Dolor, placer, balance psico-corporal

Cuando me hablan de dolor físico me impresiono. Cierto que también soy fácilmente impresionable. Pero yo sé de dolor físico. Hombre, no me han arrancado de cuajo un brazo ni me han herido ‘ametralladamente’ en una guerra y he estado agonizando. No. Yo a lo mío lo llamaría dolor “moderno”.

Aquella operación de la que hablé en el último post, me convirtió en una especie de Doctor House (un tío con dolor permanente que toma  medicación para el dolor y para superar el mismo que es tan intenso que no se puede explicar de forma simple)


Además de esa experiencia sanitaria se me ha dado “bien” sufrir físicamente para obtener una satisfacción. El senderismo y últimamente el trekking han fortalecido mi mente a la hora de resistir aunque yo, como muchos hombres tengo el umbral del dolor muy bajo (y he tenido piedras en el riñón, algo sé de dolor, no nos pongamos pusilánimes tampoco). Hombre, claro, tengo mis achaques y me quejo a veces como si fuera un viejito pero resisto bien. 

Si la memoria no me falla ha sido el deporte el que me ha proporcionado ese balance dolor-satisfacción…bueno, y en alguna ocasión el sexo (…). Asocio el dolor físico al sentimental. Y esto es importantisimo porque es algo que he descubierto hace poco, concretamente en una meditación durante mi viaje pirenaico. Este dolor físico-sentimental autocompensatorio procuraré explicarlo en un post futuro.


El caso es que estoy experimentando un fuerte dolor sentimental que ya muchos conocéis bien por el blog bien porque os he dado la tabarra por el móvil. Y ese dolor no ha menguado sino que ha mutado extrañamente y como le decía a Amiga Palmera, este dolor sentimental se ha convertido en algo ambivalente, contradictorio, resistente…algo nuevo que estoy experimentando a diario y claro, este dolor ‘genéticamente alterado’ ha propiciado respuestas mentales que han derivado a su vez en experimentación con el dolor, por lo demás, muy banales, pero que me dan algún tipo de placer (onanista o más bien narcisista…vamos, bastante estúpido). 

Por otra parte yo nunca he soportado o me había planteado someter mi cuerpo a según qué tipo de cosas: piercings, tatuajes, dilataciones…¿Hace falta que siga y explique más? Es obvio, ¿no? Venga, va que me gusta escribir. Me he puesto o implantado dos piercings (en ceja y labio inferior), un agujero más en la oreja izquierda (y ya tenía uno), y una dilatación en la oreja derecha de momento de 4mm pero que será de 6 u 8 mms. Adolescente total, lo reconozco. 


Yo, que iba contra todo eso, ahora me miro al espejo perforado. Y claro, sentí y a veces siento cierto dolor. Por ejemplo: la dilatación de la oreja dierecha. Me dolió lo que más pero después fue un subidión pese al dolor o las molestias post colocación, aunque en honor a la verdad tengo que decir que el que mejor se sintió fue el Narciso que llevo dentro. 

Y claro, ahora busco otras formas de experimentar dolor físico que solapen o soslayen el intensísimo dolor sentimental provocado por una ya sempiterna frustración que es debida a su vez en parte por mi rebeldía que se debe en parte también a una recientemente adquirida actitud pasiva-agresiva. 

Por todo lo anterior y viendo lo masoquista que me estoy volviendo he decidido ir al lugar que más terror, miedo y dolor me da, un lugar caro en todos los aspectos. He decidido volver al dentista. Y no, no voy a ponerme un diente de oro…pero en compensación no descarto otro piercing pero en la lengua o en algún otra parte del cuerpo. 

                    
Soy mono, sí... homo sapiens perforadis

2 comentarios:

  1. Me temo que no hay dolor físico que pueda mitigar un dolor sentimental intenso. ¿Ocultarlo? Quizá sí... Pero tarde o temprano saldrá a flote, así que mejor afrontarlo cuanto antes, no crees?

    Saludos amigo!

    ResponderEliminar
  2. Cé: Por fin vamos encontrando cosas en las que estamos de acuerdo, aunque sentimentalmente nos separe una galaxia...o dos. También estoy de acuerdo con el acto de valentía del tatuaje, para mí hacérmelo es entrar en otro nivel, en otra etapa en mi vida y tan como soy con las agujas y el dolor, es además un reto.
    l
    Jauroles: Querido y admirado amigo blogger, qué placer es ver tus palabras en mi blog. Me siento muy honrado. Gracias de aquí al infinito. Sin embargo, yo difiero de ti en varias cosas. Lo primero es que el dolor sentimental no creo que haya que ocultarlo es como un mal karma que queda atravesado o enquistado. No creo que sea bueno guardase algo malo como es el dolor sentimental, otra cosa es que lo exteriorices contigo mismo o haciendo cosas que lo soslayen o lo curen. Y bueno, creo que hay muchas maneras de superar el dolor sentimental, depende mucho de mentalidad y trabajarte y madurar sentimentalmente muchas cosas. Aún así es durísimo, complicadísimo soportarlo siempre que aparece pero si mal no he entendido, la mejor confrontación es a través de algo que te haga sentir dolor. Por ejemplo, si se trata de hablar con una persona que es la que te causa ese mal sentimiento, inherentemente a ello puede ir aparejado de más dolor o rencor o resentimiento...depende claro de las situaciones. Si se puede afrontar de cara, mejor que mejor pero cuando no te dan la opción que es lo que trataba de expresar, entonces sí hay que buscar salidas...y muchas son muy insanas. Espero verte más a menudo y pronto. Un abrazo GIGANTE!!!!

    ResponderEliminar