Tengo un blog de geografía y uno
de música así que supongo que tendré que darle uso más frecuente al de las
cuestiones vitales. Y la verdad es que raro es cuando no le estoy dando vueltas
a algo. Lo hago porque me gusta recrearme, vivir lo más despacito en esta vida
loca, loca, loca. Muy recientemente fui con unos compañeros de teatro a un
karaoke. Era la segunda vez en la vida que iba a uno. Me di el gustazo de
cantar dos temazos de mis dioses musicales –los Besatles-, y el cachondeo de
siempre de Pimpinela. Pero cuestiones esas aparte, al lugar al que fui con mis
compañeros de teatro fue un poco…la verdad es que la noche fue frustrante. Allí
comenzó a bailar una chica. Yo, la verdad, tengo un pequeño ‘defecto’ –aunque
no es un defecto, estoy exagerándolo-; y es que cuando veo a una chica bailar
bien me quedo embobado. Es algo así como un baile de feromonas, un baile de
cortejo, hablando burdamente, que hace que me “enamore” por un aspecto
sentimentalmente nada objetivo –si puede existir la objetividad en esto de los
sentimientos-. Aquella chica bailaba francamente bien… bueno, lo hacía sublime
y además lo hacía en ese estilo de música que tantos quebraderos de cabeza me
ha dado toda la vida, aquel que desde pequeño me han inculcado, el que por
desgracia bailo tan bien pero no logro bailar con ninguna fémina por vergüenza
o bloqueo mental. Bueno, me he ido por las ramas… ¿por dónde iba? Ah, si, que
me pasé parte de la noche observando la forma de bailar de aquella chiquilla
que literalmente me volvió loco. Sin embargo, al acabar la noche me sentí muy
frustrado porque no había sido capaz de sacarla a bailar –nada nuevo, por otra
parte-.
Pero, ¿y a qué viene esta
tontería? Pues una introducción de algo que sé de una forma cierta al ciento
por ciento. En realidad son dos cosas:
-Sé perfectamente cuando una
mujer no sólo no va a tener nada conmigo sino que nunca lograré conocer,
entablar cualquier contacto social, o, si llega éste, ningún contacto o ligazón
sentimental. Sé perfectamente que no vamos a transgredir ninguna norma escrita
de sentimientos. Lo sé tan bien que me provoca una gran e indescriptible
frustración, ergo, soy un frustrado de la vida. Pues sí, no lo neguemos. Se me
han resistido tantas mujeres… he sido tan incapaz de hablar con una chica o
cuando lo he hecho me han dado tantas calabazas, que la futilidad es absoluta.
-Por otra parte, sé perfectamente
cuando voy a querer para toda la vida a una mujer. Claro, debería ser sólo una
mujer nada más, pero he querido y quiero a varias mujeres con las que nunca
podré estar. Me ha pasado varias veces. Normalmente tengo que conocerla poco a
poco, pero en dos o tres ocasiones algo parecido a un flechazo sucede en mi
interior y sé qué significa: que aunque hable de odio, aunque ella no me
corresponda, pase lo que pase, diga lo que diga, nunca jamás dejaré de querer a
esa mujer por lejos que se vaya. El por qué es complicado de explicar, pero sé
traducir lo que me dice el corazón. Si cualquiera de esas tres mujeres en algún
momento volvieran a mi vida y me buscasen, no les costaría nada que yo
accediera a estar con ellas porque albergo un sentimiento que nunca se ha ido,
y nunca se irá. Es algo muy bonito porque quiero a esas mujeres y porque las
quiero, sé que lo mejor para ellas es que estén con las personas con quienes
están o, llegados al caso, que yo esté lejos. Creo que el respeto por los
sentimientos y por la vida es la mejor forma de amar. Sin egoísmos. Supongo que
quizá eso me convierte un poco pusilánime pero…¿qué le voy a hacer?
Como “anécdota” tengo que decir
que sí…ya soy licenciado y desde esta misma tarde lo he comenzado a celebrar.
Además no sólo ha llovido y ha hecho fresco, sino que la bruma ha sido tan
espesa que era como si estuviera en el mismo cielo…del que aún no he bajado,
pero esa….esa es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario