Historias nocturnas

José Luis, Pepe para los amigos era un apuesto hombre, canoso, buen cuerpo y cara de buena persona. Justo antes de cerrar el bar y no sé cómo, acabé junto a él y sus dos amigos, Javi y Belén. Tampoco sé por qué, acabamos hablando. Me dijo que le gustaba una chica de aquel bar pero que ella no le hacía caso. Yo le dije: “No pasa nada, yo te ayudaré si quieres, ¿quieres?” “por supuesto, hombre”, dijo él. Antes de que ella -Patricia- abandonara el bar la abordé. Ella pensaba que quería ligar pero nada más lejos de mi intención. Enseguida le quité esa idea. Le pregunté si estaba soltera y me dijo que sí. 
-¡Perfecto!, lo celebro - le espeté yo. 
-Oye que lo siento pero que me tengo que ir, me están esperando.
-Vale, vale seré rápido. ¿Ves a aquel chavalote tan guapo?
-Sí
-Es mi amigo, se llama José Luis y quiere conocerte. ¡¡José Luis, ven!!
Pepe apareció con su cara de chico bueno y comenzó a hablar con ella pero lo 'despachó' enseguida y el hombre cayó en depresión. Salimos porque había que salir y le dije: tío, esta noche no te vas a casa sin que conozcas a una chica y te de su número. Puesto manos a la obra sólo se me ocurrió 'atracar' a aquella mujer que Pepe me dijera, y así aparecieron Alba, María y otras...Ya hacia el final le daba igual y me comenzó a decir como un reto más hacia mí que hacia él, pero realmente yo sólo perseguía que alguna mujer quisiera conocerlo en una obsesión absurda y sin ningún tipo de argumento sólido. Al final fue Érica, en un parque. Los dos se sentaron en un banco y se quedaron hablando. Ahí los dejé. Pepe con una sonrisa como la de un niño de doce años y Érica anonadada por la situación. Me sentí super bien. Nunca más los volví a ver. 


Frida era una niña mexicana. No, no era la famosa Frida Calo pero no me cabe duda de que era el homenaje de su madre. Con fleco de cortina estaba en la calle con doce añitos a las cuatro de la madrugada. Allí acabé yo junto a Ana, y otras mujeres que estaban hablando. Yo realmente buscaba conocer a Ana, sin embargo ella pasaba mucho de mí y yo acabé sentado con Frida. Estaba aburrida. Su madre había salido de trabajar y ella la estaba esperando porque no tenía con quien quedarse. De repente apareció Roberto, un tuno con dos amigos. Le pregunté a Frida si quería que Roberto le cantara. “Claro”, me dijo ella, “me gusta la música”. Con franqueza, ni recuerdo de qué estuve hablando con Frida. Lo que sí sé es que yo le preguntaba cosas y ella respondía con esa sinceridad que sólo los niños saben hacerlo. Me gasté todo lo que tenía en la cartera para que Roberto no se fuera y le tocara a Frida todas las canciones que ella quería (incluido en Gangstan Style). Allí estuvimos cantando a veces ella, otras veces yo en la primera y única vez que le he dedicado una “serenata” a una fémina, aunque aquella primera no perseguía ni una conquista ni el amor, sino el entretenimiento, la sonrisa de una niña que a las cuatro de la madrugada se sintió un poco menos sola. Al cabo de un momento que bien podría haber sido toda la noche su madre la llamó a lo lejos y yo la acompañé cogidos de la mano. No recuerdo el nombre de la madre pero comenzó a hablar conmigo. Me dijo que era del D.F de México y que llevaba 12 años en Alicante. Hablando con su hija se fue yendo poco a poco mientras yo me quedaba sólo pensando en que había hecho feliz a una niña. 

Lola. Llevaba varias horas en la barra de aquel bar bebiendo para olvidar sin lograrlo. En todas las paredes aparecía esa mujer de la que tanto he hablado, la que he querido sin querer, que estaba sin estar. De repente apareció una mujer voluptuosa. Mirada de carácter y un canalillo de vértigo. Yo observaba como bailaba y se pasaba bien mientras yo permanecía sentado en la barra. Comenzó a hablarme y yo le contestaba. Las conversaciones a ciertas horas en según qué sitios y con unas copas de más no llegan a ser trascendentes si al final no consigues que haya algo más como de hecho fue así. Con el paso de las horas Lola se comenzó a sentir cada vez más intrigada y atraída hacia mi tranquilidad, mi sonrisa y mi copa. Pronto supe que ella pretendía algo más. Lo sabía por su mirada pero también porque me robó un beso cuando yo la sonreía por uno de sus bailes. La historia tiene sus idas y vueltas pero iré al grano. Lola desapareció sin saber a dónde, yo aproveché para ir al baño. Allí estaba ella. La miré y la sonreí con muchísima picardía. Me metí en el baño y cual fue mi sorpresa cuando detrás de mí noté a otra persona. Era Lola. Sorprendido le dije que saliera. Me dijo que me callara y comenzó a besarme mientras me bajaba los pantalones. Ocurrió eso que hace unos años y toda la vida pensé que jamás me pasaría a mí. Sin embargo, fue una experiencia espantosa. No dejaba de pensar en esa mujer, hoy en Madrid que en mi revolución de marzo revolucionó mi vida son ternura y algo más. Sí, sólo pensaba en Estefanía. Y sólo su nombre hacía me daba alas. Cerré los ojos, imaginé que ella estaba allí conmigo, imaginé su sonrisa, su voz. ¿Cómo podría relataros lo vacía de una experiencia cuando al abrir los ojos, al acabar, vi que no era Estafanía, sino Lola? Cuando Lola y yo acabamos, ella se fue y yo me quedé sentado en el water. Me sentí el ser más vacío del mundo. La tristeza era inimaginable. El sexo sin amor es la experiencia física más triste y vacía que he experimentado en toda mi vida. Sentí que el alma volaba y se alejaba de mí. En mi cabeza sólo estaba Estefanía, sus palabras. Me la imaginé con el hombre que la vuelve loca y que no soy yo. Me gustaría deciros que aquella noche todo salió y acabó bien. En verdad me gustaría poder decíroslo....

