son únicas y aunque en algunas cosas está desfasado, para quien le guste la geología, el volcanismo y la geografía creo que uno de los básicos. Fue un descubrimiento propio en una de mis mil horas metido en la biblioteca y cuando me hice con él sentí que había conseguido un tesoro único. Lo tengo como la segunda tanda para leerlo detenidamente y no sólo un pasaje.


7.- El origen de las especies – Charles Darwin. ¿Hace falta decir algo de este libro? Para un apasionado de las ciencias como yo, sin este libro creo que no podría decir que he estado en la Universidad. Lo tengo pendiente para leerlo, es, junto a “Cosmos” de Humboldt, uno de las joyas de mi corona particular, sólo que aún no he podido hacer con “Cosmos” por un módico precio. Comencé a leerlo pero debido a su densidad, creo que entrará a la tercera tanda para leerlo en exclusiva y dedicarle absolutamente todo mi tiempo a Darwin y conocer de primera mano todas sus teorías, y, dicho sea de paso, conocer más de fondo los inicios de las Grandes controversias geológicas y sus autores que Darwin conocía en un momento, el siglo XVIII, clave en la ciencia. Me enorgullezco de tener este libro y de poder estar ávido para pode leerlo porque de hecho, anhelo poder acabar con los demás para analizar pormenorizadamente el origen de las especies palabra por palabra.

8.- Geopolítica – Yves Lacoste. Una de mis últimas adquisiciones. Un libro totalmente geográfico llevado a la política gracias al geógrafo radical-marxista Yves Lacoste, aunque está un poco desfasado pese a tener a lo sumo tres años, es un libro clave para entender las estrategias geopolíticas actuales en el mundo que está en continuo movimiento. No me costará en absoluto leerlo, de hecho creo que es fácil de leer. Es uno de esos libros necesarios para entender lo que está pasando sin tener que leer un periódico y sin engaños de la prensa mediática, puesto que en Yves Lacoste podemos confiar, ya que no ha tenido pelos en la lengua para hablar de Geopolítica y lo demostró en una obra polémica –que me gustaría tener algún día- titulada “La Geografía, un arma para la guerra-, libro polémico que le valió su enemistad con su colega Pierre George por sus postulados.

9.- Historia de un arroyo – Eliseé Reclús. Sin duda para mí el mejor geógrafo de todos los tiempos. Reclús es más que geógrafo, es poeta, es algo conspicuo. Este libro es una novela que me compré este año, aunque en honor a la verdad creo que hubiera querido hacerme con otros dos libros de él que me hubieran satisfecho mucho más, pero quiero leer este libro para gozar con su literatura y la capacidad de un anarquista para escribir litúrgicamente imbricando la novela con la geografía de manera tan íntima que es como si ambos se hicieran el amor. Esta novela será una de las últimas que me leeré este año.



10.- Persuación – Jane Austen. Es un capricho, lo reconozco.  No sé de qué va. Es una novela. En una de mis películas favoritas, “La casa del lago”, uno de los puntos en común entre ambos es este libro el cual a ella se le pierde en una estación de tren y él lo va a buscar y la ve. Como soy un romántico y no me pierdo de apuntar recomendaciones musicales y/o literarias, este año me di el capricho de comprar esta novela. No sé si me gustará pero la novela es un género que me atrae mucho, de ahí que no escatime esfuerzos y ganas en darle una oportunidad.




11.- Los métodos de la Geografía – Pierre George (Bonus track). Fue un regalo de un profesor allá por el mes de febrero. Pierre George, otro geógrafo radical-marxista que como dije antes se enemistó con su colega Yves Lacoste. Dicen que es un clásico, y realmente lo es porque es realmente vetusto. Lo tengo para leerlo, a ser posible, este año.






