Y luego caes
y te das cuenta de que levantar muros es una excusa para mantenerte firme. Pero
la verdad es que no lo olvidas y es en noches como estas en la que caes con
todo y no puedes parar de pensar en ello. Y te odias por pensar así. Y lloras,
lloras mucho por ello. Y te das cuenta de que el tiempo ha pasado y lo que más
has hecho en estos años ha sido llorar y gritar de locura.
Y...me pongo
a pensar en las cosas buenas. La vida me ha regalado muchas cosas por la que le
doy gracias.
-Me ha
regalado el amor sincero de dos o quizás tres mujeres (parejas).
-Me ha
regalado años de trabajo y la suerte de haber influido en una parte de la
sociedad al ser periodista.
-Me ha
regalado la posibilidad de ayudar a sentirse bien a los demás.
-Me ha
regalado poder trabajar aunque sea dos meses de geógrafo (inolvidable)
-Me ha
regalado noches de bailes, de felicidad absoluta y entrega.
-Me ha
regalado la posiblidad de viajar y conocer otras tierras lejanas a las mías,
aunque sólo estuvieran a 20 kilómetros de distancia que para mí, entonces, era
mucha distancia.
-Me ha
regalado cientos (literalmente) de aventuras en montes, carreteras o tierras
perdidas de Marruecos o la península ibérica.
-Me ha
regalado la posibilidad de estar en una manifestación y de luchar por mis
derechos en libertad.
-Me ha
regalado la vida que en ocasiones sentí casi perdida o agonizante o que me
devolvió al mundo de los vivos con sólo 4 años.
+en+Asturias+-+2000.jpg)
-Me regaló al capacidad de amar infinitamente a personas que no se han
dado cuenta de ello u otras que quizás sí.
-Me ha regalado, en edad adulta, un amigo para toda la vida. Un
segundo padre (mi amigo El Sabio)
-Me ha regalado la pasión por la música y la capacidad de disfrutarla
y vivirla.
-Me ha regalado la posibilidad de sentir, al menos una vez, que tengo
una madre que nunca tuve.
-Me ha regalado un sobrino, un ahijado por quien daría la vida y
cualquier parte de mi cuerpo.
-Me ha regalado la posibilidad de sentir las cosas buenas como las
cosas más maravillosas.
-Me ha regalado la virtud de ver las cosas, la vida, a cámara super
lenta y disfrutar hasta tres veces más.
-Me ha regalado la oportunidad de conocer en mi última etapa a una
persona, una mujer maravillosa.
Hay muchas que acaban: ciclos, etapas, carreras, másters, vidas,
amigos, amores. La vida es una canción que sabemos bien en qué punto comienza
pero si no miramos el reproductor y no estamos atentos, de repente se acaba,
como un atropello. Se acaban las ideas, las palabras, las melodías, la
inocencia. Se acaba todo aquello que esta sociedad occidental te pide para ser
adulto y cumplir los valores de dualismo o materialismo. Al menos yo he sido un
gran experto en la finalización de todas esas cosas. (Pero también sé bien cómo
recomenzar)
Pero esta soledad física, no víctima, es la que es, la que tengo.
Aterido me hallo porque ahora en esta última vida, de las 9 ó 10 vidas
(literalmente) que he tenido la suerte o desgracia de tener, es cuando
encuentro un final a todo porque he decidido romperme y romper mi vida por ser
incapaz de negar las verdades absolutas, las certezas ínfimas y rasgadas a flor
de piel. He decidido ver el sol a media noche, las estrellas del cielo azul del
mediodía. Sabéis que esas cosas existen, que no es algo que invento. Lo
habitual es ver los luceros de noche, y el astro Rey en horas centrales pero no
eximamos la otra cara de la verdad como la existencia de la otra cara de la
luna. He decidido que se acabó ser víctima y verdugo de las situaciones. Me
quiero ir a experimentar la vida en un contexto diametralmente opuesto. Quiero
aprehender algo que aquí jamás podría, algo en la suma pobreza de aquella vida,
me aporte la riqueza egoísta de aquel que sólo busca encontrar el nacimiento de
un nuevo Nilo como hicieron en el siglo XIX Burton y Speke, como hicieron los
grandes aventureros y expedicionarios geógrafos del siglo XVIII y XIX, como
Humboldt, como Darwin. Quiero descubrir la otra cara de la vida, incluso la más
cruel. Necesito experimentar la crudeza en toda su esencia a costa de dar mi
vida "cómoda" en estos lares. Fríamente os confieso que estoy más que
preparado. Con el corazón en la mano, me desgarra la tristeza de la facilidad
de una vida, una vida que es demasiado de plástico y demasiado 'virtual' para
mi gusto. Anhelo el cara a cara como que te cojan de la mano, como una sonrisa
de un niño. Anhelo, en definitiva, una vida de verdad y humana en una sociedad,
ésta, demasiado "wasapeada", excesivamente "virtual". Yo ya
no he sabido sortear estas trabajas tecnológicas para poder viviros
personalmente. Y no sé o no he encontrado la manera de luchar contra ello
incluso en la propia isla de la que procedo, en la que quedar con alguien era
un ejercicio de paciencia y altruismo para no perderte en la desesperanza de la
escasa distancia y la imposibilidad simplemente de tocar, abrazar o reír junto
a alguien querido. Me cansé de estar esperando en una vida tediosa y que yo la
traduzco en una aventura diaria por mor de mi capacidad para
"emocionarlo" todo.