Carmen tenía treinta y tantos años. Físicamente no era una mujer en la que jamás me fijaría. Era flaca y tenía cara de aburrida y un poco de mala leche. Era la típica mujer que quería pasar desapercibida. Pero estaba con dos amigas muy sociables y ella tuvo que aguantar el tirón de sus amigas. Hacia el final de la noche sus amigas me animaban constantemente para bailar. Yo había permanecido toda la noche sentado en la barra del bar, riéndome de las risas, de los bailes de algunas conversaciones robadas, en definitiva, pasándomelo bien. Accedí a regañadientes a bailar en coro mientras sus amigas me rodeaban. De repente cambiaron el estilo de la música y me topé de frente con Carmen, a la cual, mirándola a los ojos, la saqué a bailar. No perseguía nada más que pasármelo bien y dar lustre a una de mis grandes pasiones: el baile. De hecho aquella tarde había estado en mi casa bailando solo en mi casa. En las dos primeras canciones que tocaron Carmen se movía muy bien y lo noté. A la tercera y cuarta Carmen me sorprendió llevándome en el baile y yo, que soy así, quedé prendado de aquella mujer a la que le daba vergüenza mostrar las arrugas de unos ojos preciosos. La música finalizó en el bar. Yo la miré con esa mirada que sólo yo sé poner. Ella me miró entre ruborizada y orgullosa. Tras una conversación absurda propia de las cuatro de la madrugada, me dijo que ella sabía bailar lo mismo que yo. Me observó y vio que tenía un casco que estaba enchufado al mp3. Me preguntó si tenía de “esas” canciones. “por supuesto”, le dije yo. Puse Marc Anthony y como sólo tenía un casco, me dijo al oído susurrando pese a que ya no había música en el bar: “Acércate a más a mí”. Comenzamos entonces a bailar la pieza más romántica, entrañable y extraña de toda mi vida. Todos en el bar (los pocos que aún quedaban) nos miraban con caras porque no había música...pero sí la había en el oído de Carmen y seguimos bailando en uno de esos momentos que jamás olvidaré. Cuando acabamos de bailar yo me dirigí a la barra del bar a pagar unas copas pero habían otras personas ocupando al barman. Al cabo de un rato, probablemente dos o tres minutos, cuando me giré, Carmen y sus amigas ya no estaban. Salí del bar y no la volví a ver. Me quedé con el corazón destrozado y fascinado por lo que había vivido. Para mí quedaron aquellos minutos que jamás os podré narrar con la pasión y congoja y felicidad que me provocaron. 

Marisa, Conrado...y Luca. La primera, gallega, de un pueblo de Ourense muy cerca de Ponferrada, viuda y cuarenta y muchos. Con ella entró una mujer de su generación y tres chicas adolescentes. Las dos mujeres de cuarenta y tantos entraron a la pista pisando fuerte, bailando como diosas del lugar y demostrando una carencia absoluta de complejos, cosa que me encanta. Pronto apareció al lado de Marisa un chico de treinta y muchos o cuarenta y pocos que no entendía ni papa de español. Se empeñó en Marisa y aunque ella me confesara que no estaba buscando nada, el hecho de que Conrado fuera italiano y cara de pícaro y buen tío hicieron que se dejara querer. De todo esto me enteré porque mientras bailaba pero sobre todo me corría de placer escuchando "Twist and shout" y "Mr. Postman" de los Beatles, la cerveza se me iba acabando y de repente un hombre me vino con otra cerveza de su cortesía, algo que no recuerdo que nunca me pasara. Muy agradecido estuve y eso me sirvió para acercarme a Marisa y decirla: "Lo mejor que te puede pasar una noche es que te inviten sin venir a cuento una cerveza" (claro, esto último no es cierto, pero estaba embriagado de felicidad y aunque me hubiera dado un simple abrazo de confraternización hubiera sido "lo mejor que te pueda pasar". Yo entonces no lo sabía pero el que me invitó a la copa era Luca, amigo de Conrado, ambos de Venecia y que estaban en Alicante por la boda de un amigo en común. Durante una parte de la noche intenté que Marisa se abriera con Conrado que la seguía con parsimoniosa paciencia de un caballero y por eso me cayó bien. Entre todo aquello, la amiga de Marisa, también gallega con un acentazo de pueblo pero que aseguraba estar en Alicante durante más de diez años, perdió todo tipo de vergüenza y comenzó a bailar desenfrenadamente y rozándose con todos, incluso conmigo, de donde intentó robar un beso sin conseguirlo. Fue divertido verlo y sobre todo bailar con una mujer así. Prefiero a las mujeres sin complejos que a las adolescentes que las acompañaban y que ponían todo tipo de cortapisas para ser herméticas en todo lo que allí acontecía, incluso los bailes de Marisa y su amiga. Tras ir al baño encontré que todas las mujeres se había ido y yo seguí a lo mío. Sin embargo, Conrado me cogió por el brazo y me sacó fuera donde estaban todas ellas. Marisa ya me había dicho que entre aquellas chicas, una era su hija y que la próxima semana volvería a su pueblo de Ourense. Conrado pujaba fuerte por Marisa que, dicho sea de paso, era una mujer rubia con mucho encanto. Apareció de repente Luca, y me enteré de los hilos que lo ataban a él con Conrado y conmigo. Una especie de estrategia: yo estaba cerca de las chicas con las que bailaba y me hacían caso, como a ellos no, Conrado le pidió a Luca que me invitara, así yo hablaría con Marisa y entonces yo acabaría haciendo lo que finalmente hice: intentar que Marisa tuviera a bien pasar esa noche con Conrado. Con una "misión" cumplida y sin sentirma para nada utilizado o manipulado, me fui porque lo que yo quería hacer era bailar. 

Ana y Manu. Estaba en mi habitual tugurio de Alicante bailando y viendo bailar como me gusta. Yo ya andaba un poco a mi bola y de repente sonó "Entre dos tierras" y claro, el desfase hizo que me pusiera a gesticular tipo Bunbury, una frikada nada aconsejable. El caso es que no sé cómo me topé con un tío que...bueno, comenzamos a gesticular al mismo tiempo y yo, que además de todo soy como soy, le recordé que esta canción era la banda sonora de la película "Pagafantas". Él me dijo que era él, el auténtico pagafantas. Entre risas y bromas quedamos en que yo era el mayor Pagafantas. Con él, Manu, estaba Ana y comencé entonces a hablarles del por qué me sentía "Pagafantas" o muy tonto y comencé a hablarles de Estefanía durante...unos diez minutos. El caso es que no sé antes o después (probablemente antes) Ana comenzó a bailarme el agua o a halagarme, no lo sé, el caso es que cogió un papel y un boli y me escribió lo siguiente “Eres auntentiquísisisimo. Y lo sabes: Guapo. Bailas como nadie”. Además añadió su teléfono en algo que ya me dejó descolocado...una hora después. El bar cerró y ellos, muy majos, bastante majos se fueron a lo suyo y yo, rebelde, me fui por mi camino y claro, así acabó todo. Luego por supuesto me quedé pensando en aquello toda la noche pero al final me quedé pensando, como no, en la mujer que pone todo mi mundo patas arriba. 

