Solo: paranoias, ardides y otras extrañas situaciones

Aunque lo niegue, lo guarde o no se note, siempre seré de esa clase de tipos que...

Aunque se que me quejo de soledades y todas esas cosas, lo cierto es que algunas veces ya he dicho lo afortunado que he sido de haber estado con grandes y muy buenas mujeres…aunque la mayor parte del tiempo haya estado SOLO. Solo, esa palabra es importante para mí. A lo largo de mis tres décadas de vida he tenido la oportunidad de estar con muchas mujeres pero he preferido estar solo. He visto y vivido la necesidad de algunas mujeres de estar en compañía y valorarme no por ser, sino por estar o aparecer…y eso no es para mí el mejor motivo para ser pareja, ha de haber algo más. El problema es de base, me explico: yo creo que por definición biológica buscamos ser acólitos a otras personas, o por el contrario, ser líderes de esas ideas (esto último, en el caso del hombre se traduce en el famoso imperativo biológico en el cual lucha por ser el 'Macho Alfa', dominador de una manada). Es malo, pero así somos, pero peor aún, qué duda cabe, es ser seguidor de otras personas. Esto en ocasiones nos lleva a sentir la necesidad por la persona que expresa una idea porque la sentimos como nuestra. Y eso complicando más la cuestión, es peor cuanta menos idea generamos o cuanta menos base tenemos. Somos simples.

Este inmenso rollo de introducción para explicar que he tenido a mi lado mujeres que en poco tiempo, en tiempo mínimo me han “amado”. Yo no creo que en tres días o una semana alguien se pueda “colgar” de mí. No lo creo porque yo soy complicado, y quien lo sabe, sabe de lo difícil pero gratificante que es la tarea de quererme. Es imposible conocerme en una semana (y mucho menos en cuatro días). Y yo sé que en teoría a nadie se conoce en poco tiempo. Sin embargo, hay un denominador común en las personas que lo han hecho: déficits. Déficit de auto estima o de compañía. En esos casos esas mujeres han dicho necesitarme pero yo me cuido mucho de compartir al inicio tanto como para que eso ocurra y al final acabo por saber el grado de “necesidad” de alguien. Y no lo hago queriendo, sino a posteriori. No estoy tratando de ser ofensivo, sino de contar experiencias que me han pasado con mujeres que tenían ese denominador común porque así mismo lo han expresado. Las puedo llegar a entender pero como bien dije hace unos días, es malo cuando se confunde el cariño, con la obsesión, pero peor aún cuando se confunde el amor, con la necesidad, algo de lo que bien habla Erich Fromm en “El arte de amar”. Pues bien, a tenor de lo expuesto, relato esto que me ha pasado muy recientemente:

Chico conoce chica, ambos hablan y hay una especie de conexión rápida. Chica enseguida pide teléfono, dirección y todo tipo de datos de chico. Chica cree que chico es ideal de la vida y chico se deja llevar…a medias. Chico da una oportunidad de conocer a chica aprovechando que es fin de semana y necesita desconectar del duro día a día. Comienza la semana –y por tanto nuestros quehaceres- y enseguida se sabe quién es quién. Chico no tiene apenas tiempo y chica siente que es por ella pese a que chico le ha advertido de que está todo el día ‘out’. Chica manda wasaps del tipo: “Estas raro, ¿te pasa algo conmigo?" Chico dice no y explica brevemente que está en clases o haciendo trabajos que ha de entregar rápidamente. En esta circunstancia de gran ocupación diaria, chico lanza advertencia: ¡Ojo! Que estoy a tope y es posible que no pueda hablar todo lo que quisiera, pero siempre tengo tiempo para todos al cabo del día, aunque sea un poco. Pensando que chica entendería y sería empática, tras estos hechos, chica se dedica a elucubrar un paranoico plan por el cual, según ella, chico es un cobarde que quiere pasar de ella con argumentos más débiles que la mantequilla a temperatura ambiente en verano. Al cuarto día chico, que apenas ha podido dormir cuatro o cinco horas debido a su trabajo, se levanta porque chica lo despierta y comienza a agobiarle pese a que chico le ha dejado claro que no le gustan los agobios y tener que dar explicaciones constantemente cada cinco minutos. Chico comienza a ver cosas raras. En el descanso de una hora para comer chica se descuelga con una frase del tipo: “gracias a ti se me ha estropeado el día”. Y tú te quedas con esta cara: . Tras un día interminable y deseando que llegase el fin de semana de nuevo para poder tener tiempo de aclara cosas con chica, sin esperar a ese momento, chica se vuelve a columpiar a lo bestia y comienza a recriminar a chico cosas que él no entiende. Chica sigue pensando que chico trama algún astuto ardid para pasar de chica y ésta se vuelve loca. Chico se cansa del melodrama y le dice: “Será mejor que lo dejemos aquí, es lo mejor para los dos”. Tras unas largas conversaciones con incoherencias por parte de chica e intransigencias por parte de chico, todo se acaba no sin antes que chica diga cosas como: “Te quiero”; “Te necesito” y comienza a experimentar en 30 minutos, de forma precipitada, todas las fases de una grave, dolorosa y perenne ruptura de diez años comprimida en cuatro días. Esas fases que van desde “ya te arrepentirás y volverás a mí” hasta el “por favor, vuelve a mi lado, te necesito”, se suceden sin solución de continuidad ante la atonía de chico. Es entonces cuando chico se da cuenta de lo bien que está solo y se cuestiona la fragilidad sentimental y el desequilibrio afectivo de algunas personas.

