Sinceridad, planes y sueños


Esto bien lo podría haber escrito un sábado por la tarde, un viernes por la mañana…o cualquier día de madrugada. ¿Importa en verdad? Últimamente en la blogosfera he leído muchas cosas que me han gustado. Hay o existe un corriente de sincerarse que yo aprecio mucho. Enlazando con la última historia que conté, quisiera abrirme un poco…pero sólo un poco. Y sin anestesia creo que hoy día estoy viviendo, probablemente el mejor momento de mi vida. Sí, soy pobre, no tengo trabajo, estoy envejeciendo y no veo mi amada naturaleza verde que tanto me calma, pero a cambio estoy tranquilo, no estoy enfermo por primera vez en mucho tiempo, y tengo las ideas muy claras de lo que quiero hacer con mi vida…aunque lo cierto es que tengo muchas vías. Por primera vez en mi vida pienso que no iría a ningún sitio por nadie, ni por amor. Yo, un romántico empedernido, un tío al que muchos amigos han pedido cientos de consejos para ser romántico y/o detallistas con sus parejas. Ese ser (yo)  ya se pensaría si lo daría todo por el amor.

Hace poco vi “Los Puentes de Madison”, una película de la que todo el mundo hablaba. Yo, que no suelo hacer caso a las corrientes que recomiendan películas, me decidí a verla y observé que Meryl Streep, en vez de irse con Clint Eastwood, se quedaba con su vida monótona y encasillada (si alguien no la ha visto, siento si le estropeo el final, no era mi intención). La decisión de Streep  tiene múltiples y muy variadas interpretaciones y como no, yo hice la mía. Decido que esta vez me ocuparé de mi mismo, de intentar, con todo el esfuerzo del que nunca nadie podrá imaginarse, ser y trabajar de geógrafo, incluso ser Doctor en Geografía, algo que me sigue pareciendo utópico hoy día, pero mucho más cercano y realizable que encontrar novia o tener un hijo. Y esto último es del todo imposible porque he entrado en una fase tremendamente independiente, casi extrema, en la que no necesito a ninguna mujer. Hace unos días le decía a alguien que esta estancia en Alicante está siendo muy dura y sufrida, pero le ponía un símil: es como uno de mis pateos, como ir a la naturaleza, subir una montaña (por ejemplo, dos de las más duras e infernales, Pico Cabras y Pico Viejo), sentir que no puedes más, decir que ahí te quedas y que el infierno te lleve. Pero en esa ardua y compleja subida, vas viendo los paisajes que dejas atrás y con ese sufrimiento te vas dando cuenta de que vas pudiendo. Yo soy un tío al que se le da super bien sufrir para obtener sus metas. Porque cuando llegas a la cima sientes cosas indescriptibles...


Porque al llegar a una de las cimas más altas que alguien haya subido, te sientes como un ser especial. Ves todo lo que has hecho y te sientes henchido y excelso de felicidad. Así está siendo este máster. Duro, difícil, complicado, sobre todo mentalmente. Me está llevando a unos límites que desconocía del todo. Y si miro en perspectiva, me siento un afortunado. Cierto que apenas tengo vida social, que estoy siempre pegado a programas de SIG, leyendo artículos y preocupado por mi Trabajo Fin de Máster, de encontrar programas de doctorado, de poder hacer mi tesis, de no tener que regresar a Tenerife, cierto que me planteo mil y un cosas y hasta muy locas y que eso me quita soberanamente el sueño. Pero al mismo tiempo, pese a todo eso, miro hacia atrás y sé que en Tenerife no estaría mejor, que en ningún sitio estaría mejor, aunque eche de menos a mi sobrino, a mis buenos y grandísimos amigos. Hoy vivo por mí, por mi bienestar y de ese egoísmo he de ocuparme. He tenido tiempo para todos y a veces poco para mí. Hoy no es así. Planes tengo muchos, ¿Cuál elegir?

-ONG en Centroamérica: Esta era la opción antes de venirme a Alicante, sin embargo, había varias pegas, como la estancia y sobre todo el gran miedo que sentía. Era un cambio muy radical, salir de Tenerife e irme y experimentar algo tan fuerte. Dije que cuando acabase el máster, me iría a Guatemala. Dije que era un sueño. No sólo lo mantengo, sino que creo que si llego a ir y estar medio año allí, sentiré que la vida me está llevando por un camino precioso. Sigue siendo un objetivo, no ya el de Guatemala en concreto, sino el de trabajar con una ONG. El alma me lo pide y sé que lo tengo que hacer. Es un deber moral, no ya conmigo mismo, sino con el resto de personas que me han hecho llegar hasta aquí, tan alto que me da vértigo pensar en dónde estoy.