Estas historias son verídicas y fruto de mucha memoria que, pese al alcohol, he logrado rescatar.  Y faltan algunas, como la del alemán Vhulcan, la londinense Jazz o el grupo de "Lolitas" de playa. Pero no fueron tan importantes. Lo importante es que nunca he actuado as, tan sociable y tan aparentemente abierto. Esto me sorprende tantísimo que sólo se explica por dos cosas: el asentamiento en esta ciudad y el influjo de la mujer causante de mis más bajos instintos y pasiones, además de la satisfacción inherente a mis estudios. 

Dolor, placer, balance psico-corporal

Cuando me hablan de dolor físico me impresiono. Cierto que también soy fácilmente impresionable. Pero yo sé de dolor físico. Hombre, no me han arrancado de cuajo un brazo ni me han herido ‘ametralladamente’ en una guerra y he estado agonizando. No. Yo a lo mío lo llamaría dolor “moderno”.

Aquella operación de la que hablé en el último post, me convirtió en una especie de Doctor House (un tío con dolor permanente que toma  medicación para el dolor y para superar el mismo que es tan intenso que no se puede explicar de forma simple)


Además de esa experiencia sanitaria se me ha dado “bien” sufrir físicamente para obtener una satisfacción. El senderismo y últimamente el trekking han fortalecido mi mente a la hora de resistir aunque yo, como muchos hombres tengo el umbral del dolor muy bajo (y he tenido piedras en el riñón, algo sé de dolor, no nos pongamos pusilánimes tampoco). Hombre, claro, tengo mis achaques y me quejo a veces como si fuera un viejito pero resisto bien. 

Si la memoria no me falla ha sido el deporte el que me ha proporcionado ese balance dolor-satisfacción…bueno, y en alguna ocasión el sexo (…). Asocio el dolor físico al sentimental. Y esto es importantisimo porque es algo que he descubierto hace poco, concretamente en una meditación durante mi viaje pirenaico. Este dolor físico-sentimental autocompensatorio procuraré explicarlo en un post futuro.


El caso es que estoy experimentando un fuerte dolor sentimental que ya muchos conocéis bien por el blog bien porque os he dado la tabarra por el móvil. Y ese dolor no ha menguado sino que ha mutado extrañamente y como le decía a Amiga Palmera, este dolor sentimental se ha convertido en algo ambivalente, contradictorio, resistente…algo nuevo que estoy experimentando a diario y claro, este dolor ‘genéticamente alterado’ ha propiciado respuestas mentales que han derivado a su vez en experimentación con el dolor, por lo demás, muy banales, pero que me dan algún tipo de placer (onanista o más bien narcisista…vamos, bastante estúpido). 

Por otra parte yo nunca he soportado o me había planteado someter mi cuerpo a según qué tipo de cosas: piercings, tatuajes, dilataciones…¿Hace falta que siga y explique más? Es obvio, ¿no? Venga, va que me gusta escribir. Me he puesto o implantado dos piercings (en ceja y labio inferior), un agujero más en la oreja izquierda (y ya tenía uno), y una dilatación en la oreja derecha de momento de 4mm pero que será de 6 u 8 mms. Adolescente total, lo reconozco. 


Yo, que iba contra todo eso, ahora me miro al espejo perforado. Y claro, sentí y a veces siento cierto dolor. Por ejemplo: la dilatación de la oreja dierecha. Me dolió lo que más pero después fue un subidión pese al dolor o las molestias post colocación, aunque en honor a la verdad tengo que decir que el que mejor se sintió fue el Narciso que llevo dentro. 

Y claro, ahora busco otras formas de experimentar dolor físico que solapen o soslayen el intensísimo dolor sentimental provocado por una ya sempiterna frustración que es debida a su vez en parte por mi rebeldía que se debe en parte también a una recientemente adquirida actitud pasiva-agresiva. 

Por todo lo anterior y viendo lo masoquista que me estoy volviendo he decidido ir al lugar que más terror, miedo y dolor me da, un lugar caro en todos los aspectos. He decidido volver al dentista. Y no, no voy a ponerme un diente de oro…pero en compensación no descarto otro piercing pero en la lengua o en algún otra parte del cuerpo. 

                    
Soy mono, sí... homo sapiens perforadis

Curioso resumen de un lustro vital

Aunque nadie lo crea, muchas veces me canso de dar vueltas así que en esta entrada no voy a dar ninguna vuelta y explicaré lo más sucintamente y sin detalles qué ha pasado en mi vida desde 2008 hasta la actualidad. Lo creáis o no, seré breve para ser 5 años. No daré los por qué ni ninguna explicación.

2008: En diciembre de 2007 jugué por última vez al fútbol, en el último minuto y lloviendo me lesioné en el testículo. Un fuerte desgarro, hernia o algo más. No se supo hasta meses después. Pasé mucho dolor los siguientes 8 meses. Después de unos 3 años en junio de ese año decidí ‘pasar’ de Amiga Palmera, de quien estuve enamorado todo ese tiempo. Me fui de viaje, conocí a una canaria fuera de Canarias de la que me colgué, Alba. En septiembre me operaron del testículo. Salió mal, me tuvieron que operar tres veces más en ese mes donde estuve ingresado. Conocí a Clara, una enfermera con quien me enrollé. Fue su amante –tenía novio- hasta el mes de diciembre en que me dejó. Engañé a Alba que no me perdonó que le ocultara que estaba de amante con Clara. Nunca más volví a saber de Alba ni de Clara.

                              
Jugar al Risk con Néstor e Isra fue nuestro pasatiempos y nuestra pasión muchos años. En febrero de 2008 esta fue la última partida. 

2009: Tras dejarme la enfermera sin más explicaciones, me despidieron del trabajo en el que llevaba muchos años. Caí en barrena hasta que conocí a Goizargi, de Navarra, hacía el mes de abril. Se enamoró de mí, y yo acabé igual. En julio de ese año, en Madrid se consumó todo lo bueno. Fue, hasta ahora, mi última novia y la última mujer que más me quiso. En septiembre comenzó el declive y en diciembre nos tomamos un descanso.  En febrero de 2009 Amiga Más Violeta me convenció de que volviera a mi carrera. Y lo hice. Me saqué dos de 1º que me quedaban, la única de 2º que me quedaba y un par de optativas de 3º y 4º. A principios de año,  conocí una de mis mejores amiga, Begoña, que fue quien a su vez me dio a conocer al mejor cantante que he escuchado en mi vida (exceptuando Los Beatles), Marwan. 

 La Geografía me dio TODAS las satisfacciones durante 2009 y en plena naturaleza me sentí vivo. 