Aunque haya nombrado estos once libros, me queda una amplia colección por acabar. Por ejemplo, no he acabado de leerme “África llora” de Vázquez Figueroa, el cual me compré el pasado año, una novela geográfica exquisita ambientada en Etiopía. “Gora” del indio Rabindranah Tagore, una novela vieja, un libro que fue un regalo conseguido en un mercadillo, probablemente el libro más viejo que tengo en mi biblioteca. Aún recuerdo el argumento y he de acabarlo… si tengo rigor y fuerza de voluntad. “After Dark” otra novela pero esta vez de Harumi Murakami, otro regalo que no he comenzado a leer pero que quiero leer algún día. Y por último “La doctrina del shock” de Naomi Klein que tampoco he comenzado y que creo que es necesario leer para conocer el mundo actual pese a tener ya sus años.

No soy un gran lector pero sé lo que quiero tener y sé que cuando cojo un libro, pongo, como con la música, la geografía, las mujeres o la vida, toda la pasión del mundo. Hoy ha llegado el último de este año, pero seguirán llegando por la colección de libros que quiero tener la tengo bien apuntada… Para empezar “Topofilia” de Yi Fu Tuan, “La sinrazón masculina” de Víctor J. Seidler, “Cosmos” de Humboldt y “El espíritu de la naturaleza” de Ralph Waldo Emerson son mis prioridades para 2012. 

El tiempo

Anoche soñé muchas cosas. En realidad era un cúmulo de sueños sin sentidos. No recuerdo exactamente todo pero sí las sensaciones que me dejaron: desilusión, dolor provocado a otras personas y sobre todo imposibilidad de arreglar nada. Así me levanté, alienado, como otras tantas veces.

Perdí la noción del tiempo, incluso del espacio. ¿Estoy despierto o dormido? ¿Qué día es hoy? ¿Es de día o de noche? No recuerdo nada. Poco a poco voy olvidado los pasos dados y me voy convirtiendo en un ser carente de sentido. Muchas veces pienso que es diciembre. ¿Dónde estoy? Vuelo o estoy en tierra firme?

No sé quién soy ahora mismo porque la realidad es que no soy nada más que un reflejo, soy simplemente una sombra opaca. ¿Estoy viviendo ayer o en el mañana?

No lo sé, igual que cada vez veo este lienzo cada vez más blanco.

Noche larga, otra noche de luto


Claro que se puede llorar en silencio. Por supuesto que uno puede sentirse un despojo. Nada de las palabras que voy a escribir aquí son de autocompasión aunque así lo parezcan. Nada de lo que voy a contar va a ser discutido. Son hechos empíricamente probados. Yo no sé qué pasará en el futuro, pero sí sé lo que ha pasado ya. Sé cuáles son mis virtudes, aunque cada vez me cuesta más mentarlas. Pero sí que sé cuáles son las graves faltas cometidas. Imagínate tienes la inmensa fortuna de encontrar en tu vida no una, ni dos, ni tres, sino que la Diosa fortuna te pone en tu camino hasta cinco personas cualesquiera que podrán ser, a buen seguro, de las mejores personas que nunca jamás hayas podido conocer. Es lo que se dice la suerte de encontrar lo justo en su justo momento.

Todos quieren ver lo bueno que hay en ti, cuando digo todos, me refiero a esas personas únicas y que no volverás a encontrar porque no aparecen de la noche a la mañana. Pero esta misiva no es más que unas palabras de ajusticiamiento hacia mí que he matado y provocado daños a esas personas y a terceros por mis mentiras, por mis hipocresías, por mis desmanes, por ser un mal ser humano, egoísta. He podrido, lixiviado todo lo mejor que tenía.

Hace poco, muy poco, he vuelvo a perder o para ser más correcto, he matado la última amistad grande, de un gran ser humano, de una persona excelsa, de una persona de la que no puedo decir nada malo. Sólo puedo decir que c’est finí.

Guardaré el tiempo que haga necesario por haberme encargado de perder y dañar a esas personas, las últimas en los últimos meses. Soy dañino, soy veneno en un tarro pequeño que parece un perfume.

Después de lo pasado estos días, de los vaivenes, de las subidas y bajadas…de los cénit y de los fondos, estoy sumergido en una larga, larga, larguísima noche.Se puede llorar tanto por perder o matar un amor, como por una amistad. Esto pasa todos los días, esto le pasa a todos, lo mío no es más importante que el resto más...Más...no puedo seguir…será en otro momento.


