Aunque lo niegue, lo guarde o no se note, siempre seré de esa clase de tipos que...
Este inmenso rollo de introducción para explicar que he tenido a mi lado mujeres que en poco tiempo,
en tiempo mínimo me han “amado”. Yo no creo que en tres días o una semana alguien
se pueda “colgar” de mí. No lo creo porque yo soy complicado, y quien lo sabe, sabe
de lo difícil pero gratificante que es la tarea de quererme. Es imposible conocerme
en una semana (y mucho menos en cuatro días). Y yo sé que en teoría a nadie se conoce
en poco tiempo. Sin embargo, hay un denominador común en las personas que lo han
hecho: déficits. Déficit de auto estima o de compañía. En esos casos esas mujeres
han dicho necesitarme pero yo me cuido mucho de compartir al inicio tanto como para
que eso ocurra y al final acabo por saber el grado de “necesidad” de alguien. Y no
lo hago queriendo, sino a posteriori. No estoy tratando de ser ofensivo, sino
de contar experiencias que me han pasado con mujeres que tenían ese denominador
común porque así mismo lo han expresado. Las puedo llegar a entender pero como
bien dije hace unos días, es malo cuando se confunde el cariño, con la
obsesión, pero peor aún cuando se confunde el amor, con la necesidad, algo de lo
que bien habla Erich Fromm en “El arte de amar”. Pues bien, a tenor de lo
expuesto, relato esto que me ha pasado muy recientemente:
Chico conoce chica, ambos hablan y hay una especie de conexión rápida.
Chica enseguida pide teléfono, dirección y todo tipo de datos de chico. Chica cree que chico
es ideal de la vida y chico se deja llevar…a medias. Chico da
una oportunidad de conocer a chica aprovechando que es fin de semana y necesita
desconectar del duro día a día. Comienza la semana –y por tanto nuestros quehaceres- y enseguida
se sabe quién es quién. Chico no tiene apenas tiempo y chica siente que es por ella
pese a que chico le ha advertido de que está todo el día ‘out’. Chica manda wasaps
del tipo: “Estas raro, ¿te pasa algo conmigo?" Chico dice no y explica brevemente
que está en clases o haciendo trabajos que ha de entregar rápidamente. En esta circunstancia
de gran ocupación diaria, chico lanza advertencia: ¡Ojo! Que estoy a tope y es posible
que no pueda hablar todo lo que quisiera, pero siempre tengo tiempo para todos al
cabo del día, aunque sea un poco. Pensando que chica entendería y sería empática, tras estos hechos, chica se dedica a elucubrar un paranoico plan por el cual, según ella, chico es
un cobarde que quiere pasar de ella con argumentos más débiles que la mantequilla
a temperatura ambiente en verano. Al cuarto día chico, que apenas ha podido dormir
cuatro o cinco horas debido a su trabajo, se levanta porque chica lo despierta y
comienza a agobiarle pese a que chico le ha dejado claro que no le gustan los agobios
y tener que dar explicaciones constantemente cada cinco minutos. Chico comienza
a ver cosas raras. En el descanso de una hora para comer chica se descuelga con
una frase del tipo: “gracias a ti se me ha estropeado el día”. Y tú te quedas con
esta cara:
. Tras un día interminable y deseando
que llegase el fin de semana de nuevo para poder tener tiempo de aclara cosas con
chica, sin esperar a ese momento, chica se vuelve a columpiar a lo bestia y comienza
a recriminar a chico cosas que él no entiende. Chica sigue pensando que chico trama
algún astuto ardid para pasar de chica y ésta se vuelve loca. Chico se cansa del
melodrama y le dice: “Será mejor que lo dejemos aquí, es lo mejor para los dos”.
Tras unas largas conversaciones con incoherencias por parte de chica e intransigencias
por parte de chico, todo se acaba no sin antes que chica diga cosas como: “Te quiero”;
“Te necesito” y comienza a experimentar en 30 minutos, de forma precipitada, todas
las fases de una grave, dolorosa y perenne ruptura de diez años comprimida en cuatro
días. Esas fases que van desde “ya te arrepentirás y volverás a mí” hasta el “por favor, vuelve a mi lado, te
necesito”, se suceden sin solución de continuidad ante la atonía de chico. Es entonces
cuando chico se da cuenta de lo bien que está solo y se cuestiona la fragilidad sentimental y el desequilibrio afectivo de algunas personas.

PD: A ver si el destino me va a acabar castigando por estas crueles palabras...
Esta es una de las canciones del grupo del que hablo hacia el final del texto
REFLEXIÓN
-Tengo claro que si voy a iniciar a una relación social o afectiva con
otro ser humano, no será para discutir, enfrentarme o inventarme ralladas elevadas
a la décima potencia. Admito que las relaciones humanas pasan por problemas y crisis
y que la fortaleza de los lazos se ven puestos a prueba con esas crisis, pero también
sé que esas crisis ocurren tras un tiempo coherente de relación.