-Programa de Doctorado ¿en Chile?: Esta opción es nueva pero es golosa. Sería ir a Chile, un país en el que me quedé a las puertas de visitar en 2006. Se trataría de irme a hacer lo que más me gusta, los Riesgos Naturales, y obtener el doctorado en una buena universidad. Se trataría de irme de España, de conocer otros sitios e incluso ver otra naturaleza, otro verde. Se trataría de estar allí de 3 a 4 años. Se trataría de algo tan, pero tan especial para mí, que el sólo el hecho de pensarlo e imaginarlo como cierto, hace que me emocione y llore de felicidad –literalmente ahora cuando lo escribo-. Comenzaría en enero, pero a partir de septiembre tendría que estar a tope con papeleo. No tengo ningún miedo y hoy día es mi segunda opción.

-Londres y el inglés: El inglés es, junto al aprender a tocar la guitarra, la mayor frustración que tengo en mi vida. Yo creo que de las cosas que me quedan por aprender están esas dos pero vamos al grano. En mis ansias por trabajar quiero sacar provecho de una probable aventura inglesa y aprender por fin ese idioma que parece que todo el mundo controla menos yo. Quiero dejar de sentirme ignorante angloparlante. Visitar, además, el lugar que sé que el destino quiere que visite. ¿Por qué digo esto? Cuando hace algo más de un año visité Donosti, sabiendo que el destino quería que fuera allí, cuando miré hacia atrás al llegar a La Concha, vi un cartel que ponía: Hotel London. Algo que no sé explicar me decía que tenía que ir a Londres y sé que algún día tengo que visitarlo para saber cuál es mi siguiente paso real. No sé en qué trabajar, no sé cómo encontrar el trabajo, no sé realmente nada, pero sé que en un momento determinado, estando entre la espada y la pared, me iría sin pensarlo dos veces y como fuera.

-Trabajar de geógrafo: ¿Y por qué no? Ya he visto consultorías en las que se reclaman a Licenciados en Geografía, tanto aquí en España, como en Latinoamérica, y llegados al momento de la verdad, sé que no tendré problemas para lanzarme a enviar curriculums y poner toda la cara del mundo para hacerme valer y decir: Aquí estoy yo, y lo valgo. No les tengo miedo ni a los SIG, ni a nada. Sé que yo puedo.

-Hacer camino caminando: Aunque esté en la última opción, no es, ni mucho menos, la más descabellada. Quiero volver a mi naturaleza, la salvaje, a sostenerme con mis piernas, a venerar mis pies, a caminar cada día conociendo un lugar diferente, a personas buenas, malas. ¿Dónde? Tras caminar por las montañas africanas, esta vez pongo mis ojos en Europa. Ya en 2007 quise irme a Los Alpes, pero salió mal. Hoy tengo trazado un pequeño plan por el cual acabaría en Praga, como primer destino, y luego a volar por donde quieran y puedan mis piernas. ¿El objetivo? Esta vez, a diferencia de la experiencia africana, no tendré nada que perder, nadie que esperar, y si me encuentro a gusto en un lugar, no pienso pensarme en que no debo quedarme, porque me estableceré allí donde crea que puedo ser feliz.

Son planes muy grandes para mí, pero no quiero dejar de soñar y creer en mí porque lo que no quiero, lo que no deseo, es que esta crisis acabe conmigo. Sé que no me hacen falta lujos, que puedo vivir con lo mínimo, que para llegar, hay que sufrir, que la vida no te lo pone fácil, pero como bien he dicho, sé lo que no quiero. ¿Qué es lo que no quiero?

Caminar por la montaña es muy duro. Quien lo ha experimentado, lo sabe bien. Siento orgullo de haber transitado por las cimas más altas de Canarias y, por ende, del territorio español. 