Lo que siempre busqué se me niega o peor, me lo niego yo mismo. Ahora
sé más que nunca mi destino, lejos de esta tierra ibérica. No puedo negar la
evidencia ni la realidad que tapono con sueños idealizados que sé que no
tendrán posibilidad. Y ahora, de esas quizás diez vidas que he tenido a cámara
super lenta sería capaz de recordar como mínimo una historia de esos amigos que
he tenido o que tengo y que nunca jamás olvidaré y los podría nombrar a cada
uno desde mis cuatro años de edad: Jenifer, Manuel, Jenifer (II), Rayco, Nayra
(I), Mila, Débora, Alis, Luz, Lili, Vikingo, Iván, Chipi, Joe, Ronald, Nayra
(II), Ana, Luisa, Beritam, Alberto, Aaron, Manolo, Carmen, Chiquinquirá,
Pamela, Karina, Kire, Alfonso, Néstor, Isra, Carlos, José, Violeta, Gladys,
Airam, Guille, Julia, Mariajo, Ana Belén, Virginia, Alicia, Kunfu, Tony,
Germán, Sarita, Yanira, Mari, Dani, Aura, Juanjo, Bea, Ago, Bego, Esaú...si no
me olvido de alguno más que creo que no. A estos, añadir los
"irreales", los blogueros (pocos pero seguros).
Pero sobre todo no olvidaré las mil y un historias de los amores que
fueron y los que no fueron por mí o por ellas, son estas últimas las que más
han invertido mi tiempo y mis acueductos lacrimales desde que tengo uso de
razón y que recuerdo perfectamente: Mairim, Evia, María, Carla, Yaiza, Laura,
Melina, Eva, Lorena, Nere, Andrea, Yolanda, Rebeca, Clara, Alba, Virginia,
Goiz, Ainhoa, Estefanía.
Y mi familia es corta: mi madre, mi hermana, mi sobrino, mi tía, mi
primo el pequeño, mi prima la mayor y mi abuela. Todos ellos a miles de
kilómetros.
Aquí no está ninguno de esos amigos, no está ninguna de esas mujeres,
no está la familia. No existen a las tres de la madrugada una persona con la
que puedas hablar, sí, sé que uno o dos pensarán: "oye, que yo sí".
Pero la cuestión es atreverse o que sientan la desazón del corazón sin tú tener
que llamar, esa simbiosis.
Soy un ser silvestre con ansias de ser domesticado pero que no se deja
o que se aleja. Experto en perder oportunidades, personas, en perder cariño.
Experto y doctor en el acto de malgastar el amor como si fueran caramelos de
cinco pesetas.
Hablaré claro, este será el penúltimo o quizás antepenúltimo post. Tengo
otro blog de música toda programada para que alguno si me echara de menos.
Palabras ya escritas. Este post es para nombrar a todos los que han pasado por
mi vida y que han dejado huella y que la mayoría se han ido o no están, pero
todos con un factor común (salvos las parejas de verdad: Nere y Goiz):
desconocimiento absoluto de mi día a día, de los millones de pensamientos que a
la semana o al mes pasan por mi cabeza. Desconocimiento de la zozobra, de la
obstinación, de todo lo que en mí sucede.
Sé que no soy único en ninguno de los aspectos comentados. Hay
auténticos héroes o heroínas, personas que han superado o están superando
leucemias, que han superado el terror de una infancia imposible de digerir para
casi nadie. Personas que han superado adicciones, intentos de suicidio, ganarse
en parte su vida en las esquinas y que sin embargo, se han hecho a si mismas.
Hay muchos nombres de esos que he nombrado que admiro e idolatro por muchas
cosas. Esas personas son las que importan y las que quedarán indeleblemente
grabadas en mi corazón junto a mis dos novias y los amores que no fueron, sobre
todo, por causa lógica, el último.
Estoy a punto de cometer una locura. No ahora, sino en octubre.
Oficialmente hoy renuncio al amor de mi vida, aquella ciencia que me entró como
una vivaracha muchacha con apenas 11-12 años y que hasta hoy se ha inmiscuido
en todos mis asuntos generando hasta sexo con mis dos novias oficiales. Ha sido
mi amor y la que me ha mantenido con vida los últimos 7 años.
Esta entrada, como intuiréis, suena a despedida. He hecho o comenzado
a escribir lo que en mi despedida dejaré a cada persona. Esta noche estoy siendo consecuente y cuerdo. Creo que
llevo mucho tiempo amagando y estoy buscando una excusa para no irme cuando el
destino y yo mismo saben que tengo que hacerlo y lo sé pero lo he tratado de
ignorar o soslayar con muchas personas o sentimientos.
Cuando cierre definitivamente el blog lo sabréis. Mientras tanto
espero y deseo que los que me leen y que sé quienes son los habituales, paséis
un gran verano. Sé que con la mayoría de los "comentaristas" me
despediré en privado por mail. Pues eso, vivid y con ello, sed felices. Nos
escribimos en septiembre.