PD: A ver si el destino me va a acabar castigando por estas crueles palabras...

Esta es una de las canciones del grupo del que hablo hacia el final del texto

REFLEXIÓN
-Tengo claro que si voy a iniciar a una relación social o afectiva con otro ser humano, no será para discutir, enfrentarme o inventarme ralladas elevadas a la décima potencia. Admito que las relaciones humanas pasan por problemas y crisis y que la fortaleza de los lazos se ven puestos a prueba con esas crisis, pero también sé que esas crisis ocurren tras un tiempo coherente de relación.

-Igualmente, en relaciones amorosas más si cabe, esto último es uno de mis Principios BÁSICOS. Nunca he estado en relaciones tortuosas, intempestivas o con continuas peleas. He tenido todas las diferencias que entre dos seres que se atraen pueden tener y eso lejos de separarnos, nos unió. No concibo relaciones con reproches, dependencias hasta tal punto que uno de los dos quede asimilado y actúe “en función de”. Creo que el amor verdadero es aquel que da libertad, respeta, es fiel, comprometido y leal sin tener que recordar que, la vida puede divergir cada día, que será la cama o la casa el lugar donde dos almas converjan en una sola, por tanto, creo en la independencia y no en el control absoluto.

FINAL
Claro, todo esto es la divina teoría. En la práctica cometemos errores y yo también, por supuesto. Sin embargo, pondré un ejemplo de mi último desencuentro amoroso “soft” que no tiene que ver con la historia chico-chica. Es verídico. Trataré de ser breve:

La conocí en una obra de teatro en la que ella era protagonista. Hacía de “Cupida”, una versión femenina y psicótica de San Valentín. Fui con 'amiga Bohemia' un día en que se celebraba el Festival de Eurovisión en el que ganó la canción de Azerbaiyán, “Running Scared” de Eldar y Nigar (wikipedia dixit). Al final de la obra me fui a cenar pensando que nunca más la volvería a ver y la casualidad hizo que ella estuviera en el mismo restaurante. No podía dejar de mirarla. Era –y sigue siendo-, la mujer físicamente más bella que he visto jamás en persona. Semanas más tarde volvía a actuar y la volví a ver, decidido a hablar con ella, siendo, como soy, muy tímido. En esto del facebook, que es muy canalla, algo teníamos ella y yo en común, un grupo de música moldavo que, curiosamente había actuado en Eurovisión. Así la “encontré” en la red y comenzamos a hablar. Ella tenía que irse y no nos pudimos ver y hablar en persona, pero en su estancia en Alemania nos mandamos decenas o centenas de mensajes. Nos dijimos cosas preciosas. Todo ello pese a que yo no necesitaba saber de ella a diario, ni agobiarla o viceversa, pero sí, me colgué un poco por ella. Cuando en diciembre de ese mismo año ella regresó de Alemania y yo fui una de las primeras personas que quiso ver. Recuerdo aquella “cita”. Tras acabar de hablar con la persona que me había dicho una noche de verano algo así como "si miras una estrella esta noche, igual será la misma que observe yo y entonces allí nos encontraremos", regresé a mi casa con una sensación sublime. Después de muchos meses ya sabía qué sentía. Como he dicho, es la mujer más bella que jamás vaya a ver, con un cuerpo muy femenino y desde luego que yo, como hombre, siempre diré que me atrae, sin embargo, tras varias horas de conversación me di cuenta de que en realidad, ella y yo estábamos en dos estrellas muy, muy lejanas. Mientras caminaba por aquel puente, ya en solitario, supe que entre ella y yo no podía haber nada jamás, que no sentía tanto por ella, que no era suficiente para decir que estaba realmente “enamorado”. Nunca lo estuve en realidad. Pese a aquello, seguimos siendo amigos, yo le presenté a varios de mis amigos, salimos a algún concierto, compartimos grandes conversaciones, estudiamos juntos, y seguimos compartiendo algunas cosas de vez en cuando. Irracionalmente yo seguía un poco “colgado” de ella, pero más como algo que llenaba un vacío en mi corazón que ella podría ocupar eventualmente, que como un amor verdadero. No, no era amor. No pensaba siempre en ella ni nada por el estilo y desde luego que no la seguí, ni la perseguí, ni nada de eso –al menos eso creo-. Hice mi vida normal e independiente. Y para evitar males sentimentales mayores como un enamoramiento irracional, 'piano-piano' me fui alejando de ella….

…Y hace unos días ella me volvió a escribir y yo le respondí después de mucho tiempo. Sin más consecuencias. 

En definitiva y como conclusión, creo que no descubro nada si digo que cuesta encontrar a alguien centrado y yo sé qué es lo que quiero y a quien quiero tener a mi lado y si esa persona no respeta mis circunstancias, si no hay libertad, no quiero dejar de estar solo. ¿Acaso es una contradicción? No. Creo que se puede estar en pareja y no sentirse esclavo. Sea como sea, reina en mi vida la libertad. Una libertad que da miedo a veces, que está rea de la soledad y no niego que en la extraordinaria contradicción mía, a veces esa libertad quisiera tener algo de compañía.



Últimamente Ryan Adams me lleva a Dublín y comienzo a soñar en verde

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