2010: A principios de año, dolido con Goizargi conocí a Virginia sin que la primera lo supiera. Ella se enamoró de mí (aunque lo negará toda la vida) pero en verdad ella me utilizó para conocer a mi mejor amigo. Yo, por su felicidad, los presenté. Me quedé sin ella. Goizargi en febrero se enteró. Yo opté por el mutismo. Ella luchó hasta que se cansó. Luego yo me enganché y ella aceptó a regañadientes. En junio todo se destruyó. Virginia se fue con mi mejor amigo y Goizargi con otro. Mi juego a dos bandas resultó fatal. Ese verano viajé a Marruecos a hacer treking por el Alto Atlas en la experiencia más IMPRESIONANTE de mi vida. Julio, Agosto, Septiembre, Octubre y Noviembre me la pasé intentando reconquistar a Goizargi. Pasé las experiencias más traumatizantes con una mujer. Me dejó hecho añicos y de camino a un psiquiátirco (literalmente).

Marruecos, Lac Tamda, mi paz, mi tormento, la mejor experiencia de mi vida. 

2011: ‘Tocado’ psicológicamente me centré al 100% en mi carrera que fue la que comenzó a darme todas las satisfacciones. Además comencé a ayudar a compañeros para que aprobaran sus asignaturas y en algún caso hasta el final de la misma carrera. En un resumen del resumen puedo decir que desde 2011 hasta que me fui de Canarias el pasado año me colgué suavemente de tres mujeres, las tres venezolanas, sólo una supo de mis cuelgues. La mujer más bella que jamás y nunca he visto ni veré en persona. Se me pasaron enseguida todos esos cuelgues. No superé lo de Goizargi y todas salían perdiendo en comparación con ella.

¿Que no ha habido fiestas? ¡¡Mentira cochina!! Si no fuera por estos momentos...

2012: Acabé mi carrera el 11 de junio a las 14.28 horas aproximadamente. En una de tantas ayudas, ayudé a un colega a aprobar una de las 2 asignaturas que le quedaban. En recompensa me puso en contacto con una ONG porque yo tenía ganas de hacer un voluntariado serio. Decidí irme a Guatemala a finales de julio pero me acojoné y acabé en La Gomera. Allí fui presa y pasto de las llamas, estuve evacuado y lo pasé terrible. Aquella experiencia me sirvió para tomar la decisión de mi Plan B: ir a Alicante a hacer un máster de riesgos naturales. En septiembre partí. En septiembre prematuramente abandoné Tenerife con mi Amigo Teach, me fui en barco, recorrimos en coche toda Andalucía hasta Alicante y comencé el máster.

 Recordad esta imagen. No por ser mi graduación, sino porque nunca más me veréis con corbata. ¿A que estoy guapo?


2013: Todo iba todo lo bien o mal que podía ir y en la ‘revolución de marzo’ “conocí” a Estefanía. Me enamoré perdidamente de ella. Además recuerdo el día en el que caí locamente por ella: 14 de marzo de 2013 (no diré cómo). Luego apareció un ex de ella y Estefanía me dio calabazas y la historia…es una historia que te cagas. Mientras, he buscado DESESPERADAMENTE no volver a Canarias y he rescatado el plan de ir a Guatemala, que, si todo sale como ha de salir y nada o nadie lo evita, marcharé a finales de septiembre. En septiembre acabaré el máster porque no he logrado hacerlo en las fechas que hubiera debido.  Acabará así, mi vinculación o cualquier vinculación académica o profesional con la Geografía. Y duele lo que no imagináis. El máster y otras cuestiones me han hecho mucho mal y lo he pagado psicológicamente. Por primera vez en mi vida he follado sin amor, he superado mis problemas sexuales pero sólo he podido "funcionar" pensando en Estefanía –y sólo así-. Han sido las experiencias físicas más frustrantes, vacías y dañinas que recuerdo. Me avergüenzo mucho de esto. Hice un mega viaje en el que salí de Alicante y pasando por Cartagena acabé en Pamplona ‘hablando’ con Goizargi después de muchos años y finalmente cruzando el Pirineo navarro hasta Francia a pura pata. Me hice un segundo agujero en la oreja izquierda, una dilatación en la oreja derecha  y un piercing en la ceja con mucho motivo (…). He descubierto que nunca dejaré de amar ni a Nere (mi primera novia en serio) ni a Goizargi (la segunda novia en serio) y que aunque no haya tenido nada con Estefanía, tiene la misma ‘pinta’ de ser un enamoramiento semptinerno al igual que con Amiga Palmera, aunque ella quiera evitarlo siendo esquiva, seca o lo que sea. No encuentro trabajo para no tener que irme y seguir con mis sueños de Plan A y todos los planes que tenía se han caído sistemáticamente abajo….y ahora estoy comenzando a improvisar. Cosa mala. Pinta mal.

Mi pateo por los Pirineos navarros fue ESPECTACULAR. Mi mejor experiencia personal y solitaria hasta ahora. 

Como está muy reciente 2013 (porque aún no ha acabado, básicamente) podría dar miles de detalles pero sin entrar en ellos, y hasta ahora esto es lo que ha pasado, insisto, sin entrar en detalles. Para el que diga que me enrollo mucho, creo que en espacio récord he logrado resumir 5 años.

A partir de ahora voy a intentar poner una o varias canciones que escenifiquen mis pensamientos o lo que escribo. Aunque tenía pensado poner Bryan Adams, voy a optar por poner una canción de uno de los blogs que sigo y una canción que descubrí ayer y que me cautivó. La primera versa sobre el amor, lo mucho, muchísimo que he amado a amigos y a mujeres. Pese a que me he equivocado (con Alba y con Goizargi) os aseguro que mi amor fue sincero pero que no supe gestionar este volcán de emociones y sentimientos. Poco a poco y a base de soledad y palos, ya voy sabiendo querer y voy sabiendo sobre todo lo que quiero –y a quién quiero para mí-. 

Rescatada recientemente de esteblog de música que es FABULOSO y lo recomiendo.
Canción: “No sabes cómo te he querido” de Paco Bello
Dice: “Sigues siendo la dueña, del gigante que se esconde en mi silencio. Has cambiado mi forma de mirar, has cambiado el sentido de las calles. Caminar sin ti, no es del todo andar, has llenado los semáforos de sangre. No me moriré, pero ya verás, como no sabré esquivar los vientos que te nombran. No me cansaré de pensar que estás, a mi lado, pero no como una sombra. Y no sabes que aún cocino para ti, y no sabes que dibujo tu perfil, con las frases que hace tiempo te escribí”.