-Tenerife: volver a mi isla y divagar, intentar realzarme y sentirme importante sin hacer nada. Tengo a mi familia, pero sé que me esperarían días de monotonía, de una soledad que no es escogida, sería harto infeliz. Volver a Tenerife a vivir es, desde luego, la opción que no barajo por nada del mundo porque sería sinónimo de infelicidad. Entonces tendría todo el tiempo del mundo para escribir y actualizar mis 5 blogs, y quiero no tener tiempo de ello porque no poder actualizar mis blog significa que algo bueno está pasando.

Sencillo, ¿no? Básicamente a eso se reduce lo que no quiero. Bueno, como ya dije, no quiero sentirme atado, no quiero sentir que se me va la vida y no hago nada. Quiero poder descubrir nacientes de ríos, volver a Ochagavía, a Asturias, salir de España por mis propios pies o en avión, sentir que repito lo que mis antepasados hicieron hace ya décadas y siglos. Sin embargo, no siempre estoy tan predispuesto, ni mucho menos. Hay días en los que me digo: “Estás loco, ¿Cómo pretendes cambiar así de vida si en el fondo sigues la misma vida que en Tenerife?” Entonces yo mismo me respondo: Nunca nada es igual y si realmente lo buscas, si realmente lo sueñas, vete a por ello sin importar, ya que el fracaso es sólo para aquel que no lo intenta o se rinde prematuramente. Yo me puedo sentir muy mal, pero no me siento fracasado y no me quiero sentir mal pese a que mis compañeros y un sector familiar me quieran hacer sentir mal por intentar ser feliz. Sé cuáles son mis apoyos y se la verdad de todo y eso, en teoría ha de bastarme. En la práctica, este año 2013 puede ser incluso mejor que el anterior o puede ser el año en el que baje al suelo y la caída será muy alta.

Esta semana voto por el optimismo, toca cara, toca mirar al cielo y sentirme feliz. Sencillamente porque, no sé, quizás valga la pena...

Por si alguien no lo sabe aún, esta es Lenka, la mujer que a veces me vuelve loco. Este es mi hit semanal, y el vídeoclip, de los mejores y más bellos que recuerdo. Me fascina "enjoy the show"

Solo: paranoias, ardides y otras extrañas situaciones

Aunque lo niegue, lo guarde o no se note, siempre seré de esa clase de tipos que...

Aunque se que me quejo de soledades y todas esas cosas, lo cierto es que algunas veces ya he dicho lo afortunado que he sido de haber estado con grandes y muy buenas mujeres…aunque la mayor parte del tiempo haya estado SOLO. Solo, esa palabra es importante para mí. A lo largo de mis tres décadas de vida he tenido la oportunidad de estar con muchas mujeres pero he preferido estar solo. He visto y vivido la necesidad de algunas mujeres de estar en compañía y valorarme no por ser, sino por estar o aparecer…y eso no es para mí el mejor motivo para ser pareja, ha de haber algo más. El problema es de base, me explico: yo creo que por definición biológica buscamos ser acólitos a otras personas, o por el contrario, ser líderes de esas ideas (esto último, en el caso del hombre se traduce en el famoso imperativo biológico en el cual lucha por ser el 'Macho Alfa', dominador de una manada). Es malo, pero así somos, pero peor aún, qué duda cabe, es ser seguidor de otras personas. Esto en ocasiones nos lleva a sentir la necesidad por la persona que expresa una idea porque la sentimos como nuestra. Y eso complicando más la cuestión, es peor cuanta menos idea generamos o cuanta menos base tenemos. Somos simples.

Este inmenso rollo de introducción para explicar que he tenido a mi lado mujeres que en poco tiempo, en tiempo mínimo me han “amado”. Yo no creo que en tres días o una semana alguien se pueda “colgar” de mí. No lo creo porque yo soy complicado, y quien lo sabe, sabe de lo difícil pero gratificante que es la tarea de quererme. Es imposible conocerme en una semana (y mucho menos en cuatro días). Y yo sé que en teoría a nadie se conoce en poco tiempo. Sin embargo, hay un denominador común en las personas que lo han hecho: déficits. Déficit de auto estima o de compañía. En esos casos esas mujeres han dicho necesitarme pero yo me cuido mucho de compartir al inicio tanto como para que eso ocurra y al final acabo por saber el grado de “necesidad” de alguien. Y no lo hago queriendo, sino a posteriori. No estoy tratando de ser ofensivo, sino de contar experiencias que me han pasado con mujeres que tenían ese denominador común porque así mismo lo han expresado. Las puedo llegar a entender pero como bien dije hace unos días, es malo cuando se confunde el cariño, con la obsesión, pero peor aún cuando se confunde el amor, con la necesidad, algo de lo que bien habla Erich Fromm en “El arte de amar”. Pues bien, a tenor de lo expuesto, relato esto que me ha pasado muy recientemente:

Chico conoce chica, ambos hablan y hay una especie de conexión rápida. Chica enseguida pide teléfono, dirección y todo tipo de datos de chico. Chica cree que chico es ideal de la vida y chico se deja llevar…a medias. Chico da una oportunidad de conocer a chica aprovechando que es fin de semana y necesita desconectar del duro día a día. Comienza la semana –y por tanto nuestros quehaceres- y enseguida se sabe quién es quién. Chico no tiene apenas tiempo y chica siente que es por ella pese a que chico le ha advertido de que está todo el día ‘out’. Chica manda wasaps del tipo: “Estas raro, ¿te pasa algo conmigo?" Chico dice no y explica brevemente que está en clases o haciendo trabajos que ha de entregar rápidamente. En esta circunstancia de gran ocupación diaria, chico lanza advertencia: ¡Ojo! Que estoy a tope y es posible que no pueda hablar todo lo que quisiera, pero siempre tengo tiempo para todos al cabo del día, aunque sea un poco. Pensando que chica entendería y sería empática, tras estos hechos, chica se dedica a elucubrar un paranoico plan por el cual, según ella, chico es un cobarde que quiere pasar de ella con argumentos más débiles que la mantequilla a temperatura ambiente en verano. Al cuarto día chico, que apenas ha podido dormir cuatro o cinco horas debido a su trabajo, se levanta porque chica lo despierta y comienza a agobiarle pese a que chico le ha dejado claro que no le gustan los agobios y tener que dar explicaciones constantemente cada cinco minutos. Chico comienza a ver cosas raras. En el descanso de una hora para comer chica se descuelga con una frase del tipo: “gracias a ti se me ha estropeado el día”. Y tú te quedas con esta cara: . Tras un día interminable y deseando que llegase el fin de semana de nuevo para poder tener tiempo de aclara cosas con chica, sin esperar a ese momento, chica se vuelve a columpiar a lo bestia y comienza a recriminar a chico cosas que él no entiende. Chica sigue pensando que chico trama algún astuto ardid para pasar de chica y ésta se vuelve loca. Chico se cansa del melodrama y le dice: “Será mejor que lo dejemos aquí, es lo mejor para los dos”. Tras unas largas conversaciones con incoherencias por parte de chica e intransigencias por parte de chico, todo se acaba no sin antes que chica diga cosas como: “Te quiero”; “Te necesito” y comienza a experimentar en 30 minutos, de forma precipitada, todas las fases de una grave, dolorosa y perenne ruptura de diez años comprimida en cuatro días. Esas fases que van desde “ya te arrepentirás y volverás a mí” hasta el “por favor, vuelve a mi lado, te necesito”, se suceden sin solución de continuidad ante la atonía de chico. Es entonces cuando chico se da cuenta de lo bien que está solo y se cuestiona la fragilidad sentimental y el desequilibrio afectivo de algunas personas.

PD: A ver si el destino me va a acabar castigando por estas crueles palabras...

Esta es una de las canciones del grupo del que hablo hacia el final del texto

REFLEXIÓN
-Tengo claro que si voy a iniciar a una relación social o afectiva con otro ser humano, no será para discutir, enfrentarme o inventarme ralladas elevadas a la décima potencia. Admito que las relaciones humanas pasan por problemas y crisis y que la fortaleza de los lazos se ven puestos a prueba con esas crisis, pero también sé que esas crisis ocurren tras un tiempo coherente de relación.

-Igualmente, en relaciones amorosas más si cabe, esto último es uno de mis Principios BÁSICOS. Nunca he estado en relaciones tortuosas, intempestivas o con continuas peleas. He tenido todas las diferencias que entre dos seres que se atraen pueden tener y eso lejos de separarnos, nos unió. No concibo relaciones con reproches, dependencias hasta tal punto que uno de los dos quede asimilado y actúe “en función de”. Creo que el amor verdadero es aquel que da libertad, respeta, es fiel, comprometido y leal sin tener que recordar que, la vida puede divergir cada día, que será la cama o la casa el lugar donde dos almas converjan en una sola, por tanto, creo en la independencia y no en el control absoluto.

