Esta noche con mi compañero y amigo Agoney he ido a uno de los últimos actos del carnaval. Además, el único al que he asistido. Las razones fueron contactar o entablar mayor contacto con una compañera de clases particulares a las que asisto cada semana. Fue ella la que me recordó el acto, la que me animó. Yo tenía en mente una cosa pero sucedió otra. Mi amigo y yo fuimos. La vi actuar y estuvo bien. La vi al final y nos saludamos, pero poco más. En el transcurso del acto volví a "enamorarme" a primera vista de una mujer inaccesible -como casi todas-. Al final de la noche mi amigo me estaba contando algunas de sus experiencias. Me impresionó por la gran cantidad de mundo que tiene. Y en comparación -inevitable- me sentí un pringao. Pringao porque los motivos de la asistencia al acto eran secundarias -no el acto en sí-. Pringao porque no logré absolutamente nada. Pringao porque aunque quiera olvidar esos amores pasados, pesan demasiado.
Al mismo tiempo ayer le escribí a la alguien que conocí hace poco. Después del encuentro algo no fue bien porque no nos volvimos a ver ni a comunicar. Intuyo que se me nota "desesperado" por entablar contacto con mujeres. Eso no es bueno. Porque en realidad es un acto reflejo innato. No necesito estar ya con una mujer porque tampoco he logrado olvidar el pasado -ni creo que lo olvide a este paso-, pero NECESITO con urgencia tener experiencias que solapen y soterren lo malo. Necesito algo que me inspire. Algo...más bien alguien que inspire un camino que hoy no tengo. Le comentaba fugazmente a una amiga hace un par de días, a modo de confesión, que sí, que necesito una mujer -no cualquiera-, pero que cada vez soy más mañoso, se me ven más defectos y bla, bla, bla, bla.
Me gustan varias chicas e intento tener alguna experiencia. Y cuando digo experiencia me refiero a hablar, quedar, tomar algo, hacer algo en conjunto y decir eso de "te acuerdas cuando...". Sin embargo necesito que de otra parte me empujen también. Pocas fuerzas tengo, muy pocas. Como decía, no estoy de rebajas para hacer cosas por otras mujeres. Ahora mismo la situación es para mí antinatural. Nunca he estado tanto tiempo en un desierto como este. Siempre ha habido un amor no correspondido, un rechazo, un intento de conquista...siempre ha habido algo. Y ahora no hay nada.
Pero bueno, más o menos pringao, yo intento mantener la cabeza lo más fría posible, aunque en honor a la verdad, con asiduidad suelo caer con todo el equipo. No me hace falta demasiado, pues mi ego no está demasiado alimentado, está a dieta y yo procuro darle pan y agua para que no muera de inanición. Admito estar en una etapa pesimista, negativa, errática, cobarde, paradójica y ambivalente.
Yo supongo que a estas alturas me he convertido en una estadística más. En un hombre más sin singularidades, sin cosas a destacar o relevantes que sobresalgan para las personas a quienes aprecio, quiero o quiero querer. Eso es lo que yo pienso y no quiero ponerme en plan crítico o autocompasivo.
El caso es que soy un gran pringao. Las mujeres cada vez se me dan peor y mi capacidad para olvidar es una rémora. Aún así quiero contar que, aunque no me lo crea, aunque nadie lo creo, todo va bien pese a que quizá, mi último esfuerzo por la obsesión de esta carrera de fondo no valga la pena...
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