Me marcho. La decisión está
tomada. La próxima semana comenzaré mi penúltima gran aventura en Canarias con
un pateo que ha logrado echar para atrás hasta el amigo más atrevido que tengo.
Más de cien kilómetros por un camino zigzagueante, de subidas y bajadas sin
apenas descanso, jornadas de cómo mínimo 15 kilómetros diarias
a lo largo y ancho de unos diez días. La ruta, trazada a conciencia es única y
exclusiva. Como me suele suceder en estos casos, han puestos el grito en el
cielo. Pero es mío, mi forma de vivir la vida, la naturaleza, la geografía más
pretérita. Una vez llegado a mi destino después de esos diez días, descansaré
unas cuantas semanas lejos de Tenerife. A finales de agosto regresaré pero será
sólo por espacio de unas pocas semanas porque a principios de septiembre
marcharé definitivamente de Canarias. Atravesaré miles de kilómetros para
comenzar una nueva vida. Sólo falta el pasaje, que no me preocupa, pero está la
decisión tomada. Sin embargo, no será hasta el mismo mes de septiembre, cuando
toque despedida, cuando diré mi destino…o mis destinos, para ser más exactos. El
objetivo a estas alturas es claro: no volver nunca a Tenerife. El horizonte es
mi destino. No quiero dejar de recorrer cada metro de sabiduría, de territorio.
Esta isla se me quedó pequeña. Hace tiempo que sólo vivo de los recuerdos, de
personas que tienen sus propias vidas hechas y en las que yo, objetivamente, no
ocupo sino unas pocas líneas en un capítulo del libro de sus vidas. Me quedo
con lo bueno que he hecho, cosas que no
me han agradecido, otras que sí, pero independiente de eso, quiero no pensar. Porque
estos últimos dos meses en el que he estado en un auténtico limbo ha sido
extraño. Hacía mucho que no me sentía tan perdido. Tenía que tomar una decisión,
cuatro destinos: Guatemala (Centroamérica); Alicante (España), La India (Asia) o el recorrido
por toda Europa y Latinoamérica. Sopesado a conciencia cada alternativa, la
decisión llegó por inercia. Fue esta misma semana cuando tomé la decisión, sin
darme cuenta realmente.
Prefiero no pensar. Si lo hiciera
probablemente me quedaría, literalmente, con los brazos cruzados esperando a
que alguien me dijese: “no te vayas, me haces falta”. Pero esas palabras no las
he escuchado aquí nunca, al menos no las recuerdo. Sin embargo, lejos de esta
isla sí he logrado escuchar esas palabras: “me haces falta”. ¿Por qué digo
esto? Necesito ser imprescindible para alguien, necesito que mi saber pueda ser
dado, mi cariño, mi amor y que al mismo tiempo sea correspondido. No me refiero
simplemente al hecho amoroso. Me refiero a todo en general. Supongo que esto se
debe sobre todo a la necesidad de sentirme agasajado y a la frustración que me
produce el sentirme sobre todo muy prescindible debido a una mala interpretación
de mi “independencia”.
En mi mundo el último mes me he
dado cuenta de que me comenzó a gustar una chica. No sé por qué. Sólo la veía
una vez a la semana, supongo que es algo más físico, aunque lo poco que sé de
ella me gusta. Sin embargo este lunes me despediré para siempre de ella. Será
un adiós, pero intentaré que algo quede, aunque sea durante un escaso tiempo. Sé
que dentro de no mucho lograré olvidarla. No estoy enamorado. Pero no quiero ni
puedo colgarme por alguien que, como todas en esta isla, no me corresponderá. No
deseo realmente sufrir un nuevo desengaño e irme con resentimiento de aquí.
No he tenido celebración de mi éxito.
Digamos que mis amigos han demostrado muy bien que mi salida de esta isla es
algo más que justificado en tanto en cuanto no les hago falta, ni reman en la
misma dirección que yo. Que puedo gritar muy fuerte, pero que nunca me escucharán,
ni harán caso de mis mínimas necesidades. Y hace unos cuantos años aprendí una
valiosa lección: las decisiones se han de tomar por uno mismo, y no en función
de los demás. Yo quiero a un montón de gente. Por muchas personas daría todo lo
que podría, todo lo que tuviera. Sin embargo, por una extraña inercia espero
algo a cambio aunque de puertas afuera diga que no espero nada. Siempre se
espera algo, aunque sea un abrazo.
Sí, esto es un adiós. Me queda una semana en Tenerife y lo que me quede hasta irme en septiembre. No he conseguido lo que llevo buscando desde que tengo uso de razón: una mujer que me quiera o que me corresponda. La he buscado durante mucho tiempo, luego dejé de buscar, fui impaciente y displicente, tuve mucha personalidad y otras veces la dejé de lado. Pero nunca logré que el amor de mi vida me quisiera a pesar de los pesares. Y yo, que soy muy mío, me dije que si llegado a una etapa de mi vida no lograba cumplir los más básicos sueños, cambiaría 180 º la dirección de mi vida y optaría por el llamado Plan B. Ese Plan B lo explicaré al volver de esta primera gran aventura, la última en Canarias y la penúltima de mi vida. Las cosas no son blanco o negro. Hay que avanzar y superar cosas, ya que de lo contrario, reincidimos en los mismos errores y nos volvemos acólitos de lugares o personas que no nos benefician. Y como decía amigo “armonicista”, intento encontrarme en el mundo. Y en esas estamos. Estas cosas pasan… De momento, esto es un hasta luego, hasta dentro de aproximadamente un mes. Después toca partir…
“Son cosas que pasan” - Marwan
He bajado hasta el averno y salí
fortalecido (…)
le he robado la cartera a la
tristeza
he pasado tardes muertas con mis
culpas (…)
he tomado drogas
pasando noches enteras fuera de
mi cuerpo
he bebido los licores de la más
absoluta felicidad
y también me han aplastado los
miedos de la infancia
he querido he odiado
fui capaz de saltar las tapias
del rencor
he pedido perdón
he hecho cosas irreparables
he mentido por un beso
y he dicho la verdad aun sabiendo
que así lo perdería todo (…)
he tanteado con mi mano el túnel
de tus piernas
encontrando el tiempo perdido (…)
fui capaz de atrasar los
calendarios (…)
he subido a trenes sin destino
he hecho muchísimas cosas por
muchas personas
he ocultado mis defectos
he sufrido gatillazos (…)
hice un mundo a tu medida
me conozco de memoria los caminos
que llevan a la compasión
he sido infiel
me han engañado
he sido fiel y he dado hasta
vaciarme
he firmado novecientas despedidas
(…)
he sido cobarde y valiente
como quien viaja de Groenlandia
hasta la Antártida
he escuchado a los árboles
me he hecho el dormido
me han abierto la cabeza (…)
y he probado la gloria tras darlo
todo por perdido
he sido un calzonazos
me he gastado mucho dinero
en cosas que nunca he utilizado
me han roto el corazón de setenta
maneras diferentes
y también he hecho mucho daño (…)
he viajado en business y a dedo
he visto el amor con estos ojos (…)
he hecho caso a mi cabeza y a mi
corazón (…)
pero nunca
he conseguido
que me quisieras.
Te echaré de menos. No sé si será un adiós definitivo pero yo prefiero decir, ¡hasta la vista! Que te vaya muy bien por el mundo, que encuentres lo que estas buscando, que tu vida sea llena y plena, y ya lo sabes, aquí tienes una amiga Bohemia a la que le caes muy bien porque eres el chico Geografia, el que baila bajo la lluvia, el que hace tonterias por amor, el que habla por los codos y siente pasión por la música.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
:)