FINAL
Claro, todo esto es la divina teoría. En la práctica cometemos errores y yo también, por supuesto. Sin embargo, pondré un ejemplo de mi último desencuentro amoroso “soft” que no tiene que ver con la historia chico-chica. Es verídico. Trataré de ser breve:

La conocí en una obra de teatro en la que ella era protagonista. Hacía de “Cupida”, una versión femenina y psicótica de San Valentín. Fui con 'amiga Bohemia' un día en que se celebraba el Festival de Eurovisión en el que ganó la canción de Azerbaiyán, “Running Scared” de Eldar y Nigar (wikipedia dixit). Al final de la obra me fui a cenar pensando que nunca más la volvería a ver y la casualidad hizo que ella estuviera en el mismo restaurante. No podía dejar de mirarla. Era –y sigue siendo-, la mujer físicamente más bella que he visto jamás en persona. Semanas más tarde volvía a actuar y la volví a ver, decidido a hablar con ella, siendo, como soy, muy tímido. En esto del facebook, que es muy canalla, algo teníamos ella y yo en común, un grupo de música moldavo que, curiosamente había actuado en Eurovisión. Así la “encontré” en la red y comenzamos a hablar. Ella tenía que irse y no nos pudimos ver y hablar en persona, pero en su estancia en Alemania nos mandamos decenas o centenas de mensajes. Nos dijimos cosas preciosas. Todo ello pese a que yo no necesitaba saber de ella a diario, ni agobiarla o viceversa, pero sí, me colgué un poco por ella. Cuando en diciembre de ese mismo año ella regresó de Alemania y yo fui una de las primeras personas que quiso ver. Recuerdo aquella “cita”. Tras acabar de hablar con la persona que me había dicho una noche de verano algo así como "si miras una estrella esta noche, igual será la misma que observe yo y entonces allí nos encontraremos", regresé a mi casa con una sensación sublime. Después de muchos meses ya sabía qué sentía. Como he dicho, es la mujer más bella que jamás vaya a ver, con un cuerpo muy femenino y desde luego que yo, como hombre, siempre diré que me atrae, sin embargo, tras varias horas de conversación me di cuenta de que en realidad, ella y yo estábamos en dos estrellas muy, muy lejanas. Mientras caminaba por aquel puente, ya en solitario, supe que entre ella y yo no podía haber nada jamás, que no sentía tanto por ella, que no era suficiente para decir que estaba realmente “enamorado”. Nunca lo estuve en realidad. Pese a aquello, seguimos siendo amigos, yo le presenté a varios de mis amigos, salimos a algún concierto, compartimos grandes conversaciones, estudiamos juntos, y seguimos compartiendo algunas cosas de vez en cuando. Irracionalmente yo seguía un poco “colgado” de ella, pero más como algo que llenaba un vacío en mi corazón que ella podría ocupar eventualmente, que como un amor verdadero. No, no era amor. No pensaba siempre en ella ni nada por el estilo y desde luego que no la seguí, ni la perseguí, ni nada de eso –al menos eso creo-. Hice mi vida normal e independiente. Y para evitar males sentimentales mayores como un enamoramiento irracional, 'piano-piano' me fui alejando de ella….

…Y hace unos días ella me volvió a escribir y yo le respondí después de mucho tiempo. Sin más consecuencias. 

En definitiva y como conclusión, creo que no descubro nada si digo que cuesta encontrar a alguien centrado y yo sé qué es lo que quiero y a quien quiero tener a mi lado y si esa persona no respeta mis circunstancias, si no hay libertad, no quiero dejar de estar solo. ¿Acaso es una contradicción? No. Creo que se puede estar en pareja y no sentirse esclavo. Sea como sea, reina en mi vida la libertad. Una libertad que da miedo a veces, que está rea de la soledad y no niego que en la extraordinaria contradicción mía, a veces esa libertad quisiera tener algo de compañía.