La segunda canción es simple.
Canción: A day to remember - If it means a lot to you
Dice (entre otras cosas): "but I can't help it I just feel complete when you're by my side But I know you can't come home 'til they're singin': La, la la la, la la la. 'Til everyone is singin': La, la la la, la la la

no puedo evitarlo simplemente me siento completa cuando estás a mi lado pero sé que no puedes volver a casa hasta que ellos canten: La, la la la, la la la. Hasta que todo el mundo cante: La, la la la, la la la
(y con ese cantar yo recuerdo cuando Estefanía con su voz me cantó “Te estoy amando locamente”)



PD: Esta entrada va dedicada muy especialmente a personas que no leerán nunca estas palabras: Rebe, Goizargi, Alba, Clara, Ainhoa, Violeta, Airam y Carlos. A todos los quiero, y los amaré con locura hasta el final de mis días, aunque nunca jamás los vuelva a ver en persona. 

PD: 

El viajero que nunca quiso serlo


Trescientos sesenta y cinco días de viajes, de fuego, de creer algo que ya no será dentro de unos días. Duele perder el amor de tu vida. Es duro porque en cada viaje está ella. Lo ha estado desde que tengo cuatro, cinco años. Ella ha sido la mejor amante, la mejor combinación. Hoy hace un año que el destino firmó la sentencia de muerte de mi amada. Y la he disfrutado. ¡¡Oh Dios!! Ninguno de vosotros os imagináis cuánto hemos reído juntos, cuantas noches, cuántos días, cuántos kilómetros, cuantas vivencias hemos tenido este último año. Me he jugado TODO por ella, para salvarla y que se mantenga en mi vida. Pero ya sólo puedo bailar yo solo el baile del viajero errante, el que va a cualquier parte o sin saber por qué. Porque no tiene por qué quedarse porque ella ya no estará desde el próximo mes de septiembre. Porque desde el 30 de junio de 2013, la tendré que ver entubada y con respiración asistida. No me habléis de entereza, yo vivo entero cada día. Decidle a un idealista enamorado como yo que perderá su todo, su esencia y que para no ver su propia muerte lentamente los próximos años, emigrará por la maldita rabia de no tenerla más. Porque ya no la tengo pero disfruto cuando su Alzheimer se rebaja y nos permite recordar lo felices que fuimos, que hemos sido, que aún a veces somos y todo gracias a los dos pero sobre todo a la vida que me ha dado ella.

Ahora os hablo de viajes. Esto ya os digo es PURA PASIÓN. Es lo que esta noche al llegar a casa desearía antes de cerrar los ojos.
  

Ese viaje recurrente, frecuente, ese que no va a la estación a coger trenes o guaguas, el viajero que utiliza únicamente sus pies para desplazarse entre lugares, al que no le importa jugarse su alma por simple satisfacción o por dolores del alma provocado por la frustración de no poder obtener lo que con el esfuerzo de sus pies sí ha logrado hacer realidad. (Marruecos, Francia, Pirineos, España, Canarias….)

Tú que me lees, que me conoces o crees que sabes, dime cuánto tiempo crees me quedé queriendo el alma y el cuerpo. Cuántos años, cuántas vidas crees que han pasado desde que me quedé amándola con esta pasión fatalmente medida. Por favor, no lo hagas. No me taches de ser excesivamente romántico, o pasional, o idealista, u obsesivo no me taches de ser excesivo porque el exceso es saber que dentro de diez años te querré aún más que hoy. No me conoces, no sabes lo que puedo llegar a ser porque eres tú la que puede hacer de mí un ser volcánico de fuego…o quizás un volcán de hielo que expulsa ventiscas heladas. No se te ocurra juzgar mi mirada a secas porque la quieras convertir en algo banal. No lo es, no lo soy. No me limites, no me encasilles. Todo cambia menos mi capacidad para amarla hasta el éxtasis y la sinrazón. Esa capacidad es ilimitada. Os lo puedo demostrar de todas las maneras que queráis.  

Este ser que es sólo pasión está aquí sin aliento, sin voz. Por favor, dime, cuánto, cuánto, CUÁNTO!!!!! me dejé por ti, las horas, los días, los meses, los años sin que supieras que me quedaba sin aire, sin latidos, sin la salud necesaria para querer seguir viajando. Quiero llorar y después cierto tiempo medido, con estas palabras y lo que viene a mi cabeza, lloro desconsolado. No sobra el tiempo y me sigo quedando queriéndote aunque esté agotado.

Me voy y cuando lo haga, cuando llegue ese momento que está a punto de ser, dejaré de utilizar plurales. Dentro de poco dejaré de pensar en “nosotros”. Ya nunca más será ella y yo. Seré yo sin ti, yo conmigo mismo. Lejos donde ya no te viviré. ¿No es suficiente para llorar de una pena insondable? ¿Sabéis acaso lo que esconde esto? Esconde muchos nombres, muchas personas que no sé si merecen el tiempo que inherentemente dedico a amarles pero lo he hecho sin pensar y pienso que ha merecido la pena porque al menos he logrado amar con todas las palabras y todas las pasiones, desde las más elementales hasta las más elucubradas. Pero es mi naturaleza llorar por ellos, y por el amor de mi vida.

DIME POR FAVOR, CUÁNTO, CUÁNTO, CUÁNTO TIEMPO!!!??? Se me ha ido la vida amando sin medida y aquí estoy, sin aliento, sin voz, con lágrimas secas. El lacrimal se secó, la voz no desapareció. Se me callaron los gritos.

Y quiero gritar que no es justa esta vida en la que tú esperas a un hombre que no sabe querer mientras yo suspiro por volver a sentir tu pasión en mí. Que no es justo bailar, follar, conocer  y hablar con una mujer imaginando sin querer pero sin poder evitar que eres tú. Es frustrante querer tenerte y sólo aspirarte en tiempo limitado o que puede que ni aún así.

Es frustrante saber que dentro tres meses jamás volveré a escuchar tu voz, jamás volveré a estar cerca de ti, en tu ciudad, con la posibilidad de verte o siquiera tocarte.
                                       
Esta noche sólo deseo bailar una canción, la canción del viajero frecuente. Que hoy quiero mirarte y que mires mi amor, que dejes de tomar esto como una lucha, que simplifiques y que me pidas y seas egoísta para que me quede aquí y ahora a tu lado y a la mierda el futuro y ese que no te sabe amar y que provoca mal en ti. Recuérdame. Suplico por última vez que suceda ese milagro que sea ahora, ya,  porque el ahora está lleno de pasión. Quiero que me quieras como sé que eres capaz y puedes hacer. Que escalar esta montaña duele porque es como si lo hiciera sin piernas, como si lo hiciera totalmente impedido.

Y no grito, y me mantengo tranquilo, y no hago más que hacer lo primero, besar labios llenos de vacuidades,  tener sexo sin amor y arrepentirme por sentirme tan mal porque no yazgo contigo. Follar sin ti, o imaginando tu voz y que tu cuerpo es el de la otra, es una de las experiencias más tristes y frustrantes de cuantas he experimentado.