Esbozando con brocha gorda


Ya hablé con él ayer. Le dije todo lo que debía saber, es decir, todo...toda la verdad. Creo, y lo digo por inferencia, no porque me lo haya dicho, que hoy día ya es tarde y vislumbre yo mismo, y él lo confirmó realidades sumamente difíciles de soportar para mi mismo. No obstante, hice lo que debía, lo que me pedía yo mismo y cuándo me lo pedía mi ego... otra lección que he de aprender es a no actuar a destiempo y darme cuenta de las cosas a tiempo para que los demás no sufran. El daño ya está hecho, y las explicaciones creo que llegaron tarde. Culpa mía. 

Ese chico detallista que existía y que alguien admiró una vez... no sé dónde está, pues ahora mismo soy un papel en blanco que hace rayones, esbozos y nada concreto, sólo miro los "bocetos" del pasado, me fijo en ellos, en los errores y trato de hacer por fin una obra que pueda admirar en su conjunto... pero de momento no atino con nada, es decir, con nadie, con excepciones, pero esas excepciones no las cuento porque en ese esbozo sirven de márgenes, sirven para delimitar el cuadro, no es el cuadro en si. 

No creo, siendo pesimista, que vuelva a ser una obra de arte a la que admirar, creo que este "pintor" de vidas propias está gastado y ya no tiene un buen juego de pinceles, sino que ha de obrar algo fino con brocha gorda, con el hándicap del peso de la penitencia propia de haber convertido las obras de los demás en rayones....

Creo que más que palabras, lo mejor es expresarlo así



Insomnio con velas de celebración

No todo lo que se pueda escribir en Ficciones Vitales ha de ser algo malo. Nunca lo he considerado así aunque a muchos en el pasado les diera esa percepción. En estas noches de insomnio en las que tras los exámenes de la Universidad han quedado atrás y tengo el orgullo del deber cumplido no pasa nada salvo las sensaciones que te quedan de los días. Normalmente no ocurre nada y hoy….No ha pasado nada excepcional salvo una larga conversación con alguien a quien ayudó y que me lo pagó invitándome a almorzar con su familia –esposo e hijo- y después de hablar todos y sentirme tan a gusto, llegué a casa y me sentí con todos los ánimos por las nubes, como debía ser desde hacía dos semanas cuando alguien me la quitó. Esta persona me dijo verdades como puños, convincentes y además argumentadas desde el sosiego y la experiencia. Gracias a ese gran ambiente familiar, tranquilo y armonioso llegué a casa con la armonía de que todo está en mi mano, de que el camino está bien hecho, que todo está bien si yo quiero y creo que está todo bien. Y todo está bien aunque me empeñe en mi contumaz actitud. Días y noches como éstas agradezco que los años duren tanto para poder vivir poco a poco y disfrutar a cámara lenta todo lo bueno y poder sentirme tan bien como me siento ahora mismo. 
-Que por un error cometido el amor no se puede perder de la noche a la mañana
-Que quien me juzgue por un error no me quiere como yo quiero que me quieran
-Que nadie es perfecto y que no todos transigen como yo
-Que todo llega y si no, bueno es aprender en el camino todo lo que se pueda
-Que no lo puedo controlar todo y tengo que LIBERARME de los pesos y cargas que tanto yo, como los demás depositan en mí
-Que tengo que aprender a volar y disfrutar de mi mismo
-Que he de volver a ese estado en el que me valoraba tanto como para seguir mis propios consejos
-Que tengo que aprender YA a no mirar a los demás ni que me afecte tanto las cosas
-Que en la comprensión está la armonía y la conciencia tranquila
-Que tengo aprender a aceptar las críticas constructivas y "pasar" de las destructivas
-Que tengo que seguir trabajando con los diálogos y discusiones para dejar de lado las conflictividades

Quiero compartir estas canción que es la que me está haciendo sentir tan feliz en esta -POR FIN- fresquita y hasta fría noche veraniega que tanto bien me hace. Ojala estas sensaciones duraran mucho tiempo.