Últimamente Ryan Adams me lleva a Dublín y comienzo a soñar en verde

Del amor y otros desencuentros

Hace un par de semanas leí esto en un blog:
¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Innumerables investigaciones psicológicas demuestran lo decisivo de los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes-. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: ‘cada cual busca la pareja que cree merecer’. Parece ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. El sexólogo John Money considera que antes de que el verdadero amor llame a nuestra puerta el sujeto ya ha elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar. La química del amor es una expresión acertada. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento”.
Fuente: http://yoenmayusculas.blogspot.com.es/

Yo creo que es una explicación factible y buena para los desencuentros y desengaños amorosos. Sí, ya sé que hay una corriente generalizada del 99,9% que cree que explicar el amor es absurdo, pero pensemos. ¿Acaso no somos seres racionales? ¿Acaso la ciencia no ha logrado explicarlo absolutamente “casi” todo? El amor es cuestión de hormonas liberadas, de educación y de otras muchas cosas. Quiero creer esto porque de lo contrario la vehemencia y la irracionalidad nos llevarían por un camino tortuoso y enfermizo. Claro, hay cosas que no se pueden controlar y no voy a engañar, en el fondo yo no creo en estas explicaciones explícitas, pero reconozco su racionalidad, su certeza, su empirismo, pero es difícil, por no decir más, controlar algo que no está hecho para ser controlado por mucha ciencia que tenga detrás.

Dicho esto, creo abiertamente que no estoy hecho para estar en pareja. Creo que estoy en otro escalón, del que ya se sabe bien solo. Incluso reconozco que tengo un bloqueo sexual que me impide hacer el amor, pero lo veo como algo natural, no como algo tachable o como algo a extirpar. Creo que soy un tío genial, que valgo muchísimo, incluso que follo bien. Creo que mi independencia me hace más especial que si fuera acólito de sentimientos que, objetivamente, nadie sentirá hacia mí. Admiro a personas que logran sentirlo. Creo que ya superé la cota del enamoramiento. Me pueden intentar llevar por muchos caminos, pero difícilmente hoy tomaría decisiones en función de una persona o el amor porque no sólo no estoy enamorado, sino que creo que nunca más lo volveré a estar, al menos no más de lo que lo estoy de las tres mujeres que más me han marcado en mi vida. Ellas no lo sabrán nunca, pero ese amor será eterno, y será guardado con sumo celo. Creo que debo asumir que la ciencia más compleja es la del amor, el de las mujeres, o para ser exactos, el paradigma sociológico que impide a las mujeres sentir algo real hacia mí, cuando asuma eso, mi vida será dichosa y feliz.

Y claro, por supuesto que necesito cariño, mimos, amor, que me suban el ego, incluso por qué no, sexo. Pero ¿qué voy a hacer? ¿Rogarlo? ¿Pagarlo? No, tengo orgullo y dignidad. Con 31 años creo que he hecho mucho para que me quieran, lo he hecho con hechos y palabras, lo he hecho cuando debía y cuando no debía. Y mi amor ha caído en saco roto, porque cuando entregas algo a alguien, y ese alguien se va, se lleva esa parte de ti. Dicho esto, es lógico que no tenga nada más para amar porque ya se han llevado de mí todo lo bueno, todo.  Y como le decía a mi amigo, ‘El más sabio’ (y el único ser humano de Canarias que me escribe no ya semanalmente, sino a diario, el único que siento que me echa de menos), estoy en un punto en el que necesito irme de España, del mundo occidental, de esta sociedad que ya nada me aporta, para el que soy un desecho, por mucho estudio, licenciatura, máster, o cultura que tenga. Me doy cuenta al hablar con alguien que no está metido en mi “trajín”, que soy un bicho raro, que hablar de lo que yo estudio es ser un rara vis. Lo digo muy en serio. Me gustaría decirle al ser racional que escribe esto, que cuando el ser vehemente y sentimental se pasee por ahí, le recuerde estas palabras y le haga entrar en vereda ya que no hay nadie (salvo el ya mencionado amigo), que me ayude a encontrarme cuando me pierdo o divago.



Una noche, sólo una noche


Una noche. Noche de feel, de lirios, de recuerdos, de Road, de beldades. Noche de vendavales de mujeres, de música a golpe de guitarra. Una noche fría, corta. Noche de enero invernal disfrazada de octubres bipolares, de vidas llenas de arrebatos. Una noche plácida y tranquilamente loca. Una noche de cielo diáfano con iluminarias especiales. Elche me dejó sabores múltiples, de fríos y calor, exaltaciones musicales, exaltaciones divagantes. Una noche muy febrera. Una noche de esperanzas y locuras matizadas. Una noche ilícitamente ilicitana. Una noche sin importar el frío o una ciudad desconocida. Una noche inolvidable, de universos con mundos flotando y chocando entre sí.