Que quiero dejar de ser ese aventurero y quedarme cada noche en tu cama y medir nuestras pasiones para ver quién querrá más a quién dentro de uno, dos, tres o cuatro años. Ahí, yo gano, estoy seguro del triunfo de mi desmedido e inagotable pero ajado corazón.  

Que esta noche sólo quiero bailar con pasión la canción del viajero frecuente. Esa canción en la que no sé cuánto tiempo ya me he quedado queriendo a alguien que no reacciona. La muerte. Es eso. La muerte del amor para alguien que anhela, que necesita, que ruega por una noche de tu sol, por un día de tus estrellas, por besarte y palpar tu cuerpo, tu espalda y todas esas zonas que son pecados capitales para ti. Que te matan, que yo quiero matar de placer para que no pienses más porque esto es sencillamente simple. Que me das miedo, que me doy miedo.

Que no puedo decir adiós y sin embargo a vosotros os resulta tan sencillo recurriendo a mi toxicidad. Yo no puedo pedir más que me amen. NO puedo pedirlo porque eso no se pide pero yo deseo el recuerdo, volver a sentirme un ser humano lleno. Que las noches dejen de ser tan solitarias. Que mi cama deje de ser mi feroz enemiga. Me queda poco tiempo para hacer el último viaje de mi vida. Sí, se trata del 'famoso' Plan B de mi vida....

Porque con el Plan A llevo 32 años. Yo no quiero viajar para suturar heridas que nunca sanarán del todo. Decidme por favor, ¡¿Cuántos cuerpos y cuántas palabras o ánimas hacen falta para que un amante destrozado por la soledad y por si mismo acabe siendo  una roca que no llora, ni sangra, que mide falsamente la simplicidad de lo simple que es esto?! ¿Decidme, cuánto hace falta?


Toxicidad (2ª Parte y última)

Los buenos recuerdos no se deben olvidar y no debes olvidar a quien te hizo sentir único en el mundo. Para mí esas dos mujeres, con sus cosas buenas y malas serán únicas y siempre, siempre por siempre les guardaré un lugar en mi corazón hasta que fenezca, aunque sepa que nunca volverá porque es ley de vida y porque los finales felices sólo ocurren en novelas y películas. Para ellas, al menos, el “The End” fue precioso, os lo aseguro.

Soy tóxico. ¿Os acordáis de la primera entrega? No he jugado limpio. No he sido ese “chico bueno”. He contaminado a esas dos mujeres como he contaminado a todas las personas que han sentido un interés en quererme o apreciarme. He sido y sigo siendo obtuso en mis precisiones acerca de la vida y de cosas que hacen que esas personas sientan un halo negativo que va muy al hilo de esa corriente de pensamiento que cree que soy pesimista. No lo soy pero algo hay ahí.

Pero esta semilla del mal que se inoculó en el preciso y justo momento ha ido evolucionando desde que era joven. Ha sido como una ‘Profecía’. ¿Cómo explicar algo tan arraigado? Es difícil, os lo aseguro.

Mi bondad, mi amor incondicional y para toda la vida procesado como una promesa ha sido en muchos casos una cárcel que yo mismo me he impuesto. Soy esclavo de ese “sentimentalismo” y “emotividad” como un legado socio-cultural del que soy más que consciente pero que habita muy arraigado en mi subconsciente.  

Soy tóxico porque soy un experto en repeler a las personas que han sentido cariño o amor hacia mí. Genero una repulsa cuando me conocen en profundidad. La historia de las dos mujeres que me quisieron fue porque ellas fueron la excepción a la norma hasta que yo estallé e hice ‘maldades’ que ellas no pudieron pasar por alto en su escala de valores y principios y rompieron todo vínculo por parte de ellas o mío propio por el inmenso dolor que nos hicimos por mis ‘maldades’. Hablar de manipulación sería victimista y sobre todo oportunista. La utilizaré porque al igual que hice bien hablando de lo positivo, creo que es justo que no sea misericorde ahora después de lo contado. Manipulación, negatividad, egoísmo o victimismo. Lo he hecho ignorándolo o a sabiendas, esto último, qué duda cabe, es de lo más obnoxio. Ahora es cuando recuerdo lo primero que escribí sobre todas las cosas malas de la vida en general y de la mía en particular. ¿Es excusa? No, no lo es. No me estoy vendiendo precisamente diciendo esto pero se trata de ser sincero. Y lo seré. Pero al igual que lo soy y tengo la humildad de reconocerlo, no permitiré que nadie me falte el respeto sin más y sin saber porque cada persona y cada situación es un caso. No permitiré una sola falta o duda sin haberlo hablado, aunque en honor a la verdad, ninguna de las personas en las que estoy pensando ahora mismo leerá este blog.

Detrás de mí caos, hay orden. Detrás de mí sentimentalismo habita un ser frío y duro que por la ternura jugará sucio. Esta soledad mía de la que tanto me he quejado no es más que justísima penitencia que acepto como natural. Es mi soledad, por favor, no me la desgastes ni me la robes, lo mío me ha costado que crezca hasta ser esa monstruosa sombra que me “protege”.




¿Siempre he actuado o actúo así? Ni soy psicólogo ni pretendo serlo, vaya por delante. Me meto donde no me llaman y las pocas y contadísimas veces que lo he hecho mi amiga ‘palmera’ me ha crujido de lo lindo, porque ella sí es psicóloga y amiga, en la distancia, claro (es una historia en la que a ella le debo un monumento a la paciencia infinita –véase: sin límites, sin fin-).

Según este artículo, Peter Pan sería un neurótico, y en este post de unos de mis bloggers predilectos se rebaja la tensión científica del asunto y yo, en mi mundo de fantasías y sueños acabaría siendo un psicótico  según la wiki. 

-Amiga ‘palmera: “Déjate de chorradas”.

Eso me diría ella con mucha razón cuando yo trato de encontrar una explicación a mi mundo de sueños, fantasías románticas y sexo pasionalmente pasional que explicase, a su vez, mi toxicidad.

Siempre he sido un chico inteligente pero que se ha distraído viendo un paisaje, de vocación, geógrafo, claro. Esa inteligencia la exploté y extrapolé al plano emocional en mi perjuicio y sobre todo en la de los demás. Durante muchos años di todos los pasos atrás que una persona pudo haber dado y en ella la sufrieron casi todos los que también disfrutaron de mis bondades o cosas buenas. Hasta que llegó la primera novia en serio de la que ya hablé. Por razones que sólo sabe mi amigo “El Sabio”, en ella encontré el camino de la redención para romper una ‘Profecía’ interior altamente tóxica para mí, pero también para los demás.

La raíz de esto sólo la sé yo, claro, ¿quién si no? Y no la voy a hacer pública por razones de orden tácito. La respuesta que alguno que haya llegado hasta aquí se haga quizás es si obré a sabiendas. Ya lo dije, no, o al menos no conscientemente en la mayoría de los casos.

