Este pasado fin de semana tuve una acalorada discusión de
esas en las que siempre acabo diciendo que no sé debatir ni quedar a buenas, ni
explicar mis argumentos. Críticas propias aparte, lo importante no fue eso,
sino el fondo de la cuestión. Estábamos hablando de música y todo comenzó con
una persona afirmando: “En –no recuerdo dónde- afirman que es la mejor canción del mundo”. Fue entonces cuando comenzó
todo, ya que le dije algo así como: “Las listas de las mejores canciones son
tan subjetivas y hay tantas listas, que afirmar por unanimidad una canción es la
mejor que nunca ha habido es vano y jactancioso”. El argumento de mi compañero
giraba en torno al reconocimiento global de las personas por una canción o un
grupo, lo que se llama popularidad o ‘comercialidad’. Ante eso, y sabiendo lo
que sé con humildad le dije que lo que es más popular es porque tiene unos
filtros que hace que pueda ser escuchado por una mayor masa de personas. Un
ejemplo son los 50 Principales o MTV, que no se caracterizan precisamente por popularizar
grupos o canciones que hablen de cuestiones importantes. El ataque de mi
compañero se dirigía, por ejemplo, hacia grupos como Extremoduro o The Beatles,
argumentando que hoy día escuchar a los de Liverpool era anticuado, desfasado y
hasta descontextualizado. Eso me enfureció, ya que no creo que la música de
Lennon, McCartney, Harrison y Stara sea de una época exclusiva, como o creo que
haya pasado de moda. Le comentaba que la música es estado de ánimo, que puede
ser medida por su métrica, o por sus ventas, por ser más o menos popular, por
las ventas, por su composición literaria, por su mayor o menor trabajo, por ser
independiente y autoproducida… Es decir, que hablar de Pitbull y demás que
suenan hoy día por las discotecas y radios como la panacea y lo exclusiva,
descartando otros motivos, es simplificar, sería como decir que la Capilla Sextina
fue una chapuza, como decir que el Cannon de Pachelbell no sirve, como decir
que un paisaje montañoso no es tan paradigmático como impresionante. Lo he
hablado –mucho más calmadamente- con ‘amigo armonicista’ hace muchos meses
cuando él, empeñado en el blues, denostaba el resto de estilos musicales. Yo le
dije que la música era como el Universo, es tan grande, está tan inexplorado,
que quedarse en un estilo sería como no querer andar más allá de tu calle, no
querer cruzarse con cosas bonitas.
La música es un estado de ánimo, a veces demasiado simple –y
necesario, por tanto- otras veces trascendentes –que nos merecemos-, otras de
conjuntar a todo el mundo y ser parte de ese mundo –que ocurre, siempre-. Igual
puede que quiera dar más realce a aquellos grupos o cantantes que son menos
conocidos, que tienen que luchar más para poder tener un nombre. Igual me puede
cierto recelo hacia la música comercial porque es fácil escucharla, entra y
sale de forma exigua. Malo puede ser, pero creo que tener a Pitbull y Cía como
ejemplos de musicalidad me dice que vivo en una sociedad sin oídos, que busca
lo fácil, que no trasciende más allá de lo que te ponen. Obviamente generalizar
es un fallo, y seguro que hay casos y casos, pero desgraciadamente no hay
quienes se intenten dar un salto a un garito de música independiente, de autor,
desconocida y que intente ahondar en grupos como Iratxo, Familia Rústika, 100%
Collegues, Le Punk, Luis Ramiro, Lucas, etc, etc, etc… Es como todo, queremos
algo fácil, que venga y que se vaya rápidamente, el sexo, el amor, un examen
copiado, una mentira, una salvaguarda hipócrita.
Me encantaría poder visitar tribus africanas o de la Amazonía
y poder escuchar sus danzas y músicas tribales para conocer de primera mano lo
que es la música en lugares donde no existen las listas de venta, la
popularidad ni nada de eso, simplemente es utilizado de otra forma. Porque si sólo
hacemos de la música algo para olvidar, algo intrascendente o que nos ponga
delante únicamente las más bajas pasiones, estaremos yendo por un camino que
creo que es muy cuestionable. Creo que es una fotocopia, una radiografía de lo
que queremos ser como individuos y como sociedad, lo que nos define. Pero no es
por escuchar el último greatest hit del momento, sino por no ser capaces de ir
más allá quedarse en un estilo. Creo que
lo adecuado, lo suyo, sería salir a una discoteca y escuchar el último gran éxito,
un martes escuchar música de autor; un domingo de aburrimiento bucear por la
red y descubrir un grupo o cantante que no conoce nadie o, llegando al extremo,
quedar con tu amigo que sabe cantar o tocar un instrumento y reconocer que
puede tener talento para poder conseguir algo de dinero para que esta crisis no
le ahogue… Hay espacio y tiempo para todo, quedarse en una sola cosa es un
error.
Me arrepiento de mi reacción, pero no de mis ideas musicales
que alguien intrascendente dijo trascendentemente que era como “mezclar en un
mismo plato un bistec de ternera con un helado de chocolate”. Ahora unos
ejemplos que me han venido a la cabeza, aunque podría haber decenas y decenas,
estos son los que se me han ocurrido:
Ejemplo de popularidad al comienzo, fama y reconocimiento
sin hacer grandes canciones (Vivir del cuento)
Ejemplo de grandeza musical, literal, ideal y reconocimiento
más que merecido hasta el final de sus días (Un referente)
Ejemplo de un grupo que, pese a ser desconocido, tiene pasión
por la música y que podría ser más que recomendable –y tiene más calidad que
cientos o incluso miles de grupos- (Un buen ejemplo)
Ejemplo de música reivindicativa que nunca saldrá en una
popular cadena de TV o Radio salvo alguna excepción (Inquietudes)
Ejemplo de autoproduccion, de empeño y de abrirse hueco
gracias a ciertas dosis de suerte haciendo algo distinto: mezcla de música y
teatro (Muy interesante)
Ejemplo de reconocimiento mundial por su música, su trabajo,
y su a veces políticamente incorrecta forma de hacer las cosas (Un buen ejemplo
aunque la haya escuchado poco)
Ejemplo de un cantante con un mercado selecto, con letras
muy, muy cuidadas y una composición literaria muy buena (Un cantante comercial con
público heterogéneo)
Ejemplo de una cantante –como podría ser un grupo- muy
conocido exclusivamente por una canción sin mérito alguno (Mal ejemplo o la música
efímera)
Ejemplo de pérdida del norte y llegada a la monotonía
musical debido a los éxitos y el dinero alcanzado en los últimos años (Algo muy
habitual…y encima pasan de componer y sacan versiones de otros hits para
mantener las ventas)
Ejemplo de una cantante que ha perdido por complete el rumbo
musical para intentar ganar reconocimiento mundial con algo fácil (Muy
habitual)
Shakira - Loca
Ejemplo de algo que se sale del baremo. Un paraíso musical sólo
hecho para unos pocos y de unos pocos momentos
Ejemplo de agudeza musical, como se puede crear obras
talentosas y ser mundialmente desconocido. (Lástima de su poca trascendencia)
Ejemplo de cómo ser los más grandes, hacer un sprint por
amor a la música y acabar estallados por egos y por su propio público (Ídolos)