Me siento febrilmente agradecido a mi amigo Dani por su compañía, a una conversación sublime de Road Ramos, la belleza de Patricia Lázaro y la luz de una estrella: Boza. Siento gratitud por haber vivido otro momento único en mi vida. Gracias a tres cantautoras y un amigo me sentí vivo y afortunado. Imposible resulta explicar con caracteres los miles de pensamientos, las múltiples y ambivalentes sensaciones. Soy un globo de emoción henchido de furiosa, vacua y llena felicidad. 

Un buen perdedor...


No podemos hablar tan claro como uno querría, ni a viva voz, y escribiendo. A veces uno necesita soltar verdades pero con eufemismo, parábolas o metáforas. Yo quiero hacerlo con un compendio de palabras, directas e indirectas, entremezcladas. Mi imaginación está vacua y me siento muy ignoto. Me cuesta destapar esta historia, o más bien lo que pienso, lo que siento. Desde hace un tiempo puedo ver el aire, escuchar los olores, tocar el cielo. Sucede que necesito decir lo siguiente. Sin paños calientes:

Te perdono. Te quiero perdonar. Necesito perdonarte para poder redimirme. Durante mucho, mucho tiempo, he intentado odiarte, fíjate, yo odiando, cuando siempre he rehusado siquiera a reconocer el significado de esa palabra. Pero si te he odiado, ha sido porque te he amado como nunca lo he hecho. Es falso que las historias tengan un final feliz. No es así. La vida real la vida adulta no es como la que veíamos cuando éramos infantes. Puedes pasarte toda la vida amando a alguien sin que ese alguien lo sepa. Ahora tú vas a unirte con otra persona para el resto de tu vida, un lazo para toda la vida. Tú nunca sabrás que nunca me faltará el tiempo para seguir amándote, para recordar los mejores momentos de mi vida. Tú me causaste un daño irreparable. Aún hoy día te llevo muy dentro. Pero necesito decirte esto: que te he amado, siempre en silencio, te idealicé, te bajé al averno, enloquecí pero ahora sólo siento resignación. Resignación y ganas de perdonarte. Te perdono que me engañaras, que me mintieras, que jugaras conmigo para obtener beneficios. Te perdono por hacerme bajar la guardia para amarte. Te perdono tu juego desleal de seducción. Te perdono haberme hecho amarte sabiendo, como sabías, que esto nunca podría ser. Te perdono por estar con otro. Deseo, en verdad deseo que sigas teniendo una vida próspera. Yo, y sólo yo sé, que gracias a mí tu vida hoy es más tranquila. No necesito tu apremio, tus premios ni reconocimientos. Necesito decírtelo mirando tu foto y recordando todo lo que perdí. No te engañes, no fuiste tú la que perdiste. En esta historia, al final, fui yo el máximo perdedor, y tú la que más ganó. Te exculpo, te perdono. Quisiera poder darte un abrazo y decirte esto a viva voz. Decirte que me faltarán años de lo que me queda de vida para amarte, que este vivir es demasiado exiguo para abarcar este querer. Ya ni tan siquiera espero que ese gran trozo que te llevaste de mí me lo devuelvas de ninguna de las maneras. Me queda por llorar apenas unas pocas gotas, lo mínimo. Ya mi lagrimar sufre de sequía, soy estatua pétrea pensando en lo ingenuo que fui. Me hiciste un daño que nada ni nadie podrá reparar. Pero estoy preparado para seguir adelante con ese déficit de corazón. Y te repito que te perdono por haberme robado muchos de los años de vida, una vida que hoy consiste en respirar y no más. Ya te dejé de odiar porque ya no te veo, ya no te siento en mi vida. Que seas feliz, muy feliz.

(PD: Estaba más lúcido todo en mi cabeza, pero me cuesta muchísimo expresar cosas que cada vez están más enquistadas. Algún día contaré a alguien a viva voz la  verdad de estas palabras, de la persona. Pero lo que más deseo es poder poner punto y final, pasar página después de tantos años. No te puedes ni imaginar cuánto deseo comenzar otro capítulo de este libro llamado Vida)