Llegó la segunda mujer que me quiso y de una forma que tardaría decenas de páginas en explicaros, explotó mi madurez sentimental. Lo de la explosión es una metáfora de esas muy mundanas que todos decimos cuando se rompe una burbuja. A partir de ese momento fui muy consciente de todo lo que sentimentalmente acontecía. De hecho, a partir de entonces sé lo que quiero pero sobre todo sé lo que no quiero. Y podríais decir, ¿Y porque sabe lo que quiere se cree emocionalmente adulto y exculpado de todo mal que has hecho? No, pero es un comienzo para entenderme y entender mi mundo, ese al que se me sigue dando tan bien echar de mí, ahora, desde luego, más conscientemente que nunca. Se nota en los actos, o mejor dicho, en la falta de estos o en las actitudes. Es esa “rebeldía” que sólo puedo poner como excusa personal sin requerir de responsabilidades de nadie.

Y esas personas que salen, las echo u omito se van o las alejo con una toxicidad nociva para sus vidas. No les aporto nada bueno y el veneno ya se sabe lo que pasa. Tóxico, ergo, venenoso y en mi caso, mortal, ya que la relación social, sea la que fuere ésta, fallece llena de toxinas.

Contra todo lo que pudieseis pensar, no me siento mal por esto que he contado. Es una realidad y es una vida en la que me resulta fácil vivir. A veces, más de las que creéis, soy feliz estando como estoy, esto es, solo. Y si esto lo he reconocido ahora es gracias a la última mujer que ha entrado con fuerza al número 1 de las canciones de mi corazón.

–Ya sé, el ejemplo Fernandisco es patético
-No tanto como esta parrafada de escrito –dirán otros-.

En ocasiones, soy más feliz no prometiendo nada. A veces soy más feliz sin compromiso sentimental. De vez en cuando soy más feliz solo que acompañado porque como dice una canción “I'm harder than easy” (So you think that, I'm harder than easy and you find me as strange as the truth) que no os recomiendo porque es para cortarse la yugular y desangrarse rápida y mortalmente.

Y por supuesto, no quepa la menor duda al respecto, lamentaré siempre el daño hecho a las personas que han intentado quererme o apreciarme cuanto menos. No os diré o contaré, al menos ahora, cuánto lo siento y cuánta culpabilidad siento por ello, pero creedme que esas personas para mí son de las más respetables del mundo porque como amiga ‘palmera’ su intento quedó sin hollar por mi toxicidad manipuladora.

Lo peor de todo no es el dolor. Lo peor ya lo he dicho algunas veces aquí en este blog. Lo peor es la sensación de haber entregado una parte de ti y que, al irse la otra persona, se lleva de ti y ya no volverá, como cuando era adolescente. Lo que se va, se va y no vuelve. La confianza, la complicidad, y todo lo que hace que algo sea especial. Cuando eso se rompe y es irreparable siento que es una pérdida enorme intrínsecamente por este veneno que tengo en a ras de piel.

Este año me han pasado muchas cosas negativas de salud, he visitado más veces las urgencias que otros años y aunque parece que la sala esa ya ha quedado atrás, sigo mal de salud. La señal ha sido la soledad y el mutismo. Nadie o casi nadie supo nada y la soledad fue insondable. Muchas noches lloraba de dolor y de soledad. Porque los miedos se cumplen. El mayor, ser adulto y estar en la sala de urgencias dolorido, hecho polvo y sin nadie que esté contigo y además soportando las miradas de lástima de quien sabe que estás ahí solo repetidas veces.

Y mientras escribo esto, una vez más, mi toxicidad está provocado la muerte social de otra relación especial. No llegamos a ser nada pero es importante para mí, me enamoré después de tres años sin hacerlo. Y siento que algo se está marchitando gracias o merced a mi toxicidad. No le puedo echar la culpa a ella de nada, la responsabilidad es mía. No me voy a poner en plan pusilánime. Me hago cargo y soy consciente de mis fallos y el que supone que las personas salgan huyendo o dejen de preocuparse por mí porque soy así, tóxico. Ella es feliz con sus personas y yo con mi soledad. Tengo mis momentos, claro, pero estoy solo y los comparto con música, con una cerveza, quizás una pastilla para dormir y sobre todo recordando lo bueno para generar dos sentimientos: aflicción y felicidad. Lo primero es obvio…y lo segundo también.

Y lo nuestro acabó. Murió envenenado. Se fue con otro que le proporciona todo lo que yo no podía darle. Simple es el amor cuando te enamoras. Más aún cuando nada funciona y toda posibilidad perece.

Tóxico (1ª Parte)

                                  

Este sea posiblemente uno de mis escritos más difíciles en este blog. Lo hago aquí porque antes de que nadie hubiera llegado a este espacio, yo ya escribía en este blog y antes en otro que absolutamente nadie visitaba y ahora no ha cambiado mucho en ese sentido. Y no me importa hacerlo porque además es algo mío, personal, un rinconcito sin huella aparente.  

No es un escrito de autocompadecimiento, ni victimista aunque pueda parecerlo hacia el final. No, no lo es. Al menos no lo es en el sentido que a priori quiero darle. Si luego no se me entiende o queda así, no lo habré escrito correctamente.

Tengo grandes virtudes. Soy un gran tío. Soy especial y lo sé. Pocos tíos son como yo y lo digo sabedor de cómo somos los hombres en ese cómputo global al que yo detesto pertenecer pero que muchas veces me han metido –cometiendo un error corregido a posteriori- .

En la vida hay grandes desastres que las personas sufrimos. Ahora me quiero poner por encima del bien y del mal. Voy a jugar con esto porque me conviene pero además porque es CIERTO. En mi vida he perdido a mi familia física y sentimentalmente. Esto primero es importante. Muy importante. Lo primero no lo he podido evitar. Cuando pierdes a alguien de una manera definitiva cuando aún no te has desarrollado toda tu capacidad intelectual, tu vida cambia 180º. Yo sé que muchas personas no sólo le habrá pasado lo mismo que a mí, sino peor. Y es cierto. Lo he visto y lo he vivido. Auténticos dramas con los que crecí, ayudando y siendo soporte “psicológico” de personas que necesitaban simplemente hablar. Pero en ellos viví cosas espantosas. Si contase esas experiencias no tendría blog ni espacio y esto se haría eterno. No es el objetivo

A través de los demás he vivido muchísimas cosas y las he sufrido en primera persona porque tengo un defecto: soy muy sensible (y emotivo, cosa recién descubierta, por cierto). El sentimiento empático era poderoso y ese problema lo hacía mío. He visto pasar por delante de mí a personas destrozadas en todos los sentidos y que se han llevado un poco de mí al intentar darles lo mejor de mí. Y sé que ellos, estén donde estén (algunos se suicidaron, otros acabaron en la calle, siendo objeto de maltratos físicos, violaciones, etc…), recordarán aquella etapa con la misma emotividad que yo. No pude hacer más por ellos pero… ¿Qué pasaba conmigo? Esa es otra historia. No es el objetivo.