-Igualmente, en relaciones amorosas más si cabe, esto último es uno de
mis Principios BÁSICOS. Nunca he estado en relaciones tortuosas, intempestivas o
con continuas peleas. He tenido todas las diferencias que entre dos seres que se
atraen pueden tener y eso lejos de separarnos, nos unió. No concibo relaciones con
reproches, dependencias hasta tal punto que uno de los dos quede asimilado y actúe
“en función de”. Creo que el amor verdadero es aquel que da libertad, respeta, es
fiel, comprometido y leal sin tener que recordar que, la vida puede divergir cada
día, que será la cama o la casa el lugar donde dos almas converjan en una sola, por
tanto, creo en la independencia y no en el control absoluto.
FINAL
Claro, todo esto es la divina teoría. En la práctica cometemos errores
y yo también, por supuesto. Sin embargo, pondré un ejemplo de mi último desencuentro
amoroso “soft” que no tiene que ver con la historia chico-chica. Es verídico. Trataré de ser
breve:
La conocí en una obra de teatro en la que ella era protagonista. Hacía
de “Cupida”, una versión femenina y psicótica de San Valentín. Fui con 'amiga Bohemia' un día en que se celebraba el Festival de Eurovisión en el que ganó la canción
de Azerbaiyán, “Running Scared” de Eldar y Nigar (wikipedia dixit). Al final de
la obra me fui a cenar pensando que nunca más la volvería a ver y la casualidad
hizo que ella estuviera en el mismo restaurante. No podía dejar de mirarla. Era
–y sigue siendo-, la mujer físicamente más bella que he visto jamás en persona.
Semanas más tarde volvía a actuar y la volví a ver, decidido a hablar con ella,
siendo, como soy, muy tímido. En esto del facebook, que es muy canalla, algo teníamos
ella y yo en común, un grupo de música moldavo que, curiosamente había actuado en
Eurovisión. Así la “encontré” en la red y comenzamos a hablar. Ella tenía que irse y no nos pudimos ver y hablar en persona, pero en su estancia en Alemania
nos mandamos decenas o centenas de mensajes. Nos dijimos cosas preciosas. Todo ello
pese a que yo no necesitaba saber de ella a diario, ni agobiarla o viceversa, pero
sí, me colgué un poco por ella. Cuando en diciembre de ese mismo año ella regresó de Alemania y yo fui una de las primeras personas que quiso ver. Recuerdo aquella
“cita”. Tras acabar de hablar con la persona que me había dicho una noche de verano algo así como "si miras una estrella esta noche, igual será la misma que observe yo y entonces allí nos encontraremos", regresé a mi casa con una sensación sublime. Después de muchos meses ya sabía qué sentía. Como he dicho, es la mujer más bella que jamás vaya a ver, con un cuerpo muy femenino y desde luego que yo, como hombre, siempre diré que me atrae, sin embargo, tras varias horas de conversación me di cuenta de que en realidad, ella y yo estábamos en dos estrellas muy, muy lejanas. Mientras caminaba por aquel puente, ya en solitario, supe que entre ella
y yo no podía haber nada jamás, que no sentía tanto por ella, que no era suficiente
para decir que estaba realmente “enamorado”. Nunca lo estuve en realidad. Pese a aquello, seguimos siendo amigos, yo le presenté a varios de mis amigos, salimos a algún concierto, compartimos grandes conversaciones, estudiamos juntos, y seguimos compartiendo algunas cosas de vez en cuando. Irracionalmente yo seguía un
poco “colgado” de ella, pero más como algo que llenaba un vacío en mi corazón que ella podría ocupar
eventualmente, que como un amor verdadero. No, no era amor. No pensaba siempre en ella ni nada por el estilo y desde luego que no la seguí, ni la perseguí,
ni nada de eso –al menos eso creo-. Hice mi vida normal e independiente. Y para evitar males sentimentales mayores como un enamoramiento irracional, 'piano-piano' me fui alejando de ella….
…Y hace unos días ella me volvió a escribir y yo le respondí después de mucho tiempo. Sin más consecuencias.
En definitiva y como conclusión, creo que no descubro nada si digo que cuesta encontrar a alguien centrado y yo sé qué es lo que quiero y a quien
quiero tener a mi lado y si esa persona no respeta mis circunstancias, si no hay
libertad, no quiero dejar de estar solo. ¿Acaso es una contradicción? No. Creo que
se puede estar en pareja y no sentirse esclavo. Sea como sea, reina en mi vida la
libertad. Una libertad que da miedo a veces, que está rea de la soledad y no niego
que en la extraordinaria contradicción mía, a veces esa libertad quisiera tener
algo de compañía.
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