Cada día los pensamientos más funestos o los más eclécticos pasan por nuestras cabezas. La mía es un torbellino, una montaña rusa muy divertida. Y cada día suceden cosas. En mi etapa de periodista lo supe, lo viví y lo sufrí. Allí me hice “más mayor” y descubrí cosas que ojalá no hubiera descubierto. Hubiera permanecido ignorante o ingenuo, pero viviría sin algo que yo voy a llamar “desconfianza” por ser benignos. Sí, vale, pero este tema, tampoco es el objetivo de este escrito.

Sí, está costando así que no me andaré con rodeos. Soy tóxico (ahora os acordaréis del rollo victimista). Sí, porque lo genero. Genero toxicidad en las personas que quiero. En serio, no es el típico rollo de autocompadecencia. 

A lo lejos sé que parezco un chico majo, alegre, extrovertido, con voz chillona y una sonrisa y persona encantadora. Pero no os llevéis a engaños, es sólo a lo lejos y es porque en verdad no me conocéis bien en distancias cortas. Para no hacer de esto una oda a la negatividad propia, hablaré en positivo –sólo un poco, ¿vale?-.




Muchas veces he expresado que me he sentido querido y amado por las mujeres que han compartido la vida y hogar conmigo. Muchas buscaban sólo sexo, otras un vano intento de soslayar una carencia afectiva que no era amor, otras…bueno, la lista es larga y cruel por mi parte. Sin embargo, he tenido la inmensa fortuna de que en mi larga y aventurada vida me han sabido querer dos mujeres. Dos mujeres no han tenido ningún miedo y me han amado con todo y me han hecho decir “Te amo” y me han hecho imaginarme con hijos. La primera me quiso más allá de toda duda durante tres maravillosos y geniales años. Yo, entonces un ser pueril, no supe quererla y valorarla como ella merecía. Nunca la olvidaré porque me lo dio todo y me sentí lleno. Si volviera a vivirlo, probablemente no hubiera tenido dudas, no hubiera dudado ni un segundo y le hubiera dicho que sí a todo y no hubiera salido huyendo como el “rebelde”, el “tóxico” el que tiene la gran capacidad de alejar de si a las personas que intentan apenas quererle. Ya…ya lo sé, no sirve de nada el “qué hubiera pasado si…” pero me hace feliz recordar esa vida porque hubiera sido perfecta porque simplemente estaba ella, yo la amaba, ella a mí y el resto fueron problemas que yo me inventé. Si hubo alguien feliz en aquellos años no me hubiera llegado ni al talón. Nunca tendré vida para agradecerle que me hiciera sentirme querido y amado. De ella me quedó mi amor por Asturias y cosas no buenas, sino inmejorables. Me alegro, y os juro por lo más sagrado que tengo y que me falta, que no es una frase hecha, me alegra enormemente de que sea feliz con su actual pareja en su Asturies querida, y añorada por mí. Perdonad que me emocione pero en serio os digo que reviviría aquella experiencia mil millones de veces si pudiera repetirla. Por favor, dejadme divagar…

Me queda el recuerdo de la música. Nunca olvidaré nuestro primer baile, “Estrellitas y duendes” de la colección romántica de Juan Luis Guerra. Nunca olvidaré como fue nuestra primera vez y la canción que sonó después “Amanecer” de Luis Miguel, nuestra canción, “Por debajo de la mesa” del mismo Luis Miguel. No olvidaré los maizales, el primer beso furtivo al subirse ella en la guagua de vuelta a casa. Nuestra tarde-noche en el café Gijón, en la playa Poniente. Todas mis primeras veces fue con ella y lo puedo recordar como si fuera ayer. En serio, no cabría tanta felicidad ni por todo el oro y dinero que podáis ganar en vuestra vida.


Seis años después de haberse acabado aquella historia y cuando yo creía que jamás podría siquiera tener capacidad para amar o ser amado, llegó la segunda y última mujer que me hizo sentirme amado, que hizo sentirme un hombre de verdad. Con ella me sentí lleno aún más si cabe que la primera vez. Era adulto, ya sabía todo lo bueno y todo lo malísimo que la vida te puede deparar en primera persona (ser despedido, quedarte arruinado y en la calle, solo, odiado, humillado, con adicciones nocivas y con dolor físico y además con una “enfermedad” que me lastró y que me hizo sufrir más allá de lo que vosotros siquiera lleguéis a imaginar…entre otras muchas cosas de menor calado pero igual importancia). Ella fue una niña-mujer. No es que fuera menor de edad, tenía la misma edad que yo. Tenía una ilusión y un desparpajo que inundó toda mi vida de cosas intangibles. Me hizo sentir de formas y maneras que ojalá alguien sintiera. En serio os digo, ojalá alguno de los pocos que me leéis llegaseis a sentir lo inimaginablemente feliz que me hizo sentir ella. Con ella todo lo malo, todo el dolor, absolutamente todo era minimizado por una ilusión por la vida y por las pequeñas cosas. Yo me negaba y la negaba. Me resistía a ella y sus encantos. Le advertí que no “jugara” al juego de la seducción. Ella apostó el resto y yo, sin saberlo actué como sólo yo sé en esos momentos. Cuando ella comenzó a dudar, yo di un paso al frente sin pensarlo. Fue…¿la mejor decisión que he tomado? Fue un bonito ‘embarazo’ de nueve meses en los que aprendí a través de ella cosas que nunca podría confesar en este blog. Por favor dejadme de nuevo divagar…

Tenerife, Madrid y Pamplona unidos por una pasión que fue más allá de lo romántico. Fue la más divina y dulzura enfermedad. Cómo olvidar la primera noche juntos, el primer beso. Yo huía despavorido de la simple idea de tener una relación, de enamorarme, o de tener nada con nadie. Ella me cogió de la mano y me supo querer, me supo llevar a un lugar sin miedos donde la paz, la serenidad, el sexo, la ingenuidad y la picardía, todo ello junto, se daban de la mano y no se soltaban. Su amor fue verdaderamente de un apetito voraz. Me llegué a sentir abrumado y arrebatadoramente querido. Me preguntaba si alguien podía llegar a amar así. Fue inigualable. Y no, hasta el día de hoy, aunque la haya desdicho, maldecido y renegado, no la he olvidado ni lo que me hizo sentir. Y ya van más de tres años de aquello.

CONTINUARÁ…